OPINIÓN / Afilando columnas

A Cebrián se le rebelan en El País con un varapalo a Felipe González

César Vidal se desmarca de la "conspiración" que denuncia Marhuenda: "Ignoro si es Doña Cristina culpable o inocente de algún delito"

Ojiplático se ha quedado este humilde lector de columnas al enfrentar los espacios de opinión de la prensa de papel española el 16 de enero de 2014. En la contraportada de El País, el articulista del día se dedica a arrear mandoblazos al sacrosanto, para el diario de PRISA, Felipe González. En El Periódico un avezado columnista cree haber descubierto el «tapado» del partido creado por Santiago Abascal, ofreciendo una teoría que juzgamos equivocada, y damos con un columnista distinto a Alfonso Ussía que osa romper la disciplina argumental impuesta en La Razón sobre la imputación de la infanta Cristina. Demasiadas sorpresas para una única jornada. En cuando a lo referido a Gamonal, todo entra dentro de lo previsible.

Como cada día, hacemos sonar nuestra armónica del afilador antes de ponernos manos a la obra.

Arrancamos en el auto proclamado diario ‘de la Catalunya real’, donde un columnista que antaño pasó por la filas de El País y que también dirigió La Vanguardia, analiza la estrategia política del registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante. Joan Tapia publica Para Rajoy, lo primero es el 25-M, que arranca diciendo:

A veces, sorprende la ligereza con la que algunos analistas desprecian a Mariano Rajoy. No es el Felipe González de 1982 y su liderazgo es gris, pero la política no debe minusvalorarse.

Sin embargo, lo más jugoso viene cuando se lanza a comentar un ‘enano’ que le crece al Partido Popular:

El primer enemigo es Vox, el partido que botan hoy Ortega Lara (un hombre difícil de criticar tras el martirio al que fue sometido), los radicales de las asociaciones de víctimas y políticos sueltos como Gabriel Camuñas. Y tras los cuales parece estar Vidal- Quadras.

Y para anular a Vox, la primera escisión a la derecha del PP, con un programa radicalmente antiterrorista y antinacionalista y cuyo tapado podría ser el propio Mayor Oreja, hacen falta gestos.

Las anteriores frases merecen ir por partes. Resulta la atención que a la hora de nombrar los promotores del partido olvide, o prefiera olvidar, a quien es la cara visible de la nueva formación: Santiago Abascal. Por cierto, que a principio de diciembre de 2013 le preguntamos en una entrevista y pensaba de dar el paso que ahora ha dado y esquivó dar una respuesta clara —[VÍDEO ENTREVISTA] Santiago Abascal: «Me sorprende cómo el vocabulario y el argumentario nacionalista ha acabado siendo munición habitual de algunos portavoces del PP»–. Que posiblemente Vidal-Quadras esté detrás, no es un gran descubrimiento. Él mismo nos adelantó, en otra entrevista, la posibilidad de enfrentarse al PP en los comicios europeos —[VÍDEO ENTREVISTA] Alejo Vidal-Quadras avisa al PP: «Para presentarse a unas elecciones no hace falta el permiso de nadie»–, aunque un tiempo antes en este mismo periódico ya habíamos adelantado los primeros pasos que el catalán estaba dando en este sentido —Los planes de Vidal-Quadras: busca apoyo civiles para candidatura propia al Parlamento Europeo pero le falta dinero para la campaña–. En lo que parece que se equivoca de plano es en la posibilidad de que Mayor Oreja sea el «tapado» detrás de Vox. Suena a que alguien ha intoxicado a Tapias para apartar al ex ministro del Interior de la lista del PP al parlamento europeo.

Al margen de obviedades y posibles yerros, hay otra cosa que nos ha llamado la atención. Y ha indignado a afilador de columnas. Tapia se pone ‘albertogarzonista’ —Una víctima de ETA hace añicos a Alberto Garzón (IU) con la foto de la tumba de su padre— y se refiere a «los radicales de las asociaciones de víctimas». Ahora se ve que ser la hija o el hijo de un asesinado por ETA y estár afiliado a una organización que agrupa a muchos que han sufrido el terrorismo en propias carnes o en sus familias le convierte a uno en «radical». Simplemente, indecente.

Tomamos el AVE hasta Madrid y, nada más llegar a la capital de España, nos lanzamos sobre El País. En su contraportada nos encontramos con un Jorge M. Reverte que titula Aburrimiento, donde critica a los políticos retirados que se colocan en los consejos de administración de las grandes empresas. Aunque habla de otros, se ensaña especialmente con el ex jardinero de bonsáis a tiempo parcial reconvertido en diseñador de joyas:

[Felipe] González se expresó así para mostrar su desdén por el dinero que recibía de la empresa, unos 125.000 euros anuales por asistir a una docena de aburridas sesiones. En un país con seis millones de parados y un 25% de personas en la pobreza o en riesgo de alcanzarla, decir que se aburre de ganar dinero es un insulto a la ciudadanía. Una exhibición de poderío más propia de un banquero de los que van de cuando en cuando al talego que de un expresidente de Gobierno. Porque, además, sabemos que González ha estado acudiendo a reuniones que no deben estar mal remuneradas. Como las del grupo de Carlos Slim.

