Corinna, sea princess o no, vuelve a reinar en los espacios de opinión de la prensa de papel española el 20 de marzo de 2013. No tiene el dominio absoluto que llegó a obtener unas semanas antes, cuando se dedicó a protagonizar portadas gracias a entrevistas en diversos medios, es cierto. Pero de todos modos sí ha logrado que le dediquen textos dignos de ser destacados. Por supuesto, también encontramos artículos sobre la corrupción. En relación a esto último se producen situaciones tan sólo posibles en la prensa catalana, que de darse en periódicos de otros lares, serían considerados dignos de ser comentados por Iker jiménez en su televisiva ‘nave del misterio’. Nos referimos a que un célebre imputado abra la portada de un rotativo y no se de dedique una sola palabra en los artículos de esa misma publicación, a pesar de que alguno haya dedicado a las corruptelas políticas.
Como no es bueno dejar los fenómenos paranormales para el final, empecemos por este último asunto. El autodenominado ‘diario de la Catalunya real’ abre su portada con un contundente y grandísimo «Tocado» acompañado de una foto de Oriol Pujol tapándose la boca con una mano. Se refiere, por supuesto, a la imputación del hijo del doble catalán del Maestro Yoda por el caso de las ITV. Así que, cuando el lector se encuentra con una columna firmada El circo de los ventajistas, firmada por Rosa Paz, se imagina que hablara del hasta ahora secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya y, ¿por qué no?, otros miembros del clan del ‘Molt Honorable’ por excelencia u otros militantes de CDC sospechosos de corrupción.
Pues no, estimado lector, no espere encontrar en este artículo de El Periódico una sola referencia a corruptelas de barretina. Los nombres que aparecen en el texto señalados como ventajosas son Luis Bárcenas, Diego Torres y Corinna Larsen. Dice de ellos:
Se han convertido en carne de informativo, así que qué decir de ellos que no se sepa, más allá de que dejan a los gobernantes en el ridículo de increíbles desmentidos que luego ellos -o sus entornos- demuestran documentalmente, que les mueven en un vaivén de dimes y diretes que empieza a ser insoportable.
Concluye:
Si la alargada sombra de Chipre da miedo, este circo de los ventajistas aumenta la irritación social. Así que sería de agradecer que los afectados dejaran de escurrir el bulto, aclararan lo ocurrido, limpiaran el patio y se dedicaran a buscar la manera de recuperar la economía y el bienestar ciudadano.
Está bien que se hable de presuntos chorizos y comisionistas de otras partes de España. Pero de hacer caso a los columnistas catalanes parece que la corrupción nunca pasase por las tierras del 3 por cierto –¿O era el 4 por ciento?– ni tan siquiera cuando aparece en las portadas de los periódicos de Barcelona.
Otro que habla de corrupción, pero sin eximir a partido ni región alguna, es Gabriel Albiac en ABC. Lo hace en Autómatas delictivos. Como siempre, el magistral filósofo es incisivo y no tiene miedo a pisar los callos de los curruptos y sus partidos, así como de un sistema que les favorece:
Bárcenas, Blanco, Pujol, ahora. ¿Qué tienen en común? La contabilidad de sus partidos. La cual es la frontera insoslayable que, en España, marca el vago ‘no mans land’ entre política y crimen, entre Estado y mafias. Así sucede desde que la Constitución de 1978 -y la Ley Orgánica de Financiación de Partidos Políticos de 1987, vigente hasta 2007- dejó ese territorio en una indefinición primorosamente calculada para satisfacer a todos. Los partidos, por supuesto.
Puede ser que estos tres de ahora hayan delinquido en beneficio propio: no serían los primeros. O hasta puede que no, forzando un poco la esperanza en los milagros. Lo que parece estar fuera de duda es que de su presunto delito fueron beneficiarios sus partidos. Habrá quienes consideren que eso es delinquir menos. Se equivocan. Robar en beneficio propio es un trivial delito: para acotarlo están las leyes y las penas. Robar en beneficio de una institución cuyo teórico objetivo es el de representar al ciudadano, es el crimen más grave que puede ejercerse contra una sociedad moderna.
