Asomarse a las secciones de opinión de la prensa barcelonesa este 5 de diciembre de 2012 puede llevar a confusión a cualquier lector que esté un poco despistado. De lo escrito por los columnistas y políticos en ‘ese pequeño país de ahí arriba’ –Guardiola dixit– se desprende que Wert ha decidido prohibir que se estudie en catalán en Cataluña. De todo, menos guapo y melenudo, le han llamado al ministro que tiene a su cargo las cuestiones de Educación. Pero, sobre todo, le han caracterizado como franquista. Poco más y nos cuentan que ha ordenado bombardear Barcelona desde el Castillo de Montjuic.
En esto no hay apenas diferencias entre el periódico del Conde de Godó y Grande de España y el auto erigido en ‘diario de la Catalunya real’. En honor de la verdad, hay una, el rotativo del Grupo Zeta ha puesto un mayor empeño en mostrarse oficialista –se ve que la realidad pasa ahora por el Palau de la Generalitat– que su rival.
Arranquemos entonces con El Periódico de Catalunya. El hombre de Duran i Lleida en dicho diario y periodista-intelectual orgánico de Unió, Joan Barril, firma El brindis del cazador. Tas elogiar a Alicia Sánchez-Camacho por brindar con cava para celebrar sus resultados en las elecciones autonómicas, dice:
Tras la misa solemne del cava, cuando todo parecía encarrilarse, aparece Wert para relegar la lengua catalana a las catacumbas de los planes de estudio y aquel brindis se desvanece en las burbujas de las buenas intenciones. El catalán será, según el ministro, una asignatura de cuarto rango.
Pero no queda ahí la cosa. Hasta a la televisión pública madrileña –cómo le debe de doler a Barril que Esperanza Aguirre ya no ejerza de presidenta autonómica, con lo útil que es para azuzar a las masas nacionalistas– saca a colación:
Una de dos: o Wert es el típico elefante en la cacharrería o es un mero ejecutor adicto a Telemadrid dispuesto a poner el dedo ahí donde más duele.
Sigue y suma, mostrándonos un ‘Afrikaner Volkseenheid’ ibérico que hace de los catalanohablantes sus víctimas:
Entre ayudar a sus esforzados militantes destacados en tierra hostil con una política de apaciguamiento o practicar el apartheid lingüístico de una lengua que no deja de ser prima hermana del castellano, parece que han preferido continuar sacando réditos de la catalanofobia ibérica.
En el mismo diario nos encontramos artículos de dos políticos destacados del nacionalismo catalán. El primero de ellos es Jordi Pujol, con su La ofensiva ya ha comenzado. Cual maestro Yoda preparando a los ‘jedis’ para la batalla contra las tropas del malvado imperio de Darth Vader, se lanza a un texto en tono bélico:
La ofensiva contra la viabilidad de Catalunya como país con una economía dinámica, como una sociedad equilibrada e integradora y como identidad de lengua, cultura y conciencia colectiva está encendida. A fondo.
Desde este espacio hemos advertido desde hace tiempo que se acercaba ese momento decisivo. Ya estamos en él. Y el ataque se produce con toda la amplitud del frente.
La culpa de los problemas presupuestarios y los recortes no está en la Generalitat, por supuesto. Y sobre el asunto que nos ocupa, dice:
El ataque a fondo contra la lengua, especialmente en la enseñanza, donde el Gobierno español quiere rebajar la categoría del catalán –«lengua propia y cooficial de Catalunya»– en la categoría de lengua no esencial. Con clara voluntad de dificultar la integración de la inmigración.
Todo ello utilizando todo tipo de medios. Con una radicalidad total. Con clara voluntad de destrucción.
Llama a la resistencia, dice que se vuelve a necesitar la mentalidad del «no nos moverán». Claro que no recuerda que este último era un lema de los republicanos de Madrid durante la Guerra Civil.
Y tras Pujol, un representante de ERC. En concreto el ex ‘conseller en cap’ de la Generalitat Josep Bargalló. En De Ponent, ni Wert ni Vent viste al ministro con camisa azul con yugo y flechas rojas bordadas en el pecho:
La LOMCE del ministro Wert es la mayor regresión del sistema educativo nunca planteada desde la desaparición formal del franquismo. Es un retorno puro y duro al franquismo. El ideológico, el escolar. El nacional.
