Arranquemos el repaso diario a las columnas de opinión de este 25 de octubre de 2012 con un ‘mea culpa’. Un día antes dábamos por hecho que el jueves veríamos publicados varios artículos de opinión sobre el etarra Bolinaga y su puesta en libertad —Xavier Horcajo: «El PP sangra a los españoles para tapar las vergüenzas del sistema político»–. Nos equivocábamos.
El asunto ha pasado sin pena ni gloria por los espacios opinativos de la prensa de papel. Más allá de alguna mención en un texto más general, resulta difícil encontrar algo.
Sigue gastándose mucha tinta para opinar sobre los malos resultados del PSOE el pasado domingo, con añoranzas de Felipe González incluidas, y los también negativos del PP el mismo día en el País Vasco. No falta, por supuesto, alguna referencia a Mariló Montero y a Clark Kent y su abandono de Daily Planet. En definitiva, nos encontramos con un menú mas o menos variado, pero menos sabroso de lo que cesaríamos, la verdad. Algo soso anda el día.
El País se toma casi como un asunto propio la situación del PSOE, dedicando a este asunto varios artículos de opinión. Nos quedamos con dos. El primero de ellos está firmado por Odón Elorza y tiene por título Liderar la regeneración democrática.
El que fuera alcalde alcalde de San Sebastián se dedica a hacer constantes guiños a los ‘indignados’, esos mismos que se manifiestan frente al Congreso del que él es miembro –resulta llamativo que alguien que se dedica a saltar de un cargo público a otro para así vivir del erario público durante décadas quiera demostrar comprensión y simpatía con los descontentos con la clase política–:
Gobierno y oposición no podemos ignorar la existencia en España del descontento ciudadano hacia la política y el descrédito de los políticos, partidos e instituciones. Desconfianza hacia el sistema y con el papel de la política frente a la crisis económica e indignación ciudadana por la falta total de equidad en el reparto de sacrificios a la hora de afrontar la crisis.
Eso sí, el descontento es sólo culpa del Ejecutivo, el PSOE parece que no tiene nada que ver con ello:
Sin embargo, el Gobierno no propone medidas para regenerar la vida política con el objetivo de afrontar la crisis en mejores condiciones e impulsar una democracia más avanzada y de más calidad, así como para acercar el Parlamento a la ciudadanía. Y no lo hace porque es responsable de un proceso de degradación democrática por los impedimentos que pone la derecha a los mecanismos de control del Parlamento sobre el Ejecutivo. Esto se traduce en la falta de transparencia y de rendición de cuentas.
Lanza propuesta finales:
Si queremos seguir siendo parte de la izquierda, debemos devolver con medidas concretas la dignidad a la política, transformando normas y comportamientos, recuperando el principio de que la política ha de estar al servicio de la ciudadanía como una tarea cargada de ética y honestidad. Me refiero a la reforma del sistema electoral en favor de las listas desbloqueadas, y de mayor proporcionalidad; defender un sistema no partidista en la elección de los miembros de altos organismos del Estado para garantizar su independencia; la limitación de mandatos; elección directa de alcaldes; la profundización en la democracia interna de los partidos y la aplicación de criterios de total transparencia en sus cuentas y financiación; la reforma del Reglamento del Congreso para devolverle su papel y acercarlo a la calle; reforzar la iniciativa legislativa popular y aprobar la iniciativa popular para solicitar consultas ciudadanas; proponer un gran pacto nacional contra la corrupción con nuevas medidas para lograr una Administración de cristal y pactar una auténtica ley de transparencia.
No hubiera estado de más que estas mismas propuestas las hubiera lanzado cuando gobernaba el PSOE, o incluso que las hiciera ahora desde su escaño de la oposición en el Congreso de los Diputados. Hacerlo desde un periódico no es más que un brindis al sol que le permite quedar bien pero no compromete a nada.
El segundo artículo con el que nos quedamos es Volver a empezar, de Josep Ramoneda. Arranca con la siguiente frase:
Desde la segunda legislatura Zapatero, el partido entró en una pendiente, que en mayo de 2010 se convirtió en un barranco, y ahora no hay ningún síntoma que permita pensar que su caída electoral va a detenerse.
Al margen de lo acertado del diagnóstico, ha habido algo que le ha llamado la atención a este humilde lector de columnas. Ramoneda no habla del PSOE, se refiere a «el partido». Así, tal cual. Usa la terminología propia de los militantes o, al menos, los simpatizantes convencidos. «El partido» es una de esas expresiones que, como «la causa» o similares, demuestra una entrega total e incondicional. Por eso mismo hay que reconocer un mérito añadido al articulista, pues sin duda alguna escribe desde la lealtad absoluta al objeto de su entrega y dolor. Y de esto último hay mucho:
La palabra del PSOE es baldía porque nadie confía en él.
