Si algunos días los espacios de opinión de la prensa de papel parecen monográficos sobre una persona o un asunto concreto, en otras jornadas ocurre todo lo contrario. El 13 de junio de 2013 es un buen ejemplo de esto último, pues encontramos artículos sobre temas muy variados, desde el cabreo de los columnistas de La Vanguardia con la rebaja del IRPF en Extremadura hasta un Pérez-Maura que en ABC se dedica a criticar a El País y El Mundo por las portadas que publicaron un año antes. No falta tampoco quien se emociona pensando en que Aznar al final se va lanzar al ruedo.
Comenzamos con el periódico del conde de Godó y Grande de España metido a independentista. Fernando Ónega, miembro de la cuota no catalana de La Vanguardia, dedica su columna a denunciar desde las páginas del diario oficioso del nacionalismo catalán en su versión convergente para denunciar a un supuesto Nacionalista extremeño llamado José Antonio Monago:
El populismo español ya tiene líder. Se llama José Antonio Monago y preside el Gobierno de Extremadura gracias a un apoyo tan extraño como su persona: siendo militante del PP, gobierna gracias al amparo de Izquierda Unida.
Añade:
El señor Monago ya venía apuntando maneras. Siguiendo la escuela de Rodríguez Ibarra, tan socialista él, se envolvió en la bandera extremeña y se dedicó a dar mandobles a todo lo que se movía en el terreno nacionalista, sobre todo si era catalán.
Y todo esto por la raquítica bajada de impuestos que ha anunciado Monago. Concluye:
Lo alarmante es que contribuye a la España de taifas, donde, por no saber, ya no se sabe qué impuestos se pagan en cada comunidad. Y lo irritante es que Extremadura es una de esas regiones subvencionadas de que habló Artur Mas, y su Gobierno funciona como si fuese autosuficiente. Mientras Madrid, Baleares y Catalunya exprimen al ciudadano para mantener la solidaridad con otras regiones, Extremadura se permite todos los lujos: rebaja el IVA cultural, reduce el impuesto sobre la renta y hasta habla de bajar impuestos empresariales. Y todo ello, desde el partido que se propone la meta de lograr la pomposa unidad de mercado. Qué fantástica coherencia.
Pilar Rahola es todavía más dura. Si un día antes era excesiva en sus elogios a Mas, en este caso tampoco pone freno para criticar a Monago. Desde el mismo título de su columna: La indecencia.
Aunque podríamos encontrar expresiones más floridas, la decisión del señor Monago de bajar el IRPF a sus ciudadanos es lisa y llanamente una indecencia. Es cierto que podríamos tipificarlo de populismo de tres al cuarto o de demagogia de usar y tirar, pero para qué complicar el lenguaje. La Academia dice que la indecencia es la «falta de honestidad o decencia», y sin duda es poco honesto y poco decente que una autonomía subsidiada, que necesita el dinero de otros territorios para subsistir, y cuyo porcentaje de funcionarios por habitante es el más alto de la Península, baje el impuesto sobre la renta que los territorios donantes no pueden bajar de ninguna manera. Es poco honesto, es poco decente y, además, es insolidario.
Concluye:
Pero más allá de las peleas internas, con los reinos de taifas del PP convertidos en contrapoder de la Moncloa, lo cierto es que los misiles de Monago disparan contra todos aquellos que no tenemos la suerte de poder jugar con el dinero ajeno, incluyendo los ciudadanos que pagarán más por no vivir en una autonomía subsidiada. Realmente es el mundo al revés. Y para colmo, después vendrán los discursos que tildarán a los paganos catalanes de insolidarios, sólo porque estamos hasta el hartazgo de tanta tomadura de pelo. Lo dicho al inicio del artículo: es un populismo descarnado, una demagogia sin complejos, pero, por encima de todo, lo de Monago es una indecencia.
