Por obra y gracia de Luis Bárcenas, el nacionalismo catalán ha sido definitivamente desplazado como tema principal de los espacios de opinión de la prensa de papel española. Al menos, por una temporada. Como en los mejores, o peores, tiempos del tardo-felipismo, la corrupción política es la cuestión que hace correr más ríos de tinta de la mano de los columnistas de los grandes periódicos.
En prácticamente todos los periódicos encontramos este 21 de enero de 2013 artículos sobre el penúltimo escándalo a la sombra de uno de los grandes partídos. Encontramos, por supuesto, dos excepciones. En la sección de Opinión de La Vanguardia nadie publica nada referido al ex tesorero del PP, mientras que en La Razón tan sólo Montoro ‘el Bueno’ –no confundir con el ministro– rompe la disciplina editorial y se atreve a señalar la presunta corrupción en Génova 13.
Borja Montoro ofrece una viñeta tan simple como clara. Dibuja la sede central del PP, desde la que sale una voz que dice:
Problema: Hemos estado hablando de «Luis, el cabrón», y resulta que era «Luis, uno de los cabrones».
Merece la pena también, aunque no hable de este caso en concreto, la columna de Ángela Vallvey, titulada La náusea.
El clima de corrupción que sufre España me deprime. Más que deprimirme, me avergüenza. Comencé a avergonzarme de España en aquellos años de Roldán, el GAL y los fondos reservados. Cuando la corrupción era una foto en la portada de «Interviú» de un señor en calzoncillos con michelines macilentos rodeado de putas feas, cigalas y champán. Desde entonces, para mí la palabra «Transición» está indefectiblemente asociada en mi memoria a «corrupción».
Cuenta en primera uno de esos dramas que sufren los autónomos y los empresarios españoles en su relación con Hacienda:
Hace tres semanas me pagaron una factura que presenté hace dos años; pagué el IVA correspondiente al mes siguiente y he tardado dos años en recuperar la bonita cantidad que entonces le adelanté al Estado de mi faltriquera. Los autónomos y pequeños empresarios somos recaudadores de impuestos forzados que cuando no pueden cobrar son obligados a pagar por adelantado, de su bolsillo, en nombre del moroso.
Concluye, comparando con la mitología hindú:
La clase media es como esa tortuga: mantiene a España sobre su lomo. Hablo de la clase media decente, virtuosa. Estoy convencida de que esas personas existen porque, de no existir, hace tiempo que en España no quedarían puestos en pie ni los muros de las catedrales góticas. Es esa buena gente que adelanta dinero al Estado mientras contiene las náuseas ante la corrupción. Y se hace preguntas. Y flaquea.
Donde más artículos encontramos sobre el tema de Bárcenas y la reacción del Gobierno de Rajoy es en El Mundo. Lógico, tratándose del medio que más presunta porquería está sacando a la luz sobre esta cuestión. Federico Jiménez Losantos se centra en la reacción del registrador de la propiedad metido a gobernante. Lo hace en ‘Sí, hombre…’.
Comienza apuntando contra gran parte de los medios de comunicación españoles:
La brigada del Aplauso -en sus facciones cospedálica y sorayesca-, el inmortal Comando Rubalcaba, que domina los medios públicos y puebla los privados, y un nuevo cuerpo político-mediático al que podemos llamar el ejército Perplejo, que vive esperando a que Carmen Martínez Castro diga lo que hay que decir, amén de a quién poner y quitar, han elegido una de las dos frases, dos, de Rajoy sobre los sobresueldos que Bárcenas habría dado a la cúpula del PP, la más sencilla: «no me temblará la mano si…».
Explica por qué ha tenido éxito mediático la frase en cuestión:
Unos repetirán que Rajoy se ha mostrado contundente y los otros que, para no temblarle la mano, el PP parece el Partido de Parkinson.
