Hace apenas tres días el diario británico The Telegraph publicaba un artículo de tono acusadamente crítico en relación a los hábitos horarios españoles, que se pueden ver determinantemente afectados por la racionalización que estos días se discute en el Parlamento.
El tema se ha hecho recurrente en la prensa internacional y ha traído aparejadas expresiones que pueden considerarse exageradas o distorsionadas en torno a la siesta, y el origen del horario español.
Las imágenes que ilustran las informaciones representan siestas inverosímiles y durmientes poco favorecidos o en situaciones poco convencionales.
Otros medios, como The Washington Post, no cargan las tintas sobre la imagen, pero el medio estadounidense titula:
«Los españoles son menos productivos y están constantemente cansados porque España está en el huso horario equivocado».
En el texto señalan que los españoles «siempre tienen jetlag» y que la economía española está «discapacitada de necesidad» por el desajuste horario.
Otros medios estadounidenses, como ‘The Atlantic’ titulan:
«¿Se acelerará la cultura de ocio de España si arreglamos los relojes?».
Algunos medios, como Huffington Post llevan a posiciones destacadas de sus textos el origen franquista del horario y llegan a referirse al español como un «horario fascista».
Es también el caso de BBC.
Por último, y como consideración general, los distintos medios alternan en su relato, los datos del informe presentado al Parlamento con alusiones a almuerzos de dos y tres horas en los centros de trabajo, desayunos rituales a media mañana, reuniones que siempre empiezan tarde y siestas, muchas siestas.