OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Girauta (ABC) elogia el «don de la impertinencia» de Ana Pastor con Le Pen

Anson nos hace reír como Bob Esponja al hablar de la solidaridad de Soraya Sáenz de Santamaría

La 'doctora' Rahola inventa el patrón Cataluña para comprender el conflicto de Crimea

Qué falta de originalidad la de los directores de los periódicos. ABC, La Vanguardia, La Razón, El País y El Mundo dan este 3 de marzo de 2014, la misma foto del presidente de Rusia flanqueado por oficiales militares. Menos mal que luego hay más variedad en las columnas.

Con la amenaza de una guerra en el este de Europa, empecemos con una carcajada. Nos la trae no Bob Esponja, sino Luis María Anson. El miembro del jurado de Miss España escribe en El Mundo una elegía a Soraya Sáenz de Santamaría, titulada ‘El sorayato’.

Soraya Sáenz de Santamaría es una mujer muy inteligente. Dispone de un sólido equipaje jurídico e intelectual. Tiene larga expeirencia política. Es sencilla y trabajadora. Se hace querer por los que la rodean, que admiran su espíritu de solidaridad y su sagacidad para el juicio político

Soraya es leal a mariano Rajoy hasta de pensamiento. Le venera.

Excelente parlamentaria, la vicepresidenta no derrota a los que de ella discrepan. Los aplasta. Los escabecha.

O sea que la sigla SSS equivale a Soraya Sencilla y Solidaria. Los asesores de SSS en Moncloa estarán hoy como los legionarios romanos de los Monty Phyton con Pijus Magníficus: acallando sus carcajadas.

Y aquí viene la perla.

Ha conseguido, además, el respeto de casi todos los medios de comunicación. Sé muy bien a qué y a quién se debe ese milagro.

Hombre, Bob, digo Luis María, cuéntanos el secreto, no te lo calles. Para eso estás por el derecho de los ciudadanos a estar informados. ¿O es que vas de farol?

Casimiro, dale a Anson el recuadro de Gala, pero a condición de que escriba chistes como éstos, ¿vale?

Y más risas, que la bolsa se la sigue pegando.

Pilar Rahola Martínez (La Vanguardia) habla de Crimea en su columna. Parece que casi todo se lo ha copiado a Oriol Junqueras, por lo que cuenta. Creo que debería darle la mitad dle pago por su escrito. Es lo justo, ¿no? Para que sus lectores se hagan una idea de cómo es Crimea les dice lo siguiente:

En ese trocito del mundo, más pequeño que Cataluña, se podría encender un polvorín.

La doctora Rahola ha inventado la escala Cataluña para la geografía: más pequeño que Cataluña, el triple de grande que Cataluña… ¿Qué haría si supiese que un escritor catalán, Carlos Pujol, escribió una novela titulada ‘Es otoño en Crimea’?

Bueno, una tercera columna de humor, pero ésta de verdad, humor inteligente estilo Julio Camba y Wenceslao Fernández-Flórez. Nos vamos a ABC, con Ignacio Ruiz Quintano, que ha llegado a tiempo de escribir sobre los Óscar.

Como todo medio cultural agotado, el cine es el ramo más reaccionario de la industria del entretenimiento: «12 años de esclavitud», Oscar a la mejor película para lo que queda de Hollywood, cuyos académicos, ya que no pueden huir (como ha hecho el talento) a las series de TV, que es donde está el cobre, se dedican a ningunear con sus muñecos a Scorsese, el último testigo vivo del arte cinematográfico.Dicho goyescamente: «12 años de esclavitud » está al alcance de un Trueba; «El lobo de Wall Street», no.

Y después de Trueba, Fernando o David, capón al senador del reino de España Iñaki AnasagastI:

Los Oscar del 14, pues, están en la línea del senador Anasagasti, que despachó la película de Scorsese con una media verónica ( yo le vi aplaudir en Bilbao, desde el callejón -«of course!»-, una media… ¡de Luque!) que hubiera hecho babear de gula al cardenal Segura: -¡Una película asquerosa! Eran motivo de escándalo para nuestro moralista el sexo, el timo, la droga… «En definitiva, una película realmente asquerosa, sin valor alguno».

Terminamos con Alfonso Ussía (La Razón), que nos cuenta que los Bardem se han echado a la calle para protestar… por los asesinados en Venezuela.