En la voluntad claramente expresada de situar el catalán –en Catalunya, en las islas Balears, en el País Valencià y en Aragón, no lo olvidásemos– en un orden absoluto de inferioridad frente, no solo todas las otras lenguas, sino ante cualquier otra materia, la LOMCE pretende destruir la inmersión lingüística, monopolizar el sistema a partir del castellano –entendido como lengua única y uniformizadora– y añadir una dualidad claramente decantada a favor de la escuela privada.
Tras apuntar a un malvado plan de FAES con la ‘caverna mediática’, dos espantajos que nunca faltan, concluye:
La escuela de Wert es aquella escuela de Ribera que cantaba Ovidi Montllor, ¿recordais? Comenzaba así:
«La suma era dos más dos. / El resultado era cuatro. / La pregunta era ¿Quién es? / La respuesta era Dios. / La consigna era Patria. / La respuesta levantar el brazo…»
A estas alturas, este humilde lector de columnas comienza a preguntarse cómo le quedaría a Wert la boina roja de requeté. Por ejemplo, la de uno del catalán Tercio de Montserrat que combatió en el bando franquista durante la Guerra Civil.
La Vanguardia nos ofrece dos textos, uno de su director y otro de su columnista más televisiva. José Antich, máximo responsable editorial del diario del Grande de España más conocido de Barcelona, firma La lengua une, no divide.
Comienza matando al mensajero. Como la prensa de fuera de Cataluña –para algunos nacionalistas catalanes Madrid, o Madrit, comienza en Cádiz y termina en Finisterre– no cuenta la mismas cosas que la subvencionada por la Generalitat, es la no catalana la que miente:
Desde hace unos años se ha impuesto como doctrina de algunos medios de comunicación de Madrid una especie de mantra que, por más que se repite, no deja de ser falso. Contra lo que se dice, en Catalunya no hay conflicto lingüístico.
Tras elogiar la inmersión lingüística con los argumentos emanados desde los partidos nacionalistas y los despachos de la Generalitat, critica a Wert::
Y ahora viene Wert, un ministro de verbo fácil y con fama de ir siempre por libre y que quizás no sabe que la lengua en Catalunya une, no divide. Une a la mayoría de los partidos, los sindicatos, los colegios profesionales, al Consell Escolar, a los ciudadanos. Y los datos son elocuentes; de los 50.000 nuevos alumnos que se incorporaron al inicio de curso a la red escolar, tan sólo una docena de familias pidieron la escolarización en castellano. Ese es el gran problema…
Más combativa se muestra Pilar Rahola, desde el mismo título del artículo: SinWertgüenza. No se contenta con atacar a Wert, sino al conjunto de España:
Sería iluso creer que la democracia española ha dejado de trabajar en la misma línea que lo hacía la dictadura, y a las pruebas de los centenares de leyes para proteger el castellano me remito. España no se ha construido nunca en el respeto a las lenguas, sino a través de un ADN que contiene una concepción imperial muy agresiva.
Retrata de la siguiente manea la reforma planteada por Wert:
Es la expresión legal y moderna de aquello que ya intentó el franquismo con mucha dedicación, y antes Primo de Rivera, y antes Felipe V, y no hay antes, porque antes éramos una nación soberana.
No vamos a pararnos a discutir lo que había o no antes de Felipe V, pero este humilde lector de columnas sí quiere recordar a su apreciada Rahola que a Primo de Rivera en buena medida le aupó al poder esa misma burguesía catalana que tiene en La Vanguardia su órgano de expresión periodística.
Esta es la finalidad de la ley Wert: fracturar Catalunya, probablemente con la esperanza que así nos destruye como nación. Es un ataque al corazón mismo de nuestra identidad, a su supervivencia. Y por eso mismo, debemos enfrentarnos tal como somos, un país digno.
Lo dicho, que parece que Wert está dispuesto a montar un somatén antinacionalista dispuesto llevar a Cataluña a una Guerra Civil. Cual es nuestra sorpresa cuando descubrimos que, diga la que diga la prensa subvencionada, en ningún momento el ministro se ha planteado prohibir el catalán ni está montando una versión catalana de la Unión de Voluntarios del Ulster.
