Siguiendo la prensa de papel española durante las ultimas semanas, uno se pregunta por qué extraño motivo hay gente que se entretiene viendo en televisión programas como ‘Campamento de Verano’, ‘Gran Hermano’ enésima edición o ‘Supervivientes’, de los que Sergio Espí informa de forma muy divertida en Periodista Digital. El ‘reality show’ más animado del verano, que podría llevar por nombre ‘Abarcenados, no tiene lugar ante las cámaras de ninguna productora televisiva, sino en los espacios de opinión de los diarios impresos, enfrentándose a cara de perro unos contra otros, y gira en torno al caso Bárcenas. No falta ninguno de los elementos que garantiza el éxito de la ‘telerrealidad’: pactos, acusaciones mutuas, insultos, salidas de tono y momentos realmente surrealistas.
La única diferencia, además de la ausencia de elementos sexuales, es que aquí no hay nominados ni eliminados por la audiencia. Es cierto que leer exige un mayor esfuerzo que plantarse ante la televisión poniendo el cerebro en modo ahorro de energía’, pero podemos asegurarle que es mucho más divertido. Piense usted, estimado lector, si algunos de los textos que nos encontramos el 22 de julio de 2013 no merecen una de esas famosas ‘galas’ en las que Mercedes Milá o Joaquín Prat se entregan a fondo.
Antes de entrar en materia de ‘rality’ veamos unos pocos artículos pudiéramos considerar de ‘de ambiente’, pero no en el sentido de local para un público homosexual. Arrancamos en el autoproclamado ‘diario de la Catalunya real’. El Periódico publica una columna de José Antonio Sorolla según la cual Todo recuerda a los años 90. Tras un repaso a los numerosos casos de corrupción en los años finales del Felipismo, concluye:
Y muchos de los personajes que animan el cotarro se repiten: Pedro J. Ramírez, aliado antes de Mario Conde y ahora de Bárcenas, o el actual defensor del extesorero del PP Javier Gómez de Liaño (condenado por prevaricación tras procesar en 1997 a Jesús de Polanco e indultado por Aznar en el 2000). Hasta ha aparecido en escena, en papel secundario por ahora, Miguel Durán, El Ciego, defensor del número dos de la trama Gürtel y correveidile de Bárcenas. La gran diferencia es que en los 90 gobernaba un partido, el PSOE, que llevaba más de una docena de años en el poder y ahora de la llegada del PP y de Rajoy al Gobierno solo ha transcurrido un año y medio. Una diferencia que lo empeora todo.
El crítico televisivo que escribe sobre cualquier tema menos sobre televisión, David Trueba, escribe un artículo político inspirado en un clásico del cine. El título de su columna en el original en inglés (eliminando el artículo) de la película en cuestión Quiet man.
En política, la mentira parece voluble. Unos y otros se acusan de mentir con abierto descaro. Porque ya cada vez quedan menos personajes tercos pero íntegros como los de la película de John Ford, El hombre tranquilo. Allí, cada vez que alguien acusa a otro de mentir, hay que despojarse de la chaqueta y salir del pub a zurrarse. No está elegida al azar la comparación con ‘The Quiet Man’, porque si de algo presume el presidente Rajoy es de la calidad de inalterable. Los que le han negado la eficacia de su fórmula química se han diluido en la espera ansiosa, en el caldo de su propia ambición apresurada, han sido destruidos por el don de quien sabe dormir la pelota como esos equipos que han jugado mil finales.
Señala Trueba que en el caso del presidente del Tribunal Constitucional lo que ha molestado no es su militancia en las filas del PP, sino que primero se ocultara la misma y después se mintiera sobre este asunto. Acto seguido, también compara con los años finales del Felipismo:
En este instante el error está en creer, como le sucedió a los socialistas tras los escándalos de los años noventa, que no hay recambio posible en el escalafón. Que se vota a las personas y que toda dimisión es una derrota colectiva del partido.
Concluye:
Los populares gobernarán durante muchos años y tienen banquillo brillante, desde Soraya Sáenz de Santamaría y Monago hasta Arantza Quiroga, para garantizarse la fortaleza de su reclamo electoral. Es la mentira interior la mayor amenaza para su estabilidad. Que no la nuestra, porque un país ya sabe de memoria que puedes correr, pero no esconderte.
Este humilde lector de columnas se pregunta si el trío de candidatos a la sucesión es tan sólo del gusto de Trueba o responde, por el contrario a las prioridades de El País. Lo iremos viendo.
