Entre un político que sigue dentro de Soto del Real y otro que ha evitado de forma definitiva entrar en esa u otra prisión española se reparten los textos más destacables de los espacios de opinión de la prensa de papel española el 19 de julio de 2013.
Para ser justos, habría que indicar que en lo referido a Bárcenas, más que del Señor de las Peinetas se escribe sobre la reacción y las repercusiones de su caso sobre el registrador de la propiedad que creíamos metido a Gobernante o incluso sobre lo que dicen sobre el feo asunto otros medios. Ya sabe, querido lector, como decíamos la jornada anterior en España no se cumple eso de ‘perro no come a perro’ sino que más bien la periodística es una tribu de canes con tendencia al canibalismo.
Anton Losada escribe en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’ una columna titulada Todo el verdad, salvo alguna cosa. Sí, ya sabemos que de los gallegos se suele decir eso de que nunca se sabe si suben o si bajan –no decimos aquí que sea cierto, no se vayan a enfadar con nosotros los lectores de Galicia–, pero lo de este artículo resulta completamente sorprendente.
No sé ustedes, pero servidor no se imagina a Mariano Rajoy y a Maria Dolores de Cospedal trincando un sobre marrón lleno de billetes de quinientos. Todo lo demás es verdad. El Partido Popular se ha financiado de manera ilegal durante 30 años. Los cazaron una vez, cuando el caso Naseiro y aquel salto a la fama de Eduardo Zaplana soltando que a la política había venido a forrarse.
Losada exculpa a Rajoy, se suma a aquellos que le defienden como un hombre honesto incapaz de corromperse. Otra cosa, suponemos, son todos los que le rodean (menos Cospedal). Si no fuera porque se muestra seguro de la corrupción del resto del PP, el profesor gallego podría ser columnista de Francisco Mahuenda.
Continúa, hablando de Bárcenas y el PP:
Silencio por protección y lealtad por dinero no suelen ser el comienzo de ninguna gran amistad. Imaginar a Bárcenas y señora aprendiendo a almacenar los mensajes en sus iphones mientras se juraban amor eterno con el partido y el líder produce entre risa y carcajada.
Esta última frase le ha dejado descolorado a este humilde lector de columnas, que todavía no tiene claro si Losada pone en duda que Bárcenas y su mujer sepan guardar los mensajes de su teléfono (por lo que estaríamos ante un montaje), o simplemente le parece cómica la escena. Nos tememos, pero no nos mojaremos al darlo por seguro, que es lo primero.
Se suma a la teoría ya mostrada por otros columnistas de la prensa catalana, la de la campaña dentro de la propia derecha para acabar con Rajoy:
Otra verdad reside en que nos enteramos de todo porque una parte del PP ha dado por muerto al presidente. Han visto llegada la hora de acometer cuanto no tuvieron el valor de hacer durante el congreso popular de Valencia. Como todos aquellos que se llenan la boca con sus principios, siempre esperan a que el adversario esté malherido.
En el diario del conde de Godó y Grande de España metido a independentista catalán es Enric Juliana el que comenta el caso Bárcenas. Lo hace bajo el título de El indulto y se dedica en buena medida a criticar al antaño director de periódicos cuyo gusto por las misses es más conocido.
Que Mariano Rajoy no va a caer ya lo ha captado el eterno Luis María Anson, oficial Starbuck de las conspiraciones madrileñas; siempre atento a la dirección del viento, siempre atento a la locura del capitán Ahab. El instinto le dice que la última flecha del carcaj dorado (la metáfora es suya y muy reciente) ni ha tumbado, ni va a tumbar al presidente del Gobierno. Escribe Anson en El Mundo que habría que ir pensando en un indulto general, que no incluya los delitos de sangre, para el 2015, ejercicio en el que se cumplirán cuarenta años del reinado de Juan Carlos I. Año electoral.
Aún no ha concluido la instrucción y ya buscan una salida para Bárcenas, los del dorado carcaj.