Sin embargo, para el turolense es más importante otra frase del inquilino de La Moncloa. Se trata de ese «Sí, hombre…» con el que titula la columna y con el que Rajoy contestó a un periodista –«un recluta del Comando R, dice Jiménez Losantos»– que le preguntó si conocía la existencia de los famosos sobres de Bárcenas. Dice sobre esta respuesta:
Y es que el «sí hombre» es una excusa clásica frente a la denuncia de infringir las leyes de fidelidad a la pareja. Ante el delito in fraganti -él o ella encamado con otra u otro-, la excusa masculina suele ser: «no es lo que parece»; y la femenina: «siento que te hayas enterado así». En cambio, si se trata de un chisme o de la sospecha de que la pareja pendonea, la réplica masculina es «tú estás loca»; y la femenina: «sí hombre…», tiempo útil para enriquecer el argumentario: falta de tiempo, niños, trabajo, etc. Por experiencia política, cuando oí decir a Rajoy «sí, hombre»… supe que sí.
Como decíamos más arriba, son varios los artículos de El Mundo que tratan sobre las corruptelas de las que hemos tenido noticias los últimos días. Como este humilde lector de columnas no ha de hacer un monográfico sobre el diario de Unidad Editorial, no puede reseñarlos todos. Así que tan sólo le ofrecerá a usted, querido lector, unos apuntes sobre Quién da los sobres, firmado por Carlos Cuesta:
Nadie los ha visto. Nadie los ha recibido. Pero nadie se atreve a negar la existencia de unos sobres que miembros del PP, entre pasillos, no dudan en admitir que se ofrecieron. Pero, sobre todo, y posiblemente lo más grave, nadie hace nada por evitar que vuelva a suceder.
Sostiene que ningún representante de los grandes partidos va a hacer nada para que cambien las cosas:
Por qué? Pues porque la falta de límites a su poder es su maná: la materia con la que se llenan los sobres -los que van repletos de billetes o los que comunican el nombramiento al frente de una sociedad-. Por eso no se acaba con los cerca de 5.000 entes, sociedades y fundaciones públicas. Por eso no se fusionan ayuntamientos. Por eso no se corta el desarrollo enloquecido de las autonomías. Porque cada uno de esos cargos, cada uno de esos gastos, cada uno de los coches, comidas, viajes, despachos o secretarias allí justificados no son sino sobres. Sobres repletos de prebendas injustas que disfrutan los políticos mientras a un país con seis millones largos de parados no dejan de pedírsele sacrificios.
No habla sólo de Barcenas, se refiere a las corruptelas políticas en general:
CiU, PSOE o PP. Los casos de corrupción no dejan de aparecer entre sus filas. Y la respuesta del Gobierno no es otra que blindar el control político de la Justicia y extender su larga mano hasta la fase de la instrucción judicial.
Recuerda que a la falta de independencia de la Justicia se suma que «hasta la prometida Ley de Transparencia ha quedado sin tocar a los partidos».
Concluye:
Así es como se llenan los sobres. Y así es como se seguirán llenando: tanto por quienes roban como por quienes permiten que se robe.
Tomamos en puente aéreo para acercarnos a la prensa de catalana. No comentaremos el diario del Conde de Godó y Grande de España, cuya sección de opinión en esta ocasión es tan aburrida que no ofrece ni tan siquiera un absurdo artículo sobre el grosor de las tortillas francesas. Nuestra atención se centra en el autodenominado ‘diario de la Catalunya real’.
El crítico de televisión Ferran Monegal escribe sobre la torpe reacción del Partido Popular al programa de Telecinco presentado por Jordi Gonzalez en el que se hablaba sobre el caso Bárcenas. Lo hace en El PP amenaza a ‘El gran debate’:
Feo asunto, sospechoso asunto, intolerable asunto, cuando un partido político -el partido que, además, está gobernando España- manda en directo una nota de amenaza a un programa de debate, porque a algunos de sus dirigentes no les estaba gustando lo que allí se estaba comentando. Nos lo contó Jordi González la madrugada de ayer. El tema estrella de ‘El gran debate’ (T-5) era el ‘caso Bárcenas’.