Sostiene que no estamos en un «sistema de corruptos», sino en «un sistema corrupto: aquel que hace piña con sus delincuentes». Dice de la permanencia de Pujol y Blanco en sus escaños:
Si sus conmilitones no se supieran parte del mismo general sistema de saqueo, a esos dos los sacarían de cargo y partido a bofetadas. No lo hacen. A pesar del coste que saben que su permanencia acarrea frente a la ira en ascenso de quienes les votaron. No lo hacen: tienen poderosísimas razones para no hacerlo. Sin Pujoles ni Blancos, la cuenta corriente de todos ellos sería mucho más precaria.
Concluye:
Es hora de saber a qué contables beneficios responde la adopción del oficio político por parte de gentes que, en una aplastante mayoría, nunca tributaron a Hacienda por ingresos que no estén relacionados con su actividad partidista. Y que son, al menos, conscientes de su perfecta incompetencia para ganarse la vida en otras actividades menos áureas: trabajando, por ejemplo.
Acaben en la cárcel los individuos que, en beneficio propio, robaron; ésos en quienes la fiscalía aprecia hoy indicios de prevaricación. Acaben en la cárcel, hayan sido ministros, senadores, diputados o archipámpanos de las Indias. Pero eso es sólo el principio. Los partidos españoles son -en lo contable- autómatas delictivos. Y esto sólo una regeneración constitucional completa podrá cortarlo.
Este humilde lector de columnas se teme que los políticos de todos los partidos pondrán los mayores empeños en que la regeneración que reclama Albiac, y muchos otros españoles, no se lleve a cabo. Tienen demasiada porquería, nos tememos, que ocultar. Y, además, vivir de los demás puede terminar siendo realmente adictivo.
También en el diario madrileño del Grupo Vocento nos encontramos un artículo dedicado a la ‘amiga entrañable’ y ‘cercana’ del Rey, a esa autodefinida como ‘asesora estratégica del Estado español’, a la compañera de comidas ‘privadas con el ministro de Asuntos Exteriores’. A estas alturas, querido lector, usted ya sabe a quien nos referimos. Ramón Pérez-Maura, adjunto al director del ABC, firma Corinna y sus coriferos. Arranca:
Sólo faltaba que se pidiera al director del CNI comparecer ante la Comisión de Gastos Reservados del Congreso de los Diputados para preguntarle por los contactos del Gobierno con la falsa Alteza Serenísima apellidada Princesa zu Sayn-Wittgenstein-Sayn.
Por esta primera referencia, pareciera que Pérez-Maura va a criticar al princesa no princesa alemana. Sin embargo, puede que sea sólo una estrategia para que el lector baje la guardia ante la posterior defensa. Nos encontramos que al adjunto al director del diario monárquico por excelencia no le parece mal que «la falsa Alteza Serenísima» hiciera uso y disfrute del bienes inmuebles del Estado:
Y pretender montar un escándalo por el uso de residencias oficiales que están permanentemente a disposición de toda clase de huéspedes del Estado es de una hipocresía barata.
¿Era entonces Corinna una huésped del Estado? ¿Su residencia en un palacete en el recinto de La Zarzuela es entonces igual que cuando un presidente o un primer ministro se aloja en El Pardo cuando hace una visita oficial a España? Seremos muy hipócritas, pero a algunos no nos parece que sea así.
Pero atención. Si parece que no hay nada irreprochable en la amiga entrañable del Rey, sí que hay un problema con los medios a los que ella ha ofrecido entrevistas:
El problema en este caso está en quienes han querido hacer el juego a Corinna. En los medios que publican fotos de publirreportaje suministradas por la entrevistada a mayor gloria propia; en los que dan altavoz a quien solo estaba interesada en protegerse a sí misma después de haber estado durante años haciendo labores de comisionista que yo siempre defenderé, pero a cambio de asumir el coste que ese tipo de ejercicio conlleva. Medios que en algún caso han cometido la bazofia periodística de publicar despliegues multicolores y de muchas páginas de entrevista sin firma -si el Eduardo Sánchez Junco que ganó el premio Luca de Tena llevantara la cabeza…-. Medios, en fin, a los que sólo importa publicar una parte de la Verdad que siempre tiene la misma dirección de tiro.
