OPINIÓN / Afilando columnas

Ignacio Ruiz-Quintano sobre Burgos: «Si a la derecha sólo ves a curas y a la izquierda a los Escolar, lo suyo es abrazar el anarquismo»

David Gistau: "La relación con los medios de comunicación sólo se vuelve intensa en el reconocimiento de los antagonistas"

Manuel Jabois: "Ajeno el Gobierno y ajena La Zarzuela a que la Monarquía, si pudiera evitar el oxímoron, no se moderniza con bodas, sino con condenas"

Si fuéramos un tanto chuletas, podríamos decir: ‘¡Mirad cómo teníamos razón al decir que habría que esperar al 22 de enero para leer en la prensa de papel gran parte de las columnas dedicadas a la entrevista televisiva a Rajoy de dos días antes! Pero sería ufanarse por haber dicho una obviedad. Cualquier lector habitual de los periódicos españoles podría haber hecho la misma previsión. Como ya hemos comentado en numerosas ocasiones, los articulistas de los diarios impresos siguen con ese manejo de los tiempos que los palmeros de Rajoy llaman «magistral» (que no es otra cosa que ser de lento actuar), y actúan como en los tiempos previos a la aparición de internet.

Seamos justos de todos modos con aquellos que dan sentido a nuestros ‘Afilando columnas’ (sin ellos no tendríamos textos que comentar) y admitamos que el problema puede estar también en los medios para los que escriben, que posiblemente no desean retrasar el cierre por algo tan banal como artículos sobre un tema de máxima actualidad.

Como siempre, hagamos sonar nuestra armónica de afilador y pongámonos manos a la obra. Por cierto, que encontramos algún artículo jugoso que nada tiene que ver con el registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante.

Arrancamos en esta ocasión en ABC, con un artículo de un burgalés dedicado a los disturbios en su ciudad. Ignacio Ruiz-Quintano titula El forastero. Lo más brillante nos llega nada más arrancar la columna:

En Madrid aún se hacen cruces porque en Burgos quede gente que insista en saltarse la ley.

Pero si en Barcelona o en Bilbao todo el mundo puede sentirse por encima de la ley, ¿por qué no va a haber nadie en Burgos dispuesto a pasársela por debajo?

-¡Anarquistas en Burgos! Hombre, si miras a tu derecha y sólo ves a los curas, y miras luego a tu izquierda y sólo ves a los Escolar, lo suyo es abrazar al anarquismo, que en España es pedir, y al modo en que lo hace Groucho para el desayuno en el camarote de «Una noche en la ópera».

Concluye:

Pues ha pasado que, por pepero (no importa lo feble), el alcalde será siempre un forastero de la Democracia, que es como los socialistas de Prieto justificaron su tenencia ilícita de armas en el Congreso:

-Estas cosas ocurren porque vosotros (señalando al Gobierno de derechas) sois forasteros de la República.


Nacho y Arsenio Escolar.

Unos días atrás, le recordábamos desde aquí a Ruiz-Quintano que Ignacio Escolar es burgales, aunque no de propia capital de la provincia —Ruiz-Quintano ironiza: «El contrato social sólo será restablecido si Alberto Garzón, Pablo Iglesias y Nacho Escolar forman el Gobierno Provisional»–. Nos alegramos de que haya tomado nota de ello. Aunque algo nos dice que al director de ElDiario.es y a su padre no les haga demasiada gracia la frase donde aparecen. Y, por cierto, dejamos constancia de que Burgos es una cuidad llena de sacerdotes e iglesias. Hace muchos años, en la infancia y adolescencia de este humilde lector de columnas, se solía decir de la urbe del Arlanzón que era una ‘ciudad de curas y militares’. Estos últimos prácticamente desaparecieron al llevarse a otros lugares la Academia de Ingenieros y los cuarteles que había allí.

Sin salir del diario madrileño de Vocento, comenzamos con los textos dedicados a la entrevista a Mariano Rajoy en Antena3, que nos son demasiado favorables al inquilino de La Moncloa. David Gistau firma Prueben con Pentotal. Arranca con gracia:

SI un periodista sostuviera una grabadora delante de la boca de uno de los bustos de próceres antiguos que jalonan el pasillo común del Parlamento, con sólo un poco de paciencia tendría más posibilidades de conseguir un titular sabroso que en una entrevista a Mariano Rajoy.