Hombre, un poco exagerado nos parece eso de vincular la propuesta, un poco fuera de lugar, cierto es, de vaciar las cárceles españolas con un intento de sacar a la calle a Bárcenas. Más bien nos parece que Anson sigue teniendo una visión un tanto anticuada, unos cuantos siglos tal vez, de la monarquía según la cual las grandes fechas de un rey se celebran con medidas de ese tipo.
Concluye:
Hay que tener mucha desfachatez para sugerir al Rey un indulto general en las actuales circunstancias, pero el periodista Anson, oficial Starbuck de la conspiradera madrileña, siempre ha sido sagaz. Sabe que la flecha no ha matado al que tenía que matar y teme que la derecha se convierta en un Vietnam. Querían acabar con Rajoy y han sacudido los cimientos del Partido Popular. El estropicio es enorme, no queda ni un cristal entero en el barrio y la RAF, la prensa anglosajona que tanto ama a los PIG del sur, se está poniendo las botas.
El Tribunal Supremo exoneró ayer a José Blanco, oficial Starbuck del zapaterismo.
Cambiamos de ciudad y de periódico. En la contraportada de El Mundo Raúl del Pozo nos narra una Entrevista al PP. No aclara si es una convesación ficticia o una real con algún alto cargo de Génova 13, aunque suponemos que es lo segundo. Sobre Cospedal, su interlocutor le dice:
Es la que da la cara y así se ha ganado el apoyo del partido. Sus enemigos están nerviosos, Arenas sufre ataques de pánico. Ella cree que Gallardón es el conspirador, pero está cogido por los huevos en lo de Nóos y en el caso de la dama de hielo, Montserrat Corulla. María Dolores cuenta con el apoyo de los presidentes regionales y, sobre todo, con la gente. La llamen como testigo o como imputada está dispuesta a contar todo lo que sabe. No piensa en ella, sino en los militantes.
Añade:
-¿Caerá el presidente?
-No, nunca. Pero debe saber que el miedo es el más estúpido de los consejeros. El partido está esperando un golpe de autoridad.
Termina con un consejo que él ofrece al PP:
Cambie la polca, no culpe al periódico, sino a algunos de los suyos. Y déle recuerdos a Mariano, que como Cánovas, según el rey Alfonso XII, se quedó bisojo por mirar contra el Gobierno; él se está quedando bizcocho de mirar a Alemania y al partido.
En El País, Fernando Vallespín se lamenta ante un crisis del sistema cuya solución pasa, según él, Por una dimisión catártica:
Ha llegado el momento de coger el bisturí, del gesto radical, de la decisión ejemplarizante. Esta no puede ser otra que la dimisión del presidente del Gobierno. No ya solo por su responsabilidad política en el caso Bárcenas; también por la salvaguarda de todo el sistema. Necesitamos ese primer gran acto simbólico de regeneración ético política, proceder a un nuevo comienzo.
De forma que se nos hace bastante certera, dice:
Lo verdaderamente estremecedor de nuestros casos de corrupción es que quienes de ellos participaban lo hacían con total «naturalidad».
Añade:
Junto a los trámites judiciales del Estado de derecho, con su pausada implacabilidad, Rajoy ha caído en manos de quienes tienen su propia estrategia, que él ya no puede controlar. Y aunque estos nuevos actores aparenten instrumentalizarla en nombre de la verdad, sabe bien que los intereses que les mueven son otros, son otro grupo con sus propios fines en este asunto. ¡Menudo lío, señor presidente, está rodeado!
Un lío, sí, pero que nosotros los ciudadanos no tenemos por qué soportar. Ni el grueso de los honestos cargos y militantes de su partido. Su problema, desde el momento mismo en que es el presidente del Gobierno, es también nuestro problema. Está en juego la credibilidad de todo el sistema político.
Concluye pidiendo la dimisión de Rajoy:
No se le pide un gesto heroico. Se le exige que cierre una herida que supura en nuestro cuerpo político desde hace demasiado tiempo. Debe hacerlo por responsabilidad, por la viabilidad de su propio partido y, aún más, por patriotismo.