Analiza la situación del PSOE:
En este momento, el PSOE está desubicado en todos los ejes de la política. En el eje identitario, tiene dos opciones: alinearse en un proyecto unionista y recentralizador con el PP, que le situaría en una posición ancilar por largo tiempo; o buscar la alianza con las periferias para plantear una reconstrucción del Estado, pero el fracaso de la estrategia de la España plural de Zapatero planea sobre los socialistas. En el eje económico y social, la rendición de Zapatero a la ortodoxia comunitaria empalma directamente sus políticas con las de Rajoy. Es difícil con esta carga aparecer como alternativa creíble. La modificación de la Constitución para fijar los límites del déficit es un pecado original de difícil redención. En el eje político institucional, el PSOE no solo está contaminado como el que más por las políticas clientelares y los comportamientos de casta, sino que no ha avanzado ni un solo paso en la renovación de las maneras de hacer política -la oposición es un buen sitio para predicar con el ejemplo-, ni ha planteado propuesta alguna para la renovación institucional que la ciudadanía pide ante la manifiesta esclerosis política. De modo que en el PSOE todo está por reconstruir.
Ofrece su receta para la recuperación, aunque lo hace de forma tan críptica que uno se queda sin saber si apuesta por la moderación o por una entrega a la radicalización
Es decir, de la recuperación de la confianza de los suyos, condición indispensable para aspirar a volver al poder. El problema está en identificar quiénes son los suyos. Porque sus bases se han movido. Y algunos de sus electores, por lo menos los más exquisitos, se han convertido en gente de patria y orden. El mimetismo de la derecha ya se ha visto que conduce al fracaso. La izquierda no es nada sin cierta idea de progreso, vinculada a la justicia, a la igualdad y a la libertad, y tiene que saber detectar a quienes encarnan hoy estas actitudes, porque probablemente no se corresponden exactamente con sus bases sociales históricas.
En la Gaceta, Román Cendoya escribe algo, poco, sobre el PSOE, y entra más a fondo en el PP. Y lo hace en un tono que sin duda molestará al columnista de El Confidencial Federico Quevedo —Quevedo, columnista de El Confidencial, culpa a Mayor Oreja del batacazo del ‘PP pop’–. El artículo se llama ‘Resaca electoral’. De los socliastas dice:
Rubalcaba sigue y el PSOE continúa por la senda de la derrota. Rubalcaba debió dimitir la noche de su derrota. No lo hizo y ha sentado el precedente al que se aferra Patxi López para tampoco hacerlo. Y eso que antes de su derrota se aseguró una pensión vitalicia de casi 100.000 euros. Dos ejemplos claros del comportamiento de la casta.
Con los ‘populares’ es todavía más duro. En especial por el País Vasco:
El Partido Popular Vasco ha sufrido el desgaste de las políticas pusilánimes de Rajoy y su ministro del Interior con los terroristas.
Los más cobardes de la plaza buscan justificar su fracaso en terceras personas, como Mayor Oreja, con la complicidad de los amanuenses de Génova.
¿Decíamos que el tono no iba a gustar a Federico Quevedo? ¿Qué quieren ustedes, queridos lectores, que les diga este humilde lector de columnas? Pues que las dos últimas frases parecen escritas pensando en el columnista de El Confidencial. La conclusión de la columna es demoledora:
Hablar de la crisis a los votantes del PP en el País Vasco es no conocerlos. Bolinaga ya está en su casa con el alta médica. Si la política del PP en la calle ha conseguido algún nuevo voto probablemente uno sea el de Bolinaga. Ahora que tiene el alta, en vez de ir a su casa, debería haber ido a la cárcel. Rajoy le ha regalado su libertad. Bolinaga no sé lo que le dará. Lo que si sé es que le ha costado tres parlamentarios y que el PP en Euskadi sea un partido intrascendente que no pinta nada.
Saltemos ahora a El Mundo, donde Luis María Anson lanza un sermón sobre España necesita un PSOE robusto. Tras tres largos párrafos dedicado a la añoranza de la Transición y de todos los gobiernos previos al de Zapatero, así como a culpar a este último en exclusiva por todos los males del sistema político español, llega a una conclusión: «Rubalcaba pagó las culpas de Zapatero, sufriendo por añadidura la hemorragia de un considerable porcentaje de votos del centro, lo que sumergió al nuevo líder en las tinieblas del 20-N». El antaño director de periódicos no se queda ahí:
Si lamentable ha resultado para el PSOE la política zapateresca, peor ha sido para España. Nuestro país necesita un partido socialista robusto que vertebre constitucionalmente a la nación. La posición electoral del PP en Cataluña y el País Vasco es casi testimonial. El PSOE había sido hasta ahora alternativa de Gobierno en aquellas regiones. Por eso resulta necesario hacer un esfuerzo, al que deben contribuir todas las fuerzas moderadas de España, para enderezar al PSOE y mantener el espíritu de concordia de la Transición.