En España, indignados por los asesinatos y la represión brutal de la Policía bolivariana y los agentes cubanos, se reúne «La Cultura». No los académicos, no los científicos, no los catedráticos, sino «La Cultura» de verdad, actores y actrices, directores, realizadores y guionistas del cine español, acompañados de cantautores y presentadores de programas de la «Cuatro» y de «La Sexta». Han sido convocados por Pilar Bardem y sus dos hijos, que protestan por el ERE de «Coca-Cola» mientras dejan en la calle a los trabajadores de sus negocios hosteleros. Y acuden todos los de «La Cultura», porque los convocantes son el no va más del progresismo y la lealtad al proletariado.

Al final, reconoce que todo ha sido un sueño.

Toledo se siente compungido por la muerte de los estudiantes y manifestantes venezolanos, y pide a Cuba que deje de mandar criminales a sueldo a Venezuela. Valiente, digno, comprometido. Pero se baja el telón y todo era un sueño. «La Cultura», afortunadamente, sigue en su sitio y en su silencio con Venezuela.

Rusos, ucranianos, catalanes, españoles, escoceses…

Para los catalanistas el análisis de lo que está ocurriendo en Ucrania es muy sencillo: ellos son como los ucranianos y los malvados españoles son como los rusos. Arcadi Espada (El Mundo) trata de corregirles.

Inmediatamente los nacionalistas catalanes han ido a ocupar la acera soleada del invierno de Kiev. «Ellos son los rusos», han dicho refiriéndose a los españoles y atribuyéndose para sí la ucraína nota. Se comprende. Ellos son los europeos, cercados por el oso de los Urales, o de Covadonga, fiera. Ellos son los desarmados: mil años de historia y ni un solo tanque, lo que bien mirado ya invalida de por sí su pertinaz obsti/nación.

Espada da la vuelta a su argumento: los catalanistas son como los rusos en Ucrania.

De ser algo, en esta ceremonia analógica, serán rusos en Ucrania. Es decir, y por encima de cualquier otra consideración, gentes que no quieren vivir con los Otros. Gentes dispuestas a acabar con un Estado en razón de la mecánica letal que equipara obligatoriamente pueblo a Estado y que por dos veces destruyó Europa.

Y todo el jaleo desgasta el discurso nacionalista catalán.

Comprendo la desazón nacionalista. El acontecimiento ucraniano vuelve a plantear la veracidad tallada a cuchillo del aserto del historiador Fontana: «La independencia requiere una guerra de la independencia.» Y añade un nuevo aliado objetivo a su causa: tras despertar las simpatías objetivas del populismo euroescéptico y de tener en el liguista Roberto Maroni a su admirador mejor y más franco, la siniestra aventura de tratar de romper un Estado democrático les devuelve en su espejo la insospechada figura de Putin. Aún peor que su desazón, sin embargo, es el carácter de sus esperanzas: catalanes nacionalistas y rusos crimeos confían en el desentendimiento europeo y la exquisita doctrina del asunto interno.

Pablo Sebastián (Republica.com) espera que el conflicto en Ucrania lleve a la UE a dar un aviso a los separatistas catalanes y escoceses.

creemos que los dirigentes catalanes (o los escoceses) estarán tomando buena nota de lo que pasa en Crimea. Una lección de la que la UE sacará la conclusión de que en nuestro continente no puede haber más rupturas nacionales, algo sobre lo que se deberían pronunciar los primeros dirigentes de la Unión Europea para acabar con todas estas aventuras nacionalistas que siempre acaban muy mal.

Y después de los catalanes catalanistas, Hermann Tertsch (ABC), que se empeña en hacer ver a los europeos pacifistas que su Europa desarmada y unida en fraternidad se terminó.

Ya sé, señores, que Vladímir Putin no es Adolfo Hitler. Pero Putin ha dado el paso. Ha invadido un país vecino con exactamente los mismos pretextos que tuvo Hitler para anexionarse los Sudetes. Y con el mismo desprecio hacia las fronteras internacionales que tuvieron Hitler y Stalin al merendarse juntos Polonia en 1939. Cada uno pensará lo que quiera de las luchas internas en Ucrania y de la legalidad remanente, pero los muertos habidos no eran en su mayoría precisamente partidarios ni de Putin ni de su aliado Yanukóvich. El intento de secuestro de Ucrania por una fantasmal Eurasia de Putin fue detonante. Y los pogromos ha habido que inventarlos en una campaña de propaganda tóxica, lanzada por Moscú y el aparato del régimen caído, que está elevando la retórica de agitación prebélica a cotas de difícil retorno.

Nadie fue a la guerra por los Sudetes. Nadie irá a la guerra por Crimea. Pero Ucrania oriental será distinta. Rusia puede enfangarse para siempre. Y nadie sabe en qué convertirá esta aventura al régimen de Putin. En nada mejor, desde luego. Cierto es que ha muerto la Europa de la legalidad de la CSCE surgida de Helsinki en 1975. Claro está que se ha roto la baraja. Hasta que haya una nueva habremos de acostumbrarnos a que corremos peligro.

