Comienza fuerte la semana en lo que se refiere a las columnas de opinión de la prensa de papel en Madrid y Barcelona. No falta de nada, desde ajustes de cuentas con los máximos rivales de otros grandes periódicos hasta la promoción abierta de un partido político, pasando por acusaciones de promover la limpieza étnica contra un ex presidente del Gobierno. Los articulistas se han esforzado con sus textos para este 29 de octubre de 2012, esperemos que sigan así.
Arrancamos en Barcelona, con un artículo del vicerrector –sí, ha leído bien, el cargo no es subdirector– de La Vanguardia, Alfredo Abián, titulado Ciclismo periodístico, que arranca con errata y ataque contra la competencia:
So (sic) la Unión Ciclista Internacional rigiera el destino de los periodistas, más de uno se quedaría como Lance Armstrong: suspendido de por vida y desposeído de sus títulos. La ventaja que tienen algunos amanuenses y tertulianos es que jamás han sido sometidos a controles antidopaje. De lo contrario, ríanse ustedes de Lheman Brothers.
Tras recordar que el periodismo ha sufrido su «particular burbuja» consistente en «quiebras, endeudamientos imposibles y desempleo masivo», añade:
Bernard Madoff, el mayor estafador individual de la historia, tiene replicantes en el universo comunicacional, que dicen los pedantes. Quizás por eso, la credibilidad de la profesión empieza a ser equiparable a una declaración judicial de la Pantoja.
Repasa los grandes escándalos de la prensa británica y estadounidense, como los del grupo Murdoch o la BBC o los casos de plagio en EEUU, a lo que añade que «aquí tenemos genios de la degradación global»:
Aunque se peleen, siempre han sido como dos gotas del agua con que se destila la soberbia. Uno hasta hubiera rodado películas clandestinas con Nacho Vidal, para vendérselas a los chinos; el otro podría ejercer de bróker casi septuagenario en el casino de Wall Street sin necesidad de maquillarse. Ambos están dopados digitalmente y, como a Armstrong, no les importan sus gregarios del equipo.
No sé a usted, querido lector, pero a este humilde lector de columnas le da la impresión de que está refiriéndose, sin atreverse a dar el nombre, a Pedrojota Ramírez y Juan Luis Cebrián. Eso sí, en uno de los casos lo hace con un evidente mal gusto, puesto el personaje sería igual de identificable sin recurrir a escabrosos episodios aireados por cierto abogado hoy prófugo de la justicia.
En cualquier caso, el ataque al director de El Mundo parece una clara venganza por la demoledora pieza que el diario de Unidad Editorial publicó este domingo sobre el Conde de Godó y La Vanguardia —El Rey a Godó: «Javier, si quieres hacerme las maletas dímelo». En 2008 le concedió el mayor título nobiliario— .
El texto en cuestión está firmado por Manuel Trallero, que en una entrevista concedida a Periodista Digital ya se mostró muy crítico con el diario del Conde de Godó —Manuel Trallero: «El tratamiento de La Vanguardia del caso Palau fue esquizofrénico–. Recuerda que el condado le fue concedido al al abuelo de Javier Godó por Alfonso XIII, y que Juan Carlos I le otorgó al actual conde la Grandeza de España. Contiene párrafos como el siguiente:
La toma de La Vanguardia figura en el imaginario nacionalista como pueda estarlo, para otros, la Bastilla o el Palacio de Invierno. La plenitud de Cataluña se produciría cuando se editase en catalán… aunque los ejemplares tengan que regalarse en los trenes de cercanías. Pese a que Godó forme parte de esa burguesía que jamás utilizó la lengua catalana, ni le preocupó su suerte y tenga evidentes dificultades para hablarla.
Recuerda el pasado del periódico y sus dueños, un rotativo que apoyaba el franquismo y cuyo editor fue procurador a Cortes durante la dictadura. Pero da otros detalles:
No todo el mundo, como Javier Godó, ha jugado de pequeño con un Rolls-Royce de verdad que sus tías guardaban enfundado… en medio del salón. A eso se le llama abolengo. Pujol es ahí un descamisado.