Juan Luis Cebrián ha debido de pegar un brinco en su sillón, no sabemos si en su casa o en un avión privado viajando rumbo a EEUU u otro lugar, al ver que en su diario se critica con tanta saña al Señor de la Bodeguilla.

En el mismo diario nos encontramos con Burgos bolchevique, de Xavier Vidal-Folch. Prudentemente, evita valorar el uso de la violencia en sí. Suponemos que tal vez no quiera molestar a los lectores más moderados elogiando el recurso a la misma o, por el contrario, no quiere enojar a los más radicales criticándolo. Opta por presentarse como un analista supuestamente imparcial:

A medida que la recuperación se afiance, y ojalá sea así, las gentes practicarán más la tolerancia cero con la creciente desigualdad. Si la recesión multiplicó las brechas sociales, no puede ser que la incipiente recuperación reincida en ello, en vez de imponer el signo contrario, el retorno a una cierta cohesión social. Nos indica que si la crisis en su fase ascendente marginó a ciudadanos hacia la cuneta del desempleo crónico, y a barrios y a sectores, en su fase descendente debe corregirlo. Y nos indica que corruptos, fuera por siempre.

En El Mundo, Arcadi Espada no duda en expresarse de forma mucho más clara. Lo hace bajo el título de violencia:

El problema más grave de estos días en Burgos no es el bulevar ni los incidentes. Una ley no escrita dice que la violencia paraliza automáticamente cualquier negociación sobre cualquier cosa. Pero en Burgos la violencia ha paralizado las obras. Y con ellas la democracia, esa autoridad.

Este humilde lector de columnas, burgalés de nacimiento, sabe que el la ciudad que presume en su escudo de ser «Cabeza de Castilla» la clase política no es ejemplar. No va a valorar tampoco si el bulevar está justificado o no, o si hay corrupción o esto último es falso. Pero coincide con Espada en que, con independencia de todo lo anterior, ceder ante el uso de la violencia es una derrota de la democracia. Claro que no debe extrañar si se tiene en cuenta que el alcalde Lacalle es del PP, ese mismo partido que ha traicionado desde el Gobierno la firmeza que sus electores le exigían ante los terroristas de ETA.

También en el diario de Unidad Editorial encontramos una columna de Raúl del Pozo sobre el enfrentamiento entre el fiscal y el juez de instrucción por la imputación de la infanta Cristina. Titula El fiscal y el juez, a palos.

Sospecho que juez y fiscal están preparando a la opinión pública. Horrach quiere que se sepa un día: eso ya lo dije yo. Después de terminada la instrucción llegará el Auto de Transformación que se trasladará a las partes. Poco más de una semana después se propondrá juicio oral a la Audiencia Provincial. El abogado del Estado y el fiscal dirán que no hay motivos para acusar a la Infanta, ni para que se siente en el banquillo. Y el juez se la envainará.

¿Todo esto es teatro o acuerdo entre armiño y puñetas? Cualquiera lo sabe. Lo que sí parece claro es que sólo con la acusación de Manos Limpias, aplicando la doctrina para los poderosos, de la que tanto se habla, u otra doctrina que se inventen, se rondará el sobreseimiento y la Infanta quedará libre.

Mientras otros destacan la pelea entre los profesionales de la justicia, el normalmente bien informado Del Pozo nos alerta de que podemos estar ante una mera representación. Interesante, como poco.

Terminamos en La Razón, cuya portada del día es un contundente «Conspiración contra la Infanta». Se mantiene en la línea previa de desprestigiar al juez. César Vidal, sin embargo, rompe la disciplina de Marhuenda en una columna titulada Sabia decisión:

Ignoro si es Doña Cristina culpable o inocente de algún delito, pero, desde luego, no me cabe duda alguna de que no podrán tacharse penalmente de nada sus acciones mientras no se demuestre lo contrario. Sin duda, no será un plato de gusto comparecer ante un juez y responder a las preguntas de las partes, pero, por suerte o por desgracia, ésa es una nunca agradable circunstancia por la que han tenido que pasar millones de españoles que, en no pocos casos, eran, como mínimo, tan inocentes como la Infanta. Por lo tanto, aplaudamos la decisión de no recurrir.

Es de suponer que, cuando lea Marhuenda este artículo su cabreo será monumental. ¿Acaso no se ha enterado César Vidal que la infanta es inocente sí o sí? Poner esto en duda es, en los dominios de La Razón, un delito de alta traición. Esperemos que el historiador no sea desterrado por el mismo.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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