Mientras El Mundo siga siendo El Mundo me sentiría incapaz de hacer la competencia en ningún terreno a quienes siempre consideraré mis compañeros
Qué decepción. La ocasión venía pintiparada: expectación general y toda la edición dominical del periódico a su disposición para explicar con detalle la supuesta conjura de Mariano Rajoy para decapitarle y en lugar de eso, se limita a decir que todo seguirá igual porque ‘Cambia el director, pero la Orquesta sigue‘ y él permanece en un despacho, escribiendo como siempre y cobrando un sueldazo.
Y después de tres días de hacer rondas por las televisiones presentándose como el paladín de la libertad y la víctima del poder y la censura, va y escribe:
«Prefiero que sean otros los que interpreten la secuencia de los acontecimientos desde que volví a ser reportero por un día y reflejé las revelaciones de Bárcenas sobre la financiación ilegal del PP y los sobresueldos de sus jefes».
Para alguien con más de tres décadas de brillante trayectoria profesional a la espalda y las pelotas negras del humo de mil combates, parece poca cosa.
Hace sólo tres días, Pedrojota escribía en su perfil de Twitter, parafraseando a Ulises en el poema del británico del siglo XIX Alfred Tennyson: «Debilitados por el tiempo y el destino, pero con voluntad para luchar, buscar, encontrar y no ceder».
Pues este domingo 2 de febrero de 2014, en lugar de ‘luchar, buscar, encontrar y no ceder’, tiene la caradura de salir también en la Red Social, a primera hora de la mañana, y afirmar tan pancho que ha hecho en su largo artículo -arranque en portada y dos páginas y media- lo que le pedía la parroquia:
Bdías. Muchas ideas de mi última Carta del Director salieron de vuestros tuits. Ya he cambiado de perfil. Sigamos juntos.
— Pedro J. Ramirez (@pedroj_ramirez) febrero 2, 2014
Algo no cuadra. Lo lógico hubiera sido, de ser la cosas como él trata de presentarlas, que levantara bandera, denunciase a esos ‘perversos‘ dueños italianos que –según él– han aceptado las inclementes presiones de Rajoy para quitarle como director, y diera un sonoro portazo.
Habrá quien argumente que eso sería entregar su cabeza sin lograr a cambio casi nada y perdiendo incluso la sustanciosa indemnización que figura en su contrato, para el caso en que RCS Mediagroup venda el diario o le eche.
Nada de eso. Podría esgrimir la cláusula de conciencia, llevar a UNEDISA a los tribunales alegando que lo suyo es un despido encubierto y exigir y conseguir los 13 millones de euros, que ahora no le dan, alegando que no lo han echado sino sólo cambiado de puesto.
Y encima tendría los seis millones largos del plan de pensiones dorado que a él al consejero delegado Antonio Fernández Galiano les han ido pagando los italianos.
Debería revelarnos que papel ha jugado Fernández Galiano en la ‘conjura‘, porque el consejero delegado fue el interlocutor de los italianos, que ha prometido el Gobierno a los dueños -si les ha prometido algo- y hasta que oscuras razones empujan a Casimiro García Abadillo a prestarse al juego y a la redacción a permancer pasiva, cuando debería alzarse contra los ‘censores’ y frenar la supuesta tropelía.
Pero no. Todos se quedan quietos, aceptan la ‘decapitación‘ y Pedrojota, que no cuenta nada relevante este domingo, opta, prudentemente, por conservar un despacho en ‘El Mundo’ con un cargo sin contenido nominal.
Quiza planea mover desde el antiguo despacho de Carme Iglesias los hilos que sujetan a Casimiro García Abadillo y seguir cobrando una millonada hasta que sea jubilado cuando cumpla los 65 años, en 2017.
Hasta mantendrá su carta dominical «bajo un nuevo epígrafe y en una ubicación distinta».
