OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

David Trueba califica el reportaje de ABC sobre la fortuna de Wyoming de «ataque para desactivarlo»

Columna maestra de Antonio Burgos sobre Suárez Illana: ¿le elogia o le riñe?

La izquierda pierde razón al no apoyar a la Policía

A Antonio Burgos le gusta Curro Romero en el toreo, que para mí es como si teniendo rubio americano en la mesa se coge picadura, pero hoy ha hecho una faena en su columna de ABC que, de haberla hecha un torero es para sacarle a hombros de la Maestranza de Sevilla. Primero, deja de lado a Adolfo Suárez y pasa a ocuparse de Adolfo Suárez Illana. Y a continuación le empieza a dar una mezcla de besos y bofetadas que casi lo ahoga.

Creí que sobraba la rueda de prensa que convocó urgentemente Adolfo Suárez Illana para anunciar que a su padre le quedaban 48 horas de vida. Creí que con ello Suárez Illana inauguraba la agonía como género periodístico (…) Suárez Illana era, en una sola pieza, el equipo médico habitual y la lucecita del Pardo.

Estaba más equivocado que una corbata en el ropero de Cayo Lara. Si la Transición fue obra de Suárez, el reconocimiento general y unánime de los méritos de su autoría ha sido obra de su hijo, de Suárez Illana. ¿Se imaginan cómo habría sido el fallecimiento de Suárez de no haber ejercido su hijo de García Márquez con la rueda de prensa de una muerte anunciada?

Gracias a su hijo, en la agonía de Suárez ha habido tiempo para hacer como una colectiva meditación cuaresmal sobre el ser y la esencia de España. Por ejemplo, sobre cuánto consiguió Suárez de reconciliación y concordia y lo que tardó el maldito Zapatero en coger la pala de Juan Simón para desenterrar las dos Españas y desmontar la Transición.

Hay mucho amor de hijo en este hombre. Se le vio a chicorros con la foto de la visita del Rey, me parece que para entregarle el Toisón a domicilio, como quien lleva una telepizza. Esa foto de un desmemoriado Suárez de espaldas, con el Rey echándole el brazo por encima, demuestra sobre todo una cosa: mucho amor de hijo. Así que enhorabuena, torero, aficionado práctico Suárez Illana. Esta vez no has quedado como Cagancho, como cuando te presentaste a presidente de la autonomía donde está Almagro.

Si usted, amigo lector, se entera de qué manda en la columna, si el aplauso o el cachete, me lo cuenta. ¡Bravissimo, Antonio, bravissimo!

Antoni Puigverd (La Vanguardia) anda por la misma senda que Burgos, pero no se atreve a ir igual de lejos.

La política y el periodismo actuales, como vampiros, han sorbido las últimas gotas del cadáver exquisito de Suárez. He ahí un comportamiento obsceno, pero comprensible: ¿cómo se las apañarían los tristes mortales sin el consuelo de los santos, los héroes, los mitos? A la democracia española le sobran corruptos y le faltan héroes. (…) Suárez no fue un caballero andante. Y si él lo fue, lo fuimos todos (aunque sólo por breve tiempo). Preferimos el acuerdo al choque. Renunciamos al resentimiento, para conquistar la paz y la libertad.

Manuel Jabois (El Mundo) intuye que la repentina popularidad de Adolfo Suárez se debe a que ni era nadie ni había abierto la boca en diez largos años.

Murió enfermo y sin un partido detrás, también sin ideología, de ahí la unanimidad en las grandes colas. Como ya no razonaba, y no podía pronunciarse sobre esto y aquello, cualquiera puede decir que Suárez habría hecho lo que él piensa que hay que hacerse, como bien dijo Mas, que fue a dejarle una corona de intenciones al muerto. Y como para recordarlo en activo hay que remontarse mucho tiempo, cuando las cosas están tan empolvadas que adquieren de repente valor, hoy a Suárez, que nos representó a todos en los momentos más sensibles, lo representamos nosotros en estos tres días de paz y concordia. Ya lo dijo Raúl del Pozo al volver del entierro de Ruano: «No lo pasaremos tan bien hasta que muera Azorín». Claro que no se aprecia, ahora, una expectativa.

