Malena Álvarez, alias ‘Maleni’, alias ‘Mandatela’, alias ‘Lady Aviaco’ se ha convertido por derecho propio en la gran protagonista de los espacios de opinión de la prensa de papel española el 3 de julio de 2013. La imputación, un día antes, de la ex ministra de Zapatero por el caso de los ERE ha dado lugar a numerosas columnas. Eso sí, misteriosamente, ningún articulista de El País escribe sobre escabroso asunto. Se ve que la indignación socialdemócrata por la corrupción resulta selectiva. Pero la señora que quería ver a Esperanza Aguirre colgada de la catenaria del tren no está sola. Luis Bárcenas sigue presente en la mente, y los teclados, de varios columnistas de distintos diarios.
Arrancamos en esta ocasión en ABC, donde Ignacio Ruiz-Quintano compara en Membrillos los casos de Snowden y el ex tesorero del PP. Tras afirmar que Obama no lanzará sus aviones para acabar con el antiguo contratista de la NSA, sostiene:
Y en Mariano tampoco se ve la intención de enviar a los inspectores de Hacienda para acabar con el infeliz Bárcenas, que ahora mismo debe de estar como aquel portugués del pozo que perdonaba la vida del que lo sacase.
Eso de acabar con el poder (cualquier poder) hablando es una superstición democrática.
Añade:
Todo lo que digan Bárcenas y Snowden puede ser utilizado contra Bárcenas y Snowden.
Concluye:
Obama, que va de lector del «New Yorker», y Mariano, que va de lector del «Marca», habrán oído hablar de Derrida, y saben, por tanto, que el hombre no es un «animal de habla», sino un «animal que juega».
Y, políticamente, para Bárcenas y Snowden la partida ha terminado.
Por su parte, Ignacio Camacho comenta en La pista de conosla imputación de ‘Lady Aviaco’:
La imputación de Magdalena Álvarez y casi una veintena de altos cargos sitúa el caso en la misma antesala del Palacio de San Telmo [sede la Presidencia de la Junta de Andalucía].
Analiza el comportamiento de la juez:
Alaya desarrolla la instrucción mediante un método discutible que sortea a los sospechosos aforados como quien esquiva conos en una pista de pruebas. Su intención es la de reunir el mayor número posible de indicios y testimonios para constituir cargas probatorias sólidas antes de traspasar el sumario a instancias superiores cuando le toque llamar como imputados a quienes gozan de protección parlamentaria.
Añade:
Y al imputar a Magdalena Álvarez ha escrito sobre la cabeza de Griñán, su sucesor en la cartera de Economía y Hacienda, un enorme signo de interrogación que en la práctica deja en libertad provisional a toda la cúpula del régimen.
Concluye:
Quizá los tiempos de la retirada efectiva de Griñán hayan de acompasarse en función del ritmo de avance sumarial. Un presidente imputado comparecería ante el Supremo, y ante el Tribunal Superior de Andalucía si continuase sólo como parlamentario. Si se marcha de la política quedará a tiro del juzgado. En la delicada operación de relevo que ha emprendido debe elegir, además de la ruta estratégica, la instancia judicial ante la que defender, si llega el caso, su convicción de inocencia.
‘Maleni’ es también la protagonista de Ramóm y Magdalena, artículo de Kiko Méndez-Monasterio en la contraportada de La Gaceta. Tras recordar el carácter intratable de Ramón María del Valle Inclán, añade:
Doña Magdalena Álvarez no tiene el don de la literatura -ni el de la oratoria-, pero sí comparte con el gallego esa capacidad de poner a todos en su contra.
Se opone a la idea, muy extendida, de que se trata de una mujer sin demasiadas luces:
No se le discute su valía. De hecho con su currículum técnico podría haber sido ministra con López Rodó, o incluso ahora mismo gracias a ese furor tecnocrático de la vicepresidenta. Pero ella, hija de militar -como tantos socialistas andaluces- prefirió las milicias del PSOE.
Concluye:
Ahora los ERE le salpican a ella. Conociendo el carácter de doña Magdalena podemos estar seguros de que esta imputación nos va a regalar momentos brillantes. A lo mejor parecidos a los de Valle, como la vez en que la Policía fue a arrestarle a su casa a primera hora de la mañana (cuando se acuestan los buenos escritores). «Que se vayan -dijo sin levantarse de la cama-. Estas no son horas de detener a nadie».
Alfonso Merlos también escribe sobre la ‘antes partía que doblá ‘ en La Razón, con el título de La guinda del pastel:
Lo veía cualquiera. Cualquiera que confiase en que la juez Alaya no iba a cambiar la valentía, la diligencia y la proactividad por la cobardía, el retraimiento y la dejadez. No estamos ante lo más de lo más en el escándalo de los ERE falsos porque, en buena lid, tanto Chaves como Griñán, y no digamos Zarrías, deberían estar cantando «La Traviata». Pero, como se subraya en el auto, éste es con todas las de la ley un salto cualitativo.
