Tras el largo fin de semana de Reyes, este humilde lector de columnas ha de dejar constancia de que Sus Majestades de Oriente han sido generosos con gran parte de los articulistas de la prensa de papel española al regalarles la recuperación de la capacidad de escribir textos interesantes o llamativos. Acercarse a los espacios de opinión de los periódicos impresos no resulta este 8 de enero de 2013 algo tan aburrido como solía serlo durante las fiestas navideñas. Hay, incluso, variedad de temas. Junto con la entrevista –¿o no?, parafraseando a Rajoy antes de llegar a La Moncloa– desfilan ante nosotros cuestiones como los embargos de Hacienda en plan Eliot Ness, la Constitución y en nacionalismo catalán, indultos varios y TVE.
En el diario del Conde de Godó y Grande de España, Quim Monzó deja de lado el tipo de temas de máximo interés que trataba desde las elecciones catalanas del 20 de noviembre de 2012. Así, en esta ocasión no escribe ni sobre el nombre que se puede dar a un esqueleto de ballena en un museo barcelonés ni sobre el grosor de las tortillas francesas en los bares catalanes. A pesar de la aparente frivolidad de su artículo del día en La Vanguardia, Comportamiento en el restaurante, escribe sobre un tema serio. De hecho, posiblemente la cuestión es mucho más seria de lo que él cree.
Trata Monzó sobre la entrada de los Agentes de la Agencia Tributaria en plan ‘Los intocables de Eliot Ness’ –él no utiliza esta expresión– en dos restaurantes de Madrid en plena hora de la comida para proceder al embargo de parte de los bienes de dichos comercios. No le gusta al articulista que preguntara sobre este asunto la líder de UPyD: «La idea subyacente en su pregunta es que esas actuaciones recuerdan los métodos que utiliza El Cobrador del Frac, métodos que, según ella, resultan improcedentes en una Agencia Tributaria».
A Monzó le encanta la estrategia de Hacienda:
Si el método humillante del Cobrador del Frac es el que da mejores resultados para cobrar deudas no veo por qué Hacienda no tendría que utilizarlo. A
De manera que, si alguna vez estás en un restaurante y ves que entran unos funcionarios con chalecos de la Agencia Tributaria y empiezan a embargar las mesas, las sillas, el mostrador, la cafetera y lo que les parezca, tienes dos posibilidades. Una: ponerte en pie, aplaudirlos y animarlos a coger aún más cosas, por el bien del resto de ciudadanos que sí pagamos. Dos: apresurarte a acabar rápidamente el plato que estés comiendo para que, si por casualidad está en la lista de cosas a embargar, se lo lleven ya vacío y bien rebañado.
Se equivoca el señor Monzó, puesto que hay una tercera opción de comportamiento que no contempla en su artículo. Algunos que no tenemos deudas pendientes con la Agencia Tributaria no aplaudimos ese tipo de actuaciones. Acciones como las que celebra el articulista de La Vanguardia tratan de imponer un régimen del miedo y la vergüenza, sumando el escarnio público a la sanción que marca la ley.
Tomamos ahora el puente aéreo para acercarnos a la prensa madrileña. Empezamos en El Mundo, con un duro artículo de Antonio Lucas contra TVE. Se titula Nostalgias. Comienza hablando de la entrevista de Jesús Hermida al Rey:
Ese skype de cuerpo presente es otra cumbre del periodismo verité. El fallido experimento quiso ser una vuelta a la nostalgia olvidando premeditadamente que importa más lo que viene por delante. Hubo en el vis a vis un espíritu de Un, dos tres: responda otra vez.
Para el articulista es un ejemplo de lo que ocurre en la televisión pública estatal:
En TVE llevan meses achicando el ahora para volver a unos años de toquilla y Nino Bravo que distraen y enseñan a no pensar. Todo muy camp.
Si observan la oferta de la cadena pública, a cada rato alternan el hoyo de Carrero y la inocente canción del Colacao para compensar. Es una forma de no decir la verdad sin mentir. Porque el mundo ya es otro.