Esta idea ya la enunció la víspera Hughes en su blog de ABC:

el Presidente Suárez mantenía un prestigio intacto por estar muchos años fuera de cualquier asunto político. Si hubiera seguido pronunciándose sobre el 11M, ETA, la Crisis, el Estatuto, etc., estaría sometido al mismo deterioro cainita de los demás.

Me llama la atención cómo comienza a extenderse el hábito de que las ideas y las citas de los columnistas y escritores que publican en Internet aparecen unos días más tarde en las columnas de los que publican en la prensa de papel.

La izquierda pierde razón al no apoyar a la Policía

Federico Jiménez Losantos lleva su desprecio al PP hasta el punto de usar los años de Suárez para atacarle. Y lo hace con motivo de los actos violentos al final de la manifestación de extrema izquierda en Madrid.

Aquí hemos visto cómo una turba de extrema izquierda tomaba la capital y la Policía tenía orden de no defenderse ante sus agresiones porque el ministro del Interior, gran amigo del presidente y gran enemigo del orden público, no quería que unos dizque observadores de la OSCE, échale siglas al pavo, pudieran decir que los policías españoles son salvajes represores de la pacífica exhibición de sensibilidades políticas distintas a la de Rajoy, que, como no tiene ninguna, son prácticamente todas.

Pero a esta casta descastada que nos desgobierna sólo le preocupa la defensa de sí misma y evitarse alguna incomodidad por algún euromemo de visita. Como en Nueva York, vamos.

Esto, con Suárez, no pasaba.

Hombre, Federico, no exageres porque fue con Adolfo Suárez cuando a los uniformados asesinados por ETA se les sacaba a escondidas de las iglesias y los cuarteles, y cuando se amnistiaba a delincuentes. ¿Que la bobería ha ido a más? Sí. Pero es que la sembraron Suárez y sus ministros.

Y, lector, prepárse para que le dé un pasmo: Pilar Rahola coincide con Losantos.

Lea, lea lo que dice en su columna de La Vanguardia.

no es cierto que ir a una manifestación pacífica implique, necesariamente, estar al lado de los violentos. Dicho de forma más precisa, no entiendo por qué motivos, después de este tipo de manifestaciones, los organziadores piden la inmediata puesta en libertad de los detenidos que han perpetrado acciones vandálicas.

¿Es lo mismo una familia que se manifiesta por su derecho al trabajo que un grupo antisistema que aprovecha su dolor y su lucha para imponer la ley violenta?

Personalmente no entiendo esta mirada tuerta de determinada izquierda respecto a las libertades, que divide el mundo entre los policías verdugos y los manifestantes víctimas.

Y Alfonso Ussía (La Razón) pone nombre a uno de esos figurones de la izquierda con mirada tuerta: Willy Toledo.

El saldo de la manifestación de la dignidad resultó desigual. Sesenta policías opresores heridos y veinte dignos oprimidos detenidos. Y al día siguiente, «Willy», que no había viajado a Cuba, se presentó con un grupo de perroflautas a las puertas de los Juzgados para exigir la liberación de los detenidos, pero no se le ocurrió presentarse en los diferentes hospitales de Madrid donde los sesenta policías se recuperaban de las pedradas de la dignidad, de los adoquines de la paz, de los palos de la convivencia, y de los barrotes de hierro de la solidaridad progresista.

En fin, un olvido que hay que perdonar a «Willy», que el hombre no puede estar en todas partes, que bastante tiene con compaginar Cuba y España, aunque en Cuba prohíban y traten a palos a los manifestantes, y de ahí que «Willy» no se haya autoexiliado todavía, por si acaso, por si allí la dignidad no terminan de comprenderla.

Clamor en el PP contra los abogados del Estado

Tiempos revolucionarios éstos: en el PP hay clamor contra los abogados del Estado que han conquistado el Gobierno y la Administración por medio de Soraya Sencilla y Solidaria (como dijo Anson). Hasta ahora, la derecha se hincaba de rodillas ante los abogados del Estado y bastaba con que uno de ellos se ofreciese al PP o AP para que le metiesen sin más requisitos en las listas electorales. Raúl del Pozo levanta acta de la rebelión en El Mundo.