Recuerda que La Vanguardia se opuso al Plan Ibarretxe con los siguientes argumentos:
Sabido es que el referéndum autodeterminista es jurídicamente inviable, pues vulnera diversos preceptos constitucionales y se basa en la errónea pretensión de que para llevarse a término no necesita la autorización del Estado (…) Ibarretxe sabe desde el primer momento que su iniciativa es inviable.
A continuación se plantea:
¿Qué ha cambiado en cuatro años para donde dije digo…? La propiedad es la misma, el director también, la cabecera es igual. ¿Entonces?
Queda claro entonces el por qué de la venganza contra Pedrojota. Lo que no llegamos a entender es por qué se apunta también contra el de PRISA. Suponemos que antes o después podremos saberlo.
Pero no sólo sobre los máximos responsables de la prensa madrileña se escribe en La Vanguardia. Antoni Puigverd publica un texto con el moralizante título de Democracia, antídoto de la hostilidad. Arranca con una acusación que ya vimos en otros artículos de nacionalistas catalanes publicados unos días antes:
La frase de Aznar («España sólo podría romperse si Catalunya sufriera antes su propia ruptura como sociedad») tiene, a pesar de su tremendismo, una virtud. Define sin complejos la ética que propone como respuesta a las aspiraciones de una parte substancial de la ciudadanía catalana: la amenaza étnica.
De verdad que, con independencia de la opinión que cada uno pueda tener del ex presidente del Gobierno, a este humilde lector del columnas le cuesta ver en la frase de Aznar una «amenaza étnica». Sin embargo, la idea de que el presidente de FAES está alentando ese tipo de genocidio, algunos hablan de forma más clara de «limpieza étnica», está siendo repetida por muchos opinadores afines al nacionalismo. Pocas lecciones se pueden dar de democracia o de moderación cuando se vuelcan acusaciones tan graves contra quien opina diferente.
Pero volvamos al texto de Puigverd. Parece escrito al dictado del propio Mas, retrata una Cataluña que ha hecho todo lo posible por encajar en España y una España que se cierra en banda. Por supuesto, da por hecho que si Cataluña se independiza entrará sin problema alguno en la UE. Curioso ese discurso, según el cual la opinión de los gobiernos y los ciudadanos de toda la Unión Europea no cuenta a la hora de decidir si aceptar un nuevo estado o no en su seno.
Termina con un último toque de victimismo y, de nuevo, acusación de genocida en potencia contra Aznar:
El ideal de una Catalunya federada directamente con los países de la UE a través de Bruselas no es incompatible con las emociones de la roja, no se opone a los vínculos de sangre, ni romperá la solidaridad catalana con los territorios de España. Sólo recompondría los mecanismos reguladores de tales vínculos. A través de Bruselas, en pie de igualdad.
Descrita hasta el momento como mezquina, egoísta, ruin y ensimismada, la batalla del catalanismo no puede ser más que democrática. Y sólo democráticamente se plantea. Por esto sorprende el silencio (de nuevo, el silencio) con que la cultura política española responde a la amenaza étnica de Aznar.
Volamos ahora a Madrid, donde empezamos con El Mundo. El periódico de Pedrojota Ramírez parece haber declarado ya la guerra abierta al PP y se vuelca con UPyD. O al menos eso se deduce si nos fijamos tan sólo en las columnas de opinión. El viernes 26 de octubre de 2012 cedía tres cuartas partes de una página a Rosa Díez para que escribiera sobre Bolinaga.
Tres días después, el lunes 29 de octubre, le otorga una página completa con el título de Por un gran pacto contra el independentismo. Arranca la líder de Unión Progreso y Democracia diciendo:
Hubo un tiempo en que en España se sabía que fuera de la ley no hay democracia; además, funcionaban los pactos de Estado y las cosas serias -la política antiterrorista, el modelo territorial del Estado, la política europea o la política exterior- no estaban sometidas al albur del resultado electoral.
