Rosa Belmonte (ABC): "No son las faldas, es el tratamiento. El problema es que el Telediario se contagie de «El diario de Patricia»"
La TVE de los rezos a los santos contra el paro y los seminarios para enseñar a los padres que sus hijas no se pongan minifalda —¿TVE o el No-Do?: «Los padres tiemblan. Minifaldas muy cortas. Pantalones muy caídos»— protagoniza varios artículos en tono crítico en los espacios de opinión de la prensa de papel este 16 de mayo de 2013. Hasta en el muy católico ABC encontramos una columna criticando esta ‘manoloesobización’ –¿quién no recuerda al popular cantante proclamando eso de «No me gusta que a los toros, te pongas la minifalda«?– de la televisión pública.
Pero antes de ver lo que se dice sobre eso en el diario madrileño de Vocento, una mirada sobre una columna dedicada a la misma cuestión en el auto proclamado ‘diario de la Cataluña Real’. El escritor J.M. Fonalleras publica en El Periódico de Catalunya Minucias. Tras definir las piezas en cuestión como «reportajes menores», añade:
Son fragmentos para llenar, para desengrasar. Como el del aumento de los beneficios de los fabricantes de velas.
Tras recordar el reportaje destinado al santo Expedito y quienes le rezan contra el paro, concluye:
Y, al cabo de unos días, aquel otro que tuvo la idea del verano decide convertir la minucia en categoría y pontifica sobre los vestidos de las chicas, demasiado cortos y provocativos, y vuelven a salir psicólogos y la locutora termina el reportaje y dice que no se debe mezclar ropa y sexualidad, «aunque nos cueste». Son tonterías menores pero también pequeñas inyecciones reaccionarias que, poco a poco, penetran en la piel como picaduras de mosquito.
Habrá quien diga que es normal que en El Periódico, medio próximo al PSC siempre buscando cómo meterse con TVE desde que el PP llega al poder, critique ese periodismo de capillita y metro de sastre para medir el largo de la faldas que han de lucir las adolescentes españolas. Pero, como ya decíamos, hasta en ABC hay quien critica a la televisión pública por esos mismos reportajes. Rosa Belmonte firma El diario de Ana:
Del beneficio de los altares hemos pasado a las niñas que se visten como… eso. La semana pasada, el señalado fue el TD2. Esta le ha tocado al TD1.
Pobre Ana (Blanco). Casi mejor la Ley de Costas. Después del episodio del tupé, Imanol Arias me decía que había demasiada atención con la televisión pública, que incluso al que no tiene publicidad conviene darle estopa.
Añade:
No son las faldas, es el tratamiento. El problema es que el TD se contagie de «El diario de Patricia».
Concluye:
Una sueña con la estupenda Ana Blanco como Will McAvoy al principio del episodio 3 de «The Newsroom» (y no porque ella tenga más motivos de redención que otros, sino porque es más blanco al estar en la televisión pública). Se la imagina una pidiendo disculpas, en nombre de la élite de los medios, por haber fallado a la hora de informar. Pero la serie de Sorkin es ficción idealizada (y a todos se nos cae un poco la cara de vergüenza). Alfredo Urdaci, en una entrevista en el blog «La paseata», dice que está en excedencia en TVE y que hay días en que el cuerpo le pide volver. El que faltaba.
Qué quiere que le diga, estimado lector, a este humilde lector de columnas el asunto de estos reportajes le parece triste, patético. Con independencia de que los reportajes tengan o no un transfundo de proselitismo religioso o de moralismo bastante carda, lo que es evidente es que estamos ante dos ejemplos de un mal periodismo pagado con el dinero de los contribuyentes.
Seguimos en ABC, donde Isabel San Sebastián escribe a colación del numerito pro etarra de un puente abarrotado para impedir una detención. Lo hace en Bildu, un escarnio:
No pasa un día sin que el brazo político de ETA, uno de los tentáculos de la organización asesina, lance un desafío al Estado de Derecho que debería ser suficiente en sí mismo para justificar una actuación de la Fiscalía General del Estado instando la ilegalización de ese engendro llamado Bildu.
Se plantea San Sebastián:
¿Dónde está el PP? ¿Dónde el PSOE? Uno y otro nos juraron en su día que la Ley de Partidos contenía mecanismos suficientes para poder ilegalizar a cualquiera de las marcas proetarras en el mismo momento en el que incurrieran en una causa sobrevenida, como el enaltecimiento del terrorismo o la inclusión en sus listas de elementos «contaminados». Pues bien ahí está Sortu, con el etarra Rufino Etxeberría como cabeza visible y referencia mediática, y ahí está Mintegi, utilizando su condición de aforada para obstaculizar el arresto de una terrorista. ¿Qué más pruebas necesitan?