Por ofrecer una versión distinta, veamos algo publicado en Madrid. Hay que rebuscar, pues poco interés ha despertado esta materia entre los columnistas que escriben para periódicos de la capital de España.
Santiago González en El Mundo firma Un ministro popular. Se pregunta por qué los nacionalistas se oponen a una reforma que mejora la educación:
Probablemente porque les gusta así, para que los escolares aprendan que Colón era un príncipe catalán que descubrió América para Cataluña y eso explica que la bandera de EEUU, stars and stripes, esté copiada de la señera. Más concretamente de la estelada, aunque hayan puesto más barras y estrellas, se conoce que tienen mejor financiación. Y también que la contienda civil de 1936 fue una guerra de España contra Cataluña. Observen que el diario del Grande no pregunta si son partidarios de que el Gobierno tramite el proyecto Wert hasta convertirlo en ley, sino por la conveniencia de que la Generalitat aplique la ley. La conselleraRigau, después del portazo de ayer, anunció que no la cumplirá.
Concluye con ironía:
Wert tiene la culpa de que Oriol Junqueras sea independentista. La reforma educativa es la prueba de que necesitamos la consulta, ha venido a decir el hombre. Ah, si Wert no hubiera tenido el atrevimiento de hacer una ley de mejora de la Educación. Aún están a tiempo: retiren el proyecto y llamen «mi lengua propia», mejor aún «mi lengua materna» a la que peor hablan de las dos. Moveremos conmiserativamente la cabeza como cuando trataba de expresarse en catalán el honorable Pep Montilla. Todas las putas serían honestas Ramonetas y Oriol Junqueras no habría dejado de ser un prudente autonomista si no fuera por José Ignacio Wert.
Terminemos este ‘Afilando columnas’ con un tema radicalmente diferente. En El País, David Trueba se muestra muy enfadado con Antena 3. El motivo: que no sigue la línea editorial de El País y otros medios de izquierdas. No lo dice así, claro está, pero ese es el reproche que contiene su artículo Con prisas, dedicado a una información de la televisión de Lara sobre los hospitales públicos de gestión privada de la Comunidad de Madrid.
Nos cuenta el columnista del diario de Cebrián:
Las noticias de Antena 3 andan ligeramente por detrás de sus competidoras, pero tienen una nómina de presentadores envidiable. Es destacable que en plena crisis por la huelga sanitaria en Madrid quisieran echar una mirada en profundidad al asunto, robándole tiempo al embarazo de Kate Middleton. Propusieron un paseo por el Hospital de Torrejón, de gerencia privada, para tranquilizar a todos aquellos madrileños que se estén preguntando por qué tanta sospecha ante el proceso privatizador.
El caso es que el Hospital que mostraban era limpio y parecía eficiente, con habitaciones individuales y pacientes que se mostraban muy satisfechos. Vamos, lo que nunca mostrará ‘El intermedio’ de laSexta ni, posiblemente, un reportaje de El País.
El hospital apenas ha cumplido un año y su aspecto rutilante, sus diez quirófanos y sus seis paritorios y hasta su aparcamiento y acceso desde la autopista no pueden ser exhibidos como triunfos de la privatización, porque todo ello fue costeado por los impuestos de los madrileños. Otra cosa es que una vez pagadas las instalaciones sea una empresa privada quien las gestione, pero esa exhibición más bien habla de logros de lo público.
Por si Trueba no se ha enterado, le recomendamos que lea y escuche la entrevista que Periodista Digital publica con el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid —Fernández-Lasquetty: «Me sorprende que el PSOE se rasgue la vestiduras, la Junta de Andalucía tiene 17 hospitales privados trabajando para el sistema público»–. Javier Fernández-Lasquetty insiste en que son hospitales públicos de gestión privada. Pero por cierto, los pacientes bien atendidos lo son por una empresa privada.
Concluye:
En lugar de entrar en la administración, de cifrar las cuentas del centro, el nivel de coste para la comunidad o escuchar la voces críticas o el caso de otros hospitales con más larga vida, nos quedamos con las paredes recién pintadas y el mobiliario aún gozoso. Para un espectador con prisas, razones definitivas para posicionarse en contra de las protestas de los sanitarios.
Por si alguien no se ha enterado todavía, este humilde lector de columnas se lo aclara. A David Trueba le molesta que se de una versión diferente de la mostrada por el Grupo PRISA.