El columnista de La Razón denuncia la decadencia del género de debate

Alfonso Ussía: «En la tertulia de Ernesto Sáenz de Buruaga hubo muchas mañanas en las que me asaltó Morfeo»

"Luis del Olmo cometió el error de invitar a sus tertulias a los representantes de los partidos políticos"

Aunque a los más jóvenes les resulte extraño, Alfonso Ussía es un clásico de las tertulias radiofónicas y televisivas. Comenzó en la radio de la mano de Luis del Olmo, en Protagonistas, donde combinaba el comentario serio con papeles más humorísticos, como los célebres Marqués de Sontoancho, el entrenador argentino de fútbol Floro Recatado o el Doctor Gorroño, que le acompañaron durante muchos años.

Sin embargo, desde hace tiempo no participa en este tipo de espacios. Desvela los motivos en una columna, titulada Tertulias, publicada este 5 de noviembre de 2012. Es un texto demoledor, en el que no faltan críticas a personas a las que también elogia, como Luis del Olmo o Ernesto Sáenz de Buruaga.

Tras decir que las tertulias políticas «además de un tostón, son un fraude», cuenta el inicio del género en España:

Luis Del Olmo fue el pionero, y quien escribe, desde muy jovencito, participó en ellas. Pero eran muy diferentes. Había respeto, cordialidad y variedad. En la que yo participaba al principio, Luis del Olmo convocaba a Juan Antonio Vallejo-Nágera, Alberto Closas y Manu Leguineche. La política no predominaba sobre la sociedad, las artes, los libros, los estrenos, el cine y la música.

Apunta, sin embargo, al histórico director de Protagonistas como el causante del inicio de la decadencia:

Años más tarde -todos le copiaban a Luis-, Del Olmo cometió un error. Invitó a los representantes de los partidos políticos, y aquella frescura civilizada se echó a perder. Existen «tertulianos» políticos de grandísima altura, como Joaquín Leguina o Pablo Castellanos, es decir, exiliados por su amor a la libertad y a su verdad de la disciplina partidista. Ahora, los comisarios políticos han cedido el sitio a personajes de los medios de comunicación que cumplen con los dogmas de los partidos, que a la postre, es lo mismo.

Ussía cuenta su etapa final en la radio, y es crítico:

En las últimas tertulias en las que participé, en la COPE y el programa de mi querido amigo Ernesto Sáenz de Buruaga, hubo muchas mañanas en las que me asaltó Morfeo. Caía en un invencible estado de somnolencia, a pesar del interés de los asuntos que se trataban y de la importancia de los invitados. No obstante, creo que el formato ha perdido todo su atractivo.

El clubista, que confiesa no haber sintonizado nunca con la SER «por pereza», dice:

Creo que ha llegado el momento de retroceder al formato libre, abierto y culto que inventó Luis Del Olmo treinta años atrás. Del mismo modo, sería de agradecer que los tertulianos regularan sus asistencias. Se ha dado el caso de oír a uno de ellos por la radio al mismo tiempo que aparecía  en una tertulia de televisión.

Critica la previsibilidad de las tetiulias:

Cuando se aprecia una mesa de tertulia, ya se sabe qué van a decir unos o qué van a ulular otros, porque dentro de la gran masa de tertulianos hay personas educadas y cultas  del mismo modo que abundan los faltones y los marrulleros. Si estas tertulias se enriquecieran con humanistas, académicos, médicos, militares y otras personas alejadas de la política y los medios de comunicación, tendrían otra dimensión, mucho más rica. Sin olvidar a los jóvenes, imprescindibles para conocer la dureza, la exigencia y la prioridad que demanda el futuro.

Finaliza con un toque de nostalgia:

Volver hacia atrás no es un error. Es un acierto cuando lo de antaño era más interesante que lo de hogaño. Así de sencillo.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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