Pedro Narváez: "A Rubalcaba le falta pintarse un bigote para ser una greguería"
Hay días en los que algunos descubren, desde uno de esos diarios que publicaron un editorial conjunto en favor de la política del gobierno autonómico de turno y que no denuncian la existencia del CAC como un ataque a la libertad de expresión, que la pluralidad en los medios de comunicación es positiva. Es una buena señal, igual hasta un día mira hacia su ‘terruño’ en vez de hacia Madrit y se avanza todavía más. Pero, por el momento es un buen avance. Igual a este ritmo algún columnista de izquierdas se decide a denunciar la represión castro-chavista de Maduro y alguno de derechas opta por criticar el silencio de Rajoy ante la gravedad de lo que ocurre en Venezuela. Nos tememos que eso ya es mucho pedir.
Les adelantamos que los espacios de opinión de la prensa de papel española están en este 21 de febrero de 2014. Escuchen una vez más nuestra armónica del afilador y pasen y lean, estimados lectores.
Comenzamos en esta ocasión con ABC. Ignacio Ruiz-Quintano titula con el nombre de la feria de arte contemporáneo más conocida de Madrid: Arco ’14. Pero se trata de una mera percha para tratar otras cuestiones.
El socialismo científico no discute el disparo de plomo contra quien pretende salir de un paraíso comunista (Cuba, Berlín Oriental), pero «peta» ante el disparo de goma contra quien pretende entrar a un infierno capitalista (Ceuta).
Sólo una cosa es siempre tan anacrónica como la izquierda: la realidad. Y vemos la muerte en Venezuela de Génesis, la miss, como si de una «performance» de Arco se tratara, tal que la monja de Neruda: «Sin embargo sería delicioso / asustar a un notario con un lirio cortado / o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.»
Prepárese Don Ignacio a aguantar los insultos de cierta zurda española, tan poco dada a aceptar las críticas, y menos cuando son tan acertadas. Todavía estamos esperando que denuncien la represión en Venezuela. Pero claro, si después de más de medio siglo siguen sin hacerlo respecto a Cuba, eso es mucho pedir. La denuncia llegará cuando caigan esos regímenes tiránicos, y entonces negaran que fueran de izquierdas. Es lo que hicieron con los dictadores caídos árabes, que durante años fueron aplaudidos como líderes de ‘regímenes progresistas’ de Oriente Medio, o con el comunismo de Europa central y oriental.
También en el diario madrileño de Vocento, David Gistau tira de ingenio y de una noticia que suena a broma, la posibilidad de que la Duquesa de Alba fuera la Reina de Escocia en el caso de que esta útlima se independizara, para regalarnos una columna realmente divertida: No sin Triana.
Si se coronara, la españolísima Cayetana, abocada a ver cómo la compañía de toreros le sería cambiada por otra de lanzadores de troncos en los juegos gaélicos, sin duda sucumbiría a una melancolía como la que mató a Cristina de Noruega, cuya tumba está en Covarrubias, cuando fue obligada a contraer matrimonio con el infante Felipe.
Concluye:
Las pulsiones secesionistas que amenazan la unidad europea pueden provocar daños colaterales que no había previsto ninguna pedagogía de prevención contra el nacionalismo. Los escoceses no están preparados para que detrás de su nueva reina aparezca un piquete de comentaristas españoles de «Sálvame», perspectiva mucho más apocalíptica que la posible exclusión de la libra esterlina y de la Unión, y que podría hacer bascular el voto al No. Esto constituye una advertencia para Mas, ya que se ha impermeabilizado el cerebro, en el que no penetran todos los augurios fatales que acechan a su sociedad.
En El País encontramos un largo artículo de Nicolás Redondo Terreros, que una vez más demuestra que es uno de los poquísimos políticos españoles (aunque sean retirados de la actividad pública) que merece la pena leer. En Cervantes y Shakespeare confirma una vez más que es una persona con un muy buen nivel cultural al tratar las diferencias entre Escocia y Cataluña analizando la obra de los dos grandes genios de la literatura española e inglesa. Concluye:
No se entiende el Quijote sin Barcelona y sin La Mancha. Cervantes cose el perfil geográfico, pero también psicológico de España, que no se entiende sin Cataluña y Castilla, o sin el vizcaíno malhablado. Los nacionalistas catalanes se confunden al considerar que Castilla es España entera, y esta solo es Castilla.