En la de este 2 de febrero y no es irrelevante sino un sarcasmo, alaba a los que le han defenestrado mostrando su «gratitud hacia los dirigentes del grupo RCS por la confianza depositada«.
Vamos a ver: si se han plegado a La Moncloa y lo han decapitado, ¿qué es lo que hay que agradecer?.
Como mascullaban antaño los pobres en los pueblos de España: «Nos mean y quieren que digamos que llueve»
En una pifia más, a sumar a todas las contradiciones, incoherencias y lagunas, anuncia el hasta hace poco siempre belicoso e incontrolable periodista que no montará proyecto periodístico alguno como había mantenido siempre («me sentiría incapaz de hacer la competencia en ningún terreno a quienes siempre consideraré mis compañeros«) y hasta finaliza con un cristiano:
«Es la hora de pedir perdón a quienes dentro y fuera de la redacción se hayan sentido injustamente tratados por mis decisiones».
¡Virgen Santa!
Decepción total que ya se vislumbra desde el título del extenso texto: ‘Cambia el director, sigue la orquesta‘.
Éstas son algunas de sus frases:
- Esta es mi última Carta como director de El Mundo.
- Voy serenamente camino del vientre de la ballena pero, a diferencia de Jonás, yo no me he ofrecido como víctima propiciatoria. Han sido los propietarios del periódico quienes, en uso de sus legítimas atribuciones, han decidido poner fin a esta etapa.
- No estaba, no estoy cansado. Si de mí dependiera habría seguido siendo director de El Mundo no ya este año, no ya los tres años más que me quedaban de contrato, sino toda la vida.
- En tiempos y circunstancias distintas me han destituido dos veces como director. Hace 25 años bajo un Gobierno del PSOE, ahora bajo un Gobierno del PP.
- Prefiero que sean otros los que interpreten la secuencia de los acontecimientos desde que volví a ser reportero por un día y reflejé las revelaciones de Bárcenas sobre la financiación ilegal del PP y los sobresueldos de sus jefes.
- Nunca sabremos si yo continuaría siendo el director de El Mundo de no haber sucedido todo esto y de no haberse entreverado tales episodios con los de Botsuana, Corinna, Urdangarin y la Infanta.
- Debo admitir que lo anómalo no es que el propietario de un periódico decida cambiar al director, sino que haya mantenido durante 25 años al mismo. De ahí que mi gratitud hacia los sucesivos dirigentes del grupo RCS -desde el legendario Cesare Romiti hasta el actual consejero delegado Pietro Scott Jovane pasando por el gran Vittorio Colao- por la confianza depositada tan larga y reiteradamente supere con creces el disgusto actual.
- He preferido continuar ligado a Unidad Editorial y agradezco a sus directivos y accionistas que me permitan hacerlo en términos razonables.
- Mientras El Mundo siga siendo El Mundo me sentiría incapaz -máxime tras lo sucedido el jueves- de hacer la competencia en ningún terreno a quienes siempre consideraré mis compañeros. Si las circunstancias cambian me tendrán, claro está, a su disposición.
- El 2 de marzo reanudaré mis cartas dominicales, auxiliado por el genio de Ricardo Martínez, bajo un nuevo epígrafe y en una ubicación distinta. Prepararé además la publicación de mi próximo libro -cuando me lo autorice la editorial revelaré su contenido-, me ocuparé de la revista ‘La Aventura de la Historia’ y dedicaré algo más de tiempo a mis amigos tuiteros.
- No sabemos lo que nos deparará el futuro, pero es la hora de pedir perdón a quienes dentro y fuera de la redacción se hayan sentido injustamente tratados por mis decisiones, la hora de dar las gracias de corazón a todos esos españoles que han abierto casi catorce mil millones de veces un periódico con mi firma, la hora de aprender las reglas de urbanidad del manual del buen ex director, la hora de colgar en el vientre de la ballena el lema de Juvenal -‘Vitam impendere vero’- que me acompañará allí donde yo vaya.