OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Martín Prieto (La Razón) defiende la actuación del PP de Aznar y Acebes en el 11-M: «Si pecó de algo fue de facundia»

Jiménez Losantos descalifica el último libro de Fernando Reinares sobre los atentados

Martín Prieto (La Razón) defiende la actuación del PP de Aznar y Acebes en el 11-M: "Si pecó de algo fue de facundia"
Ángel Acebes, Mariano Rajoy y José María Aznar.

Esperanza Aguirre se opone a la discriminación positiva para las mujeres, que su partido mantiene

¿Qué es lo más triste de cada 11-M? Que los españoles no nos ponemos de acuerdo en conmemorar esos atentados y elaborar un relato verdadero sobre esos días. Se sigue discutiendo como si la sangre estuviera aún caliente. Ya lo lamentó hace unos días Gabriel Albiac. Hoy, 10 de marzo, hay varias columnas en la prensa que confirman lo antedicho.

José Luis Martín Prieto (La Razón) publica una columna, ‘El crimen que nos deja melancólicos’, en la que recopila de forma telegráfica los acontecimientos de esos siniestros días, asegura que el PP no mintió y elogia a Aznar y a Acebes.

Zapatero quiso convocar el pacto antiterrorista, y su foto con Aznar hubiera aliviado a este, pero el presidente se negó a delegar responsabilidades. El PP no mintió a una sociedad convencida, y el ministro del Interior, Ángel Acebes, comunicaba cada hora la información que le llegaba en caliente de los servicios, las policías y las unidades antiterroristas. Si pecó fue por facundia. Masivamente fue la SER quien engañosamente dio pábulo irresponsable a la aparición de cadáveres con capas de calzoncillos purificadores (los muertos que nunca existieron) abriendo la puerta a la conspiración islamista que era lo último que esperábamos. Cuando la Policía confirmó a Rubalcaba los indicios yihadistas le dijo a ZP: «Ya hemos ganado las elecciones». E ilegalizando la tregua electoral acusó de mentiroso al Gobierno.

El único que no mintió en aquellas aciagas jornadas fue el PP, pero una fuerza de marea emotiva y sentimental revolcó las elecciones que iba a ganar Mariano Rajoy, aunque sólo fuera por mayoría minoritaria. Mérito de Aznar fue no aplazar las elecciones, para lo que hubiera bastado el estado de excepción, suficientemente justificado. Pero ni eso le reconocen. Hubiera sido muy otra la Historia que nos ha traído hasta aquí, y quizá sabríamos quién fue nuestro Bin Laden.

En cambio, Màrius Carol pone como chupa de dómine al PP, a Aznar y a Acebes, y no pierde ocasión de marcar distancias entre la prensa de Barcelona, seria y responsable, y la de Madrid, enloquecida y mentirosa.

A mediodía del mismo día 11, la policía sabía que la autoría era de una célula de Al Qaeda, por más que el gobierno de Aznar jugara al equívoco. El ministro del Interior, Ángel Acebes, fue repitiendo lo de las dos líneas de investigación -ETA y el terrorismo yihadista- por mezquino cálculo político. Aquello le costó al PP perder las elecciones tres días después. Y entonces, algunos medios de comunicación de Madrid abonaron una teoría conspirativa sobre su autoría. Nadie es hoy capaz de sustentar semejante disparate, ni siquiera quienes más se aferraron a él.

Federico Jiménez Losantos es el único que en El Mundo de Abadillo defiende la línea que mantuvo el periódico cuando lo dirigía Pedrojota. Primero enumera las falsedades que él encuentra en la sentencia:

Falsos fueron los terroristas suicidas con varias capas de calzoncillos inventados por el PSOE y la Ser, que no sólo no ha explicado y pedido perdón por sus errores sino que se premió con el Ondas por sus aciertos. Falsa era el arma del crimen de la sentencia, la «goma 2 ECO y vale ya», que, al menos en parte, era Titadyn, según la prueba pericial ordenada por Bermúdez para remediar el desastre del instructor y que explica el libro de Antonio Iglesias, con el aval de Gabriel Moris, perito y víctima, y gran prólogo de Casimiro. Falso era el Skoda Fabia, con ADN de los muertos en Leganés… tras abjurar del islam para suicidarse (también del árabe para escribir cartas: la despedida de un marroquí añadía la firma en caracteres latinos). Falsos los testigos para condenar a 40.000 años al moro expiatorio, tanto los rumanos pagados por la Policía como los otros que cita Bermúdez y que sitúan a Zougam en varios vagones a la vez.

