OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Marhuenda, hecho todo un ‘barra brava’ monclovita, lapida a Rubalcaba

La política de medios del PP se nota en las catarata de columnas favorables a Rajoy

Ussía, siempre elegante, manda a tomar por c... al catalanista que le negó el saludo al príncipe Felipe

Lo reconozco: no vi el debate, en ningún momento, no me interesa lo más mínimo, sé que todo es una pose y que no se va a decir nada atractivo. Me importan más las protestas populares en Venezuela, donde la gente se juega la vida por exigir al presidente (socialista, por cierto) paz y comida.

Sin embargo, después de leer varias columnas empiezo a sentir habérmelo perdido, porque, oh milagros de la política de comunicación del PP, parecía algo así como El señor de los anillos. Aragorn (Rajoy) atizando de lo lindo a Sauron (Rubalcaba) y jugando con Golum (Durán).

Un consejo a los palmeros rajoyanos: la exageración en el aplauso puede producir el efecto contrario, tanto en el espectador como en el tertuliano o columnista.

Comencemos por el jefe de la Guardia de La Moncloa: el inefable Francisco Marhuenda, empleado de Rajoy en comisión de destino en La Razón. ‘La verdad frente al apocalipsis’ se titula su arenga, perdón artículo, dedicado a zumbarle a Rubalcaba.

No entendí la intervención de Rubalcaba. Me pareció de aurora boreal. Tras escucharla sólo cabe pensar que Rajoy odia profundamente a España y los españoles al igual que sus ministros y altos cargos. No cabe otra explicación. Es el discurso más rancio que he escuchado en mucho tiempo y rezuma un radicalismo de izquierdas que parece más propio de IU que del PSOE. Esa visión apocalíptica es impropia de un líder serio, porque esperaba una actitud crítica pero responsable.

Lo único que buscó fue complacer a un radicalismo que nada tiene que ver con la realidad y por supuesto con el centrismo que permite ganar elecciones. Fue desaprovechar la oportunidad, una vez más, para emerger como un líder riguroso y una alternativa de gobierno, pero además se le puso muy fácil la réplica a Rajoy, porque es el heredero de los desastrosos años de gobierno socialista.

La única explicación es que quiera encabezar un gobierno de coalición con IU, otros grupos de la izquierda antisistema y los independentistas catalanes y vascos. No hay otra interpretación posible para el discurso del apocalipsis.

Me gustaría que el socialismo español estuviera en la línea que sus formaciones hermanas en la Unión Europea, pero no lo está. El problema de desorientación y carencia de liderazgo es muy grave.

Los consejos de Marhuenda a Rubalcaba me recuerdan a los elogios que recibía Gallardón de los progres de El País: «es el candidato que el PP debe tener».

La Guardia de La Moncloa contra Rubalcaba

Al lado del bueno de Paco, los demás voceadores del rajoyismo quedan con una voz de flauta como la de Baltasar Garzón. Aporto una selección de las obras de la Guardia de La Moncloa.

Jaime González (ABC):

Tal vez por exceso de cafés, o por la mala leche de algunos compañeros de partido que le andan moviendo la silla a sus espaldas, Alfredo Pérez Rubalcaba mostró ayer un insólito grado de excitación parlamentaria. Su intervención recordó mucho a la de esos púgiles que, presagiando la derrota, se lanzan a una feroz ofensiva en el último asalto, descuidando la guardia. Sus palabras -casi todas gruesas- salían en desbandada de su boca acompañadas de un vertiginoso juego de piernas, un extraño movimiento reflejo que llevó a Rajoy a preguntarle: «¿Le ha ocurrido algo esta tarde?».

Curri Valenzuela (ABC):

El día en que los críticos del PSOE consigan al fin desbancar a Alfredo Pérez Rubalcaba como líder de su partido, España habrá ganado uno de los mejores tertulianos que han pisado hasta ese momento un plató de una de esas televisiones que aprecian mucho a los personajes capaces de sentarse ante las cámaras sin detenerse a considerar si los datos que van a citar son falsos o ciertos y de hacer oír su voz en medio de un griterío ensordecedor. Y quizás porque hay mucho diputado del PP que se traga ese tipo de tertulias a cualquier hora, hubo un cierto desconcierto a media tarde de ayer cuando Mariano Rajoy, que no soporta ese tipo de programas, se negó a enzarzarse en un cuerpo a cuerpo con su rival, o a devolverle cualquiera de los golpes bajos que le propinó. Les faltaba gritar, «¡pégale fuerte, Mariano!», a la espera de que su líder se enrabietara. Pero no lo hizo. Él nunca ha querido ser tertuliano. Sí, presidente de Gobierno.

Por favor, Paco Marhuenda, por favor, dile a Pilar Ferrer que deje de hacer crónica gastronomica y de moda en sus columnas políticas, que no está en el Telva:

En la mesa del presidente del Congreso, Jesús Posada, y en la del jefe del Gobierno, hubo coincidencia de menú: unas verdinas asturianas, recién traídas de Llanes, obsequio de un grupo de diputados y senadores asturianos, porque están en su mejor época.

