El filósofo y periodista Gabriel Albiac ha publicado en ABC el 15 de abril de 2013 un artículo con el título de El silencio en torno a Carromero. En este texto reflexiona en torno a la actitud del Gobierno de Rajoy ante el accidente en el que murieron el líder del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), Oswaldo Payá, y Harold Cepero, líder de esta organización opositora cubana.
Arranca retratando el accidente:
Los hechos, recordémoslos. El 22 de julio de 2012, el coche que conduce Ángel Carromero se estrella en una carretera cubana. Mueren los dos opositores que ocupaban los asientos traseros: Oswaldo Payá, cabeza moral del anticastrismo, y Harold Cepero. El sueco Aaron Modig, en el asiento del copiloto, sale ileso. La mitad delantera del coche aparece intacta en las fotos: ni vidrios ni airbags han saltado. La mitad de atrás está laminada.
Escribe sobre el vídeo en el que el joven español se auto inculpa:
Podríamos decir que el vídeo es extraño. Pero no lo es, para cualquiera que conozca cómo funcionan policía y justicia en el castrismo. La imagen es la de un zombi dopado hasta las cejas, que recita un texto aprendido de memoria. ¿Redactado por quién?
También reflexiona sobre el silencio del Gobierno español una vez que Carromero llega a España para cumplir la pena impuesta por la dictadura cubana:
Nada sucede sin motivos. La hipótesis más verosímil de ese silencio remite a la crónica debilidad de los gobiernos españoles con la dictadura castrista. Hay dos versiones de ello. Una respetable, la humanitaria: el gobierno de Madrid estaría pendiente de gestiones para obtener la liberación de presos políticos en Cuba, que quedarían rotas en el caso de que la narración de la verdad sobre el caso Carromero provocase un conflicto diplomático serio. Otra, más cínica: los intereses comerciales españoles en Cuba son demasiado grandes para ponerlos en riesgo en un momento económico tan frágil como éste.
Recuerda que Carromero contó en una entrevista a The Washingtong Post:
Cuenta cosas gravísimas: «Según salimos de La Habana, un tuit de alguien cercano al gobierno cubano anunciaba nuestra salida: Payá camino de Varadero». Los siguen tres coches que se van turnando. El tercero los embiste. Pierde el conocimiento. Ya en el hospital, comienza a ser drogado por vía intravenosa: permanecerá en ese estado hasta salir de Cuba. Cuando llega el momento de la declaración, aparece un personaje «que se identificó como perito del gobierno de Cuba y que me transmitió la versión oficial de lo sucedido. Si colaboraba, no me pasaría nada». Si no…
Concluye Albiac:
Carromero lleva en Madrid ya tres meses. Callado. «He recibido amenazas de muerte en España», explica al WashingtonPost. El miedo de un hombre es respetable. La ocultación de un crimen de Estado, no. Y esto es lo que se pudre en ese estuche de silencio. Hermético.