Lo que este humilde lector de columnas duda es que la mera dimisión de Rajoy lo arreglara todo como por ensalmo. ¿Acaso la corrupción no es mal extendido por todos, o prácticamente todos, los partidos? ¿La dimisión del presidente del Gobierno supondría regenerar al PSOE y su socio IU tras el caso de los ERE? ¿Limpiaría las corruptelas, comprobadas o presuntas, dentro de CiU? Y tantos otros casos… Mucho lo dudamos, la verdad.
Y tras Bárcenas y todo lo que le rodea, el blanqueo de José Blanco a manos del Tribunal Supremo. Hermann Tertsch titula en ABC precisamente con un juego de palabras: Blanco supremo.
Como ha sido el Tribunal Supremo el que ha archivado su causa, no debe temer ya inconveniencias por aquellas gestiones que hizo para favorecer a unos empresarios en sus contactos con ciertos ayuntamientos. Es un caso cerrado y, a no ser que surjan nuevas denuncias distintas contra quien fuera factótum del PSOE con Rodríguez Zapatero y su omnipotente ministro de Fomento, podrá éste disfrutar a partir de hoy tranquilamente de sus casas en Madrid y Galicia.
Añade:
Es un político que no tenía nada y se ha convertido en un paradigma del éxito sereno. Como su tocayo, otro don José. Es decir, Bono. A ninguno de los dos se les conocen en su vida actividades al margen de la política. Pero ordenaditos como son, ésta les ha cundido. Llegó vestido de ángel Cristo y ya parece, con su sastrería fina, el campeón de Savile Row.
Comenta el auto judicial:
El Tribunal Supremo da por probados y buenos todos los hechos acumulados a lo largo de la investigación. Que son los que llevaron a la jueza de Lugo y al fiscal de Lugo a la convicción de que había delito, al menos de tráfico de influencias. Así pasó también con la fiscalía y el juez instructor del Supremo. Que también vieron delito. Y miren que se habló y escribió de cuentas que no salen y de eso que llaman «signos externos de riqueza». Esos que llevan igual a empurar a un narco que a torturar a un ciudadano decente para exprimirle explicaciones agónicas hasta del último euro. Pues ya lo hemos olvidado todo.
Concluye:
Se transforma en regresión en el tramposo Pepiño cuando dice que el Supremo ha sentenciado que todo «el infundio político» contra él era una falsedad. Porque lo que dice el Supremo es lo contrario, que todo es cierto. Pero llega a la conclusión de que, pese a ello, no hay delito. Conclusión opuesta a la de los demás fiscales y jueces implicados. Lo dicho, celebremos el archivo de la causa por el bien de don José, por sus padres y por la mano de Rubalcaba. Eso sí, no nos pidan que creamos hoy en la justicia española un poquito más que ayer. El espectáculo político nacional genera inmensas ganas de salir huyendo de este país. La justicia es complementaria. La justicia genera directamente miedo ante la imposibilidad de huir de inmediato. La desconfianza en la justicia y en los políticos tiende a igualarse. Porque ya se ven como parte del mismo negociado.
Cerramos con Alfonso Merlos, que titula Decepción y rencor:
Blanco no ha sido víctima de nada, salvo de sus propios comportamientos y actitudes y acciones, algunas de las cuales resultan dificilísimas de explicar. Nadie debe pedirle perdón porque no ha sido acosado ni maltratado, sino simplemente sometido a un proceso judicial con más ventajas (por ser aforado) que cualquier españolito de infantería que se hubiese visto en similares circunstancias.
Precisamente por todo ello no se entiende su declaración ahora rencorosa, ni su orgullo herido. Es decepcionante, en extremo, que en España sigan proliferando políticos de diminuto fuste que, como este errante ciudadano de Galicia, no entiendan que la democracia es rendición de cuentas, control, escrutinio, vigilancia, marcaje. Y que no puede ni debe haber excepciones. ¿O sí?
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