Aprendimos en la Transición que el triunfo de la tercera España dependía de que las dos primeras se entendieran. Nuestros padres, que sufrieron las consecuencias de la guerra fratricida, apostaron por que no se repitiera la historia en sus hijos o en sus nietos. Y eso nos enseñó a buscar el acuerdo sin señalar vencedores o vencidos. Y supimos entender que todos los proyectos políticos son respetables y discutibles, con dos únicas condiciones: que son ilegítimos todos aquellos proyectos que, para triunfar, requieran eliminar al adversario o situarse fuera de la ley.
Conozco las consecuencias de dar la batalla contra el totalitarismo nacionalista. Como se ha explicado en muchas ocasiones, no es el método empleado por los terroristas lo que resulta ilegítimo; lo ilegítimo es el propio objetivo, en la medida en que sólo puede triunfar aplicando métodos fascistas.
A lo largo del texto, bien escrito, muy distinto a los ladrillos que firman otros políticos, se repasa el desafío nacionalista y cómo en determinados momentos ha habido grandes pactos en asuntos como la lucha antiterrorista. Termina, refiriéndose a la carta de los eurodiputados nacionalista (y una socialista) a la Comisión Europea:
Ha llegado la hora de que PP y PSOE hagan un nuevo viaje al Parlamento Europeo y a la Comisión. Que vayan y expliquen, por si hubiera alguna duda, que España es un miembro de la Unión comprometido con la defensa de los valores proclamados en nuestra Constitución y también en la europea. Que preservaremos el derecho al libre albedrío de nuestros ciudadanos y que no consentiremos que dentro de nuestras fronteras se vulnere la ley.
Cuanto antes lo hagamos, antes se frenará este delirio que nos distrae de lo importante para exacerbar los más bajos sentimientos humanos. Los millones de españoles parados, desahuciados, sin esperanza… están impotentes. Hagan política con mayúsculas, pónganse por delante y actúen. Demuestren que aún pueden ser útiles para los ciudadanos.
Y, si quieren, aquí nos tienen, para lo que haga falta.
Pero la cosa no se queda en ceder páginas a Rosa Díez. Uno de los más destacados columnistas de El Mundo escribe a favor de UPyD. Se trata de Fernando Sánchez Dragó, que titula Deletus est socialismus. Roberto Marbán, siempre atento a los detalles, le recuerda a este humilde lector de columnas que dicha frase en latín ya fue usada por el escritor para titular en texto en el pasado —Deletus set socialismus (Epinicio)–. Comienza enmendando la plana a la secretaria general del PP, y de paso a muchos (casi todos los dirigentes, en realidads) que en ese partido mantienen posturas similares:
NO, SEÑORA Cospedal. No sería bueno para España que el PSOE recuperase el rumbo. Comprendo que lo haya dicho, pues así lo exige la doctrina de que no hay democracia sin oposición (yo la prefiero homogénea), pero mucho mejor sería que el socialismo -ese pudridero de la libertad y semillero de la pobreza definido por Nietzsche como la moral de los esclavos- desapareciese de la faz del mundo. Sólo desgracias nos ha traído su existencia, fuera cual fuese el disfraz de quita y pon que para seguir en la trepa iba su hipocresía adoptando.
Retrata al PSOE de la siguiente manera:
¿Doble rostro? Sí, y a veces cuádruple: españolista en Andalucía, catalanista en Cataluña, federalista en Ferraz y europeísta en Bruselas.
Añade:
¿De verdad sería malo que el PSOE desapareciera? ¡Pero si tenemos a Rosa Díez!
Concluye:
Lo de socialismus es latín macarrónico. Neologismo, no, porque ya es arcaísmo. No seré yo quien rescate éste ni quien lleve rosas en el puño a la tumba de Pablo Iglesias.
