OPINIÓN / Afilando columnas

Folch (El Periódico) acusa a 13TV de fomentar un genocidio: «La iglesia subvenciona canales de TV para que lancen proclamas hutus contra los tutsis catalanes»

Jabois: "Decir 'coño' en el Congreso y no sacar una pistola es lo más liberal que va a hacer el PP en esta legislatura"

Una vez más, todo lo relacionado con el reto independentista de Mas , Junqueras, el ‘Nen de la xancheta’ y compañía sigue ocupando a muchos columnistas españoles, pero en este 19 de diciembre de 2013 lo hace prácticamente sólo en los periódicos de Barcelona. En los espacios de opinión de la prensa de papel de Madrid se tratan, al fin, otras cuestiones diferentes. Es una jornada con cuestiones variadas. Antes de hacer nuestra armónica de afilador advertimos a los lectores que cuando demos cumplida cuenta de lo que se escribe en El Periódico de Catalunya podrán leer algo que, de ser dicho sobre una televisión catalana por un articulista madrileño, generaría todo tipo de protestas por parte de la Generalitat y la prensa afín. Sobre genocidios va el tema.

Antes de entrar en materia del gran desbarre de la jornada daremos un paseo por el periódico del conde de Godó y Grande de España que comienza a recular en su conversión al independentismo. Si el 18 de diciembre contábamos la despedida del anterior director de La Vanguardia, José Antich, 24 horas después se estrena su sustituto, Màrius Carol, presentándose ante los lectores. Su artículo de titula Un reto y un compromiso. Reproducimos sus últimas líneas:

Los diarios [en la actualidad] no tienen teletipos, tinta, ni siquiera despachos, y los periodistas han perdido bohemia. Sin embargo, el periodismo mantiene su carácter de servicio público y continúa siendo un pilar esencial de la democracia. Un diario debe contribuir a explicar a los lectores el mundo cada vez más complejo que nos toca vivir. Y no sólo contar las cosas que pasan, sino sobre todo esclarecer por qué pasan. Este es nuestro reto como colectivo. Y mi compromiso personal.

Una de las más destacadas firmas del independentismo, Pilar Rahola, está cabreada con dos partidos políticos de la oposición en el Parlamanento catalán por hacer algo tan democrático como votar en sentido contrario al Gobierno de Mas. Se trata, claro está, del PP y Ciudadanos, que no han apoyado los presupuestos de la Generalitat. Titula Filibusterismo.

La decisión del PP catalán de paralizar los presupuestos es de tan bajo vuelo que cae en el rastrerismo. Tanto que incluso Montoro, con la boca pequeña, les ha afeado el gesto, no en vano le pone en riesgo los números del déficit.

No olvidemos que la bromita del PP, que no tiene otro recorrido que el del cuarto de hora de fama (porque sólo retrasa los presupuestos un mes), sale muy cara: 10 millones de euros menos para las vacías arcas catalanas. Además, por culpa de la gracia, no se podrá evitar, durante el mes de enero, el corte energético a las familias más desfavorecidas.

Añade:

Sin embargo, y más allá del filibusterismo político, hay un nexo en común entre el PP catalán y Ciutadans que es llamativo: la negación de la política. Es decir, lejos de permitir que los caminos de la política inventen diccionarios, construyan palabras, deshagan entuertos y, en definitiva, culminen el arte de hacer posible lo imposible, ambos partidos dan por hecho que no hay ningún camino por recorrer.

Concluye:

Camacho y Rivera -con la triste figura de Navarro de costado- dan por hecho que la política es una ecuación cerrada, que no caben ni la voluntad, ni la imaginación ni el pacto, ni nada que pueda mover lo inamovible, por eso convierten la Constitución en un dogma de fe. Lo que me lleva a una conclusión deplorable: aquellos que más gritan a favor de las reglas de juego más las convierten en una cárcel de las ideas.

Se ve que el respeto a las leyes por parte de quienes gobiernan no tiene nada que ver con la democracia… Una pena que una mujer tan inteligente como Rahola, salga con estos argumentos.

Pasamos ahora al artículo que les adelantábamos al arrancar este ‘Afilando columnas’. Se publica en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’ y su autor es Ernest Folch, el mismo que en un artículo que en un artículo se refería a Pedrojota Ramírez como un dragón y terminaba mostrando su esperanza en que un «San Jorge» nos librara de él —Folch (El Periódico) defiende el programa donde disparaban al Rey y Sostres: «es una princesa entregada al dragón de los medios ultras de Madrid»–. Lo que perpetra en La ley de la gravedad demuestra lo bajo que pueden llegar algunos a la hora de insultar a quienes no opinan como ellos.

[Rajoy] Incluso podría bajar a los infiernos donde habitan las arengas paramilitares de Aznar o las proclamas de los hutus contra los tutsis catalanes en los canales de televisión que la Iglesia subvenciona para que imiten a aquella Radio de las Mil Colinas.