Pero lo más jugoso llega luego:

Rajoy piensa que hizo su carrera hasta La Moncloa, no ya sin la ayuda de grandes medios de comunicación de su hábitat ideológico, sino contra estos. Sobre todo después de la derrota electoral de 2008. Salvo las excepciones mencionadas, es un presidente libre de favores debidos cuya relación con los medios de comunicación sólo se vuelve intensa en el reconocimiento de los antagonistas. De ahí la distancia que le permite atravesar una entrevista en horario de máxima audiencia con una indiferencia expresada hasta con el lenguaje corporal que hace que los comentaristas, para extraer algo, se sometan a un ejercicio de interpretación más fatigoso que buscar una trufa rascando con las uñas.

El afilador de columnas no acierta a saber si el motivo es el que aduce Gistau o es, simplemente, el tradicional complejo del centro-derecha española ante la izquierda. Pero lo que dice el columnista de ABC es cierto. Y no se aplica tan sólo a Rajoy. Casi todos los ministros y altos cargos del PP demuestran un ansia constante de agradar a El País y la SER mientras demuestran un profundo desprecio, cuando no directamente animadversión, por todo lo que esté a la derecha ideológica del grupo PRISA.

También en ABC, Ignacio Camacho titula bromeando con la serie cuyo último capítulo se emitió después de la entrevista: Rajoy entre costuras:

Si el político se llama Mariano Rajoy, que a lo largo de treinta años ha consolidado un estilo estatuario, silente y esquivo, resulta ilusorio pensar que va a comprometerse en una televisión más de lo que lo hace (o no, que diría él) en el Parlamento. Hace diez días pasó un fin de semana entero reunido con los presumibles candidatos a las elecciones europeas y a ninguno le dijo una palabra de sus planes. De un hombre así, entrenado en el blindaje, no cabe esperar grandes revelaciones sorpresivas. El presidente tiene un concepto huidizo de la relación con los medios y cuando acepta una conversación con ellos lo hace al trantrán y poco dispuesto a exponer más que vagos estados de ánimo.

Concluye:

La muletilla de «no adelantar acontecimientos» retrata su carácter introvertido, precautorio, desconfiado del resbaladizo poder de las palabras: es un jugador impávido, un hombre que calla y espera.

Aun así dejó un par de titulares que llevaba guardados en los bolsillos. El resto del mensaje, pura función fática, consistía en dejarse ver al timón, en mantener el canal de contacto. El que quisiera relatos apasionantes o peripecias sugestivas se tuvo que quedar a ver «El tiempo entre costuras». Conmociones como la de Nixon ante Frost ocurren si acaso un par de veces por siglo.

Por cierto, que a nosotros nos pareció una auténtica frivolidad innecesaria que Gloria Lomana terminara la entrevista a Rajoy anunciando el último capítulos de la serie de la costurera metida a espía y «la entrevista que todo el mundo está desando ver» (citamos de memoria, la frase puede no ser textual), que no es otra que la que hicieron a la protagonista de la serie. Triste que se utilice a un jefe del Gobierno, por soso que sea, para promocionar que se va a entrevistar a una actriz.

Y ya que hemos nombrado unos párrafos atrás el periódico de Cebrián, veamos lo que nos encontramos en sus páginas. El crítico televisivo que suele escribiera sobre cualquier tema menos la televisión esta vez lo tiene fácil. Gracias a la entrevista, puede hablar sobre algo que se emitió en una cadena de tv al tiempo que comenta la política. David Trueba toma una idea parecida a la de Camacho y titula Costura:

Mariano Rajoy compareció en ese mismo día de luto [por la muerte del director de orquesta Claudio Abbado] en la cadena de televisión más acogedora con sus ideas. Lo hizo además subido a la ola del último episodio de El tiempo entre costuras, que le hizo de ciclista gregario para dejarlo en la cima del empinado puerto de la audiencia. Y no defraudó, porque pasará a la historia como el dirigente calmoso, que sostiene que todo problema se extingue por sí solo si esperas lo suficiente. Costurero de sus tiempos, Rajoy tiene su técnica y quizá lo más costoso para él es enfrentarse a la prensa que quiere respuestas, acción, resolución y conflicto. Todo lo que el presidente sueña con extinguir de este mundo cruel, pero que no desaparece tan fácilmente.

Resulta curioso que, con independencia de posiciones ideológicas, tantos columnistas coincidan en destacar la pachorra de Rajoy. Será porque es algo que resulta cierto, aunque los palmeros del registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante pretendan hacernos creer que se trata de algo distinto.