El resto del artículo mantiene un tono similar:
Cuando la vanguardia se concentra en los Alcántara de Cuéntame (que es buena serie), sólo queda sospechar que vamos muy jodidos. Nunca la televisión pública, en estos 30 años de Paz (por no perder el tono), ha resultado tan inútil ni perversa, tan kitsch ni anestésica. El pasado también es un bosque de cepos, una derrota conmovedora si únicamente se busca el tiempo perdido desde el folclore. Sólo falta el cinexín del baño en Palomares como prueba irrefutable de que antes de la Movida no todo eran rojos de ciclostil, putas y maricones.
Y como ya ha salido a colación al genuflexión, perdón, queríamos decir entrevista, de Hermida al Rey, veamos lo que dice Lucía Ménedez sobre el mismo. Su artículo sobre esta cuestión en el periódico de Unidad Editorial se publica ¿Divinamente?. La jefa de opinión de El Mundo recuerda que el Rey se ha presentado ante los españoles en tres ocasiones en los últimos días: «El mensaje de Nochebuena, la charleta con Jesús Hermida la víspera de la noche de Reyes y el acto de la Pascua Militar».
Lo que los ciudadanos han visto en sus casas estas Navidades es un hombre al que en un año le han caído 20 de golpe. En la Pascua Militar, Don Juan Carlos le dijo a los periodistas que estaba «divinamente», lo cual es difícil de creer viéndole con las muletas y con síntomas evidentes en su rostro de estar bajo un tratamiento que le produce efectos secundarios. No es nada raro. A los 75 años cualquier dolencia pasa una factura más alta que a los 50.
Sobre la entrevista dice:
Más allá de las no preguntas sobre Urdangarin o sobre la cacería de Botsuana, ¿quién puede entender que en una charla con toque humano el Rey no hable de la Reina cuando le preguntan por su vida? Los periodistas y los políticos sabemos que al Rey se le llama Señor y se le habla como le habló Hermida. Pero eso los ciudadanos en general no lo saben y a los más jóvenes ni siquiera les cabe en la cabeza.
Concluye:
No es que Hermida sea especialmente cortesano. Cualquier otro periodista -por listo que sea- no hubiera tenido más remedio que hacer lo mismo porque el Rey no es una persona, es una institución, y a las instituciones no se las puede entrevistar como a las personas. El Rey es un hombre de su época, que se entiende con los de su época, y de ésos ya van quedando pocos en activo en la vida política social o económica. Él, como todos los demás, intenta entender los cambios que se están produciendo en la sociedad y trata de adaptarse a ellos. Aunque a la vista está que no le resulta fácil.
Por no salirnos del tema, nos acercamos a La Razón. Borja Montoro nos regala una de esas viñetas suyas que son magníficos análisis contenido en un dibujo y unas pocas palabras. Nos muestra un matrimonio con un carrito de bebé que, mientras pasea, mantiene el siguiente diálogo:
Él: La inmensa mayoría de los españoles se siente identificada con su rey.
Ella: Normal, comparten con él, para empezar, el no haber sido nunca entrevistados por Hermida.
Por su parte, Javier González Ferrari también habla sobre la conversación. Pero, más que de la misma, escribe sobre la reacción de los nacionalistas catalanes y vascos ante la misma. Lo hace en De todos… los españoles:
Claro, a los nacionalistas catalanes y vascos no les gustó nada la entrevista que el Rey concedió a Jesús Hermida en TVE. Es que Juan Carlos es el Rey de todos los españoles y los que no se sienten como tales, salvo para pedir dinero al Ministerio de Hacienda, siempre han practicado la ley del embudo.
Y el jefe del Estado no puede estar de acuerdo con que ese Estado se fracture, se rompa, y lo ha dicho con palabras medidas y desde una serenidad de la que carecen la inmensa mayoría de quienes piden el soberanismo por la mañana y que entre todos los españoles les paguemos los pufos que ellos mismos han generado con una gestión más que discutible, por la tarde.
Concluye:
En CiU, esta vez, han preferido dar la callada por respuesta y dejar que fueran otros quienes les hicieran el trabajo sucio de la crítica. Al fin y al cabo Esquerra sigue siendo la de siempre, y eso es coherente. Quienes han abandonado su posición moderada y de sentido de Estado son Mas y los suyos.