No sabemos donde saca eso de «las arengas paramilitares de Aznar», pero peor es la segunda parte de la frece, referida sin duda alguna a 13TV. Las arengas de la Radio de las Mil Colinas fueron fundamentales para movilizar a quienes participaron en el genocidio de los Grandes Lagos, uno de los peores crímenes contra la Humanidad de las últimas décadas. Después se quejan cuando a los nacionalistas se les llama fascistas o nazis, que no lo son. Pero esto está al mismo nivel o peor, pues hasta ahora nadie ha acusado a un medio catalán de llamar al genocidio.

De todos modos, esta comparación con la Radio de las Mil colinas es un clásico de los medios catalanes, aunque en el pasado se refería a la COPE en la que hablaba Jiménez Losantos. Que, por supuesto, tampoco merecía tan infamante insulto.


Ernest Folch.

Aunque lo que viene a continuación queda corto comparado con lo anterior, sigue con insultos y comparaciones infamantes:

El verdadero núcleo del problema es un partido que emana directamente del franquismo, sin perdón ni tampoco olvido. Catalunya no se está independizando de España sino del PP, que lo resiste todo excepto la democracia.

Concluye:

Ha bastado con invocar el verbo votar para que asistamos al principio del fin del viejo orden constitucional. Solo queda esperar que caiga por si solo.

Ahora resulta que buscar el fin del «orden constitucional» sin utilizar los mecanismos democráticos de ese propio orden es la democracia. Venga San Jorge y lo vea.

También el El Periódico encontramos un artículo muy diferente, tanto que igual Folch podría sentirse tentado de calificar a su autor de genocida o compararle con un dragón. Joaquim Coll titula La batalla por las ideas y se muestra crítico con el referéndum independentista y con el modo de actuar del poder político catalán, incluyendo su manipulación de la historia y el uso que da a los medios de comunicación.

La situación general de los medios catalanes ya ha sido comentada otras veces, y descrita en términos de «espiral del silencio», pues muchos periodistas y tertulianos se han adaptado al clima general de lo que conviene decir y defender. Lo hemos visto claramente en relación a la doble pregunta encadenada que acordaron los partidos del bloque soberanista. Sorprende la falta de crítica ante una formulación que, cuanto menos, debería haber sido puesta en la picota por su confusión conceptual. Si el periodismo de este país estuviera más despegado de la épica del proceso, el lío organizado sobre cómo deberían contarse los votos hubiera abierto una crisis que habría dejado inservible el acuerdo sobre la pregunta al día siguiente.

Luego dice:

Con todo, eso no quita importancia a la falta de opiniones críticas en los medios, sobre todo cuando una voz tan autorizada como la del quebequés Stéphane Dion ha declarado que, «en Canadá, esta pregunta en dos partes sería denunciada» por manipulación. Escaso eco han tenido las palabras del padre de la ley de la claridad. Seguro que si hubiera dicho que la pregunta le parecía acertadísima, se le entrevistaría en TV-3 como autoridad internacional que avala el proceso.

Sobre el simposio pseudo histórico ‘España contra Cataluña’, dice:

Hubo tiempo de sobras desde que se hizo público su contenido en junio. En realidad, sí que se cambió alguna ponencia que no pareció conveniente a los intereses independentistas en su estrategia de seducir a los castellanohablantes. La que trataba sobre «la inmigración como factor de desnacionalización» fue suprimida. Si aquellos que fueron invitados al principio no se vieron capaces de revertir un título que afeaba sus trabajos, más lamentable es aún que otros profesores aceptaran participar una vez conocido el aroma hispanófobo del simposio, que la entidad catalanista Somatemps tuvo la valentía de denunciar con un pequeño acto de protesta y una carta que entregaron a Sobrequés. Y es que la lucha de las ideas se encarna a veces en gestos simbólicos.

Viajamos ahora a Madrid. La primera parada de este humilde lector de columnas en la capita de España es El Mundo. Manuel Jabois publica su columna semanal dedicada a lo acontecido en el Congreso de los diputados. Titula Lampreave en el Congreso:

Lleno de concordia, en paz consigo mismo y con el mundo tras una copa navideña con la prensa, Mariano Rajoy empezó a pasear por los escaños del Congreso con unas gafas vistosas y una peluca entrañable en la que parecía haber nevado. Cuál no sería su sorpresa al encontrarse a su paso con españoles que querían hacerse extranjeros. Estaban Tardà, Bosch y demás nacionalistas catalanes, que decían irse de España porque eran «mayores de edad». Estaban los vascos de Amaiur, que ya no denuncian la invasión de tropas sino de profesores, concretamente «Pepitas y Puritas de Falange» en Navarra. Y estaban los españoles que se quejaban del país como de una úlcera.