Pasamos ahora a ABC, diario en el que encontramos un sorprendente artículo de Ramón Pérez-Maura en defensa del Gobierno y contra El País y El Mundo por sus portadas de un año y cuatro días antes. Se titula ¿Recuerda dónde estaba aquel día?
El asunto al que se refiere fue el, según él, inexistente rescate a la banca española que desde el Gobierno se presentó de todas las formas posibles menos con esas palabras. Para ponernos en situación, relata que asistió en Nueva York a una boda de postín entre dos periodistas españoles. Suponemos que se trata aquella en la que contrajeron matrimonio la hija del director de uno de los medios que protagonizaron uno de los ERE más destacados de los últimos tiempo y el que ahora es su marido.
Confieso que en tan trascendental día yo estaba en Nueva York de farra, en la boda de dos periodistas españoles. Una boda a la que asistían muchos colegas de «El Mundo», pero también de ABC y «El País». Fue hasta el portavoz de la Conferencia Episcopal que intervino activamente en la ceremonia -civil. De todo hay en la viña del Señor.
Repasa las portadas de los distintos periódicos ante la noticia de esa «línea de crédito para financiar la salvación de la banca pública» (así la define Pérez-Maura). El País: «Rescate a España»; El Mundo: «Rescate sin humillación»; ABC: «Europa financia a la banca sin condiciones para España».
Concluye:
Me gustaría saber si quienes pusieron aquellos titulares en «El País» y «El Mundo», quienes nos quieren dar lecciones de periodismo cada día, ratifican un año después que España fue rescatada el 9 de junio de 2012. Quienes hacemos ABC, incluso quien esto firma y ese día estaba en Nueva York, podemos, con orgullo sostener sin matices cada palabra de aquel titular.
Muy osado nos parece este artículo de Pérez-Maura. Durante el desayuno que compartieron en Bruselas este humilde lector de columnas y dos periodistas más con tres eurodiputados del Grupo Popular, dos españoles y un francés, los parlamentarios se refirieron a esa «línea de crédito» con las siguientes expresiones, que son la misma aunque en dos idiomas: «soft bail out» y «rescate blando» a España. Unas pocas horas después, un eurodiputado socialista confirmaba esa idea. ¿Tan seguro está el de ABC de poder presumir como lo hace? Al menos habrá en el Gobierno quien se lo agradezca.
Pasamos a El Mundo, donde el antaño director de periódicos está emocionado con la vuelta a primera línea de actualidad del ex presidente al que le gustaba fotografiarse jugando al dominó en Quintanilla de Onésimo. Luis María Anson arranca con un titular de esos tan largos a los que parece que le está cogiendo el gusto El 80% del aparato del PP está con Rajoy; el 80% de los militantes, con Aznar.
Parece claro que el 80% del aparato directivo del Partido Popular está con Mariano Rajoy. También que el 80% de los militantes, con José María Aznar. Si la crisis económica se acentuara en el otoño, una parte considerable de los dirigentes del partido se pasaría a las posiciones del expresidente. Tal y como anunció en Antena 3, Aznar regresaría a la primera línea política si la situación exigiera de su responsabilidad el retorno.
Tras un repaso, bastante tedioso, a la conferencia del Club Siglo XXU, sostiene:
Aunque no lo dijo expresamente, de todo lo expuesto por Aznar se deduce la necesidad de una prudente reforma constitucional que incorpore a las nuevas generaciones al sistema. El divorcio entre la juventud y el régimen resulta cada día más alarmante.
Una vez más, Anson erigiéndose en portavoz de una juventud de la que él dejó de formar parte hace ya bastantes décadas. Y concluye:
Si se agudizara la crisis, como algunos vaticinan que ocurrirá en otoño, -Soraya Sáenz de Santamaría fue vapuleada en la Bilderberg- entonces el retorno de Aznar no será una quimera. Un congreso extraordinario del partido podría devolverle al primer plano de la política nacional. No me parece lo probable pero tampoco es imposible, aunque a todos convendría que, suceda lo que suceda, se restablezca la armonía en el seno del centro derecha español y se produzca, a la vez, la recuperación del PSOE para dar continuidad a la estabilidad política de España.