También sobre reacciones de los nacionalistas escribe Hermann Tertsch en ABC, pero sobre las que han tenido a una palabras del ministro de Defensa. El artículo se titula La ley como provocación:
Las almas tiernas del nacionalismo del noreste se ha sentido heridas. Dicen que las han querido provocar desde este pueblo manchego y mesetario, mitad cuartel, mitad caverna. Desde Madrit, desde donde se les niega el pan, la sal y el derecho a decidir, se les ha provocado. Y en la Epifanía. Encima.
Tras comentar que la entrevista al Rey era prescindible, rechaza las críticas que algunos hacen al entrevistador aunque tampoco parece gustarle demasiado:
Al final, Hermida se portó con el Rey como era de esperar. Como lo haría un Jordi Evole en entrevista al exjuez, delincuente prevaricador y santón izquierdista Baltasar Garzón. Es decir, como amigos y con más complicidad de la que tolera una entrevista para merecer tal nombre.
Vuelve a las quejas de los nacionalistas catalanes:
Esta vez es el ministro de Defensa, Pedro Morenés, el que es reprendido por los partidos separatistas catalanes, por subrayar, con mucha razón, que en España «los militares cumplen sin atender absurdas provocaciones». Era una mínima coletilla para dejar constancia que existen esas provocaciones contra la unidad de España y contra la Constitución que la garantiza. Que los militares no las atienden es una obviedad. Quien tiene que atenderlas y actuar en justa y medida correspondencia, es el Gobierno del que forma parte el ministro Morenés.
Critica al Ejecutivo de Rajoy por no actuar:
Cómo y cuándo va a poner el Gobierno pie en pared para poner fin a este delirio no lo sabemos. Pero sí sabemos que tiene la obligación de defender a los españoles en Cataluña y fuera de ella ante las evidentes intenciones de secuestro por parte de un proyecto golpista y de alta traición. No sabemos si todavía tiene el Gobierno alguna esperanza en que Artur Mas recupere un mínimo de sentido común y de realidad.
En el caso de que Mas o un posible sustituto no cambien:
El Gobierno habrá de actuar. Nadie se agite. Nada indica que vayan a hacer falta los militares. Pero la Constitución está ahí, toda ella es ley y toda aplicable. La ley y la constitución no son la provocación. Lo es su violación y la agresión al orden constitucional, el golpismo desde el nacionalismo, en suma. Toda Europa y todo el mundo civilizado entienden esto.
Terminamos este ‘Afilando columnas’ con un artículo de Rosa Montero en El País titulado Regalo. Habla de lo que ha solicitado a los Reyes Magos en esta ocasión:
Así que este año les he pedido un regalo muy especial: que enderecen una injusticia ejemplar. Hablo de David Reboredo, ese exdrogadicto condenado a siete años de cárcel por vender en 2006 y 2009 dos papelinas de heroína que en total sumaban menos de medio gramo y valían en la calle 84 euros.
La Justicia, que desde luego es ciega (no por lo imparcial, sino porque no se entera) ha metido ahora a David en la cárcel, cuando lleva tres años limpio, rehabilitado, integrado, con pareja, trabajando en la ayuda a drogadictos.
Recuerda Montero que el Gobierno de Rajoy ha concedido 468 indultos, entre los que figuran a cuatro policías condenados por torturas y a «banqueros chorizos que siguen tan ricamente a la cabeza de sus bancos». A este respecto, habría que matizar. quien indultó a un banquero para que siga al frente de su entidad fue Zapatero. Aunque el resto, no podemos negarlo, es cierto.
Concluye:
Por cierto que, ante el clamor popular, el Supremo le rebajó la pena ¡en un año y medio! Como si eso bastara. Sí, que los Reyes nos traigan el indulto: sería un gran regalo para David, para el escritor Willy Uribe (que le apoyó con una huelga de hambre) y para todos nosotros, que así podríamos volver a creer que la justicia existe.
Estimado lector, este humilde lector de columnas se suma al deseo de Rosa Montero y pide el indulto para David Reboredo. Un hombre que no sólo no ha vuelto a delinquir sino que, además, ha ayudado a muchos otros a salir de la droga.