Trasladar el conflicto al exterior deteriorando la credibilidad del diario y de quienes son responsables del mismo contribuye a perjudicar aún más la complicada situación
Periodistas de El País reparten este fin de semana en los quioscos, entre los lectores del diario, una carta de protesta contra el ERE que afecta a un tercio de la plantilla.
Esa ‘acción‘, protagonizada por los redactores que durante tres décadas han gozado de los sueldos más altos y de las condiciones laborales más suculentas de la prensa española, no ha quedado sin respuesta.
Javier Moreno, quien tras licenciarse en Químicas y trabajar un tiempo en Alemania se lanzó al periodismo y en 2003 fue nombrado director del económico Cinco Días, para convertirse en mayo de 2006, coincidiendo con el 30º aniversario del diario, en el cuarto director en la historia de El País, ha redactado una carta abierta.
En la dura misiva, afirma que lo que están haciendo los redactores a su mando «es un intento más de involucrar a los lectores en un asunto que en nada les afecta».
Moreno manifiesta su «preocupación» porque esta iniciativa de los trabajadores y colaboradores, junto a otras -la retirada de firmas, la «utilización abusiva de columnas de opinión» o la «descalificación personal y profesional de directivos del periódico y de sus órganos de gobierno«- «no tienen otra intención que la de socavar la calidad del diario y deteriorar gravemente el valor periodístico de la marca».
«Frente a estas medidas, El País no se ha permitido hacer nada semejante en sus páginas, ni tampoco la empresa a través de los numerosos medios con los que cuenta».
El director del periódico del Grupo PRISA, sin duda el mejor diario editado en español en el mundo y líder claro en el mercado nacional aunque ahora en horas bajas, invita a los redactores, columnistas, colaboradores y otros que cobran en la nómina de la empresa, a lavar los trapos sucios en casa:
«Trasladar el conflicto al exterior deteriorando la credibilidad del diario y de quienes son responsables del mismo contribuye a perjudicar aún más la complicada situación que sufre actualmente nuestra profesión y desde luego entorpece la buena voluntad negociadora de las partes».
Firma, simplemente, «Javier«