Yo, jefe, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Cada vez que me siento a leer la prensa me digo una y otra vez que es la izquierda la que quiere destruir la civilización cristiana occidental, el verdadero enemigo, y que a los otros, siquiera alguna mención y de pasada. Pero es que no puedo, no puedo. A ver si usted me entiende -LEA EL TRASGO EN LA GACETA-.
Hace unos pocos días La Razón se marcaba una grandilocuente portada/manifiesto contra la corrupción con 40 firmas 40, lo mejor de cada casa, de verdad. Y en su día advertí que me costaba creer en su indignación moral por encima de los partidos, siendo así que llevan una rato largo mirando para otro lado cuando es su PP de su corazón el que tiene a uno de los suyos rondando los tribunales. Pero, cristiano al fin, estaba por darles otra oportunidad. En vano.
Abre El Mundo: “La Comunidad de Madrid pagó gastos del PP, según Hacienda”. Huele mal, ¿no? Más marginal, El País informa en su primera de que “La corrupción lleva a juicio a la ex presidenta del Parlamento valenciano”. Ahora, después de ese despliegue justiciero, ese desgarro de vestiduras predicando en el desierto contra la corrupción, uno esperaría que los Marhuenda’s boys abrieran con alguna de esas dos noticias, salvo que tuvieran otra de las de parar las rotativas. ¿Lo vemos? “Hay que definir las competencias y penalizar a las que incumplen”.
¿No se le paran los pulsos de la emoción. Son palabras de Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, y en el caso presidente una de esas fotos de grupo posando que son la negación misma del periodismo: un potpourri de políticos de la Comunidad y periodistas del periódico, no vaya a dudar el lector de que el partido y la cabecera duermen en la misma cama. Pero, si no abriendo, alguna referencia a todo esto de la corrupción habría en la portada, ¿no? Claro: “La cúpula cierra filas con Rajoy para zanjar el caso Bárcenas”. Y, añadimos nosotros, Marhuenda con ellos.
El ABC… Con el cariño que le tengo. Si no fuera por la antigüedad y los buenos recuerdos pediría a gritos que alguien acabara su agonía. Una sonriente Cospedal mira extática a Rajoy (¿de verdad no se dan cuenta de que hay un número máximo de veces que un lector puede ver esa cara en una portada?) bajo esta cita como titular de portada: “No tenemos miedo absolutamente de nada”. Y actúan como si no lo tuvieran, ¿verdad? Y, total, ¿no es la misión de la prensa creer a pies juntillas y dar por buenas las declaraciones del poder? ¡Señor, llévame pronto! En serio, que alguien me explique por qué no está toda la no izquierda quitándonos LA GACETA de las manos…
En su versión digital, El País abre con estas palabras de Angela Merkel: “Los ricos podrían ser muy útiles. Es lamentable su escasa responsabilidad”, aunque no aparecen acompañadas, como sería lógico, de una declaración del opulento consejero delegado de Prisa, el hombre que gana más cuando su empresa pierde, comprometiéndose a dar más y pedir menos, como en la antigua Medalla de la Madre. Quien me lea regularmente, si existe semejante ser mitológico, sabrá que mi idea de la progresía toda me sitúa a la derecha de Genghis Khan, así que no soy sospechoso.
Pero, así como no entiendo que se sea de derechas y se opte por un periódico de partido, tampoco entiendo ser de izquierdas y comprar otra cosa que La Marea. Son lo peor, claro, pero creen en lo que dicen y no dependen de nadie. Si el periodismo no está contra el poder, el diario se convierte en un folleto, en fervorín pagado, en márketing.