Y concluye arremetiendo contra el profesor Fernando Reinares, especialista en terrorismo y colaborador habitual de El País, que ha sacado un libro con sus nuevas investigaciones sobre el 11-M.

Pero la ventaja del acierto es que cambia cada temporada. Ahora dice Reinares en El País que la orden del 11-M la dio Al Qaeda en Karachi. En otro aniversario del 11-M dijo que fue un moro en Bruselas. Y de la destrucción de pruebas nunca dice nada. Pero habrá más 11-M y más versiones oficiales y serán todas verdaderas. Perdón por tanto error.

Pablo Sebastián (Republica.com) me sorprende asegurando que el 11-M era tan fácil de perpetrar casi como el 11-S. Menuda manera de tranquilizar a los lectores.

El atentado del 11-M en Madrid fue llevado a cabo por parte de un comando del islamismo radical yihadista, cuyos jefes a buen seguro se inmolaron tras la masacre en el piso de Leganés, y no hay mas mano negra, ni conspiración, ni cerebro porque el ataque a los trenes de cercanía de Madrid era muy sencillo de elaborar y de realizar, casi tanto como el ataque del 11-S en los EE.UU.

¿Se jubilará alguna vez la generación del 68?

Cambiemos de tema y vayamos a tres tribunas muy interesantes.

Con motivo del transfugismo de Ernest Maragall, que pasa del PSC a ERC, Antoni Puigverd (La Vanguardia) reclama que la generación de la transición se retire ya, que tiene más que asegurada la pensión

¿nunca se saciará el el protagonismo de la generación de 1968? ¿Nunca se saciarán aquellos que, en pleno franquismo, protagonizaron la ruptura de la moral tradicional, incorporaron todas las innovaciones culturales, dirigieron y pactaron la transición, construyeron y susufructuraon durante más de treinta años las instituciones democráticas y decidieron todos los giros tácticos y estartégicos que nos han llevado al presente?

No es problema de edades, sino de una generación que actúa de tapón

La generación-tapón ha tenido todas las oportunidades. Lo ha dirigido todo. Pero no se resigna a hacer el único gesto que le falta. El de la modestia. Contribuir al recambio generacional cediendo el paso.

Esperanza Aguirre (ABC) reflexiona sobre el Dia Internacional de la Mujer. Cabe preguntarse si de no ser presidenta del PP de Madrid sus reflexiones merecerían publicarse en letra impresa. De ellas, las más interesantes me parecen éstas, porque rompen un tabú:

Esto nos plantea el eterno dilema de la discriminación positiva, el de las cuotas, que, sobre todo en política, ya se están aplicando. Estoy convencida de que es muy difícil que una discriminación, de cualquier tipo, sea positiva, aunque quizás, en algún momento, haya podido producir resultados beneficiosos. Porque la mejor manera de ayudar a las mujeres a emanciparse no es el paternalismo de ofrecerles ventajas por el hecho de serlo, sino la de no ponerles nunca la menor traba.

Pues a ver si se aplica el cuento y pide a su partido que suprima las cuotas de sexos en la Administración, las listas-cremallera y la detestable discriminación positiva de las mujeres en asuntos de violencia doméstica, que parece que doña Esperanza es una señora que publica en ABC porque tiene tiempo libre, cuando ha sido ministra, presidenta del Senado y presidenta de la Comunidad de Madrid.