Concluye:
Pero los medios que se ponen a disposición de esa mujer sin presentar todas sus contradicciones, que cuentan o intentan contar las actividades en las que tuvo participación buscando el enfoque más dañino para su objetivo final, el Rey, pero no para quien ha acudido a ellos, lo que están poniendo en evidencia, una vez más, es cuáles son sus verdaderos intereses. Y la satisfacción que tienen con cada ejemplar que venden en defensa de esos intereses bastardos.
Este humilde lector de columnas ha terminado realmente confundido. Si no hemos entendido mal, Corinna no ha hecho nada malo, quien ha decidido que disfrutara de ciertas prebendas a cargo de los contribuyentes tampoco, pero quien le ha entrevistado sí está guiado por intereses y objetivos ilegítimos. El problema no es que Corinna diga ciertas cosas, no, ella es irreprochable. Quienes actúan mal, parece ser, son El Mundo y Hola por publicar lo que la comisionista le ha contado ante una grabadora. Si, como reza el célebre título de Gabriel García Márquez, ‘El coronel no tiene quien le escriba’, ahora ‘La Corinna sí tiene quien le defienda’.
Otro que escribe sobre Corinna, pero en sentido muy diferente es David Gistau en El Mundo. Su columna se titula Rusos blancos:
La clandestinidad de Margallo y Corinna, ¿no os parece?, resulta decepcionante desde el punto de vista de la chismografía. No hay recorrido erótico en una cita secreta cuyo único pecado con el que es posible fantasear consiste en una conversación sobre primas a las energías renovables, y a partir de primas imagínenme bostezando.
Deja claro que en sus fantasías Corinna sería una buena ‘amiga entrañable’ para él:
De los tres personajes que tienen al Estado en vilo por lo que puedan filtrar o declarar, Corinna es el único por el que querríamos tener que decir «Sólo somos buenos amigos». Los landistas me comprenderán, porque los otros dos son Bárcenas y Diego Torres, que, en fin, digamos que nos pulsan otras teclas interiores, las que no guardan relación con la predisposición a contratar a la tuna para que aparezca en la cena tocando clavelitos.
Gistau concluye:
Después de que se haya intentado implicarla en las trapacerías de Nóos, Corinna está en lucha con el Estado, y no me parece que sea contra la voluntad del Rey. A veces creo que irá a buscarlo a Zarzuela, lo liberará, y ambos se irán a vivir una vida como de rusos blancos en París, pero sin conducir un taxi.
Como Pérez-Maura lea estas últimas frases le entrará un grado tal de indignación que es capaz de montar una acampada de ‘quince-emeros’ monárquicos en la puerta de Unidad Editorial.
Y para concluir, volvemos a los asuntos de las corruptelas varias de la mano de Federico Jiménez Losantos. El turolense firma Pujolet, como Pepiño:
Lo peor del caso de las ITV por el que ha sido imputado Oriol Pujol es que demuestra el escaso grado de independencia u originalidad en las estafas perpetradas desde el poder político en Cataluña y en el resto de España. De hecho, el escándalo de la concesión presuntamente ilegal de las ITV catalanas salta en la investigación del caso Campeón, cuando la policía tira del hilo de una gasolinera de Lugo y, zas, aparece a orillas del Llobregat, con el gran Pepiño como mago del derecho a construir, versión municipal y espesa del derecho a conceder que se atribuyen los separatistas catalanes en virtud de su derecho a decidir.
Finaliza:
Si en vez del maricomplejinismo hubiera en Moncloa algo parecido a un Gobierno, el separatismo catalán, con los Pujol y Mas a la cabeza, sería decapitado. No habrá tal. Lástima. El Hotel Palace, modesta sede del pío Duran, primer siervo del Papa de los pobres, habilitaría una planta para imputados de CiU, bautizada Hospedería El Banquillo. Dado el carácter multinacional, o sea español, de la corrupción catalana, sus íntimas relaciones con la Hispania Profunda -las murallas de Lugo son pura Hispania- y la costumbre de aferrarse al escaño para torear jueces, pepiños y pujolets acabarían quedándose a vivir en Madrid. Y vuelta a empezar.