Tras seguir en este tono de guasa varios párrafos, añade:

Lampreave ‘avant la lettre’, que había convidado el día anterior en su casa a embutidos, desapareció del plano y su lugar lo ocupó Jesús Posada, que en un momento de la mañana dijo «coño». Decir «coño» en el Congreso y no sacar una pistola es lo más liberal que va a hacer el PP en esta legislatura.


Arcadi Espada.

Y el anuncio protagonizado por Chus Lampreave es el protagonista de otro artículo en el diario de Unidad Editorial. Lo firma Arcadi Espada y se titula Ajamonada:

El anuncio es putrefacto, en el sentido preciso que daba el escritor Salvador Dalí a esta expresión, una mezcla de anacronismo, sentimentalidad y olor a col hervida. No me extrañaría que su guionista fuese uno de esos catalanes separados que descerebran a España vendiéndole telebasura y que tienen el lacrimal de una ternerita, a punto siempre de explotar y sobre todo de explotarnos.

Concluye:

Hubo un tiempo, y no lejano, en que España se exhibía con un cierto orgullo de modernidad: pongamos que desde la transición a los Juegos Olímpicos, pasando por Pedro Almodóvar. Acuerdo, diseño y libertad. Hoy vuelve lo ajamonado. Y con él la celebración absoluta del pueblo soberano. Porque lo más decadente de este anuncio es la relación que establece entre el desastre y la buena gente. Una relación muy española y eructante. La culpa del supuesto fracaso español será de cualquier cosa o ente: la mala suerte, los malos padres o los malos políticos, con preferencia. Pero en absoluto de estos alegres chicos de Alcalá que salen al paso de Chus: víctimas, reserva moral, lo que nunca muere. La Antieespaña feliz en puridad.

Pasamos a ABC, donde Ignacio Camacho publica La luz oscura:

Cómo no iba a salir España malparada en el informe PISA para adultos si entre las pruebas del test de comprensión matemática figuraba la de entender el recibo de la luz. Ese galimatías diabólico quizá sólo lo sepa descifrar el secretario de Estado de Energía, uno de los aplicados e influyentes gemelos Nadal, aunque desde luego no se lo sabe explicar a su ministro, que anda el hombre atribulado con el déficit de tarifa y no halla el modo de cuadrar sus propias cuentas.

Añade:

Claro que si se comprende es peor. Diríase que la falta de claridad encubre un propósito disuasorio: el de evitar que los consumidores sepan de veras qué es lo que están sufragando. Entre impuestos directos e indirectos, subvenciones a las renovables y al carbón, moratoria de centrales nucleares jamás construidas y demás figuras del Estado subsidial se va casi un sesenta por ciento de la cifra desembolsada por el cliente cautivo y perplejo.

También dice:

Cada enchufe doméstico es en realidad un agujero negro por el que se escapa el equilibrio de la economía familiar rumbo a un limbo en el que ninguna cantidad parece suficiente.

Concluye:

A este Gobierno, como a todos los anteriores, se le ha ido el asunto de las manos; hay tantos segmentos de intereses contradictorios que resulta imposible hallar puntos de acuerdo. El poder parchea remiendos que acumulan problemas e hipotecan el futuro. Las sucesivas reformas de pretensiones estructurales son mantas cortas que tapan pies o descubren cabezas y lo que decide Industria lo revoca Hacienda, o viceversa. Falta diseño, coordinación, proyecto, política de fondo, y sobran rectificaciones, titubeos y componendas. Se trata de un bien de primera necesidad y de un sector estratégico en el que no valen los paños calientes. Entre otras cosas porque ya hay varios millones de españoles que no tienen con qué calentarlos.

Terminamos en el periódico que trajo miga durante unos días. Kiko Ménez-Monasterio, reaccionario confeso, sale en defensa de la socialdemócrata Rosa Díez y su partido. Titula La oposición magenta:

Se nota demasiado lo mucho que le molesta, cuando Rajoy reprocha a Rosa Díez el que haga batalla con la renovación del Poder Judicial. Utiliza con la ex socialista un tono siempre más áspero que con Rubalcaba o con Artur y los minimoys, y al hacerlo la convierte todavía más en jefa oiciosa de la oposición, que con los otros todo suena a pasteleo de Eres y Bárcenas, de ETA y la Parot.

Añade:

En lo de los jueces el programa que ha copiado el PP no es el de Lara, sino el de Alfonso Guerra. Casi parece que el reparto se ha hecho por sumarios de corrupción más que por escaños, que nadie se imagina a los votantes del PP y del PSOE traicando con la elección -porque tienen interpretaciones muy distintas de la ley- y, sin embargo, cualquiera entiende que desde el banquillo de los acusados si estén más inclinados al acuerdo sobre los magistrados que habrán de juzgarles.

Concluye:

Sucede que el magenta es de los pocos partidos que de momento no se preocupa por imputaciones judiciales, y por eso mismo la denuncia de doña Rosa recoge un aplauso casi unánime de la calle, en proporción inversa a la del Parlamento. Eso es lo que le molesta a Rajoy. Y se le nota demasiado.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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