Por último, Francesc de Carreras (El País) escribe una tribuna que sin duda será leída en Barcelona, aunque dudo de que lo sea en La Moncloa, donde circula el Marca, sobre qué debería hacer la UE ante la secesión en un Estado miembro.

creo que la Unión tiene suficientes elementos para actuar de modo preventivo, en defensa de sus intereses, ante posibles secesiones que perjudican y retrasan la consecución de sus objetivos. En concreto, de los preceptos citados puede deducirse que tanto la Unión como los Estados miembros, en virtud de los principios de cooperación e integridad territorial, están obligados a no llevar a cabo acto alguno que pudiera facilitar la secesión en un Estado miembro, lo cual podría comportar, por ejemplo, el acuerdo de no admitir en el futuro ningún nuevo Estado escindido de un Estado miembro de la UE. Ello constituiría una advertencia para posibles secesiones que probablemente frenaría los deseos de fragmentar Estados en perjuicio de la Unión.

Y para los que no quieren debates sino certezas, una píldora progre de buenos sentimientos: la columna de David Trueba en El País sobre la inmigración. Les doy el título y se ahorran leerla: ‘Valla afuera’. Este es el análisis de dos palabras que nos ofrece el niño-Goya sobre un asunto tan complejo. El Mundo publica una tribuna de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la violencia de género. No les cuento nada más porque quiero que me sigan leyendo.

El aborto es una fiesta

Juan Manuel de Prada (ABC) trata de desmontar el argumento de los pro-vida de que el aborto es un drama para la mujer, y lo hace recurriendo a las manifestaciones abortistas, donde baila, se danza y hasta se representan abortos.

Algunas buenas gentes, en un ejercicio de idealismo calamitoso, se refieren al aborto con la cantinela de que « es un drama para la mujer». Pero si estas buenas gentes se hubiesen molestado en asomarse a la manifestación festiva y bullanguera, con su júbilo de axilas sudorosas y encías risueñas, que discurría ayer por las calles de Madrid, tal vez habrían llegado a la conclusión de que se trata de un drama raro, raro, raro. Uno entiende que enmascarar con bellas mentiras idealizadas la cruda realidad es más descansado, y también menos ofensivo; pero así es imposible presentar batalla al error, pues se está participando de su propio método. A buen seguro en el aborto, como en el absentismo laboral o en el terrorismo, subyace un enjambre de dramas humanos que conviene atender; pero afrontar el problema del aborto, como el del absentismo laboral o el del terrorismo, partiendo de la premisa de que es un «drama» es un error intelectual craso.

Contra este error hay que combatir; y perseverar en el ternurismo no contribuirá más que a solidificarlo y enquistarlo en las mentes.

 

En el mismo periódico, Isabel San Sebastián reprocha  a la izquierda que siempre que hable de las mujeres como si fuesen de su propiedad recurra al aborto y nunca, nunca proponga ayudas a la maternidad

En lugar de subrayar la insondable injusticia que supone, en pleno siglo XXI, que la maternidad siga siendo un obstáculo prácticamente insalvable en la carrera profesional de una mujer, hasta el punto de obligarla a menudo a posponer esa decisión indefinidamente. En lugar de exigir políticas que garanticen las mismas oportunidades a la hora de la contratación e impongan iguales responsabilidades también en el cuidado de los hijos (por ejemplo, permisos obligatoriamente compartidos por períodos idénticos), a fin de no perjudicar a las mujeres en origen. En lugar de luchar por unos horarios racionales, homologables a los de los países de nuestro entorno, que hagan posible una conciliación entre vida laboral y vida familiar hoy por hoy fuera del alcance de millones de trabajadores de ambos sexos, la izquierda

Y para dar la razón a Isabel San Sebastián, contamos con Almudena Grandes (El País). Ésta hace una columna que parece una morcilla, por la sangre que meta en ella: carga contra los obispos y el culto mariano, y saca a relucir la guerra civil y los abortos.