Pasamos a ABC, donde Ignacio Camacho defiende la necesidad de que Rajoy comparezca ante el Congreso. Lo hace con el título de Desayunar sapos:
Rajoy lleva treinta años en política y sabe que parte del oficio de gobernar incluye desayunarse sapos rebozados en hiel. Éste es un sapo grande, particularmente desagradable, duro de masticar y difícil de digerir. Y sin embargo, es el que le toca.
Añade:
El presidente tiene derecho a escoger el momento y la forma; no puede someterse al ritmo y la presión de una extorsión planificada con estrategias de índole conspirativa. Pero tiene que hablar, con la prudencia y responsabilidad que requiera el caso, y hacerlo en la Cámara; si quiere ir a la televisión ha de entenderlo como complemento, no como sucedáneo.
Concluye:
Rajoy no sólo le debe explicaciones al país; se debe a sí mismo y los suyos la oportunidad de salir de las cuerdas y contraatacar proclamando la dignidad de sus razones. Ante los adversarios prejuiciosos que no le van a conceder ninguna veracidad y también ante los ciudadanos que creemos en su honradez y estamos dispuestos a aceptar su palabra. El liderazgo se merece, no se regala, y entre sus servidumbres más penosas está la de demostrarlo en las horas agraces.
También en el diario madrileño de Vocento nos encontramos con uno de los artículos que forman parte de ese ‘reality show’ al que nos referíamos al arrancar este afilando columnas. Félix Madero publica una dura columna titulada Periodistas y alucinados, que es una enmienda a la totalidad de la trayectoria del diario El Mundo, al que evita citar de forma directa. Arranca Madero con altas dosis de peloteo al director del periódico en el que escribe:
La tercera de ayer de Bieto Rubido es de esas que uno, cuando jovencito y con ínfulas de periodista, guardaría en su carpeta azul de cartón. Si fuera un estudiante leería Periodistas y gladiadores una y otra vez; si fuera profesor, lo aconsejaría al comenzar el curso, sobre todo para que se sepa en qué consiste ser periodista, y para que los que quieran vivir de contar noticias tengan señalados los límites de una profesión que hoy es un farallón en medio de un mar asqueroso en el que cursan corruptos, aprovechados, distraídos y políticos de medio pelo.
Este humilde lector de columnas ha de destacar que el citado artículo de Rubido presenta una moderación, en la forma y en el fondo, muy alejado del tono que nos parece camorrista de la columnista que ahora le elogia. Eso sí, ya en páginas interiores de ABC encontrábamos dos planas completas dedicadas a criticar a Ramírez —Historia de una obsesión–.
Continúa Madero:
Si tuviera que elegir en este momento elijo estar cerca del presidente de mi país y no de tipos descarados que pierden el alma en las esquinas de la ensoñación; tipos que no sienten en el alma los efectos de la urticaria ni la llegada del vómito cuando se juntan hoy con Bárcenas, ayer con Roldán, con los jefes de ETA, Perote, Amedo, Domínguez y soplones del 11M. Bien, algunos de los nuestros que yo no reconozco como míos creen que esos trabajos nos hicieron mejores ciudadanos y reforzaron la democracia. Creo más bien que reforzaron la venta de un periódico y el ego de su director.
Si eso no es un ataque total a la historia de El Mundo y a la trayectoria de Pedrojota Ramírez, es que este humilde lector de columnas luce una generosa cabellera. Y quienes le conocen, saben que esta desapareció hace ya muchos años.
Añade:
La maquinación se ceba buscando pruebas que incriminen a Rajoy y no en el enriquecimiento de Bárcenas, que no es otro que el periodista de investigación -sí, he dicho periodista- que pasa papeles al diario que los publica.
Concluye cambiando de tercio, pero con el mismo objetivo de entrar a matar:
Pero el despiste, como el alucine, es general, y si lo es asumiré mi parte y responsabilidad. El sábado en Tele 5 un grupo de buenos periodistas, algunos de ellos amigos queridos, hablaban de Bárcenas -de qué iban a hablar, ¿verdad?-. Vi poco porque aguanté menos. Mis compañeros preguntaban a un invitado sobre este caso. ¿Qué hará Rajoy, qué pasará, cuál ha de ser la estrategia, cuándo se explicará, habrá elecciones? Me fui a la cama sorprendido, engañado y confundido. Mis colegas a quien preguntaban era a Risto Mejide, un publicista echabroncas que sabe lo que vale con la misma discreción que el periodista que está ayudando a Bárcenas. ¿Cómo hemos llegado a esto? Sé que me repito, pero sólo se me ocurre decir que degenerando, que es como un banderillero de Juan Belmonte llegó a gobernador civil en Huelva. Y no le demos más vueltas.
