La situación actual de El País, escenificada en el ERE aplicado por Juan Luis Cebrián y Javier Moreno a 129 trabajadores, dejó varias incógnitas que todavía no han sido resueltas.
El recorte acometido en el diario más prestigioso de España sigue dando mucho que hablar y la revista satírica ‘Mongolia’ vuelve a llegar los quioscos aportando 37 apuntes a la ya conocida crisis del diario de Prisa. Algunas de ellas son ya conocidas, pero merece la pena reseñar otras por lo que ayudan a conocer como bajan las aguas por los entresijos del grupo Prisa:
La Ley de Economía sostenible
Atar cabos sobre el sueldazo [de Juan Luis Cebrián] hubiera sido mucho más difícil sin la Ley de Economía Sostenible de José Luis Rodríguez Zapatero. Esta norma pasará a la historia asociada a la de Sinde-Wert, pero también incluía la obligación a todas las empresas cotizadas de presentar a la CNMV un informe sobre retribuciones a directivos. Antes era más fácil despiezarlos y camuflarlos en comunicados incomprensibles. […] Ya es mala suerte que la Ley de Economía Sostenible coincidiera justo con Cebrián en plena faena con Liberty ¿Aumentó más aún la inquina que le profesa Zapatero?
‘Atenciones estatuarias’ muy generosas
Tan concentrado ha estado todo el mundo en los millones de Cebrián que casi nadie ha prestado atención a otros elementos curiosos del informe anual de gobierno corporativo de 2011. Por ejemplo: en «atenciones estatuarias» se volatilizaron nada menos que 1,95 millones. Y en el misterioso ‘otros’ 917.000 euros. O sea, 2,867 millones que desaparecen sin explicación clara cuando más se los necesita, el equivalente al salario anual de 119 redactores junior de El País según su convenio
El equívoco de la reforma laboral
Nada de todo esto hubiera sido posible sin la reforma laboral de Mariano Rajoy. Estos días se ha criticado mucho a El País por aprovecharse de una norma que en teoría criticó, pero se trata de un equívoco. La cúpula de Prisa sabía lo que se traía entre manos y en el editorial ‘El ajuste va en serio’ (11/2/12) aplaudió que «encadenar tres trimestres de caída en las ventas permitirá poner en marcha el mecanismo de ajuste del empleo»
Apodos ingeniosos
La fértil imaginación de los redactores de El País ha colocado motes curiosos a los protagonistas. Ya se sabe que, en el fondo, lo único que cuenta es que el Señorito juega a ser Calígula o Nerón. Pero formalmente se supone que el listado de despedidos lo elaboró El Mudo, aunque su autoridad está tan diezmada que todo el mundo cree que es obra de Macho Alfa. Mengele siempre flota, incluso tras la rebelión de las grandes firmas. Y la dureza de Pavarotti ha hecho bueno a El Muecas
[Periodista Digital puede precisar a sus lectores que «el Señorito» es el mote con el que conocían a Juan Luis Cebrián ya desde su época como redactor jefe en el diario Informaciones. «El Mudo», como ya se habrá supuesto la mayoría, es Javier Moreno, director de El País, mientras que todo apunta a que el «Macho Alfa» es Vicente Jiménez, actual subdirector. «Pavarotti» es José Luis Sainz, dado su extraordinario parecido físico con el inigualable tenor italiano, pero también tiene otro mote, «El Búfalo». El «Muecas» es el anterior director general, actualmente en Sogecable, Pedro García Guillén]
Lo maté porque era mío
La reunión de Cebrián con el comité de empresa para anunciarles el ERE pasará a la historia porque fue donde precisamente él, tras embolsarse 12 millones, dijo eso de que «ya no podemos vivir tan bien». Pero en la misma reunión añadió algo aún más chocante: que antes de tener que someterse a una Asamblea del diario prefería cerrarlo. Lo maté porque era mío
CCOO…de lejos
Frente a Gordino y Sagardoy, el comité de empresa de El País, históricamente vinculado a CCOO. También ahora, aunque solo con el carné. Han sido tantos los ‘puenteos’ de la cúpula sindical -deseosa siempre de pactar con Cebrián un buen trato en el diario- que esta vez los sindicalistas buscaron asesoría fuera de su propio sindicato [Fuentes del Comité de Empresa de El País han desmentido a PD este punto. Hablan de buena sintonía con CCOO y para demostrarlo aseguran que la demanda que van a interponer los trabajadores se va a llevar de «manera conjunta» tanto por la Federación de Comisiones Obreras como con el abogado que ellos se buscaron]
Sensible coleccionista
[José Luis] Sainz participó poco, pero en un solo día pronunció muchas frases antológicas. Por ejemplo, solicitó una de las camisetas de protesta con la que los trabajadores de El País trataron de visibilizar el conflicto: «Aunque no os lo creáis, colecciono todo vuestro ‘merchandising’, me gusta tenerlo», dijo en la mesa que analizaba el despido de un tercio de la plantilla. Otras perlas: «Yo me agarraría a un palo ardiente (sic) si hubiera posibilidades de acuerdo»; «tal vez la compañía [Prisa] tenga que desaparecer en este clima de autodestrucción en la que la han sumido los trabajadores. En otras compañías ha pasado»
«¿Cuánto cobras?»
Dos horas antes de que expirara el plazo de la negociación, Sainz anunció que iba a dejar sobre la mesa la que sería la última oferta de la dirección. Ni siquiera se molestó en explicarla, la dejó por escrito y cuando se levantó de la mesa mirando al presidente del comité, Manuel González, espetó: «Ahora veréis si queréis cargar sobre vuestras espaldas 149 despidos». González se levantó y replicó: «El comité no pone los despidos, los despidos los poneis vosotros, que además os lo estáis llevando crudo. Dinos cuánto cobras y deja de faltarle el respeto a la plantilla»
El libro pendiente
El talento arrojado por la borda es tan espectacular que la duda ahora es solo saber quién escribirá el gran libro pendiente de El País. Algunas editoriales ya han llegado a ofrecer un anticipo de hasta 25.000 euros.
Perro no come perro
La crisis de El País se ha podido seguir por toda la prensa internacional, pero no por los diarios de la competencia. Ya se sabe: perro no come perro. El único que parecía entusiasmado aireando las miserias ajenas era Público.es, que en febrero despidió al 85% de la plantilla mandándola al Fogasa tras ceder el expediente a Garrigues y sin ni siquiera pagar las últimas nóminas ¡Que tropa!
*El reportaje completo está publicado en el número de diciembre de la revista Mongolia