Anson nos llama a todos a un esfuerzo común, a salvar al PSOE de sí mismo para que vuelva a ser el de antes de ZP. Ese mismo PSOE, por cierto, al que el veterano periodista combatía desde el ABC por los incontables casos de corrupción, el amiguísimo desaforado, sus pactos con los nacionalistas y el terrorismo de Estado del GAL. Nimiedades que con el paso del tiempo parecen perder su importancia. Y el periodista que eliminó la tilde de la o de su apellido tiene un candidato para liberar las filas socialistas:
Son muchos los socialistas que consideran a José Bono como el dirigente más capaz para restaurar lo que Zapatero destrozó. Me falta información interna de Ferraz para pronunciarme sobre el asunto. Tal vez haya otros nombres, aparte siempre la autoridad de Felipe González, pero en todo caso el PSOE, por el bien de España, debe renovarse y recuperar el rumbo perdido. José Bono, en fin, tiene la palabra.
Queda claro que quien le gustaría es ese mismo Felipe González al que tanto rechazó –no hace tanto proponía Anson una reforma constitucional liderada por el de Sevilla y Aznar, no puede evitar buscar el futuro en el pasado–. Pero, como no cuela, el antaño calvo –condición para nada indigna, por mucho que Bono crea lo contrario– parece un buen sustituto.
En Aprensiones, Arcadi Espada deja de lado la política y trata de uno de los temas que han acaparado más conversaciones en España a lo largo del día anterior, Mariló Montero y sus dudas sobre si el alma se transplanta con los órganos de los donantes:
Ella insinúa que la maldad es el resultado de un determinado cableado físico; y si bien sus ejemplos resultan baratos, la verdad es que las cosas podrían sofisticarse si se hubiera tratado del cerebro, un trasplante por ahora puramente ficcional aunque ya se hayan realizado injertos de células cerebrales para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, y por desgracia, en el fondo de las palabras de la locutora Montero no hay nada más que aprensión.
El final es contundente, de una gran dureza con la presentadora de TVE:
Las aprensiones de la locutora Montero son frívolas y doblemente inhumanas. Su afirmación de que se negaría a recibir el corazón de un malvado tendría valor pronunciada en una UCI y con alguno de sus órganos vitales en la posición de código cero (prioridad absoluta para recibir un trasplante): fuera de este ambiente son un humillante toreo de salón. Y algo más, derivado. Nuestra locutora celebró que el pulmón, el corazón y el hígado de El Salobral hubiesen ido al pudridero. Cuando su alojamiento en otro hombre habría sido la única redención de una vida miserable y baldía.
En La Razón, y de la mano de José Luis Alvite, nos encontramos con un tema que no parece de la más absoluta actualidad. En Exceso de equipaje critica la propuesta de Cospedal para que los diputados autonómicos de Castilla-La Mancha no cobren sueldo, de la que dice que «quiero suponer que la ocurrencia de María Dolores de Cospedal fue producto de una mala digestión y no creer que ha sido capaz de semejante estupidez». Le dedica frases como las siguientes:
Sólo podrán ejercer la política los rentistas, los ricos, los privilegiados, reservándosele al pueblo llano al derecho casi canino a elegir a sus representantes entre una casta aristocrática, lo que supone una evidente perversión del más elemental espíritu democrático. ¿Es para eso para lo que sirve el pueblo llano? ¿Para consagrar con su voto los privilegios de un exclusivo casino de divinidades de las rentas y de las finanzas, de un club de adinerados que se podrán permitir el lujo de decidir el futuro de un país en el que los ciudadanos corrientes sólo serán importantes para pagar impuestos, nutrir las procesiones e infestar las playas con el tizón de sus barbacoas?
La sentencia final es dura, muy dura:
¿Será que en casos como el suyo el sentido común solo es exceso de equipaje?
El puente aéreo para visitar La Vanguardia no nos dirige en esta ocasión a Barcelona, sino a EEUU. En concreto, nos transporta a esa ficticia Metropolis en la que vive Superman y que todos sabemos que en realidad es Nueva York. En Lo que faltaba para el duro, Quim Monzó escribe sobre el Clark Kent, el alter ego de Superman, y su abandono del Daily Planet, en el que ha trabajado como periodista desde que el personaje fuera creado hace ya muchas décadas. El ficticio informador decide ir por libre y hacer periodismo freenlance en Internet.
¿Le parece absurdo hablar sobre ello? Cuando se llega al final, uno se da cuenta de que en realidad Superman es la excusa para otra cosa, meterse con un conocido modelo periodístico en EEUU que en España se ha convertido en la última gran apuesta del Grupo PRISA:
Atención a lo que dice el guionista de Superman, Scott Lobdell, sobre las ideas futuras del superhéroe: quiere crear su propia página web, «al estilo de The Huffington Post».
Ahora sí que ya me puedo morir. Si Clark Kent deja el diario en el que ha trabajado tantísimos años porque cree que se pliega al deseo de frivolidad del público y resulta que su modelo ideal es The Huffington Post -un medio donde la banalidad y la frivolidad son el pan nuestro de cada día-, convendrán conmigo que la coherencia del superhéroe está bajo mínimos. Quizás alguien, cada mañana, le pone kriptonita en el colacao.