En la contraportada del diario de Unidad Editorial, Raúl del Pozo habla de la situación interna del PP en una columna titulada Canibalismo.
En la primavera-verano de 2013 el presidente estaba tranquilo. Ni los papeles de Bárcenas ni la presión de los diarios y las televisiones le habían acobardado. Ruz no es un juez carcelero, no es partidario de la prisión sin juicio y quizá no pondrá en la sombra a Bárcenas a pesar de la presión de las fiscales. El juicio tardará mucho en celebrarse, y para entonces habrá mejorado la economía.
Luego estalló Aznar en Antena 3 y Rajoy se tapó en el burladero. Unas semanas después volvió a tronar, pero ya sin las dentelladas del plató.
Reproduce la frase que le dijo un ‘próximo’ al ex presidente:
«Aznar y Rajoy -sigue diciendo el político- sólo se parecen en su desprecio a los medios. Mariano odia a todos los periodistas, Aznar sólo a los enemigos».
Concluye:
El canibalismo fue el motivo del desarrollo del cerebro humano; los primates bípedos eran los únicos monos que se comían el cerebro de sus congéneres. El canibalismo es útil en la política, pero curiosamente, cuando el bipartidismo llega al armisticio, se presiente que puede volver el rito destructivo de las derechas. ¿Han empezado las prácticas caníbales entre marianistas y aznaristas en el seno del PP? Me dicen: no insistáis, el efecto Aznar se ha disuelto.
Concluimos en La Gaceta, con un artículo que sin duda molestará a muchos y que va a contracorriente de la línea general en la prensa española. Los pocos periodistas que se han animado a escribir sobre el cierre de la televisión pública griega lo han hecho para criticar la medida. La norma ha sido defender la existencia de estos medios públicos como algo necesario para la democracia o incluso para la cohesión de un país. Fernando Díaz Villanueva va en dirección radicalmente opuesta, y lo demuestra con Por una tele… público privada.
Que una tele pública eche la persiana porque el Gobierno no puede mantenerla es una verdadera revolución y un motivo de alegría para los que creemos que, entre los muchos cometidos del Estado, no figura ser propietario y gestor de un medio de comunicación. Digo revolucionario porque sorprende el consenso que hay respecto a este tema. Nadie, o casi, aceptaría que el Estado dispusiese de un diario de tirada nacional con periodistas a sueldo del Gobierno -literalmente- y una línea editorial necesariamente oficialista. De existir una aberración semejante sus cifras de venta serían tan bajas que habría que regalarlo por la calle, y ni por esas el personal se dignaría a leerlo.
Bien, pues lo que nos parece de lo más normal en la prensa escrita, es decir, que debe ser independiente y estar, al menos de intenciones, libre del yugo político, cambia si de lo que hablamos es de comunicación audiovisual.
Tras repasar la presencia del Estado, incluyendo las comunidades autónomas, en el sector televisivo español, concluye:
«¡La tele y la radio son servicios públicos!», claman los socialistas de todos los partidos sin percatarse de que público y estatal no significan exactamente lo mismo. Pública es cualquier cadena que emite, como público es un restaurante, una boutique o un puesto de pipas. Son públicos, pero de titularidad privada, que es lo suyo. El mercado, que es lo mismo que decir todos nosotros, detecta necesidades y se articula en forma de empresas para satisfacerlas. Cuanto más grande sea la demanda, mayor será la oferta y demanda de televisión en España hay mucha, tanta que, a pesar de la competencia desleal del Gobierno, proliferan los operadores televisivos. Reclamemos una tele pública sí, pero pública de verdad, es decir, privada.
Por si alguien no se ha percatado de ello, cuando Díaz Villanueva habla de «socialistas de todos los partidos» lo hace en el sentido que lo hizo Hayek en la dedicatoria de Camino de servidumbre. Se refiere también a los del PP, por ejemplo.
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