Los domingos, siesta. No universal, que hay noticia en La Gaceta (lo están viendo) y en El Mundo (‘Corinna asesoró a Lukoil ante Repsol y al Fondo Hispanosaudí’) -LEA EL TRASGO EN LA GACETA-.
El País tira de otra pata de Prisa, Metroscopia, para contarnos que ‘La UE salva el euro pero pierde a raudales el apoyo ciudadano’. En general, a El País le pasa lo mismo últimamente. ABC saca a Su Majestad todo recuperado, cuyas ipsa verba recoge reverente para abrir su edición cual si fueran dignas de grabarse en bronce: “Estoy muy bien, ya no me duele la espalda ni nada”. Palabras para la historia, sin duda.
Y La Razón parece haberse cogido el finde –su director, Marhuenda, debe delegar muchísimo por lo muchísimo que se le ve en la tele, de programa en programa– y se marca una de sus portadas chipiritifláuticas, de esas que valen para todo: ‘La Iglesia busca al mejor Papa’. Oh, vaya, y yo que pensaba que buscaban al peor… Imagino a Marhuenda apostillando: “Desgraciadamente, Mariano Rajoy no es cardenal”.
Ya en lo digital, damos vueltas al asunto del alcalde socialista de Ponferrada, Samuel Folgueral, que ha salido elegido con el voto de un acosador sexual… El Día Internacional de la Mujer. El PSOE dio luz verde hasta que empezó a correr la voz de alarma en las redes sociales –Twitter, sobre todo–, que son el equivalente moderno del alcalde de Móstoles de 1808.
Ahí fue cuando a Rubalcaba, que también anda de bolos por las cadenas, empezó a parecerle mal y dio contraorden. Pero el bueno de Folgueral pensó que si París bien valía una misa, de Ponferrada podía decirse otro tanto con respecto a la militancia socialista, y entre dejar de ser del PSOE o dejar la vara de alcalde, eligió lo obvio, que aquí se viene para lo que se viene.
En Público, Antonio Avendaño (‘Lo siento, me he equivocado… pero no voy a dimitir’) le da un vuelta y vuelta al partido con más razón que un santo, y que me perdone la comparación: “El Partido Socialista está gestionando este error político de un modo bastante parecido a como vienen gestionando los suyos la Casa Real o el Partido Popular: diciendo que asume sus responsabilidades pero sin asumirlas realmente, es decir, sin pagar precio alguno por asumirlas. En otros tiempo ello habría sido posible, hoy no lo es. Hoy el sistema de pesas y medidas que utiliza la cabreada ciudadanía para evaluar la conducta de sus dirigentes es mucho más exigente y preciso que antaño”.
No sé si estoy de acuerdo con eso último. Yo creo, más bien, que las redes sociales tienen un efecto amplificador que no pasa una. Rubalcaba fue a Telecinco y puso su mejor cara de “a mí no me miren, que soy el de las cervezas”. Todo fue un malentendido, cosas de por allí, pero no lo vamos a consentir y toda la retahíla que sueltan cuando les pillan, ni un segundo antes.
Antón Losada, muñidor de todo lo sociata, aprovechó que el Sil pasa por Ponferrada para meterle un rejón a Rajoy que, por una vez, no tenía culpa en esta historia. Al menos, glosó Losada, Rubalcaba estaba dando la cara, no como Rajoy, “que rehúye la prensa”. No escuchaba un argumento tan peregrino desde que abandoné el parvulario y dejé de oír “Pues mi papá es policía”.
En cualquier caso, esas ganas que tienen tantos periodistas de que les mientan siempre me ha llamado bastante la atención. En otro canal arengaba Cayo Lara, y en el citado Público, Arturo González nos deprime glosándolo –’Rubalcaba versus Cayo Lara (o al revés)’– y sacando sus particulares conclusiones: “Habida cuenta de que las posibilidades de anarquismo son cero, las posibilidades de marxismo resurgido son cero, las posibilidades de ruptura del sistema son cero, las posibilidades de revolución violenta son cero, las posibilidades de éxito de los abstencionistas, por mucha que sea la abstención, son cero, la única posibilidad de mejorar nuestras empobrecidas vidas pasaría inevitablemente por un entendimiento sereno entre las fuerzas menos reaccionarias, PSOE e IU, que, separados tampoco tienen posibilidad de mejorarnos. Pero seguramente soy un ingenuo”.
Me deja a cuadros que alguien pueda pensar que la solución pueda venir de la mano del PSOE o de IU, no digamos de los dos juntitos. Pero lo que me pone los pelos como escarpias es esa expresión, “la posibilidad de mejorarnos”. No la administración de lo público, no el gobierno: a nosotros. Y ahí, creo, está lo que hace de la izquierda izquierda: su funesta manía de “mejorarnos”, a usted y a mí. Sucede invariablemente que muchos de nosotros estamos demasiado maleados para ser susceptibles de su mejora, y entonces es cuando se recurre a la segunda parte, que mejor les obvio si han leído algo de la alegre historia del comunismo en el poder.
Huy, que se me pasaba: ‘Miles de personas protestan en toda España “por seis millones de razones”, que leo en el Bluffington Post. El seis debe de ser un número cabalístico, mágico, porque con cinco, los cinco de Zapatero, estábamos encantados o, al menos, no había razón para salir a la calle, no fuéramos a turbar el sueño del señorito José Luis. En cualquier caso y por lo que sé de cómo se informa de estas cosas informes, no ha debido de dar para mucho cuando los adictos a la causa hablan de “miles”. Tocan a muchas “razones” por manifestante, me parece a mí.