 

Tomamos el puente aéreo en dirección a la Ciudad Condal y, tras aterrizar, nos asomamos al auto proclamando ‘diario de la Catalunya real’. En El Periódico, Ferran Monegal titula Del pie de Sira al ojo de Rajoy. Otro que vincula a la costurera y al inquilino de La Moncloa, parece que no está la cosa para titular ingeniosamente. Nos quedamos con la última parte del artículo, que es la dedicada al presidente del Gobierno:

Dado que muchos mordedores y humoristas (desde Wyoming a Buenafuente) llevan tiempo señalando con fruición y cachondeo que a Rajoy siempre le delata un tic, un incómodo movimiento involuntario que le cierra intermitentemente su párpado izquierdo, en esta entrevista han ideado un sistema para mitigar este engorroso espasmo. La cámara que le correspondía la situaron enfocándole de semiperfil, de modo que en primer término estaba siempre su ojo derecho, mientras que el izquierdo se perdía en segundo plano, y además en un ingenioso ángulo que le hacía coincidir la montura de las gafas con el párpado, tapándolo. La colocación de esta cámara ha sido un ejemplo de precisión para evitar que veamos el tic. Pero no sufran los humoristas: Rajoy, sin pretenderlo, les ha servido un gag impagable. Fue cuando Gloria Lomana le pregunto por el Rey. Contestó: «¡Está siempre al pie de cañón!». ¡Ahh! Cuando oyen que se asocia Rey con cañón, los elefantes tiemblan.

¿Recuerdan que en la ofrenda que le hicieron a Rajoy en La Razón destacaban que controló la parte derecha de su rostro? Ahora entendemos que todo estaba montado para evitar que viéramos el izquierdo. Y aún así, no pudieron evitarlo.

La última columna dedicada a la entrevista que comentamos en esta jornada aparece en El Mundo y nos llega de la mano de alguien más gallego que el pulpo a feria regado con un buen Ribeiro o un Albariño (este humilde lector de columnas prefiere el primero). Y si sabrosa es la combinación gastronómica que hemos señalado, sabrosos suelen ser también los artículos del autor al que nos referimos. Y es así con independencia de que se compartan o no sus opiniones.

Y en esta ocasión, Manuel Jabois tampoco defrauda con Fe en la Justicia. Se centra en la defensa de la inocencia de la Infanta Crisitina que hizo el hombre que se fotografió caminando ufano por las calles de Nueva York con un puro en la mano:

Se percibe en PP y PSOE una suerte de deuda histórica contraída con el Rey por su papel en la Transición que no termina de saldarse, como si de alguna manera la figura promotora de la democracia no pudiera someterse a ella (que no lo hace, por otro lado). Y la declaración de Rajoy, que es una declaración de fe, alarga la cobertura real hasta la descendencia. Pero sobre todo confunde el trato. Habla no como presidente de todos los españoles y ni siquiera como presidente de todos los populares -tal y como hace con los imputados de su partido, profetizando su inocencia- sino en calidad de algo desconocido salvo que tenga lazos familiares con los Borbón o esté a punto de afiliar a uno en Génova. Lo que se le ha perdido al Gobierno en la imputación de la Infanta es el viejo orden institucional, mantener la apoplejía de un sistema fundado sobre el antiguo régimen. Ajeno el Gobierno y ajena La Zarzuela a que la Monarquía, si pudiera evitar el oxímoron, no se moderniza con bodas, sino con condenas.

No sabemos si la monarquía se moderniza o no con condenas. Pero sí creemos que al menos es necesario y sano que los miembros de la Familia Real se enfrenten ante los tribunales como cualquier otro ciudadano sin que un jefe de Gobierno declare de forma previa la inocencia de la imputada. Por cierto, que en otros países ha habido jefes de Estado en ejercicio juzgados y hasta condenados son que el sistema democrático se haya resentido. Al contrario, se refuerza. Y aquí algunos quienes hacer un drama de que se impute a la hija del Rey.

Dejamos la entrevista al presidente del Gobierno, pero no a él ni a su partido. En el periódico de Unidad Editorial, un ex secretario de formación del PP da un ‘zas, en toda la boca’ (como diría nuestro compañero Roberto Marbán, @robermarban) a Rajoy y su formación política.

Guillermo Cortázar firma En la encrucijada del PP. Arranca con dureza:

La reciente aparición del nuevo partido de centro-derecha VOX y los primeros sondeos negativos para el PP sugieren que la larga crisis de liderazgo político personal de Rajoy, cuyo punto álgido fue el final de julio y principio de agosto de 2013, se ha trasladado al PP como consecuencia de la asunción colectiva de responsabilidades.