Quien no habla de esta vez de UPyD es otro periodista que se ha volcado en numerosas ocasiones en defensa de este partido, Federico Jiménez Losantos. En El destape de Durán se muestra, una vez más, muy crítico con Rajoy y con quienes elogian su discurso en Barcelona:
Lo he leído tres veces y no he encontrado una idea, un propósito que justifique el alborozo. Es una letanía de lugares comunes, atrozmente adjetivada y empedrada de loas regionales que ya eran viejas en tiempos de Cagancho. Le faltó glosar la belleza de las mujeres, la nobleza de los hombres y abrir los Juegos Florales. Ni una sola vez nombró a Artur Mas, pese a decir que estas elecciones son las más importantes que se han celebrado en Cataluña.
Lanza dardos como este:
Pero no hay forma de que Rajoy baje a la realidad ni de apearle del viaje en globo por su ego: nadie me dice lo que debo pensar, lo que yo digo es lo que yo pienso, yo, yo, yo… y al final, nada.
Concluye:
El Gobierno y el PP deberían personificar en Mas y en el pérfido Duran Lleida la mentira, la traición, la insolidaridad, la corrupción y su proyecto de dictadura contra los catalanes que se sienten españoles. ¿Sueña Rajoy con volver al pasado, a «lo que quiere la gente», a la economía? Olvídese. Esto es político de cabo a rabo y nacional de principio a fin. Si no se atreve a nombrar a Mas, que la Brigada del Aplauso -Carmen, por favor- critique el destape separatista de Durán ayer. No es como insultar a Mayor Oreja, pero algo es algo.
Y si en El Mundo se vuelcan con UPyD, en El País siguen publicando artículos ‘de fondo’ sobre la situación interna del PSOE. Es tal la insistencia con esta cuestión que parece que se la toman como un asunto propio. Y la verdad, pensarán muchos de ustedes, queridos lectores, motivos no les faltan. La, por el momento, última entrega, corre a cargo de Enrique Gil Calvo y lleva por nombre Castigo. Tras reconocer que Rubalcaba tiene un problema de imagen, y que Chacón es superior en este punto, defiende al actual secretario general socialista. De hecho, le otorga una dimensión histórica, mística incluso:
No, la verdad es que Rubalcaba es hoy por hoy la mejor cabeza del PSOE actual. Pero se ha equivocado de estrategia, pues su misión histórica no es restañar la hemorragia electoral de su partido sino programar su refundación interna. Es el papel de nuevo Moisés que un día le atribuí, como profeta que debe guiar la huida de su partido en la travesía del desierto pero sin alcanzar en persona la tierra prometida, cuya conquista le está reservada a su sucesor (papel que no parece que pueda desempeñar el derrotado Patxi López), quien habrá de proceder necesariamente de otra generación más joven, afín al 15-M.
Y, como han hecho otros articulistas en El País, vincula el destino del PSOE con el de la democracia. Es más, supera a otros. Para Gil Calvo lo que está en riesgo si los socialistas siguen cayendo es la misma existencia de España:
Pero si este castigo a los socialistas continúa durante mucho más tiempo, el propio sistema político español podría entrar en una grave crisis existencial. Y ello por partida doble. Ante todo por el propio hundimiento del partido socialista, que constituía una de las dos columnas vertebrales que fraguó el consenso de la transición. Y si esta columna se quiebra, el sistema entero se desequilibra. Pero además emerge la crisis adicional del sistema autonómico, que también corre el riesgo de quebrar por efecto de la doble cismogénesis catalana y vasca. Pues no debe olvidarse que el partido socialista era el único que podía gobernar en todas y cada una de las autonomías, por lo que constituía su imprescindible cemento de integración política. De modo que si el PSOE declina, España entera empezará a desintegrarse.
Este humilde lector de columnas no puede más que quedarse sobrendido. Ahora la salvación de España pasa por el rescate del mismo partido que pacta con fuerzas como el BNG o ERC. Si la democracia o la existencia de un país pasan por la permanencia de unas determinadas siglas, es que algo no funciona. O, tal vez, es que no se trata de algo que sea cierto.