“De vez en cuando hay que hablar de cosas que son importantes”. Habla Rajoy. En la inauguración de la fábrica del Opel Mokka en Figueruelas. Y, mientras Bárcenas declara/no declara, esa es la portada de ABC y de La Razón. No, en serio. Yo, aunque no lo parezca y siguiendo el criterio general –dictado por la izquierda–, estoy a la derecha de Genghis Khan. Pero esto no es derecha. Esto no es nada -LEA EL TRASGO EN LA GACETA-.
Si a algo se parece es, precisamente, a lo que durante medio siglo tuvimos al otro lado del muro: adoración al líder, respaldo absolutamente acrítico, renuncia a cualquier idea o planteamiento político en beneficio de la tribu. Es Juche, es norcoreano, es castrismo de derechas. No sé cuántas primeras de La Razón lleva protagonizando Rajoy. Me parece nefasto, contraproducente, inútil. Cutre: indeciblemente cutre. La izquierda es lo peor, y nada me gustaría más que poder olvidarme de todo lo que no sea ese virus destructor de la civilización, pero me desanima que alguien pueda considerar que esos dos periódicos son derecha.
Tengo que estar de acuerdo con Elvira Lindo cuando escribe en El País (“Causa general”): “De sainete parecía estos días pasados el portavoz del PP que, sin asumir el caso Bárcenas, atacaba a los socialistas andaluces por no responsabilizarse de los falsos ERE; mientras el del PSOE pedía airadamente que el presidente del Gobierno diera la cara por los papeles de Bárcenas, sin acordarse de que en su casa hay un cuarto que huele mal”. No vamos a ir a ninguna parte mientras la basura de unos nos huela a rosas y ante la de los otros nos rasguemos las vestiduras. El pueblo no es idiota.
Miren esto. Son los tres primeros temas de eldiario.es de Nacho Escolar, un referente más fiable de la izquierda que El País: “Pedro J. Ramírez apunta ante el juez que la contabilidad B del PP siguió tras la marcha de Bárcenas”; “El PP permite que Rajoy burle al Congreso” y “Durán: “El último SMS entre Bárcenas y Rajoy data de finales de enero”. Lo siguiente es una encuesta: “¿Qué crees que hará Rajoy ante el caso Bárcenas?”. La izquierda tendría motivos sobrados para bajar la cabeza y no atreverse, sin una cara de piedra, a rasgarse las vestiduras de esa toga cándida que viste cada vez que debe denunciar corruptelas del PP.
La derecha podría entrar a saco contra la corrupción propia y poner en negro sobre blanco la ajena. Eso sería útil, incluso demoledor. Pero, ya ven: es mejor citar palabras de Rajoy en la inauguración de la fábrica del Opel Mokka en Figueruelas que, como dice el propio líder preclaro, es una de las “cosas que son importantes”. Y así, claro, con la derecha oficial en su pecera, servida por medios norcoreanos, no hay manera. Solo queda el discurso de los otros.
Y el de LA GACETA, que debería ser ya la única referencia de la derecha real. “La Red de Solidaridad Popular nace para sustituir la caridad por la solidaridad”, leo en mi publicación roja favorita, La Marea, y sólo el titular me da la razón en todo lo que llevo diciendo desde hace muchos números. La izquierda es una herejía cristiana que quiere matar al padre, todo muy freudiano. Por eso aborrece la idea de la caridad –amor, por traducir– y le encanta la de solidaridad, aunque bajo el barniz del cambio semántico subyazga la misma idea. No hay izquierda fuera de Occidente (que no salga de Occidente, quiero decir) porque no hubo cristianismo. “Ésta es la idea fundacional de la Red de Solidaridad Popular, una iniciativa que se ha presentado este miércoles en la parroquia San Carlos Borromeo”. Oh, vaya, hasta parroquia tienen…