Las secciones de opinión de la prensa de papel española ofrecen el 18 de junio de 2013 algunas piezas entretenidas y otras paradójicas. Uno de los más conocidos críticos televisivos del país se imagina a un ministro desnudo bajo la ducha y frente a las cámaras, mientras que un alto cargo del PP reprocha al opositor PSOE que no quiera bajar impuestos. Mientras, hay quien se aparta de la alegría que muestran los medios por la inauguración de una nueva línea del AVE y otro que apuesta por un nada común ejercicio de autocrítica al periodismo patrio.
El autodenominado ‘diario de la Catalunya real’ ofrece la que puede que sea la columna más entretenida del día. La firma el crítico televisivo Ferran Monegal y se titula Yogur de ministros:
Se nota una cierta alegría en el pelotón de los ministros. Ya no huyen de la tele: ahora parece que la buscan. En solo siete días hemos visto a Luis de Guindos y a José Manuel García Margallo con Ana Pastor (El objetivo, La Sexta) y a Miguel Arias Cañete con Pablo Motos (El hormiguero, A-3 TV). O sea, que por ahora eligen salir en el Grupo A-3.
Curioso que quiera destacar ese último dato, tal vez debido a que ese mismo grupo es de Planeta, propietario de la radiofónica Onda Cero en la que él trabaja.
Comenta la aparición del ministro de Agricultura en El Hormiguero. Tras contar cómo se comió un yogur que había caducado 22 días antes, añade:
Luego Pablo Motos le recordó que también había dicho que se duchaba con agua fria. ¡Ahh! Entonces en casa nos sobrevino una gran excitación. Pensamos: ahora le van a desnudar y le pondrán bajo la ducha, en bolas. Hombre, un ministro en pelota picada, en la tele, es un oportuno golpe de transparencia. Pero ni se desnudó ni se duchó: hizo que se ducharan otros. ¡Ahh! Siempre hay un fidel servant dispuesto a sacar a un ministro de un atolladero.
Y de esa ausencia de un strip-tease ministerial saca una curiosa conclusión:
O sea, la ley de transparencia que preparan me temo que va a ser lo que le dijo Julián Assange a Jordi Évole: «Las leyes de transparencia las hacen los gobiernos para blindar la opacidad de lo que no quieren que se sepa».
Tras comentar alguna peculiar respuesta de Margallo a Ana Pastor, Monegal concluye:
Hombre, esta ‘yogurterada’ televisiva de ministros puede ser el preludio de una inminente entrevista de Rajoy en la tele. Quién sabe, quizá se haya dado cuenta de que no puede seguir haciendo de holograma perpetuo.
Y tras esto, a este humilde lector de columnas le queda un par de dudas. ¿Tiene el crítico de Onda Cero y El Periódico alguna información privilegiada que no ha querido ofrecer pero sí insinuar? ¿Son los medios de planeta los nuevos altavoces mediáticos oficiosos del Gobierno? Las respuestas no están en el viento, en contra de lo que creía el cantante, pero el tiempo nos las ofrecerá.
Cambiamos ahora de ciudad. Nuestro repaso a la prensa madrileña comienza en El País, periódico preferido de los políticos del PP de Rajoy para publicar sus ladrillos disfrazados de artículos periodísticos. Ahora hasta se suma a ese gusto por el diario de PRISA hasta uno de los más críticos con el ‘marianismo’. Nos referimos al presidente de la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas del Congreso de los Diputados y miembro de la Junta Directiva Nacional del Partido Popular, Gabriel Elorriaga. Opta por un título que pronto vemos que es irónico, Impuestos para crecer.
Que nadie se deje confundir por el título que encabeza este artículo: los impuestos sirven para recaudar. Esa es su razón de ser, el sentido básico de su existencia. Pero, dando por sentada esta finalidad obvia, a los impuestos se les han encomendado a lo largo del tiempo otras funciones, objetivos políticos que tratan de justificar o de configurar algunas figuras tributarias. Se establecen impuestos que pretenden, además, proteger la salud de los ciudadanos, cuidar del medio ambiente o redistribuir la renta… El problema surge cuando estos objetivos entran en conflicto entre sí, cosa que ocurre casi siempre.
Dice algunas cosas obvias que Montoro y Rajoy parecen haber olvidado. Por ejemplo:
Un impuesto es más eficiente cuanto menos altera la asignación de recursos que inicialmente haría el mercado; su neutralidad es la mejor contribución al buen funcionamiento de una economía competitiva.
