OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Pablo Sebastián le pide al Rey que no se meta en política y no riña a los ministros del PP

Carrascal nos aconseja que nos preparemos para la independencia de Cataluña

Pablo Sebastián le pide al Rey que no se meta en política y no riña a los ministros del PP
El Rey riñe al ministro Wert.

Raúl del Pozo recuerda que Borges decía de los vascos "que se han pasado la vida ordeñando vacas"

Enric Juliana, el corresponsal de La Vanguardia en Madrid, pena su suerte en la Corte al igual que el senador Iñaki Anasagasti. Ambos añoran sus tierras de origen y distraen su nostalgia escribiendo y escribiendo. Màrius Carol, director de La Vanguardia, cuenta cómo se lo reprochó un progre de guardia de viva voz, que nunca lo pondrá por escrito, para no parecer facha:

El escritor Juan José Millás le dijo a Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia en Madrid, durante una cena de amigos: «Escribes sobre política española como si fueses un corresponsal extranjero».

Si yo fuese Juliana la verdad es que estaría muy contento, porque el pesimismo entre los columnistas de los periódicos de Madrid sobre el proceso separatista catalán es cada vez mayor. Varios lo dan ya por hecho y hasta lo consideran como lo mejor que le podría pasar al resto de los españoles.

La inyección de pesimismo de este 20 de marzo de 2014 nos la administra el veterano José María Carrascal con una Tercera en ABC que se titula ‘Preparémonos para lo peor’.

 

Pudiera incluso ser la manera de solucionar de una vez y para siempre el « problema catalán» que nos atosiga desde hace más de un siglo, ni otro remedio que el «conllevarlo» de Ortega. Cuando los hombres no somos capaces de solucionar un problema, la realidad se encarga de solucionarlo. Aparte de que preparándose para lo peor solo puede venir mejora.

Don José María ya ve la separación de Cataluña como positiva, para librarnos de la queja permanente de los catalanistas y quizás, añado yo, cerrar las autonomías.

Y lo mismo pide Fernando Ónega en La Vanguardia, con su untuosidad de gallego que sirvió a Franco, a Suárez, al conde de Godó españolista y al conde de Godó separatista:

Se sigue haciendo un debate etéreo que fomenta más el rencor y el miedo que el dominio de la razón. Empieza a resultar urgente un debate basado en la verdad de las expectativas de la ruptura, sean buenas o sean malas.

Un semáforo en rojo

Hubo sesión de control en el Congreso este 19 de marzo de 2014, y se enfrentó el victimismo catalán con Mariano Rajoy.

David Gistau (ABC) se centra en la intervención del diputado de ERC Alfred Bosch, que recurrió a imágenes de tráfico:

El señor Bosch trajo al parlamento la frustración del independentismo catalán, que consiste en que todas las tardes llega a la casa común y, sobre la almohada, se encuentra con la cara roja del cojín. El pueblo al que frena un semáforo en su camino hacia el destino manifiesto, como frenaban ante los semáforos en rojo de Buenos Aires los carros de los milicos golpistas.

Manuel Jabois (El Mundo) mezcla los discursos de Bosch y de Josep Antoni Duran y Lleida:

Después le tocó el turno a CiU. Esa mañana a Duran, en la ducha del Palace, le falló el agua caliente y veinte minutos después, arreglado a las malas, con un poco de espuma en el cuello, se levantó de su escaño para preguntar al presidente del Gobierno de España si no habría que impulsar otra conexión de gas con Europa por la crisis de Ucrania. Duran en la bañera, en cuanto empezó a notar poca fuerza en el grifo, pensó automáticamente en Putin. Cualquier otro hubiera sospechado de la caldera, pero los grandes hombres de la nación, estos diputados nuestros, si pierden cobertura piensan que ha caído un satélite; no sólo eso, salen corriendo por si Estados Unidos se lo está tirando encima.

