Comprar la prensa del domingo en Cataluña se ha convertido ya en una tediosa adquisición de devocionarios. Que muchos periodistas se hayan convertidos en muhecines parece algo asumido en una sociedad “ilustrada” que habla más de las bendiciones de la tierra prometida que del hambre en casa. —Siga leyendo en La Gaceta —
Todos los muecines periodísticos viven de las promesas dogmáticas del futuro para llevar sus subvencionadas judías a casa. Pero vale la pena pescar perlas en el tedio del rezo de la letanía oficial.
Entre “madridnosroba, amen, somosmejores, amen”, se escapa la traviesa realidad, que se empeña en su sacrílega presencia. El diario Ara, no advierte de que su propia cabecera (Ahora) sirve de antetítulo a una portada tremenda: “La pobreza se enquista en Cataluña”.
Medio millón más de catalanes han pasado a ser pobres, una tercera parte de la población catalana en riesgo de exclusión social”. ¿Dónde se fueron los millones de Millet y del Tesorero de CIU?
La respuesta para lo que está pasando es otra perla de una “encuesta” de la devota La Vanguardia a supuestos protagonistas de la cultura en Cataluña, todos bien cebados a través del Boletín Oficial. El director del festival Grec dice bien claro: “Es más importante el proceso en sí que el resultado”.
Una estupidez powepointiana que todo el mundo acepta en el wellbeing urbano: lo importante es el viaje, no el destino. ¿Pero no íbamos al país de las maravillas?
Lo importante, se asume, es el viaje y sus dineros, levantados en la aventura mesiánica desde Palaus y plataformas identitarias, la división como forma de vida, y no el destino de millones de personas que, según La Vanguardia, han pasado a alimentarse de patatas. “Un nuevo Estado de la UE” prometen los rezos oficiales; una adhesión a la UE que nadie les ha ofrecido a esos visionarios de una pretendida “nación divorciada”.