Las portadas de hoy, 2 de noviembre de 2012, coinciden unánimemente en llevas prácticamente como único contenido la desgracia, que pudo ser mayor, acaecida en el Madrid Arena y que acabó, de momento, con el fallecimiento de tres chicas y aún hay dos que están agarrándose a la vida como pueden.
Aquí no se trata de entrar a juzgar ahora sobre quién o quiénes han tenido la culpa, pero hay un hecho evidente, que aquello fue un completo descontrol donde no sólo cada cual entraba como Pedro por su casa, sino que también se hacía lo que a cada quien le venía en gana, bengalas incluidas.
ABC, con una gran fotografía de los asistentes a esa macrofiesta en la capital de España, titula con una de las miles de frases de desesperación que se oyeron durante los interminable minutos de la avalancha, «No me sueltes que me estoy muriendo». Justo al lado, imagen en detalle de las tres fallecidas, Cristina, Rocío y Katia. Habla el diario de que aquello se convirtió en una «auténtica ratonera» y observando las fotos parece evidente que allí hubo más gente de lo permitido.
Si no fuese porque este hecho luctuoso no permite al menos hoy ciertas frivolidades, sería para echarse unas risas con otra información que lleva ABC y es el recibimiento con cajas destempladas con el que despacharon a Artur Mas en Rusia. El de CiU trató de que le atendiesen cuatro ministros, un viceministro y hasta ser entrevistado por el diario oficial ruso. Ese rechazo tuvo que dejarle más congelado que un deportado en Siberia.
El Mundo titula con «El negocio de la noche ‘más tétrica’ acaba en tragedia» y añade (y esto es muy grave) «la organización permitió la entrada de menores y encender petardos y bengalas, alguna en el escenario». Luego en el fútbol o en el baloncesto, por ejemplo, a una familia con sus hijos pequeños les cachean y les requisan un inofensivo tapón de plástico y en una macrofiesta se deja que todo el mundo vaya al libre albedrío.
El periódico de Pedrojota recoge también uno de esos desgarradores testimonios, en este caso de una joven menor de edad, Marta, «Mucha gente empujaba para salir, si te caías estabas perdida».
Revela también El Mundo, fuera de esta desgraciada noticia, que «Batasuna y PNV preparan otra conferencia de Ayete para tratar de los presos». Sólo falta que ahora tenga el patrocinio del Gobierno de España y así se consigue la famosa cuadratura del círculo.
La Gaceta titula con la impresión de uno de los testigos en esa fiesta mortal «Era angustioso, a cada paso te encontraba una pelea» y se habla de que en el recinto había armas blancas, botellón y fallos diversos en la seguridad, amén de no pedir DNI o que el aforo del Madrid Arena se pudo haber duplicado, ya que según varios de los asistentes no sólo no estaban numeradas las entradas (al menos algunas de ellas) sino que también se afirma que llegó un momento en que era imposible controlar la entrada de más y más personas.
La Razón abre con «Una bengala desata la tragedia» y lleva la captura de un vídeo donde se observa el momento en el que se lanzan cohetes en el pasillo, que fue lo que acabó desatando el auténtico caos en el Madrid Arena. Dice el diario de Planeta, según uno de los tantos testimonios recogidos, que «Intentaron reanimar a una chica encima de la barra» y que había, pásmense ustedes» hasta cinco pisos de personas atrapadas en el pasillo de salida». Dato revelador para hacerse una idea del drama y la desesperación que se originaron en lo que sólo debía haber sido una fiesta.
El País abre con «Tres jóvenes mueren aplastadas en una fiesta con 10.000 personas» y completa el titular con «Un petardo desata una avalancha en un vomitorio de tres metro de ancho del Madrid Arena en plena celebración de Halloween». La escena que lleva El País, similar a la de La Gaceta, es la de varias personas amontonándose unas encima de otras y tratando desesperadamente de buscar la salida.
El diario de Moreno lleva otras informaciones como la generalización de «Ginecólogos unidos contra Gallardón». Podría entenderse que todos los especialistas de España han hecho piña común para enfrentarse al ministro por su reforma del aborto, pero sólo habla que son cientos en una especialidad que tiene a miles de colegiados.