OPINIÓN / Afilando columnas

David Gistau: «Lo de Artur Mas es un soliloquio bifronte, como el del Gollum y su tesoro»

Alfonso Ussía: "Nadie va a procesar a Mas por traición, porque para ser traidor es imprescindible ser inteligente"

No sabemos si será el frío, o que las cercanías de las fiestas navideñas hacen que la mente de gran parte de los columnistas de los periódicos de papel esté a otras cosas. Sea por el motivo que sea, con algunas destacables excepciones, los espacios de opinión de los periódicos impresos españoles están bastante sosos el 18 de diciembre de 2013. Una vez más, el nacionalismo catalán sigue predominando como tema favorito de los articulistas tanto de Madrid como Barcelona. Y tenemos artículo de despedida de un director saliente. Lástima que tampoco diga demasiado en su último texto como máximo responsable periodístico de un veneran o medio que ha sido el más fiel a Franco, Pujol, Mas y a quien toque a continuación. Tras, como hacemos cada día, hacer sonar nuestra armónica de afilador, es lo contamos.

El hasta ahora director del periódico del conde de Godó y Grande de España que empieza a recular en su conversión al independentismo se despide titulando en catalán. José Antich encabeza su artículo en La Vanguardia con las palabras ‘Feina feta‘ (‘Trabajo bien hecho’). Empieza con un formalismo típico:

Después de casi catorce años ocupando este pequeño rincón como director del diario, cuesta encontrar palabras que definan mi profundo agradecimiento hacia nuestro editor, Javier Godó, y hacia todos ustedes. Un diario son fundamentalmente sus lectores. Ese es su principal patrimonio.

Repasa lo que considera los hechos más importantes de esa casi década y media:

Abandonamos la peseta el 1 de enero del 2002, estamos asistiendo a una crisis económica sin parangón y de resultado aún incierto, ha habido tres presidentes de Gobierno de España, cuatro de la Generalitat, tres alcaldes de Barcelona y cinco presidentes del Barça. Hemos visto como la centralidad del país se desplazaba, mucho para unos, poco para otros, y la sociedad catalana, plural como ninguna otra, se planteaba nuevos horizontes.

Curiosa manera de evitar hablar claramente del reto independentista. «La centralidad del país se desplaza…», algo que parece decir mucho pero que no quiere decir nada. Ni una palabra del anuncio del referéndum secesionista.

Anuncia nuevos fichajes, algo que tal vez debería haber dejado a su sucesor, y confirma la continuidad de dos columnistas: Quim Monzó y Sergi Pàmies (¿habrá acertado Sostres al predecir la salida de Pilar Rahola y Francesc Marc-Álvaro? —«Godó necesita un director de La Vanguardia que sacrifique a Pilar Rahola»–). Se despide:

Les vuelvo a dar las gracias y les invito a mirar el futuro con luces de larga distancia. Con responsabilidad pero con ambición. Y les pido que confíen en el nuevo director, Màrius Carol, como han hecho durante estos años conmigo. Que tengan muy buen día y mucha suerte.

Pasamos al auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’, donde nos encontramos un artículo de un ex de El País. Carlos Elordi sostiene en El Periódico que Mas ha dejado de preocupar.

Sus declaraciones [de Artur Mas] a TV-3 tienen aires de rectificación y dan la impresión de que un día el ‘president’ atiende a las presiones del nacionalismo y tres después a las de los poderes catalanes que no quieren aventuras.

Sin duda está beneficiando a las posiciones que mantienen Rajoy y los suyos. Al menos a corto plazo, que a largo cambian poco las cosas. La irracionalidad y la ceguera del PP chocan demasiado frontalmente con la citada fortaleza de los sentimientos populares catalanes como para imaginar cómo pueden calmarse las aguas.

La irracionalidad y la ceguera son patrimonio de Rajoy y el PP. Nada, que el independentismo es de una lucidez profunda, o eso parece creer Elordi. Al final Elordi va a conseguir que este humilde lector de columnas considere que Rajoy es un gran gobernante.

Concluye:

El PP está logrando que el contencioso catalán aparezca ante los ciudadanos del resto del Estado como una pugna entre partidos nacionalistas en la que Mas actúa sin mucho criterio. Y eso puede terminar cegando la vía por él emprendida. Mientras las reivindicaciones catalanistas no adquieran un cierto marchamo de seriedad fuera de Catalunya, difícilmente podrán avanzar. Otra cosa sería un caos que no conduciría a parte alguna.

¿Pero lo de Rajoy no era ceguera e irracionalidad? Si con su actitud logra desactivar el reto independentista de Mas, lo que suponemos que es su objetivo, nunca una ceguera ha demostrado poseer una capacidad de ver las cosas tan claras ni una irracionalidad ha resultado tan inteligente. Curiosa contradicción en tan pocas palabras.

Tomamos en puente aéreo y aterrizamos en Madrid, donde encontramos a David Gistau en ABC. Dedica su artículo al hombre que soñó con ser Moisés con barretina y corbata cuatribarra. Lo titula Persona o cosa.

Siento gran curiosidad por la distinción que el señor Mas hace entre la condición de persona y la de presidente. Sobre todo, por los supuestos conflictos entre ambas -un soliloquio bifronte, como el del Gollum y su tesoro-, que han de obligar al portador de dos naturalezas al parecer contradictorias a sufrir una tensión penosa, comparable a la de quien es conminado por una voz sobrenatural a prender fuego a un teatro lleno y luego alega locura en el juicio.