Añade:
Ahora se entiende todo. España no se fue al garete en siete años y medio de desgobierno de casualidad. Los tataranietos de Pablo Iglesias nos metieron en el hoyo porque eligieron, para el desempeño de las más altas responsabilidades, a personajes como la conocida cariñosamente como «Maleni».
Aunque en El Mundo hay varios artículos dedicados a Magdalena Álvarez y el caso de los ERE, del diario de Unidad Editorial nos quedamos con los artículos dedicados a Luis Bárcenas y el PP. Raúl del Pozo lo trata en Última función:
En el Palacio de San Jerónimo, los diputados de la oposición acorralaban retóricamente al presidente del Gobierno intentando que explicara el caso de su tesorero encarcelado en Soto del Real. Era la última función, la última oportunidad de que Mariano Rajoy rompiera la ruidosa afasia amnésica que practica. Rubalcaba, de la otra familia gobernante, se atrevió, sin embargo, a romper ese pacto no escrito según el cual es mejor no hablar de los negocios de la familia cuando están encima los jueces.
A este humilde lector de columnas le ha llamado la atención que en las dos menciones directas que Del Pozo hace de Bárcenas en el texto se evite llamarle por su nombre. En el primer párrafo es el «tesorero encarcelado en Soto del Real», y en el último es el «ex senador». Cuando glosa su lealtad u ofrece sus argumentos, sí que le llama por su nombre. Llamativo.
Pasa el columnista ha explicar como afronta este asunto el registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante:
Mariano Rajoy ha traído a su manera de gobernar la sensatez y el sentido común como táctica política. Cauteloso y parco, sigue aquella máxima de Maquiavelo: si a veces se me escapa una verdad la oculto entre medias verdades para que luego sea difícil encontrarla.
Y lo explica acudiendo al argumento de autoridad, aunque esta no sea un clásico de la cosa política:
Cuando era joven, Andy Warhol tuvo la revelación de que es imposible convencer a la gente de que haga lo que nosotros queremos hablando con ellos, así que cambió de táctica: «He aprendido que se tiene más poder si se cierra el pico». El silencio pone a la gente a la defensiva, hace que los demás se sientan incómodos. Incluso si se está diciendo algo estúpido, parecerá original si lo expresas con aspecto de esfinge. En resumen: los poderosos acojonan más si no hablan.
Concluye con una frase algo críptica y poética que parece contradecir todo lo anterior:
Rajoy no dijo nada; huyendo del sonido, es ya el escándalo.
Lo diga Del Pozo, Warhol o cualquier otro. El silencio del presidente del Gobierno ante el escándalo protagonizado por aquél a quién el puso al frente de la tesorería de su partido no es de recibo. Con independencia de que muestre sentido común, algo más que dudoso, es una ofensa para los ciudadanos. Los gobernantes están obligados a dar explicaciones cuando cae sobre ellos el manto de la sospecha. No porque se lo exija la oposición, eso es lo de menos, sino porque deberían sentir moralmente obligados a responder ante quienes pagamos nuestros impuestos y acudimos, o no, a las urnas cuando corresponde. El comportamiento de Rajoy no es sino mera prepotencia, idéntica por otra parte a la de casi todos los políticos españoles, de alguien que considera que no existe ciudadanía sin un simple populacho obligado a mantenerle.
Por su parte, Manuel Jabois trata el asunto en tono de humor con el título de Primeras reacciones:
Han salido los primeros presos de permiso de Soto del Real desde el ingreso de Bárcenas y han hecho lo que los expulsados de Gran Hermano: salir en televisión para hablar de lo que está pasando en la casa y sugerir quiénes deben ser los siguientes nominados. A su juicio, uno de ellos, como premio, tiene que ser Bárcenas, a quien retratan como «héroe», pues el extesorero entró presentándose con educación.
Comenta:
Las de estos expresidiarios son las primeras reacciones oficiales de quienes han estado en contacto en los últimos treinta años con Luis Bárcenas. Han necesitado unas horas para salir a hablar de él y hacerse, incluso, una composición de lugar. En un momento dado habría que valorar prestarles unos escaños del Congreso, concretamente en la bancada azul, y dejar así que por una sesión sean ellos los que refieran su relación con Bárcenas, aunque sólo sea para ver cómo suena.
Concluye:
El PP, sin embargo, prefiere delegar en la población penitenciaria; su reacción al encarcelamiento ha sido un escrito tan corto en caracteres que no se llegaba a saber si estaba escrito de izquierda a derecha. Su nombre, de tanto no pronunciarlo, ha terminado siendo lengua muerta; se evitan incluso, por los lectores de labios, rimas asonantes. A ver si los primeros en salir del PP, aunque sea de permiso, aclaran algo.
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