Para verdor, muy elegante en su chaqueta sastre a juego, y gran coraje por su medidas, los de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, auténtica estrella del Debate, paladín de las reformas esgrimidas por el presidente, foco de todos los ataques de Alfredo Pérez Rubalcaba

Alfredo Pérez Rubalcaba almorzó con su entorno más directo. Y mira por dónde, el navarro Juan Moscoso del Prado, hijo del ex ministro y fiscal general del Estado, Javier Moscoso, había traído unas alubias verdes de La Ribera. Moscoso, uno de los «delfines» socialistas en alza, lleva la política internacional, pero es hombre apegado a su tierra.

Federico Quevedo (ElConfidencial.com):

sería muy difícil encontrar un Ejecutivo reciente que haya puesto sobre la mesa una agenda de reformas tan ambiciosa como la que ha llevado a cabo y piensa acometer el Gobierno de Mariano Rajoy. Probablemente desde los primeros años de la UCD de Suárez no se emprendió una agenda reformista tan intensa. Y, sin embargo, parece que nadie quiere darse cuenta de eso, y es más fácil plantear una visión negativa de la España real si se trata del líder de la oposición, u otra cargada de autocomplacencia si del presidente del Gobierno.

Los (pocos) pitidos a Rajoy

Pocas voces escuchamos críticas con Rajoy.

Federico Jiménez Losantos (El Mundo) inventa un término para definir al Gobierno de Rajoy… y Soraya:

El ‘rajosorayismo’ que es algo parecido al porfiriato mexicano o a la tecxnocracia opusdeísta del franquismo pero con más represión mediática, hizo ayer oposiciones a sucederse a sí mismo durante los próximos seis años. Y las ganó naturalmente.

El ‘rajosorayismo’ no es muy distinto del ‘rubalzapaterismo’, pero se impondrá siempre que Rajoy, como último recurso, se acuerde de España. Luego, la devolverá al cuarto de los ratones, para que la roan. Hasta que se acabe.

Ignacio Camacho (ABC) considera que hasta ayer el Gobierno ha sido un montaje como el de Évole:

Como si se hubiese apuntado a la moda de las ficciones documentales, Mariano Rajoy anunció ayer en el Congreso que sus dos primeros años de mandato han sido un fake, una versión trucada de su propio programa. Si Jordi Evole justificó su exitosa farsa televisiva en el secreto oficial sobre los documentos del 23-F, el presidente encontró una coartada más sólida aunque algo manida ya en la lid parlamentaria: la de que los socialistas le dejaron el país hecho una pena y para enderezarlo ha tenido que falsificarse a sí mismo. A continuación dio por terminado el montaje, pintó con aplomo un panorama de estabilidad y optimismo y proclamó el inicio real de la legislatura con fanfarria complaciente y conejitos de chistera -tarifa plana en los contratos fijos, exenciones fiscales a las rentas bajas- propios de vísperas electorales.

Pablo Sebastián (Republica.com) considera de más importancia el duelo Rajoy-Díez:

El jefe del Gobierno y el líder de la oposición con discursos opuestos y contradictorios han empatado en el debate de la nación. Sin embargo en su duelo con Rosa Díez, Rajoy sacó a relucir su agresividad a sabiendas ambos de que se disputan el centro del mapa electoral y por eso ayer, una vez más, mantuvieron un agrio debate de descalificaciones mutuas después de que la diputada sacara de sus casillas a Rajoy -porque el PP ve en ella a su más directo competidor- a base de insistir sobre la pobreza infantil española.

Los cronistas

Entre los cronistas parlamentarios que asistieron al debate prima la descripción, con metáforas, al aplauso, lo que es de agradecer.

Raúl del Pozo (El Mundo):

Mariano Rajoy, acorazado por su cuadrilla y ovacionado constantemente por su mayoría, hizo el discurso del éxito de su circunvalación política. «Hemos pasado el Cabo de Hornos». «España era un lastre para Europa y ahora pasa a ser el motor». «Los capitales que huían están de vuelta». Anunció, de pronto, la bomba atómica: tarifa plana de 100 euros en la Seguridad Social para contrataciones indefinidas.

Luego el Micifuz o el demonio volvió al Prado; pensó que los diputados de la derecha y de la socialdemocracia, el bipartidismo, son de parecidos cromosomas. Entre los dos, según Cayo Lara, han provocado un «tsunami de desigualdad».