El miedo de Sostres a la horda roja

Salvador Sostres reconoce que él es más de derechas que Mariano Rajoy (yo creo que José Luis Corcuera también es más de derechas que Rajoy y su Gobierno), pero nos confiesa que le va a votar. Por eso del mal menor.

No me malinterpreten: soy más de derechas que el presidente y que todo su Gobierno

Me gustaría que las cosas funcionaran de un modo más alegre y creativo, que la gente fuera más audaz, y distinguiera mejor. Si vingués l’amor, que dolç que seria. Pero tenemos que trabajar con lo que hay, con los políticos que tenemos, con la ciudadanía que tenemos -bastante peor que sus gobernantes, por cierto- y teniendo en cuenta las particularidades de nuestro tiempo.

Se gana desde el centro y se pierde desde los extremos. Las reformas son complejas y se cuecen a fuego lento. Tener razón es una veleidad de tertulianos y columnistas. Y en cualquier caso, cualquier razón, cualquier prosperidad y cualquier esperanza fenecen cuando ganan los socialistas.

En ABC, encontramos en la columna de Edurne Uriarte un complemento al repelús que tiene Sostres a la izquierda.

La polémica sobre las becas es el mejor ejemplo de lo bien que funciona la propaganda progresista sobre la igualdad. La izquierda ha conseguido sacar gente a la calle, qué decir a los medios, para exigir que tanto los estudiantes mediocres como los vagos como los suspendidos tengan derecho a ser subvencionados por el conjunto de los ciudadanos, y en una etapa educativa, la universitaria, que no es obligatoria.

Eso de la responsabilidad individual es una idea provocadora. Te miran mal si la proclamas, por insolidario. Para responsabilidad, el Estado, que es quien debe resolver los problemas de la gente, con el dinero de los demás. Pero ese detalle es ignorado por el socialismo. Y poco explicado por la derecha, por si la acusan de capitalista, elitista y explotadora. Más preocupada, la derecha, por demostrar sus políticas de apoyo a los débiles que por defender a esa sociedad civil de clases medias responsables, laboriosas y pagadoras de impuestos de esa igualdad socialista que les obliga hasta a subvencionar a los estudiantes suspendidos.

David Trueba defiende a Ana Pastor de la paliza que le dio Le Pen

Al progre indignado lo encontramos en la columna de David Trueba (El País). El director sale en defensa de Ana Pastor, que salió con varios moratones de su entrevista a Marine Le Pen.

En el rato más absurdo de la entrevista se planteó una comparativa entre la protección de las fronteras nacionales y la puerta de tu propia casa. Un país no es un pisito de soltero donde las visitas se descalzan para no rayar el parqué, sino un ente colectivo, imbricado en el mundo real y expuesto, para bien y para mal, a un flujo perpetuo comercial y social. No es un geriátrico atendido por esclavos obedientes.

¿Pero por qué David Trueba quiere que en España entre cualquiera, aslvo en su casa, que supongo que cerrará con una recia puerta?

Juan Carlos Girauta (ABC) también escribe sobre el duelo Pastor-Le Pen. Primero sobre la periodista española:

Pastor posee el don de la impertinencia. Digo don, no defecto, que sería lo justo de consagrarse a otra actividad. Sin embargo, para un profesional de la entrevista la impertinencia es bendición. (…) En general, advierto en ella un sesgo ideológico contrario a mis preferencias, pero qué quieren que les diga, me gusta cómo trabaja Ana Pastor, y coloco su descaro en el haber de alguien muy consciente del medio; por seria que se presente, la televisión siempre exigirá un punto de espectáculo.

A continuación sobre la política francesa:

Es una mujer inteligente, rápida, temible en un debate. En cierto momento se puso a interrogar a la entrevistadora, y resultó ser aún más insolente: «¿Acoge usted inmigrantes en su casa?». Entronca la lideresa con un nacionalismo al que conviene el palabro «transversal».

Por su propiedad de imán sobre votantes tradicionalmente ajenos, resulta tan preocupante su agenda europea. Se espeja en el reciente referéndum xenófobo de Suiza. No solo va a oponerse frontalmente al proceso de integración que Europa exige en este momento de la historia, sino que está dispuesta a pelear por la derogación de libertades y derechos de ciudadanía europea que ya están consagrados, que llevan años en marcha: la libertad de circulación y residencia de las personas en todo el espacio de la Unión.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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