El destino, la relación intensa y fecunda, los avatares de Don Quijote y Sancho, son el producto de la voluntad de su autor, Cervantes; pero como sucede con las obras clásicas, es obra de sus lectores, de los de ayer, hoy y mañana, que verán en el hidalgo caballero y en su escudero una interpretación profunda de la vida, más allá de la satisfacción que provoque su lectura. De la misma forma puede que los caminos de Cataluña y el resto de España sean diferentes y divergentes en el futuro, pero esa trascendental decisión no corresponde ni a unos ni a otros, sino al autor secular de la realidad actual, que no es otro que la ciudadanía española, es decir: Todos.
Una pena que no haya en activo políticos de su categoría intelectual, con independencia de que les fuéramos a votar o no.
En la contraportada del diario de PRISA localizamos una columna de Juan José Millás que cumple a rajatabla las normas del ‘Manual del buen progre sumergido en los lugares comunes’. Como buen progre trasnochado, se suma a los ataques contra Coca-Cola que se están produciendo en la política y los medios españoles durante los primeros meses de 2014. Titula con un bíblico Yo soy el que soy.
Si hemos entendido bien el anuncio lanzado estos días por Coca-Cola a toda página, resulta que Coca-Cola no es Coca-Cola, de ahí que carezca de responsabilidades en los despidos que Coca-Cola pretendía llevar a cabo en algunas de sus plantas embotelladoras. Jamás se nos pasó por la cabeza, la verdad, que Coca-Cola no fuera Coca-Cola. Nunca el capitalismo indefinido se había expresado con esta claridad.
¡Para qué hacer caso a la realidad si podemos tirar de tópicos para atacar al capitalismo! Veamos, Coca-Cola no ha dicho que no sea Coca-Cola. Lo cierto es que la embotelladora en cuestión no es Coca-Cola. Se trata de una empresa diferente con la que el fabricante de refrescos tiene un contrato para que le provea de un servicio concreto: embotellar sus productos. Vamos, que la relación es la que mantiene El País con, por ejemplo, el propio Millás, que le provee de un servicio concreto: sus artículos. Y no nos imaginamos al columnista indignado si Javier Moreno o Antonio Caño dicen ‘El País no es Juan José Millás’.
«Yo soy el que soy», le dijo Dios a Moisés. Esta frase posee una carga semántica de tal naturaleza que ha recorrido los siglos siendo objeto de multitud de interpretaciones. Nadie había sido capaz de superarla. Nadie, excepto Coca-Cola, que al decir «Yo soy la que no soy», ha colocado el listón en un lugar imposible de superar incluso para Dios.
¡Cómo les gusta a la izquierda rancia meter citas religiosas! Si es que en el fondo muchos de ellos aspiran a ser algo parecido a un cura preconciliar, tienen el mismo afán por dirigir nuestras creencias y sentimientos. En cualquier caso, nada como negar la realidad para poder escribir un artículo que le gane un espacio en el panteón del buen progre. Y qué mejor para eso que meterse con Coca-Cola. Eso sí, no le imaginamos bebiendo Mecca-Cola o la cubana Tu-Kola.
Pasamos ahora a La Razón, donde Pedro Narváez habla sobre Rubalcaba y El PSOE, sobre todo por sus posturas sobre Ceuta y ETA. en El teatro del absurdo, dice:
A Rubalcaba le falta pintarse un bigote para ser una greguería, mientras Soraya Rodríguez recita «Eloísa está debajo de un almendro», por no decir de un guindo, de donde parecen caerse ahora con lo de los quince negritos si se me permite el diminutivo para evocar la novela de Agatha Christie, que eran diez aunque de alta alcurnia. La pregunta que se hacen los del buen rollo es si nos tomaríamos igual la tragedia en el caso de que los muertos en la frontera fueran blancos. Creo que la reflexión deberían hacérsela ellos. Teatro pánico. Si fueran occidentales, tal vez exageraran menos. Díganme racista, demagogo, pero no hipócrita. En cuanto a ETA ya no son pelotas de goma sino estar hasta las ídem de la representación de la bellaquería.
El apparátchik que creyó que siendo secretario general se convertiría en un líder socialista es también el protagonista de El votante arrepentido, un artículo publicado por Santiago González en El Mundo.