En definitiva, parece que el objetivo de Madero no es otro que desprestigiar a todo el que opina o informa sobre el caso Bárcenas, siempre que no lo haga para salir en defensa del registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante.
En La Razón, Pilar Ferrer firma Nula credibilidad, donde también sale en defensa de Rajoy frente al Señor de las Peinetas y los medios que han informado sobre sus famosos papeles:
Si quedaban dudas sobre las andanzas de Luis Bárcenas, cuya altivez chulesca es comentada por los propios compañeros de celda, llega la Interpol y anuncia que un juzgado de Uruguay está investigando al inquilino de Soto del Real por crimen organizado. Era lo que faltaba para dudar del antiguo gerente del PP, anclado en una serie de papeles fácilmente desmontables, aireados por altavoces mediáticos de claros intereses y sumido en una conjura de irresponsables objetivos.
Añade:
Los dardos apuntan a Rajoy y su equipo, en un nítido intento de desestabilizar al Gobierno. Craso error, porque es precisamente estabilidad lo que el Ejecutivo exhibe. Lo ha dicho el presidente ante sus colegas europeos, con su legítima victoria electoral, y lo enfatiza la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Nada ni nadie revocará el calendario de reformas. Impasible al ademán, Rajoy sigue su camino.
Se podría haber ahorrado lo de «impasible el ademán» y haber optado por otra expresión de significado similar. Recuerda demasiado al Cara al sol, el himno de una Falange que desde la izquierda muchos quieren identificar con el PP, aunque nada tenga que ver con él. Y con meteduras de pata como esta, tan sólo se facilita la comparación.
Concluye:
Cada día que pasa, todo este batiburrillo de papeles, mensajes y «pendrives» en manos de un periódico, antes que en la mesa del juez, se hace más endeble. Ha sido Duran Lleida quien lo ha dicho sin rodeos: entre Bárcenas y Rajoy, se cree al presidente. Éste tiene solvencia. El preso de Soto del Real, nula credibilidad.
Quién lo iba la decir. Ahora el democristiano más conocido en el lujoso Hotel Palace de Madrid es el referente moral e intelectual para una columnista del periódico de la ‘disciplina’. Sorpresas te da la vida, que dice la canción.
El Mundo no puede dejar, por supuesto, de aportar su grano de arena a ‘Abarcenados’. En esta ocasión lo aporta el propio abogado de Bárcenas. Javier Gómez de Liaño publica un largo artículo en el que justifica haber asumido la defensa del Señor de las Peinetas y, de paso, critica a algunos medios de comunicación por lo que han publicado sobre él. Bajo el título de Yo defiendo presenta veinte puntos (no están numerados, pero nos hemos tomado la molestia de contarlos) que arrancan precisamente con la palabra «Defiendo».
Nos quedamos en especial con uno, en el que (una vez sin citar de forma explícita al periódico y al periodista al que se refiere) dice:
Defiendo que el abogado es un expósito y ha de saberse blanco de veredictos ajenos, aunque esto no signifique que contra él haya barra libre al agravio. Que un periódico sostenga que un abogado forma parte de un trío de conspiradores, con el jefe de la oposición al frente, para derribar a un gobierno, es mal camino y alarmante señal de injusto exceso, como lo es que un columnista de prestigio afirme, falsamente, que ese abogado apenas terminar una actuación judicial fuera al domicilio de un colega de otro medio para contarle lo ocurrido en el despacho del juez.
El diario al que se refiere es posiblemente ABC. De lo que no cabe duda alguna es que el columnista en cuestión es Ramón Pérez Maura. Ya lo contamos en nuestro ‘Afilando columnas’ del 18 de julio de 2013 —Mensaje de La Razón a El Mundo: «Bárcenas y el periódico que le acoge están obligados a cortar su dinámica de diario sobresalto»–. Contábamos aquel día que el director adjunto del diario de Vocento decía en su columna Periodismo de investigación:
Cuando el pasado lunes terminó a las cuatro de la tarde la declaración de Luis Bárcenas ante el juez Ruz, Javier Gómez de Liaño no volvió a su despacho o se fue a su casa. No. Se fue a la calle Cardenal Marcelo Spínola, al domicilio de uno de los más altos cargos de la redacción de un diario, que tuvo que bajar personalmente a franquearle el acceso a la finca ante la ausencia del portero. Hay testigos de estos hechos.
Ya lo sabe, querido lector. Si realmente quiere entretenerse durante este verano, deje de lado los ‘reality shows’ televisivos y engánchese a ‘Abarcenados’.