La responsable de comunicación del PP había enviado el siguiente mensaje al programa «Dirigentes del PP, viendo el programa, van a estudiar la interposición de acciones ante las informaciones que se están difundiendo». Monegal dice al respecto:
O sea, una intimidación sobre la marcha. El periodista Ernesto Ekaizer comentó entonces, con una mezcla de ironía y de sorpresa: «Creí que el mensaje de Rajoy, de que no le iba a temblar la mano, era para castigar la corrupción, pero resulta que no le tiembla la mano para intentar amordazarnos». ¡Ah! El nerviosismo en la cúpula del PP debe ser colosal. Aspiran a un silencio general a base de intimidar al mensajero. Lo preocupante es pensar que puedan llegar conseguir esa especie de ¡quieto todo el mundo! que pretenden instalar.
Tras elogiar el programa de Antonio García Ferreras en laSexta sobre el caso de corrupción que más titulares ocupa en estos momentos, carga contra Informe Semanal, de TVE:
El contrapunto a esa clarificadora jornada televisiva fue el bochornoso ‘Informe semanal’ que los diques de contención y manipulación de TVE perpetraron. Según su ‘Desinforme’, resulta que Bárcenas solo es un empresario solitario, sin ninguna relación con el PP. Y añadieron como guinda del pastel: «Hoy, la preocupación por el fraude es de un 17%, lejos de aquel 33% alcanzado en 1995 por la corrupción que salpicó al Gobierno de Felipe González». Y hasta se tomaron la molestia de buscar en el archivo y resucitar a toda pantalla la figura de Roldán. ¡Fantástico!
Para terminar, viaje de ida y vuelta, regresamos a Madrid. El País publica el artículo que más se comenta durante la jornada en otros medios de comunicación. Es un ‘ladrillo’ firmado por el exdiputado popular Jorge Trías Sagnier. Se titula ¿Sombras o certezas?
Como seguramente usted ya sepa a estas alturas, el autor confirma la existencia de los sobres con son dinero que servían de complemento al sueldo de altos cargos (no a todos) del PP —Un exdiputado admite el pago de sobresueldos en la cúpula del PP con dinero en efectivo de hasta 10.000 euros al mes–. Lo dice con las siguientes palabras:
Por lo que yo pude saber, y ya conté en estas páginas de forma sucinta, sí se entregaban sobres con dinero en efectivo que servían como complemento del sueldo que percibían algunos dirigentes. Creo que la cantidad máxima eran unos 10.000 euros al mes o su equivalente en pesetas antes de la moneda única. De ahí hacia abajo se percibían cantidades menores, según los cargos y responsabilidad. La mayoría de diputados y dirigentes del PP no percibía nada de esas cantidades. Y es por ellos, y especialmente por quienes les votaron, por lo que deberían dar una explicación, tanto Cospedal como Rajoy, que son quienes ahora dirigen el partido.
Es posible que ellos acabasen con esas malas prácticas, es posible, pero también deberían explicar si al principio de sus mandatos respectivos percibieron alguna cantidad de esa opaca procedencia. En resumen: queremos saber la lista de donantes y la de receptores. Nos la deben quienes fueron nuestros dirigentes, amigos algunos de ellos, e incluso aquellos que, pase lo que pase, lo seguirán siendo.
A este humilde lector de columnas le surge una duda. Si Trías Sagnier conocía lo de los sobres, ¿por qué no lo ha denunciado antes ante la Justicia para que se abriera una investigación? O, al menos, ¿por qué en vez de haber hablado de ello «de forma sucinta» –tan sucinta que nadie se enteró hasta ahora de que lo había hecho– en un medio, no se explayó a fondo para que la población se enterara de lo que estaba pasando. En fin, sus motivos tendrá.
Otra cosa nos ha llamado la atención. Nos referimos a que diga de forma clara y abierta que, pase lo que pase, va a seguir siendo amigo del ex tesorero del PP:
Con quien [Luis Bárcenas] he recorrido montañas, he tenido larguísimas conversaciones y a cuya amistad no renuncio sea cual sea su futuro.
Y por terminar esta pequeña crítica. Si Trías conoce detalles como las cantidades que se pagaban con esos sobres, no es raro deducir que sabe el nombre de algunos de sus receptores. ¿Es mucho pedir que hable de forma más clara? ¿O es que, nos tememos, su ‘ladrillo’ en El País es poco más que un brindis al sol para ganarse un aplauso y marcar distancias con quienes pueden estar salpicados por la corrupción?