Casi al final, dice:

El resultado de todo ello es que la reducida cúpula del PP, reunida en el Parador de Toledo el pasado domingo 12 de enero, parece un grupo de dirigentes alejados de la realidad y en huida permanente de los medios para no responder ante la opinión. Es sorprendente que la profesión de político del PP, personajes públicos por definición, consista en huir, no estar, no decir, no aparecer…. Una muestra de esta disfunción, de esta anormalidad, insólita en toda Europa, es la ubicua presencia, en las televisiones, de un director de periódico de Madrid que actúa como casi único «portavoz oficial» del PP.

No se limita a arrear una bofetada a Rajoy, sino que también carga con fuerza contra Francisco Marhuenda. ¿O acaso alguien cree el director de periódico de «ubicua presencia» puede ser otro?

La eventual crisis de Gobierno, cosmética y funcional, es insuficiente. Pasado el fervor de la «recolocación», al cabo de una semana, los problemas de fondo continuarán siendo los mismos. El PP puede seguir como siempre o elegir un mejor camino en la presente encrucijada con otros modos de ejercer la política, con debates abiertos, democracia interna y elecciones directas de cargos y candidatos. Es esencial que funcionen los órganos de control, sus dirigentes se renueven y no trasladen su propia responsabilidad al partido. El riesgo cierto e inminente del PP es pasar otros ocho años en la oposición. Incluso en los feudos tradicionales de Madrid y Valencia. Lo que está en juego no es el PP, sino la capacidad del centro derecha nacional para gobernar España.

Y sobre la deriva actual del PP escribe también Alfonso Ussía en La Razón. El que diera voz a personajes radiofónicos como El Marqués de Sotoancho o Floro Recatado, mantiene una independencia de criterio frente a la línea editorial del periódico de la ‘disciPPlina’ digna de elogio. En esta ocasión, dedica su artículo a Ortega Lara:

Si Ortega Lara se ha marchado del PP, ha sido por culpa de este PP. Si Ortega Lara se ha sentido humillado en el PP, quien ha humillado a Ortega Lara ha sido este PP. Si Ortega Lara, con escasas probabilidades de triunfo, ha decidido formar parte de un nuevo partido político parecido al PP de ayer, no es por otra razón que por los deslizamientos peligrosos que está protagonizando el PP de hoy. No es concebible, si no se concibe desde la más absoluta decepción, que un personaje como Ortega Lara, que se lo habrían rifado todos los partidos políticos, haya decidido disputarle los votos al partido político del que se sintió tan orgulloso, tan involucrado y tan agradecido. El Partido Popular haría bien en lamentarse públicamente por este monumental error, dejando en el cajón el desprecio de sus dirigentes, tan antipáticos en su mayoría, tan displicentes en su conjunto, tan desagradecidos en su casi totalidad.

Resulta llamativo que sus argumentos sean tan parecidos, aunque expresados en términos mucho más duros, a los de Esperanza Aguirre dos días antes —Esperanza Aguirre pide un giro del PP: «Hay que tender puentes para recuperar a militantantes como Ortega Lara»–. Nos tememos que en la calle Génova van a hacer el mismo caso a Ussía que a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid: ninguno.

Terminamos este afilando columnas de la mano de la sonrisa más blanca de los informativos de 13-TV. Si el coronel de Gabriel García Márquez no tenía quién le escribiera, eso no le ocurre al PP de Rajoy. Siempre tendrá a Alfonso Merlos para que lo haga, y a su favor. En esta ocasión habla sobre la situación en Cataluña y titula Las cosas claras.

A Cataluña le interesa un respaldo al PP porque eso equivale a: la apuesta decidida por un proyecto común, la dedicación del dinero del contribuyente a capítulos que sirven para aumentar niveles de bienestar, el diseño de un sistema de sanidad pública en la que los menos privilegiados no sean abandonados, unos planes de estudios en los que el punto sea la excelencia y el establecimiento de unos marcos de cooperación con el gobierno de la nación estables. De acuerdo con la ecuación «win-win»: todos ganamos, dejando en la orilla el espectáculo barato y formas secesionistas de captación de votos que rayan la prostitución. Es la hora de la verdad para el PP en Cataluña. Se lo juega a todo o nada.

¿Por qué será, entonces, que cada vez más catalanes no independentistas dejan de confiar en el PP y dan su apoyo a Ciudadanos?

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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