La lectura del resumen diario de prensa puede ser un ejercicio, si es que lo practica, muy duro para Rajoy el 26 de abril de 2013. Y no sólo por las catastróficas noticias económicas, que no dejan de ser datos que sin duda alguna el inquilino de La Moncloa conocía antes de hacerse públicos. En los espacios de opinión de los periódicos de papel hay una buena colección de textos en los que no se le llama ni guapo ni eficiente. Y, como para completar los disgustos del Gobierno, una de las mejores internacionalistas del periodismo español pone a García Margallo como chupa de domine. Eso sí, uno de los más veteranos periodistas del país quiere ver lo increíble: la economía española va por el buen camino.
Arrancamos, como ya es costumbre en nuestros ‘Afilando columnas’, en la Ciudad Condal. Anton Losada –la cuota no catalana de la prensa subvencionada por Mas tiene una alta proporción de gallegos– escribe en el autodenominado ‘diario de la Cataluña real’ un artículo titulado El Gobierno más irresponsable del mundo. Comienza fuerte el texto en El Periódico:
Sabíamos que este Ejecutivo invertebrado que preside Mariano Rajoy prefiere no explicarse. Cuando alguien le demanda alguna aclaración, se indigna tanto que parece como si se hubiera faltado al respeto a una madre. Ahora hemos confirmado que este Gobierno no sabe ni echar las cuentas de la lechera.
Concluye:
Carece de importancia que la realidad dramática de las cifras desmienta la presunta utilidad milagrosa de las políticas de sufrimiento masivo aplicadas sin más orden ni más razón que la fe ciega en un puñado de gilipolleces económicas en las que ya solo creen los economistas muertos. Con el desahogo ilimitado de quien sabe que nunca va a pagar las consecuencias de sus actos y sus errores, el mudo Rajoy, el riente Montoro, el repeinado De Guindos o la chispeante Fátima Báñez siguen señalándonos con el dedo y echándonos en cara que los equivocados somos nosotros.
Tomamos el puente aéreo y, tras aterrizar en Madrid, lo primero que hacemos es asomarnos a El País. Fernando Vallespín firma en el diario de PRISA Edipo en La Moncloa:
Nuestro Presidente del Gobierno se confirma una vez más como el primer caso de la historia de la política en la que un líder se presenta a sí mismo como inútil, superfluo. Poco a poco va adquiriendo el perfil de un personaje shakesperiano. No, algo más trágico todavía, como un personaje de Sófocles. Las causas del sufrimiento que infringe a sus ciudadanos las presenta como si fueran el producto de la maldad de los dioses, de un destino ciego o de los funestos designios de otros (…) La Moncloa se parece cada vez más al palacio de Edipo Rey, en ella sus pobres inquilinos se esfuerzan en descifrar los enigmas encerrados en las maquinaciones de la troika.
Compara a la Soraya Sáenz de Santamaría con el registrador de la propiedad metido a gobernante:
Hoy es uno de esos días en los que toca transmitir el mensaje, el aciago ritual de cada viernes. Ella al menos da la cara. Él se refugia en las pantallas de plasma o en las comparecencias sin preguntas de la prensa. Cultiva con fruición su condición de «acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma», por volver a Shakespeare.
Finaliza:
El duro ajuste ha recaído hasta ahora sobre el sector empresarial y sobre los asalariados y los beneficiarios de prestaciones sociales. ¿Para cuándo una auténtica reforma del Estado, de sus multiplicidades y laberínticas superposiciones de órganos? ¿A qué espera para convertirse en un líder activo y respetado en Europa? ¿Qué ha pensado para resolver la ya insoportable crisis institucional? Nada, silencio. Como el silencio de los corderos que acuden a su sacrificio ritual del viernes dirigido por un presidente que parece habitar en un domingo sin fin.
Pero las críticas no le llegan a Rajoy sólo desde la izquierda. Ignacio Camacho también escribe sobre él, pero no sólo de él, en Síndrome de angustia, columna publicada en ABC. Arranca citando al inquilino de La Moncloa:
«Ya bajará», contestó un imperturbable Rajoy cuando le fueron a comunicar, hace un año, que la prima de riesgo había alcanzado la zona roja que marcaba la expectativa del rescate. Y la prima bajó, en efecto; pero con el paro, el verdadero indicador de la temperatura social del país, no caben actitudes contemplativas porque no está sujeto a los factores volátiles de la especulación financiera.
Añade:
Con seis millones de parados es imposible vender expectativas. El tiempo de la gente es distinto al de la política. Aunque la recuperación puede resultar una hipótesis verosímil en el análisis del comportamiento de la macroeconomía, nadie va a aceptarla en el marco de una destrucción masiva del empleo que abrasa la realidad de las empresas y de las familias (…) La acción del Gobierno, basada en la necesidad de purgar una economía gravemente enferma, necesita unos plazos que el país ya no concede.
Continúa:
El presidente, acostumbrado al hermetismo estoico, resiste en solitario el chaparrón confiado en las virtudes de la espera; su calendario descuenta estos meses lúgubres como parte de una catarsis necesaria. Encontró una situación desesperada y pretende tocar fondo en ella antes de iniciar un lento despegue.
Concluye:
Sin otro relato que el de la resistencia, y aun éste mal construido y peor comunicado, no sólo pierde crédito el poder sino la política misma. Hay un riesgo de que la quiebra sociolaboral provoque una fractura de los sentimientos que sostienen el vínculo democrático. La fe sin resultados no funciona en el marco político. Y la descreencia abona el terreno para los predicadores oportunistas de religiones sucedáneas.
