Atrapada entre la 'revolución' y el aparato del partido

La JASP Talegón, la garra de Rubalcaba y la matriarca tardo-adolescente Valenciano

Sus críticas a los hoteles de cinco estrellas y los coches de lujo no logran enamorar a los anti-deshaucios

Beatriz Talegón, una de las dos máximas exponentes de los rebeldes JASP de la izquierda española —Colau y Talegón, las ‘rebeldes JASP’: «¡En mi vida he puesto el culo en un asiento de primera clase»–, contaba el 16 de febrero de 2013 en laSexta que Zapatero le llamó para mostrare su apoyo y le lanzó una preocupante advertencia:

Me preguntó qué tal estaba, me dijo que estuviera tranquila y dijo que no tenía nada que reprocharme, pero que fuera prudente y tuviera cuidado, porque hay muchos intereses detrás y se montan conspiraciones extrañas.

Talegón, que desde que saltara a la fama por el vídeo que llamaba a ‘remover la revolución’ al tiempo que criticaba que el socialismo internacional se reuniera en hortense de lujo ha tenido especial cuidado en casi todo momento en destacar que ella critica a los líderes de la Internacional Socialista, no al PSOE. Decimos que ha evitado ciriticar en ‘casi todo momento’ y no ‘en todo momento’ porque en la citada televisión llegaron a ponerle entre la espada y la pared cuando le preguntaron si Rubalcaba era el líder que necesitaba el Partido Socialista.

Tras, como cualquier veterano en la cosa política, tratar de evitar dar una respuesta clara, se vio forzada a ofrecerla, tan fuerte era la insistencia de quienes preguntaban. Tuvo que confesar que el actual secretario general de los del puño y la letra no era para ella la persona adecuada para ese cargo.

Menos crítica se le ve con el predecesor en el cargo que hoy ocupa Rubalcaba. Con su comentario sobre la conversación con ZP se retrata además en la línea de aquellos militantes socialistas que a finales de noviembre de 2012 pedían perdón por un montón de cosas que podrían resumirse en ‘no haber sido fieles al Zapatero original’ —Militantes del PSOE piden perdón por los recortes, no creer en el Banco de España y no aprobar la eutanasia–. Debe de ser por eso de «remover la revolución», claro que con el ex presidente del Gobierno metido a supervisor de nubes no se terminaron en absoluto los coches de cinco estrellas, los coches de lujo ni ni los viajes en clase Business. Pero eso deben de ser nimiedades para la JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparada) de las filas socialistas.

Pero en algo tenía razón ZP al hablar con Talegón. Las conspiraciones son como las meigas: haberlarlas, haylas. Y la mejor de todas de ellas es una foto que nos dejó este fin de semana y que nos ofrecía El Mundo —La chica de Cascais— y que nos muestra a la socialista JASP supuestamente arropada por Rubalcaba y Elena Valenciano. Claro que, más que arropar, lo que hacen los dos dirigentes con la socialista parece una cosa diferente. Es la conspiración en estado gráfico.

Rubalcaba sonríe mientras agarra, supuestamente como muestra de cariño, el brazo izquierdo de Talegón. Pero si se le observa detenidamente vemos algo muy diferente. La suya es una sonrisa forzada, asusta en lugar de tranquilizar y ofrecer calidez. Pero no es lo peor. Su mano, más que tal, parece la garra de un Nosferatu contemporáneo impidiendo que su víctima logre escapar. También podría ser, si queremos mostrarnos más benévolos, la imagen de uno de esos severos maestros de la posguerra agarrando de forma firme e inmisericorde al alumno díscolo para llevarle en volandas a la esquina del aula o, peor aún, al despacho del muy temido director.

Elena Valenciano, tan dada a comportarse en Twitter como si fuera una adolescente en vez de una señora de mediana edad y madre de familia, trata de mostrarse como una benévola matriarca del PSOE que agarra cariñosa la barbilla de la joven al tiempo que sonríe a la destinataria de su cariño. Es una pose tan forzada como la de su jefe. La mirada que lanza a Torrejón resulta inquietante, como de mala de película televisiva de sábado por la tarde. Y ese modo de sonreír, bajando inclinando su cabeza hacia delante y creando una antiestética papada-michelín sobre su cuello, parece decir «como no te estés quieta te vas a enterar, niñata».

No sabemos que palabras se pronunciaron en ese encuentro que parece producto de una emboscada preparada para lograr la foto de los dos jefes supuestamente arropando a la joven promesa. Suponemos que fueron, o pretendieron parecerlo, cálidas. Aunque, para ser verdad, la imagen de Talegón parece indicar lo contrario o que, al menos, comprendió de que iba aquello.

Es la única que aparece natural en la foto. Se la ve tensa, con una expresión de la cara entre incómoda y asustada. Es la viva imagen de la fragilidad de la JASP revolucionaria de partido atrapada entre la garra del jefe y la sonrisa de medusa de la matriarca tardo-adolescente. Fue un mal trago para la estrella socialista del momento dentro del partido. Fuera del mismo tuvo también otro. Quiso, como ya lo intentaron otros durante el 15-M, mostrarse como una política ‘indignada’ y acudió junto con el ex ministro López Aguilar a una manifestación anti-desahucios. Una y otro fueron abucheados y anti-zarandeados. Con lágrimas en los ojos, Talegón tuvo que abandonar el lugar.

Talegón es la JASP del PSOE, el papel de JASP de los indignados le corresponde a Ana Colau. Tan sólo Alberto Garzón ha logrado con éxito ser un Joven Aunque Sobradamente Preparado con la doble faceta.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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