No lo haré más», le decía Nino Manfredi a Emma Penella al final de El verdugo con un tono muy parecido al usado ayer por el líder del PSOE, en una intervención que era toda ella sinécdoque: «insulto a Cataluña», «los catalanes y el resto de los españoles», excluyendo de Cataluña y del gentilicio a gente como Boadella, Albert Rivera, Vidal-Quadras y un porcentaje muy significativo del censo electoral.
Concluye:
Frente a la invocación del inexistente derecho a decidir de Cataluña, lo que reivindicaron 272 escaños y la errada abstención de Guerra era el derecho a decidir, éste sí, existente y en vigor, del Congreso, que lo es porque así lo dice el artículo 1.2 de la Constitución y que me perdone Rubalcaba si le parece grosera la cita.
Está claro que para el hombre que soñó con protagonizar ‘El milagro de Pe Punto’ esto de nadar entre dos aguas, la equidistancia entre los independentistas que hay en el PSC y el votantes socialista que no quiere oír hablar de la secesión, es cada vez un problema mayor. Pero suponemos que lo que más le duele es tener que haber votado un texto propuesto por UPyD.
En el mismo diario, Federico Jiménez Losantos escribe sobre la declaración de la infanta Cristina ante el juez. Y mantiene su línea de dureza con la hija del Rey. Titula Casi se ofende:
La Infanta que casi se ofende y que puede ofendernos, sin casi, eludió contestar al juez 579 veces, según el minucioso recuento hecho ayer por El MUNDO: 412 «no sé», 82 «no lo recuerdo», 58 «lo desconozco», siete «no me consta», siete «no lo sabía» y siete «no tenía conocimientos». El problema es que la soberbia de la Infanta es superior, si cabe, a su codicia, y por eso casi se ofende ante el juez.
Concluye:
Como ciudadano -entre decenas de millones de españoles- que lleva pagándole su regalada vida a la Infanta desde que nació, me ofende, sí, sin casi, que presuma de hacer las cosas meticulosamente y de no saber absolutamente nada de las cosas, como qué es el IRPF o el plan PADRE, que es su plan. Tan lista y tan tonta, no.
Lo que el afilador de columnas se pregunta es qué ocurriría si cualquier otro español le dijera a un juez que casi le ofende con sus preguntas. Nos tememos que no se haría de rositas, precisamente. Por cierto, da la impresión de que los cambios de director comienzan a notarse en El Mundo en todo lo referido a la Casa Real. Los temas delicados comienzan a ocultarse y tan sólo se publica un artículo sobre la declaración de la infanta. Suponemos que Casimiro García-Abadillo no se siente fuerte como para intentar cortar en corto a Jiménez Losantos, por suerte para él y sus lectores.
Para concluir tomamos el puente aéreo y nada más aterrizar en Barcelona nos fijamos en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’. Xavier Sala de Bru publica en El Periódico un artículo titulado Alerta: pluralismo menguante.
La mayor parte de ciudadanos españoles se ven privados de manera progresiva de información plural. En los últimos tiempos, parece que las operaciones de control del Gobierno de Rajoy sobre grandes grupos de comunicación han obtenido el éxito deseado, traducido en varios cambios en la dirección de medios muy influyentes. El objetivo del presidente del Gobierno no consiste en cambiar la línea de ningún medio, puesto que el público sabe qué espera y si no resulta satisfecho pronto cambiará de preferencia. El propósito del poder es que los nuevos directores no sean tan proclives a enfrentarse a Rajoy y criticar sus decisiones. También se supone que tendrán que estar dispuestos a informar con menos espacio y menor entusiasmo sobre la oposición, sea de derechas o de izquierdas.
Concluye:
Estas cosas se hacen siempre de forma sutil. No se producen grandes movimientos de la noche a la mañana, pero basta -de hecho, el objetivo de Rajoy no va más allá- con abstenerse de erosionar al poder. Nadie está libre del apremio, pero cuando sobrepasa cierto grado el pluralismo se resiente y el poder tiende todavía más a concentrarse en una sola mano. La ciudadanía tendría que evitarlo, pero no tiene capacidad de maniobra ante este tipo de manipulaciones.
Este humilde lector de columnas no va a negar que el columnista de El Periódico tenga razón, todo lo contrario. Sin embargo le gustaría ver en ese mismo medio un artículo en el que se denunciara la poca pluralidad existente en los grandes medios catalanes, todos ellos tan sensibles a los intereses y las prebendas vía subvenciones repartidas desde la Generalitat. También, incluso, podría hasta denunciar las constantes actuaciones contrarias a la libertad de expresión por parte del CAC.
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