Y esto es lo que le pasa al señor Bosch, que donde alguien ve una aburrida Constitución él ve, con temperamento heroico, dispuesto al martirio, a los Cien Mil Hijos de San Luis.

Las fronteras son una cosa seria

Gabriel Albiac (ABC) escribe sobre las avalanchas de inmigrantes africanos (me niego a usar el eufemismo racista de subsaharianos), una columna despojada de sentimentalismo y buenismo.

Europa es una isla de abundancia, al otro lado de cuya frontera sur no hay más cultivo que el de la miseria. Frontera y beligerancia son lo mismo: lo que enfrenta a aquellos que anhelan tomar ese supuesto cielo por asalto con quienes no tienen deseo de donarlo. No hay benevolencia que pueda borrar ese conflicto de intereses. Solo leyes que puedan acotarlo, reducirlo a sus formas menos crueles. Por eso es tan imprescindible legislar con claridad las normas fronterizas. En Europa. Y aplicarlas sin excepciones. Porque no hay frontera que no sea despliegue de violencia medida. Suprimir la segunda solo es posible una vez que se haya suprimido la primera. Lo cual es, con exactitud, lo mismo que suprimir las naciones. Las cuales son paradigma de la sociedad moderna: en lo económico igual que en lo político.

El asunto de Melilla sirve también a Isabel San Sebastián (ABC), que lo conecta con la muerte de la niña en Treviño por falta de atención de la sanidad pública vasca.

España es incapaz de proteger sus fronteras exteriores en Ceuta y Melilla, a falta de unidad, criterio y firmeza suficientes para hacer cumplir la ley, pero levanta muros interiores de estulticia burocrática que llegan a provocar muertes como la de Anne. Barreras insalvables de concertinas competenciales que atrapan entre sus cuchillas a una criatura de solo tres años de edad, hasta dejarla morir de varicela ante los ojos impotentes de su madre. Paredones de ceguera administrativa.

Y ya que estamos con lo vasco, nos viene como anillo al dedo la columna de Raúl del Pozo (El Mundo), que es una crítica elogiosa de la película ‘8 apellidos vascos’. (Por cierto, ¿ven los cineastas y actores que cuando hacen una película sin sectarismos ideológicos ni falangistas comiendo niños la gente paga por verla?)

La ausencia de humor ha pasado a ser una de las características del abertzalismo; ni siquiera practican el humor negro del «español al cuadrado». Quizás ese humor lo ejerzan más las víctimas, como cuenta Freud: «Un condenado a la horca el lunes exclamó: ‘Linda manera de empezar la semana’».

Los vascos se toman en serio sus propios mitos, como ése de los apellidos y, según Pío Baroja, los García, López, Rodríguez, Sánchez fueron los primeros apellidos vascos. Luego se les añadieron los nombres de los lugares de origen, porque todos se llamaban igual. «Si un vasco se llama López y es rico o tiene título, ya no es un maqueto».

Borges añade: «Yo tengo sangre vasca, pero cuando enumero mis orígenes soy muy cuidadoso en olvidarme de los vascos, que se han pasado la vida ordeñando vacas». Ahí se pasa. Olvida que conquistaron-emanciparon América y dieron la vuelta a los océanos.

Sebastián pide prudencia al Rey

Salvador Sostres (El Mundo) vuelve a declarar su admiración por el zar Putin y se pregunta qué sería de los catalanes si tuvieran a alguien como él gobernándoles.

Lo importante no es si Cataluña se parece a Crimea o España a Ucrania. Lo importante es quién se parece a Putin, que es el único carácter fuerte que queda en el mundo y Rusia el único imperio; y quién se parece a esta Europa patética y a los peores Estados Unidos de toda su Historia.

Putin está ganando todas las guerras, y la América de Obama no sólo las pierde sino que hace el ridículo. En Siria. En Crimea. Obama es el peor presidente que han tenido los Estados Unidos, y el más antiamericano.

