La cosa comenzó con la galería de fotografías sobre la pobreza en nuestro país y acabó con un reportaje sobre el Rey
La vieja amistad que une a Luis del Olmo con José Manuel Lara obró el milagro de ver cómo el presidente de Planeta -editor de La Razón, Onda Cero, Antena 3 y, ahora, La Sexta– se sentaba ante los micrófonos de Vocento, la competencia, para dar la exclusiva: la desautorización del sendero emprendido por el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Escribe Manuel Oretga en ‘ESD’, que s etrata de una posición a la que Bieto Rubido le dio honores de portada en el ABC del sábado, un día después, con titular e imagen de Lara, con polo amarillo, departiendo con el ponferradino.
Pero en lo mediático Lara también pegó fuerte. Y no sólo por su opinión crítica sobre Wyoming y el elogio del Al Rojo Vivo de Antonio García Ferreras, sino también por cierta visión, digámoslo así, del futuro, que pasaría por una concentración de radios como Onda Cero, ABC Punto Radio y hasta una COPE y por la existencia, en unos años, de apenas dos o tres periódicos dirigidos a un público VIP, con cierto poder adquisitivo e inquietudes informativas e intelectuales.
Una melodía curiosa en mitad de los rumores de fusión de cabeceras periodísticas del centro-derecha, de las que algunos excluyen («se ha colocado en la oposición», argumentan) a El Mundo.
La polémica de la semana también trae aires catalanes, aunque sea por lo bajini. El vicepresidente del Parlamento Europa, Alejo Vidal-Quadras, armó el taco al señalar que se debería ir preparando un general de brigada de la Guardia Civil en caso de que se intentara la secesión. Y los palos no le llovieron sólo desde la izquierda.
En el mencionado programa de García Ferreras, el director de La Razón, Francisco Marhuenda, le saltó a la yugular. «Friki«, «provocador» y acusaciones de enfado por no haberle hecho ministro y ganar una cátedra que nunca ha ocupado fueron algunas de las perlas del periodista contra el que fuera, en tiempos, jefazo de los populares catalanes y habitual de los medios de Intereconomía. ¿Vendría por ahí el asunto?
Es de sobra conocida la animadversión de Vidal-Quadras con Jorge Fernández -y con Mariano Rajoy, aunque el disimulo en esta última le costó un acerado artículo de Tomás Cuesta con un titular mortífero, Alejo Vidal se cuadra- y la excelente relación del ministro de Interior con Marhuenda y compañía.
Aunque para animadversiones, la demoledora crítica de The New York Times a España y sus instituciones: la cosa comenzó con la galería de fotografías sobre la pobreza en nuestro país y acabó con un reportaje sobre el Rey donde la principal voz autorizada en su defensa fue la tan traida y llevada Corinna, autocalificada de «asesora estratégica del gobierno español»…
¡Ay es nada! ¿No había nadie más polémico -y cursi, que eso de «tesoro nacional» tiene lo suyo- para defender al monarca y dar carnaza al NYT? Así nos va.