OPINIÓN / ASÍ ESTÁ EL PATIO

La izquierda ya tiene a su particular ‘Doctor No’: el ministro Wert

La Razón: "La mayoría quiere políticos honrados y buenos gestores por encima de las ideologías"

Le había prometido al jefe darle una tregua a la prensa del régimen y redirigir mis cañones a esa plaga que es la izquierda mediática. Y por mis niños que pensaba cumplirlo. Pero he cometido el error de echarle un vistazo rápido a la portada de La Razón y, ay, creo que empezaré mañana con mis buenos propósitos. El jefe entenderá. SIGA LEYENDO EN LA GACETA -Justos y benéficos-.

Esto me empieza a asustar. A uno le gusta pensar que, por fiel que trate de mantenerse a la realidad, siempre acaba insuflando cierto grado de hipérbole en sus textos, y ver cómo me dan dos tazas de mi arroz me desconcierta. Decía ayer (como docenas de días antes) que el mayor regalo de la Providencia a nuestra izquierda es una derecha oficial que no cree en nada, y hoy La Razón abre así: ‘La mayoría quiere políticos honrados y buenos gestores por encima de las ideologías’.

¿Por dónde empezar? Quizá preguntándome por esa curiosa minoría que quiere políticos corruptos y malos gestores. Pero me interesa más ese “por encima de las ideologías” que es la piedra de toque de nuestra derecha oficial. Verdaderamente la facción marhuendista cree que lo suyo está por encima de las ideologías, que defienden una tecnocracia de “políticos honrados y buenos gestores”, sin color político. Están más que dispuestos, como hemos tenido ocasión de ilustrar, a dar por bueno el ‘corpus’ políticamente correcto diseñado por la izquierda en sus líneas generales.

Y ese es el error. Robespierre era singularmente honrado, e incluso espartano en su vida privada. De Stalin nunca pudo decirse que metiera la mano en la caja, aunque solo sea porque era, a todos los efectos, suya. Y nadie duda que Hitler era eficaz, como pueden atestiguar, para su mal, millones de judíos.

Eficacia es una palabra neutra. Tan eficaz es el misionero que convierte a muchos paganos o el voluntario que alimenta a muchos hambrientos como el asesino a sueldo que donde pone el ojo pone la bala. Y el propio Zapatero, del que nunca fuimos parciales en este papel, resultó asustantemente eficaz en sus labores de ingeniería social. En ese sentido, tengo una mala noticia para esa mayoría de españoles que, según La Razón, sólo quieren “políticos honrados y eficaces”: lo que usted considera eficaz es avanzar en sentido inverso a lo que considera eficaz su compañero de mayoría.

En cuanto a la honradez, un político corrupto es un político honrado que decide en un momento dado dejar de serlo. No nacen, ni es una especie animal distinta.
Y ya termino, palabra, y paso a la izquierda. Ni siquiera me voy a ensañar con el patriotismo deportivo que es, de un tiempo a esta parte, la estrella de las portadas de ABC. Voy con los otros.

EL CONJURO

En la izquierda las cosas son maravillosamente sencillas y ordenadas, uno sabe enseguida quiénes son los buenos y quiénes los malos por el color de sus sombreros, como en los westerns de mi infancia. Hay fórmulas de condena consagradas por la tradición progresista que no tienen respuesta posible, con las que no hay escapatoria ni salvación. “Ni los ministros del franquismo afirmarían eso”, titula Publico.es una información sobre ese Dr No del progrerío que es el ministro Wert. El ministro ha dicho, en relación a la nota necesaria para recibir una beca del Estado –de usted, para entendernos– que quien saca menos de un 6,5 debería replantearse si la universidad es lo suyo. Y, claro, el rasgado de vestiduras, deporte favorito de la izquierda moderna, se ha oído en toda España.

“El Sindicato de Estudiantes –leo en la información de Público– ha calificado estas declaraciones como una “barbaridad que ni siquiera los ministros del Franquismo se atreverían a afirmar” y ha exigido la “dimisión inmediata” del titular de Educación”. Por qué una nota arbitraria constituye un baremo justo y equitativo y un punto más “una barbaridad” pertenece, imagino, a los impenetrables arcanos de la izquierda de los que son custodios en este caso el Sindicato de Estudiantes.

Y es que, por más que me estrujo las meninges, no entiendo qué tienen de bárbaras las palabras de Wert. Estudiar una carrera ha sido siempre y debería ser una vocación específica y minoritaria, algo que se facilita al que acredita sobresalir en el estudio. Siguen diciendo los estudiantes (sic) que las verdaderas intenciones de la derecha son “cerrar el acceso a la universidad para los hijos de trabajadores”. En realidad, los hijos de los obreros pueden pagar, a poco que hagan economías, la matrícula universitaria, hipersubvencionada. Eso, naturalmente, en el caso de que su vocación universitaria sea tan escasa que no puedan obtener el no hercúleo 6,5.

Pero me distraigo, que lo que realmente me interesaba de la noticia es aquello del “ni siquiera los ministros del Franquismo”. No sé muy bien cuándo la izquierda sustituyó la argumentación por los conjuros, pero esto tiene que parar. Es imposible razonar con gente que cree o finge creer que los ministros del franquismo, fuera cual fuera su cartera, se dedicaban a aplicar planes malignos. Ministros franquistas los había malos, mediocres y, asómbrense, buenos. También podría decir yo que ni siquiera a los ministros franquistas se les ocurrió desmantelar la protección al trabajador como hizo Felipe González, pero no se me ocurre porque es una tontería y no significa nada.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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