Pero no es un reproche al ministro de Hacienda y al registrador de la propiedad que creíamos metido al gobernante. Al menos no lo muestra así:
El documento que acaba de elaborar el PSOE de cara a su próxima conferencia política ignora lo anterior. El resumen de sus propuestas podría ser «Impuestos más justos y gasto público más eficiente» un lema del que parece difícil discrepar. Pero bajo esas premisas se proponen cambios injustos e ineficaces, fundamentados en graves errores de concepto. El error garrafal de los socialistas reside en no entender que el paro es el principal problema de los españoles y en desconocer cómo pueden los impuestos favorecer el crecimiento y estimular la creación de empleo. En cualquier circunstancia, pero mucho más ahora, la mejor política económica y social es aquella que permite la creación de más puestos de trabajo y mejor remunerados. Acelerar la recuperación requiere impuestos más bajos y mejor estructurados, pero eso exige otro tipo de reformas.
No podemos saber cómo habrá sentado en Ferraz esa defensa de unos impuestos más bajos, pero algo nos dice que en la ‘planta noble’ de Génova no ha tenido que hacer mucha gracia. No olvidemos que el Ejecutivo del PP ya nos ha subido los impuestos 30 veces.
Otro reproche al PSOE que parece dirigido al Gobierno:
Crear empleo es, además, el mejor camino para recaudar más. Sólo el crecimiento genera empleo. Cuando más contribuyentes pagan, aunque individualmente sea algo menos, es más fácil que mejoren los ingresos públicos. Sin duda alguna para conseguirlo es también esencial combatir las bolsas de fraude existentes; la mayor de las injusticias en el reparto de las cargas públicas. En todo caso, y parece elemental recordarlo, la escasez de los ingresos públicos no está causada por unos impuestos demasiado bajos sino por la falta de actividad económica. Nuestros impuestos se sitúan entre los más elevados del mundo pero aun así no rinden lo suficiente para sostener el gasto público que hemos decidido mantener. Y es así porque a partir de un punto es más relevante el efecto desincentivador que causan que la recaudación que generan.
Y otro más:
Los impuestos frenan el crecimiento. Buscar el equilibrio financiero aumentando la ineficiencia económica es siempre un camino equivocado. Las economías con presupuestos equilibrados, impuestos reducidos, gasto público bien administrado y regidas por el principio de mínima intervención son más respetuosas con las libertades individuales y generan más bienestar social.
Concluye:
Esa es la razón que ha llevado al Gobierno popular a incluir la fiscal entre las principales reformas estructurales pendientes. Acelerar el regreso a una senda de crecimiento y creación de empleo, al tiempo que se garantiza la suficiencia recaudatoria para un nuevo nivel de equilibrio entre ingresos y gastos públicos, es el reto que ahora urge abordar.
No sabemos qué le parece a usted, estimado lector. Pero a nosotros nos da la impresión de que este último párrafo es más bien una excusa para disimular una crítica al Gobierno como si se tratara de un reproche al principal partido de la oposición.
Pasamos a El Mundo, donde una de sus firmas jóvenes, Antonio Lucas, presenta bajo el título Fingir el orgasmo una crítica el periodismo español. Tiene frase demoledoras:
El periodismo es el oficio que ha desarrollado mayor precisión al fingir el orgasmo. Hace demasiados años que el placer que proporciona suele quedarse en la jurisdicción del propio ámbito periodístico, que es por lo común endogámico, arrogante y sordo.
Añade:
Es una de las grandes fallas de esta profesión. Ésa y la falta real de independencia, tan confundida con la aerofagia verbal. Ésa y el confort de lo fácil, que en ocasiones nos rebaja a obedientes perrunos. Ésa y la impotencia de vocear la suciedad en un país donde hace mucho que el delito político no tiene consecuencias. De ahí que en televisión veas a imputados y trincones sonriendo, aunque sea sonriendo raro. No nos temen demasiado.
Concluye
En periodismo fingimos a veces conciertos feroces cuando en verdad se está haciendo un unplugged. La corrupción suma más de 800 casos (muchos de ellos, políticos aún en activo), y no hemos logrado que dimita ni dios. Quienes han organizado este Eurovisión de alibabás saben que la prensa tampoco puede hablar de perfección moral. Por eso, conviene salir de vez en cuando al mundo exterior para comprender las claves del descrédito de cierto periodismo. No se puede flirtear con lo peor del poder y ser a la vez su maza. O una cosa o la otra. Es decir: o los cojones o la poesía.