Victoria Prego (El Mundo):

Una y otra vez recordó Rajoy a Rubalcaba que el mayor ataque a la pobreza y a la igualdad de los españoles son el paro y la mengua de los ingresos públicos. Y ese ataque lo protagonizó con todos los peores pronunciamiento, insistió una y otra vez el presidente, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

David Gistau (ABC):

Rubalcaba entró en campaña, en la europea y acaso en la de sus primarias, dispuesto a reñir en el barro. Pero el debate fue flojo, trabado, y las réplicas, estériles. Rajoy permaneció aferrado a su oficialización del optimismo, y no salió a discutir ningún tema en el que pudiera sentirse expuesto. Despejó a córner a Rubalcaba con constantes alusiones a su demagogia. Por su parte, Rubalcaba restó eficacia a su discurso por los excesos con los que trató de fijar la existencia de una derecha mitológica, malvada por naturaleza, que con la coartada de la crisis hace lo que antaño no se atrevió ni a plantear. Básicamente, convertir España en un campo de concentración bajo una hegemonía de ricos. Gustó a su gente, y probablemente no aspiraba a otra cosa.

Enric Juliana (La Vanguardia):

Hubo esgrima con las izquierdas ascendentes, todas ellas vestidas ayer con camisetas reivindicativas -Rajoy disfruta dando cuerda a los grupos que pueden robarle votos al PSOE- y un áspero enfrentamiento con la señora Rosa Dñiez. El presidente no la soporta -no puede con ella-, pero UPyD comienza a preocupar al PP. Se nota.

La tabarra catalana

Son tantas las opiniones que algunas nos asombran porque ven cosas que a los demás se les han pasado.

José Antonio Zarzalejos, el castellano amable  (porque es de Bilbao, villa de la Corona de Castilla) para los catalanistas , descubre que Josep Antonio Durán y Lleida es ¡el líder de la oposición! (La Vanguardia)

En el cruce de discursos Duran-Rajoy hay materiales útiles para construir un principio de acuerdo que permitiría -no ahora, pero sí después de las elecciones europeas y antes de las municipales de 2015- establecer una interlocución que dinamice la «dolorosa» (sic de Rajoy) cuestión catalana

El politólogo Fernando Vallespín, nombrado por Zapatero director del CIS, encuentra algo positivo para el PSOE en el debate.

En el orden simbólico, es relevante observar cómo Rajoy, con su continua lectura de cifras, aparece como el Gran Gestor, mientras que Rubalcaba, sin papeles, se nos presenta como el representante de la gente común. Racionalidad tecnocrática frente a política de la calle, tan cargada de emocionalidad; economía frente a todo lo demás. (…) Lo curioso del caso es que ambos, tan necesitados de recuperar los votos perdidos, habrán convencido a sus huestes respectivas. Su mayor esfuerzo estribaba en diferenciarse del adversario y lo han conseguido con creces. (…) Quizá no importe, el gran hallazgo de ayer es que hemos vuelto a recobrar las diferencias ideológicas y, para mí, eso repercute en beneficio del PSOE, tan necesitado de recuperar sus orígenes y de sentirse, al fin, emancipado de la carga de su gestión anterior.

Ussía vuelve a ponerse de modelo de saber estar

¿Hay columnas que no versen sobre el debate dichoso? Pues muy pocas, y son las escritas por los admirados por las señoronas. Por ejemplo, la de Alfonso Ussía (La Razón), donde empieza mandando a tomar por donde amargan los pepinos al separatista catalán que se negó a saludar al príncipe Felipe y acaba contando que una azafata muy guapa le dio unos besos por haber tratado con elegancia a Santiago Carrillo, responsable del asesinato del padre de su madre en Paracuellos.

De vuelta de Barcelona en un avión del Puente Aéreo lo sentaron a mi lado. No nos dirigimos la palabra, y menos aún, nos saludamos. Ignoro cuál habría sido mi reacción en el caso de que Carrillo me hubiera tendido la mano. Probablemente habría traicionado la recomendación de mi madre, porque una mano tendida sin responder es más que una agresión. Y se trataba del responsable de la matanza de Paracuellos, no de quien carece de toda culpa y responsabilidad en el impedimento de promover una consulta ilegal. Se me olvidaba decir que Carrillo, como quien escribe, volaba en clase Preferente. Yo, contra mi bolsillo; él, no se sabe. Y que una azafata, monísima por cierto, cuando abandonaba el avión en Barajas, me dio un beso mientras me felicitaba por «haberme comportado con tanta prudencia con un criminal».

Alfonso Ussía está alargando demasiado la fase de «no me beso porque no me llego».

Y Antonio Burgos (ABC) habla de Tamara Falcó, señora que confieso desconocer:

Tamara Falcó me tiene intrigado. Tamara es como la sección juvenil de beaterías de Pitita Ridruejo. A su tierna edad, la aventaja. Del tirón. A ver, ¿cuándo Pitita ha dedicado a la Virgen María la terraza de su nuevo ático en Madrid? ¿Y cuándo Pitita ha llevado agua bendita en su bolso? Así lo cuentan las gacetas, que este encanto de chica, una monada, tras su encuentro con Dios, lleva en el bolso un pulverizador, ¿a que no saben de qué? ¿De Giorgio Armani? No. ¿Del Chanel número 5 tipo pijama de Marilyn Monroe? Tampoco. El pulverizador del bolso de Tamara Falcó es de agua bendita. Es de lo más útil, chica.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído