Ramón Lobo y la revista Mongolia, principales estrellas de la noche

El Club Internacional de Prensa entrega sus premios en un acto en el que los periodistas critican al PP y los políticos del PP hacen la pelota a los periodistas

Ana Botella y el ministro Wert, grandes ausentes en una ceremonia en la que se habían comprometido a participar

El Club Internacional de Prensa entrega sus premios en un acto en el que los periodistas critican al PP y los políticos del PP hacen la pelota a los periodistas
Entrega de premios del Club Internacional de Prensa. Club Internacional de Prensa

El presidente de la Audiencia Nacional entregó el premio a la Defensa de los Valores Humanos a Ricardo Boye, condenado por el secuestro de Emiliano Revilla y cofundador de Mongolia

Tarde-noche de gala en el pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez en el madrileño Parque del Retiro, propiedad del Ayuntamiento de Madrid, el 8 de mayo de 2013. La entrega de los Premios del Club Internacional de Prensa se podría resumir en la siguiente frase: Los periodistas critican al PP y los políticos del PP hacen la pelota a los periodistas. Claro que los citados políticos no eran todos los que se esperaban, fallaron el ministro de Cultura y la alcaldesa de Madrid. Aunque no se dio explicación oficial alguna sobre su ausencia, en el caso de Wert se le dijo a Periodista Digital que no acudía por haberse prolongado la sesión parlamentaria.

Hubo varias estrellas en el evento. Al hablar en nombre de todos los galardonados, una de ellas fue el veterano Ramón Lobo, uno de los afectados por el reciente ERE de El País. Otra de ellas, que se esforzó mucho por serlo, fue la presentadora del acto. Helena Resano, al más puro estilo Ana Pastor, no se conformaba con ser una simple maestra de ceremonias. Sus intervenciones eran discursos por si mismas o quiso destacar, a la hora de nombrar a los galardonados, que ella fue compañera de uno de ellos en televisión española.

Pero, sin duda alguna, el protagonismo absoluto recayó en la revista Mongolia, aunque ninguno de sus representantes se pusiera delante de un micrófono. todo fueron elogios a la publicación satírica. Lobo comenzó su intervención diciendo que eran los responsables de ese medio quienes tal vez deberían haber intervenido en nombre de los premiados. Y hasta el presidente del pleno del Ayuntamiento de Madrid, el ‘popular’ Ángel Garrido, dijo que tras escuchar al veterano periodista él también hubiera preferido que fueran los de Mongolia quienes hablaran en su lugar. Hasta se permitió bromear con ellos: «yo os sigo en Twitter y vosotros me seguís a mí. Al principio pensé que me seguíais porque tengo algo que decir, pero después me di cuenta de que es porque tengo mucho que parodiar».

Garrido quiso hacer un guiño a los presentes recordando una de las citas sobre periodismo y política más célebres, diciendo además que él la compartía. La frase en cuestión es:

Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo.

El político atribuyó la frase a quien fuera ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal Alemana entre 1974 y 1992, Hans-Dietrich Genscher. El guiño a los periodistas hubiera quedado mejor si él, o quien haya escrito el discurso si es que tuvo un ‘negro’ para esa intervención, se hubiera documentado un poco mejor. El autor de la cita es el tercer presidente de EEUU, Thomas Jefferson, que la escribió en 1787, cuatro años antes de llegar a la Casa Blanca y 140 años antes del nacimiento de Genscher.

Con independencia de que el público asistente se diera cuenta o no de la equivocación, su intervención recibió un aplauso poco entusiasta y más bien protocolario del público. De hecho, gran parte de los asistentes ni tan siquiera aplaudieron. Lo mismo le ocurrió al presidente del Congreso, Jesús Posada. Por cierto, que este último agradeció la capacidad de autocrítica de los periodistas que mostró la presidenta del Club Internacional de Prensa, Carmen Enríquez. Una autocrítica que otros, tal vez más escépticos con la profesión que ejercen, no pudieron ver.

Es verdad que Carmen Enríquez hizo críticas al sector periodístico, pero nunca a los periodistas. Sus dardos se dirigieron tan sólo a las empresas, de las que criticó que algunas busquen periodistas que trabajen gratis y que otras pongan el espectáculo por encima de la noticia. Sin dejar de contener razón, estas afirmaciones meten el dedo del ojo de las compañías, pero no en el de los profesionales que ejercen su trabajo en ella y que a veces no se comportan de la forma más adecuada. Destacó también Enríquez que los periodistas no deben estar al servicio del poder. ¿Se estaría refiriendo a la línea de absoluta entrega al Gobierno de Rajoy que mantiene el medio en el que escribe? ¿O tal vez estaba pensando en el permanente elogio y defensa de la Casa Real que ella ejerce desde ese mismo periódico? No lo sabemos.

Ramón Lobo sí tuvo críticas para todos. Para los políticos las más. Se permitió bromear diciendo que tal vez Wert no había acudido por estar con su hermano, ese que protesta contra él. Tuvo guiños hacia las protestas de profesores y de la Sanidad, pero también hizo fuertes críticas a los propios periodistas:

«Nos hemos acomodado en los coches oficiales, y hemos dejado de mancharnos los zapatos de polvo, de salir a la calle, hacemos periodismo de corbata para gente que lleva corbatas, y nuestro trabajo es tocarle las narices al poder».

Como no se dirigieron al público, los responsables de Mongolia no pudieron deleitar a los asistentes con alguna broma política. Sin embargo, uno de los fundadores de la revista protagonizó una imagen que no pareció chirriar a nadie pero que no deja de ser llamativa. Nos referimos al abogado chileno Ricardo Boye, que fue condenado 14 años de prisión (aunque cumpliera muchos menos) por participar en el secuestro de Emiliano Revilla a manos de ETA. Pues bien, Boye y un compañero de publicación recibieron el premio de manos del presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes. Si alguien pensaba que nunca veríamos al ‘número 1’ del tribunal encargado de perseguir los delitos de terrorismo entregando un premio a un condenado precisamente por uno de esos delitos, se equivocaba. Eso sí, lo hizo por su aportación a los «valores humanos». Cosas de periodistas.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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