Señores, ya está bien. Hablen de lo que conocen, o cállense de una vez. Dejen de atribuir la inhumana excelsitud de los semidioses a esas mujeres solas y aterrorizadas que tienen que afrontar un embarazo que no han deseado. Dejen de felicitarlas, porque son muy desgraciadas. No se ofrezcan a ayudarlas, porque no pueden. Y la próxima vez que el obispo Reig Pla quiera inaugurar unas jornadas marianas con una referencia a la Guerra Civil, que empiece por pedir perdón a las madres españolas por todos los hijos muertos, robados, caídos en combate, exterminados por el hambre o por la enfermedad, que cosechó la entusiasta cooperación de la Iglesia católica con los golpistas de 1936 y con la sanguinaria dictadura que instauró su victoria.

¿Y cuándo va a pedier perdón ella por hacer bromas sobre las violaciones de monjas por milicianos de izquierdas?

¿Pero qué regadíos trajeron los árabes, Raúl?

Para la mención a la columna ridícula del día hay dos candidatas. Una de ellas la firma, y mira que lo siento, Raúl del Pozo (El Mundo). En ella recoge todos los tópicos de Américo Castro, y de parte de la historiografía franquista, sobre la maravilla que era Al-Ándalus y lo listos que eran los árabes. No ha leído al arabista Serafín Fanjul.

Los musulmanes, que no eran tan fanáticos como los de hoy, edificaron albercas, acequias y mostraron en toda España el esplendor de las flores y la voluptuosidad del cántico de los pájaros.

Vamos a ver, querido y admirado Raúl. Las acequias y las albercas las introdujeron en España los romanos, mientras que los árabes venían de un desierto. Y entre los musulmanes los había tan fanáticos o más como los de hoy. Ahí están los cientos de mártires de Córdoba y Toledo y las ‘razzias’ de Almanzor en Santiago y Barcelona; no nos olvidemos de los almohades, los almorávides y los benimerines, que cortaron cabezas a los musulmanes tibios que aquí vivían y que les habían llamado para pedirles ayuda contra los cristianos.

La otra es de Félix Madero (ABC), que se conmueve con las lágrimas de un político. A mí sí que me conmueve que él se conmueva. El título lo dice todo: ‘Las lágrimas de Arantza Quiroga’.

Las crónicas del fin de semana dicen que Rajoy se vio obligado el sábado a rescatar a Arantza Quiroga, la líder del PP, que lo es porque sólo -«sólo»-, la han votado el 72,8%. (…) Algunos son los que, además, destacan que Quiroga lloró y pidió perdón por el daño que haya podido hacer al PP su forma de administrar las tensiones y urgencias del Congreso. Que alguien en política pida perdón resulta extraordinario. Que lo haga con lágrimas en los ojos, más aún. Pero miren, ahí hay más verdad que aquellos que ganan sin que nadie discrepe, los que ningunean al adversario dentro y fuera del partido, y los que, además, no tienen la valentía de llorar en público. De esos tipos está llena la política. No se equivocan. Hacen las listas sin dudar y sin necesidad de discutir, pactar y dialogar.

Quizá escuchar detenidamente a Arantza Quiroga y verla llorar. Puede que nos fuera mejor. Quizá sirva un poco de humildad. Quizá.

El amigo Félix se ha ganado un viaje a San Sebastián y un almuerzo con kokotxas en San Sebastián.

Traigo a esta sección a Santiago González (El Mundo) no porque merezca figurar en ella, sino como ejemplo para Madero de lo que es escribir algo interesante y no una columna-lametazo.

Nunca se había visto una ejecutiva más numerosa, 86 miembros, a saber: una presidenta, tres vicepresidentes, una secretaria general, un portavoz, dos presidentes de comité (electoral y de garantías), 28 secretarías, siete vicesecretarías, cinco vocales de libre designación y 17 vocales natos.

Llama la atención que el único afiliado que no ha cabido haya sido Carlos García, el bravo concejal de Elorrio, que ha perdido su cargo. No se había visto una dirección tan cuajada desde los buenos viejos tiempos del Comité Central del Partido Comunista Chino

Al bueno de Santiago no le va a invitar a kokotxas Arantza Quiroga por contar cosas tan feas en vez de llamar perlas o estrellas a sus lágrimas.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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