Y concluye con una crítica al ex presidente reconvertido en supervisor de nubes y al registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante:
Lo cierto es que nos mintieron. Sabían perfectamente que Bildu era parte del entramado del hacha y la serpiente, tal como sentenció el Tribunal Supremo en base a las evidencias acumuladas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, pero tenían que disfrazar de algún modo este embuste para justificar el cambalache acordado con los asesinos. El pacto de la vergüenza que suscribió Zapatero y bendijo Rajoy con tal de que no hubiera más muertos. Un monumento a la cobardía.
Pasamos ahora a El País, donde Maruja Torres nos ofrece otra muestra de ese columnismo suyo que no pasará a la historia del periodismo como ejemplo de pluma suave y crítica escrita con finura. En esta ocasión se titula Ignominia:
Así es como los Wert, Ruiz-Gallardón, Margallo, Morenés y Rajoy, por citar solo a algunos; las Báñez, Botella, Cifuentes y Cospedal, por mencionar a unas pocas otras. Así es como los directivos de la televisión pública y sus palmeros, y los guerra civilistas de los periódicos insanos. Así es como los ejecutivos de las grandes empresas y de los grandes bancos que se blindan los sueldos y las pensiones y los bonos… Así es, termino por fin la frase -en algún momento hay que hacerlo, pero sujetos no faltan-, así es como toda esta banda de añejos arribistas se carcajea de nosotros. Pisoteando nuestros cráneos y sin importarles la vergüenza ajena que sus dislates nos provocan.
Concluye:
Estos depredadores de ahora se gritan los unos a los otros: mira chico, yo también he llegado, y cada día se me ocurre algo más necio. Los de abajo, los desangrados, empezamos a añorar a los clásicos gánsteres.
Hay más dignidad en la uña del meñique de un desahuciado que en toda la cúpula que nos aniebla.
Más allá de su actividad como periodista, historiador y escritor, César Vidal es una persona muy polifacética con diversas y curiosas aficiones. Una de ellas es el estudio y la práctica de la interpretación de los sueños. Y este hobby le sirve para dar forma a su columna de La Razón. En El retorno de Aznar cuenta que un amigo suyo le contó que el actual presidente de FAES volvía a presentarse a las elecciones y las ganaba. Eso son algunas de las cosas que pasaban en dicho episodio onírico:
Los impuestos bajaban, la economía se reactivaba, … ¡otra vez cuatro de cada cinco empleos de la UE se creaban en España!
Los nacionalistas catalanes se veían privados de mamandurrias, ETA quedaba otra vez contra las cuerdas, el PSOE lloraba por las esquinas…
Esperanza Aguirre iba a economía para acabar con la presión fiscal que nos ahoga; Cristina Cifuentes era ministra del Interior.
Federico Jiménez Losantos era nombrado director de Radio Televisión Española para que la gente supiera la verdad de lo que sucede…
Tras esto último, concluye el relato con forma de artículo de Vidal:
Alcé suavemente la mano para sosegar a mi amigo. «Está bien», dijo sin poder contener la emoción, «¿es bueno o es malo?». «Querido amigo», le dije con la mayor suavidad que pude, «es simplemente un sueño».
No sabemos si a Marhuenda le habrá hecho mucha gracia el artículo de Vidal, al fin y al cabo es una purísima crítica a Mariano Rajoy. Y es que la opinión del periódico de la ‘disciPPlina’ nos depara en esta jornada varias sorpresas. Otro de los columnistas, Iñaki Zaragüeta, carga con fuerza contra uno de los barones territoriales del PP. Lo hace en Monago, ventajista:
Escandaliza a catalanes, valencianos y demás que el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, proclame una bajada de impuestos «dando lecciones» de buena gestión a quienes debería agradecer el posibilitar la buena salud de su comunidad. ¿Cuál sería su situación si, en lugar de recibir del Estado 2.873 euros por habitante, recibiera los 2.310 de la Comunidad Valenciana?
Continúa:
Esos barones del PP, altaneros por el estado de sus cuentas, silencian que lo tienen gracias a la solidaridad de los demás, una solidaridad que, de seguir así, se convertirá en injusticia. Los que más tienen han de dar a los que menos.
Concluye:
Admirable que allí [en Extremadura] cada alumno tenga un ordenador, pero ¿es justo que en Cataluña o Valencia lo tengan cada cuatro alumnos, cuando son ellas las que pagan buena parte de aquel privilegio? Así es la vida.
En realidad tampoco es tanta sorpresa. Es una defensa preventiva de Mariano Rajoy frente a los presidentes autonómicos del PP que se han rebelado contra el techo de déficit diferenciado que sin duda alguna el Gobierno va a conceder a Mas. Y Extremadura es un buen punto para ese ataque. ¿Por qué no habla Zaragüeta de las protestas del Ejecutivo madrileño? Por que en este caso es muy difícil, imposible de hecho, acusar a Madrid de recibir más que el resto.
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