Si Putin fuera catalán, la independencia de Cataluña la tendríamos ya ganada, y nos habríamos anexionado los Països Catalans, para tener más espacio. Estimades terres que vau perdre a Almansa el vostre dret a ser. Pero tenemos a Mas, que es como tener a Margallo.

En Gran Bretaña hay un escándalo a cuenta de varias decenas de cartas del príncipe de Gales a Ministerios y otros departamentos gubernamentales inmiscuyéndose en la gestión. A Pablo Sebastián (Republica.com) le sirve como pie para hablar de las costumbres del Rey Juan Carlos:

mucho tememos que nuestro Rey no se corta un pelo y llama a los ministros, e incluso les riñe como se vio en un desfile del 12 de Octubre cuando le afeó a José Ignacio Wert su afirmación, legítima y en el Parlamento, de que había que españolizar Cataluña, lo que además es cierto. ¿Se ha metido y se mete el rey Juan Carlos en la política y es esa su función según se desprende del marco constitucional español? Pues si se mete en la política, y esa no es ni su función ni su competencia, de ahí que sería buena una mayor prudencia por parte del monarca, máxime en los tiempos que corren donde la Corona no está bien valorada por los españoles, según los distintos sondeos de opinión.

Y recuerda los rumores de que el Rey le puso ministros de Defensa a Aznar y Rajoy: Eduardo Serra y Pedro Morenés.

Es verdad que al monarca le corresponde ‘moderar’ el gran debate nacional pero no meterse en la política, riñendo o nombrando -o recomendando- ministros al Presidente del Gobierno de turno (ya ocurrió en algún caso con la cartera de Defensa), porque esas son funciones propias del jefe del poder Ejecutivo.

¿Lleva Anson una foto de Cayetana Álvarez de Toledo en la cartera?

En El País, Jorge Martínez Reverte nos confirma que los izquierdistas, por muy veteranos que sean y decepcionados que estén, nunca se arrepienten de sus actos y sus ídolos.

La mejor época de modernización de España, que encabezó Felipe González, arropado por una mayoría absoluta de españoles, dejó cosas sin cerrar. Entre ellas las relaciones con el Vaticano, que permitieron que los obispos (súbditos espirituales de una potencia extranjera) mantuvieran y mantengan aún una posición de poder desmesurada. No se rompió en aquellos valerosos tiempos el Concordato, ese acuerdo medieval que Franco restauró a cambio de poder nombrar a su gusto a una parte de los gerifaltes de la Iglesia, además de que le dieran el privilegio de entrar bajo palio en las catedrales y conservar para usos privados el brazo de la santa. Aquellos papeles se firmaron en 1953 y tuvieron su epílogo en 1979.

Así que para Reverte obras de González como la instauración de la corrupción a gran escala, el escuadrón de la muerte de los GAL, la manipulación del referéndum de la OTAN, el aborto (bueno, éste sí), la primera huelga general y la crisis de 1992-93, son episodisos de «la mejor época de modernización de España». Ah, Jorge, el Vaticano tiene concordatos firmados con Portugal, Polonia, Baviera, Italia, Renania…

La columna ridícula de la jornada la firma Luis María Anson (El Mundo). Pretende pasar por un artículo sobre el separatismo catalán, pero en realidad es una carta de de admiración, quizás de amor, a Cayetana Álvarez de Toledo.

Es la inteligencia rubia del partido Popular y se llama Cayetana. Ha escrito el artículo más lúcido que se ha publicado sobre el órdago secesionista lanzado por Oriol Junqueras y su narigante escudero Arturo Mas. Apareció en el Financial Times y a él me he referido en más de una ocasión.

Luis María, si ya ha citado el artículo de Cayetana varias veces, ¿por qué lo sigues haciendo? A ver si Casimiro García-Abadillo te sustituye por ella.

¡Ah, por favor, Luis María, ponte un babero antes de escribir sobre mujeres rubias, porque mojas el periódico!

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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