La cena de Haro, de la que dio cuenta Lucía Méndez, ha armado alboroto. Cinco ministros -Margallo, Fernández, Soria, Cañete y Pastor-, a los que Lucía llama el G-5, amigos de Rajoy, no se hospedaron en un convento para hacer ejercicios espirituales, sino que visitaron las bodegas López Heredia, propiedad de la esposa de Margallo, para meditar sobre la situación del Ejecutivo.

En la cena de Haro y en otras, los más políticos critican al cinturón de tecnócratas y abogados del Estado, que parece capitaneado por Juan Manuel Cendoya, jefe de Marketing del Santander. Una dirigente del PP me dice: «A excepción de Cañete, ninguno de los otros tiene tirón electoral. Lo que necesitamos es gente que gane elecciones».

¡Qué pesados se ponen los periodistas cuando se empeñan en explicar a los entrevistados lo que es correcto, como Ana Pastor con Marine Le Pen, o cuando le dicen a un presidente qué ministros debe destituir!

Pablo Sebastián (Republica.com) vuelve a caer en este último vicio del periodismo. ‘Crisis de Gobierno, dale molinillo’, se titula la columna que firma Marcello, y en efecto; dale molinillo, porque Marcello ya publicó otra hace justo dos semanas. Pablo, permíteme un consejo: las crisis de Gobierno o das la primicia o das la nota oficial, pero no hagas el ridículo de hacer quinielas, que además a Mariano no se le mueve.

Los pisos de Wyoming

Para los progres, todos los ricos son malos… salvo que sean ellos o sus admirados. Para los liberales, todos los ricos son buenos… salvo que lo sean los progres. Hoy nos encontramos con ambas paradojas en la misma columna. En El País, David Trueba sale en defensa del millonario Wyoming por el reportaje de ABC sobre su fortuna inmobiliaria, y lo compara con una bomba que hay que desactivar.

VERDAD O MENTIRA: VOTE LA FRASE DE GRAN WYOMING

La consagración le viene concedida por dos páginas en el periódico Abc dedicadas a detallar sus ingresos. La noticia no es que posea estupendos ahorros y rentas suculentas, algo probable en todo presentador de tele que lleve tres décadas de trabajo continuado en las pantallas, sino que se recurra a ese ataque para intentar desactivarlo. Prolonga la idea recurrente de que el rico y el famoso, si no es para exhibir su estatus envidiable, están mejor callados. Para ciertas mentalidades, solo hay una cosa más despreciable que el pobre y el marginado, con ese fracaso que supuestamente se han ganado a pulso, y es que alguien exitoso sostenga un discurso solidario.

¿Cuál el eje del debate? No si este rico es de mi bando o del otro, sino si un miembro de la izquierda exquisita puede hacer demagogia contra el capitalismo cuando es multimillonario ¡y con el ladrillo! Aparte de que todo lo que dice ABC parece que es verdad, ¿no?

Y del progresismo al liberalismo, al de verdad. Con mitad de la quiebra de varias autopistas de peaje, John Müller (El Mundo) señala que la construcción de autopistas de peaje, aeropuertos y líneas de AVE no es por criterios liberales, sino administrativos y populistas.

Aunque la demagogia dicte lo contrario, el mercado no tiene ningún protagonismo en la desacertada política de infraestructuras española. Muy por el contrario, quizá su actuación nos habría evitado disgustos y moderado las pasiones de muchos caciques políticos que arrimaron el AVE a sus dominios. Lo que molesta a los ciudadanos es que saben que la connivencia entre políticos y constructores -que en muchos casos compraron medios de comunicación para ponerlos a las órdenes de los primeros- formó parte del juego que nos llevó a invertir en autopistas, viaductos y aeropuertos que hoy están vacíos y que debemos pagar pese a que nadie los utilice.

Nuestra política de infraestructuras, al igual que la financiación pública de la educación universitaria, es una de las más regresivas que existen. Personas con economías frágiles deben costear el gasto que beneficia a ciudadanos que tienen o tendrán una mejor situación económica sin obtener más compensación que el derecho a pataleo.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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