El afilador de columnas no sabe si es por una cuestión generacional o por otro motivo, pero casi siempre disfruta con las referencias cinematográficas (en el texto de esta jornada, también literarias) de Gistau. Si ya le gustó que mencionara la escena final de la genial ‘La vida de Brian’, ha sentido especial emoción con la mención a uno de los personajes más fascinantes de ‘El Señor de los Anillos’.

Comenta Gistau:

El Mas presidente lleva dentro al Mas persona, y ambos no se ponen de acuerdo. Esto, que puede parecer un diagnóstico de diván, un motivo para que la doctora Melfi te reciba con su paquete de Kleenex para el llanto, es en realidad una de las claves del principal problema político español. El que, por añadidura, tiene a los artificieros del periodismo concentrados en un trabajo cotidiano de reacción y desactivación que puede hacerse insufriblemente reiterativo si el referéndum sigue interviniendo nuestras conversaciones durante al menos otro año más. (Yo también ansío una liberación, la de los argumentos).

Concluye:

En la entrevista de TV3, cuando habló de sí mismo en términos de duplicación, Mas impresionaba porque aparentaba luchar todavía por mantener el dominio de sí mismo contra una posesión, la que ejerce la persona. Como si aún estuviera actuando el sistema inmunológico de un profesional del poder democristiano y nacionalista, por tanto ambiguo, cínico y pendular como Duran, cuya virtud para la supervivencia consiste en que se trata de un político que jamás fue confundido por su parte humana.


Alfonso Merlos.

Pasamos ahora al periódico de la ‘disiPPlina’, donde encontramos dos artículos dedicados a Artur Mas. Alfonso Merlos firma El martirio y el ridículo.

Definamos con rigor la acción que está protagonizando en una secuencia en apariencia interminable Artur Mas: en puridad no pasa la categoría de la charlotada, de la astracanada, incluso con algún ramalazo bufonesco.

Añade:

En efecto, lo que suena a episodio bíblico o medieval se convierte de un plumazo en el simple ridículo en el año 2013, en el corazón de Europa, en el centro del mundo desarrollado, allí donde nadie se obstina en levantar muros, sino en fomentar espacios de diálogo y cooperación. Nadie, claro, salvo quienes padecen algún tipo de desequilibrio por investigar y descifrar.

Elogia al registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante por como reacciona ante el retos de Mas. Dice de Rajoy:

Parafraseando aquel viejo y atinado aforismo, el inquilino de La Moncloa ha entendido que es un error mayúsculo discutir con quien padece algún tipo de trastorno o carencia. Porque te hace descender a su nivel. Porque allí, patéticamente, te gana por experiencia. El Partido Popular está en un momento crucial donde hay que estar, ni un paso por delante ni uno por detrás. ¿Se entiende?

Por su parte, Alfonso Ussía titula Cárcel de aire:

Nada más cómico que el político que desea ser detenido y enchironado para vestirse de héroe. A Mas no le preocupa la suspensión de la autonomía y menos aún, ingresar en la cárcel. No es que no le preocupe, sino que está anhelándolo con todas sus fuerzas. Ha soñado multitudes protestando por su entrada en la trena. Una Cataluña paralizada por la detención de su Honorable Presidente. Cuchufletas. Nadie va a meter en la cárcel a Mas y su victimismo se quedará en eso, en un reto de palabras sin fundamento.

Sostiene:

Hoy, en plena libertad, quiere Mas que lo metan en la cárcel y que lo procesen por el delito de traición. Y nadie lo va a hacer, porque para ser traidor es imprescindible ser inteligente.

Concluye:

Cambio mucho de opinión respecto al reto separatista catalán. Soy una veleta. A veces se me antoja excesivamente blanda la respuesta del Gobierno, y en ocasiones creo que esa indiferencia es una medida inteligente y acertada. Pero Mas no quiere fracasar sin pasar por la cárcel y convertirse en un héroe. Y el día menos pensado se presentará en una comisaría de la Policía Nacional. «Soy Artur Mas y me presento voluntariamente para ser detenido por el delito de sedición». Y el comisario, como con don Joaquín. Lo primero, el café. «Vamos, vamos, Muy Honorable, tranquilo, no se preocupe, ¡Agente, un taxi para llevar al señor Mas al Palacio de la Generalidad! No se incomode, lo pagamos nosotros».

Cárcel de aire, héroe chunguísimo.

Finalizamos en esta ocasión en El Mundo, donde Federico Jiménez Losantos titula La singladura del pecio .

Ayer, después de que Mas confirmara su voluntad separatista y, por tanto, reafirmara a la Generalidad en una situación inequívocamente golpista, el Presidente del Gobernalle dijo a los periodistas: «Tranquilidad. Lo que no hay que hacer es ponerse nerviosos.» Y arrellanándose en lo que la Brigada del Aplauso llama su «manejo magistral de los tiempos», sentenció: «todo terminará bien». ¿Qué es todo? Qué es bien? ¡A saber! La prensa, que ha vuelto a mostrar su condición indómita en la autoentrevista ante los androides tevetreros de Mas, se relajó y preguntó sin malicia, como los niños sobre la vida de los Reyes Magos en verano, acerca de esa entrevista secreta que en público anunció Mas. «Yo he fijado mi posición. ¿Una reunión para qué? No sé de qué vamos a hablar», dijo Rajoy. Pero, tal vez ante la cara verde de un periobacterio arriolano que echaba en falta el guiño dialoguero, concluyó: «Ya veré».

Ya verá, ya.

 

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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