Rajoy podrá tener un momento de respiro, en esa hipotética lectura del resumen de prensa, cuando tenga ante sí la columna de José María Carrascal en el diario madrileño de Vocento. Se titula ‘E pur si muove’, en referencia a la muy conocida frase (al menos para quienes tenemos suficiente edad para no ser víctimas de la LOGSE) de Galileo Galilei. Se plantea en hombre de las corbatas más famosas de la historia de la televisión en España:
¿Significa [los seis millones de parados] la tendencia actual de la economía española? Pues no. No, porque esa tendencia viene marcada por cifras en dirección opuesta: los intereses de nuestra deuda, que vienen bajando gradual e ininterrumpidamente, y nuestra prima de riesgo, hoy la mitad de lo era hace algo más de un año. Lo que representa no sólo miles de millones de euros de ahorro en la principal partida de gasto de nuestro presupuesto, sino también que los inversores extranjeros empiezan a tener confianza en la economía española.
Añade:
La conclusión que saca alguien sin telarañas en los ojos o la mente es que las reformas del gobierno Rajoy están surtiendo efecto. ¿Cómo se compagina con la subida del paro? Se lo puede explicar cualquier estudiante de primero de Económicas: el empleo es el último en acusar la mejora de una economía. Antes, ésta tiene que crecer. Y para que crezca, hay que sanearla, eliminar sus desequilibrios y sus malos hábitos que la impiden crecer.
Añade:
Naturalmente, los que constituyen el enorme peso muerto de la economía española, los que viven de esa inmensa deuda, los que la han incorporado a su plan de vida o a su programa político protestan airadamente. ¿Cómo no van a protestar si el éxito de Rajoy significaría para ellos no volver a vivir ni a gobernar durante la próxima década por lo menos?
Este humilde lector de columnas lee y habla con muchos economistas y analistas que están muy lejos de alinearse ideológicamente con esos a los que Carrascal reprocha no ver el éxito de Rajoy porque esto les impediría volver al poder. Y, curiosamente, expertos no son precisamente próximos al PSOE coinciden en que la situación está muy lejos de mejorar. Cualquiera podría pensar que Carrascal ha sido poseído por el espíritu de Rajoy o, peor todavía, de Montoro ‘el malo’.
Concluye:
Epursimuove, pero se mueve, como decía socarronamente Galileo tras declarar ante un ridículo tribunal que la Tierra era el centro fijo del universo. Como se mueve la economía española pese a los gritos por la política que nos ha llevado a la situación actual. Conviene advertir, sin embargo, que para que esa tendencia devuelva España a la plenitud económica, se necesita completar las reformas emprendidas por el Gobierno. Si le dejan, pues no hay nada hoy más inmovilista que la izquierda en general y la española en particular.
Queda claro. Si usted es lector de autores como Daniel Lacalle —[VÍDEO ENTREVISTA] Daniel Lacalle: «Rajoy va a eliminar deducciones al impuesto de sociedades y luego volverá a subir el IRPF y el IVA»— o el maestro Carlos Rodríguez Braun, ahora resulta que es un peligroso e inmovilista izquierdista. Claro que igual Carrascal prefiere no enterarse de que este tipo de analistas existe.
Pero Rajoy no es el único miembro del Gobierno que recibe palos en algún artículo en esta jornada. La crítica que hace Ana Romero –una de las mejores expertas de los medios españoles en política internacional– al ministro de Asuntos Exteriores es simplemente demoledora, y merecida. Se titula Margallo lee mucha prensa:
Esta vez ha sido José Manuel García-Margallo, el ministro de Asuntos Exteriores amiguísimo de Mariano Rajoy, como a él le gusta que se le tenga catalogado. En su recién terminada gira por Oriente Próximo (por fin, 15 meses después de llegar al Ministerio), Margallo ha dicho a los periodistas a los que llevó con él en su avión que se enteró «por la prensa» de la creación del consulado de España en Gaza. Lo dijo en Jerusalén, donde acababa de recular ante los israelíes para cancelar el proyecto.
Recuerda que la creación de dicho consulado fue publicada en el BOE con la firma del propio ministro. Añade:
Margallo, que firma una orden de la que se entera por la prensa, se informará hoy seguramente por el artículo de Pablo Pardo en EL MUNDO de que el ministerio al que representa se ha parapetado detrás de París y de Moscú para boicotear la histórica propuesta de resolución de EEUU para permitir que la Minurso (los cascos azules que pasean por El Aaiún sin poder intervenir en caso de abusos) incluya en su misión la vigilancia de los Derechos Humanos.
Ironiza diciendo que Margallo también se enterará por la prensa de que él mismo ha dado órdenes de mantener la ambigüedad con Marruecos y hasta de sus encuentros con Corinna. Concluye:
Finalmente, se enterará Margallo por la prensa de que a sus colaboradores no les gusta que les llamen listillos o enteradillos cuando intentan explicarle que la Casa del Mediterráneo, ésa cuya nueva sede él acaba de inaugurar hace tres semanas, le cuesta a los españoles más de 700.000 euros al año. Quizá se entere por la prensa Margallo de que la Casa está dirigida por su amiguísima Almudena Muñoz (profesora de Derecho Tributario ahora experta en cuestiones mediterráneas). Y de que está en su feudo político, Valencia.
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