En el mismo diario, Salvador Sostres dedica su columna al doble catalán del Maestro Yoda y su familia. Se titula Pujol no responde:
Mas se ha rendido acosado por su mediocridad y la de su banda de patanes, y Pujol también, acosado por la Justicia, por su cinismo, y porque siempre fue una mala persona. Malo, malo. La semana pasada llegó a decir que no responde por sus hijos. ¿Por qué otra cosa podría responder un hombre adulto y libre?
Que Pujol presente las actividades económicas de sus hijos como algo ajeno a su impoluta labor como presidente de la Generalitat es una burla a los catalanes y un insulto a la inteligencia. Él puso directa y expresamente a su hijo mayor Jordi a recaudar para el partido, segando así su prometedora vida política. Tal vez lo hizo precisamente por esto, para evitar sombras, hasta este punto es un hombre desalmado.
Le retrata de forma muy dura:
Pero, en cualquier caso, el hombre que a todos nos dio lecciones morales, que a todos nos juzgó y nos riñó, que tuvo la osadía de decirnos qué teníamos que hacer, y cuántos hijos teníamos que tener, y con qué tipo de chica teníamos que casarnos; ese hombre, Jordi Pujol i Soley, que alardeó siempre de católico, que se quejaba si en TV3 escuchaba una blasfemia o una palabra malsonante, condenó por lo menos a dos de sus hijos a las tinieblas y a los demás les dejó hacer sin el menor escrúpulo y no sólo ignorando sus tropelías sino favoreciéndolas desde su cargo de presidente.
Concluye:
Pujol ha hecho del egoísmo su estrategia y el culto a su persona ha sido siempre su obsesión. Él cree sinceramente que atacarle a él es atacar a Cataluña, y llevado por este delirio ha acabado siendo uno de los personajes más inmorales que jamás he conocido. En su intimidad ha escarnecido todos y cada uno de los valores que defiende en público, y nunca ha mostrado ninguna generosidad con nadie ni con nada que no sea su vanidad inagotable.
Su «no respondo por mis hijos» cuando él mismo los pervirtió es el mejor resumen de su vida.
Terminamos este ‘Afilando columnas’ en La Gaceta, con uno de esos articulistas que tienen la capacidad de no dejar indiferente a nadie que lea sus artículos. Nos referimos a Fernando Díaz Villanueva, que en esta ocasión pide No más AVE, por favor:
Pocos derroches ha habido en España tan absolutos como el del AVE. Mientras los políticos presumen de que tenemos -como si fuera de nuestra propiedad- una de las redes de alta velocidad más grandes del mundo, mientras los medios retozan sacando fotos de los convoyes yendo y viniendo a través de páramos moteados de aerogeneradores, mientras la deuda escala más y más alto, olvidamos lo esencial: que todo este espectáculo cuesta dinero y que mantenerlo funcionando nos seguirá sacando dinero del bolsillo durante varias generaciones.
Sostiene:
Los AVE van medio vacíos. No había tanta demanda como nos vendieron hace quince años y, como era previsible, el precio del billete ha ido a la par con el monstruoso tamaño de la inversión. Viajar en AVE es un lujo al alcance solo de ejecutivos, politicastros y famosos que van a las tertulias de Telecinco. El resto vamos en coche, en autobús o, simplemente, nos quedamos en casa porque el capítulo de gasto destinado a los viajes se lo dedicamos ahora en su integridad al tío Montoro.
Se pregunta quién ha ganado con tanto AVE:
Los triunfadores son, por este orden, los políticos y sus socios de las constructoras. Punto. La cohesión territorial no les importa lo más mínimo a unos como a otros. Gastarse más de 50.000 millones de euros en volver a unir por ferrocarril las capitales de provincia era algo innecesario para el pagador de impuestos de a pie, pero, a cambio, un dispendio muy rentable para esos transformadores profesionales de la realidad que atienden al nombre de políticos.
Han transformado, por ejemplo, su realidad de viajar por España. Seguimos pagando los demás, pero ahora lo hacen de un modo más cómodo y rápido. También han transformado la realidad de los balances de ciertas constructoras, engolfadas en la seguridad del contratito público.
Concluye:
Los trenes Talgo de toda la vida iban muy bien, estaban amortizados, eran veloces y confortables. Con una cuantas mejoras en la red hoy viajar en tren sería mucho más barato y el Estado no debería tanto dinero. Pero claro, ellos, los Soprano, se habrían quedado sin foto y sin trinque. Una pena.