Federico Jiménez Losantos publica el 10 de mayo de 2013 un artículo muy crítico con el presidente del Gobierno titulado Rajoy, Mas y la casta política.
Días después de negarnos el dulce sueño de volver a la presión fiscal de ZP (un Bautista impositivo al lado de este Herodes fiscal), Rajoy dice, sin datos para sustentarlo, que cosecharemos los primeros frutos de su política económica, que son básicamente dos: 1,2 millones de parados más y la mayor subida de impuestos de la moderna historia de España.
Carga con dureza:
De todas las mentiras de Rajoy en la campaña electoral, la peor fue esa de que es «perfectamente previsible». Todo lo contrario: sobre errático y disperso, improvisador y contradictorio. Y si mantenía el atraco fiscal porque la cosa iba a ir mal, ¿por qué no nos indulta ahora que dice que va a ir bien? Porque debe mantener los privilegios de la casta política, ese inmenso tinglado que ya no podemos pagar.
Concluye:
Que para Rajoy primero está la casta y luego la nación lo demuestra el trato exquisito que dispensa al separatismo catalán. Sus legiones son el abogado del Estado y el Tribunal Constitucional que han dicho -oh- que la independencia catalana es ilegal. ¿Y qué dice Rajoy? Que «aunque no me guste lo que hace el Gobierno catalán, seguiré ayudando a Cataluña». Así que a una región en quiebra y en abierta rebelión contra España la va a financiar con el dinero de todos los españoles. Pero es que Mas, al cabo, es un político, es de los suyos, es de la casta. Nosotros, los contribuyentes, no.