-¿Jesús?
-Dime presidente.
-Tenemos la seguridad de que ha sido ETA. Lo han intentado en dos ocasiones, y a la tercera, desgraciadamente, lo han conseguido.
Son las 13.06 del 11 de marzo de 2004 y el presidente José María Aznar acaba de llamar a Jesús Ceberio (Hondarribia, 1946) director de El País, para garantizarle en una conversación telefónica de 1 minuto y 51 segundos la autoría de ETA de la masacre terrorista más sanguinaria de la historia de Europa. El tono de convicción de Aznar hechiza al veterano periodista vasco. Le tiemblan las piernas como a un becario.
Nunca antes, en sus ocho años de presidente del Gobierno, Aznar le había llamado por teléfono para darle una información. Pero una llamada de Moncloa pone como un flan a cualquiera, incluido a un periodista con la piel curtida por los años de plomo de la ETA del País Vasco como Ceberio.
Minutos antes de la llamada de Aznar, Ceberio recibe otra llamada clave: es el secretario de Comunicación del Gobierno de Aznar, Alfredo Timmermans (Madrid, 1962), para darle información de primera mano desde Moncloa. El fontanero monclovita le dice que en unos diez minutos iba a comparecer el ministro de Interior, Ángel Acebes, para informar de que ETA era la autora de la cadena de atentados «sin ningún género de dudas».
Timermans, un niño mimado del clan Valladolid, está bajo una presión insoportable. Su nefasta gestión mediática del Prestige le ha puesto en el disparadero, incluso causándole un reconocido disgusto al propio Aznar sobre cómo ha manejado la crisis. La derecha mediática no le puede ni ver.
«Timermans se ha convertido –escribía Federico Jiménez Losantos– en el primer agente electoral del PSOE. Probablemente, de forma involuntaria, pero los efectos son tan impresionantes que sería justo concederle al encargado de medios de comunicación de La Moncloa la Gran Cruz de la Orden del Chapapote Informativo. Antes de que acabe de echar a Aznar. O en cuanto traiga a Zapatero».
Para reforzar la tesis de la autoría de ETA, Timmermans le recuerda a Ceberio, fingiendo absoluta seguridad en sí mismo, la maleta interceptada en el tren Irún-Madrid en la Nochebuena anterior, la furgoneta capturada en Cuenca con más de 500 kilos de explosivos y los informes del CNI, y un largo etcétera, además de desautorizar el desmentido del batasuno Arnaldo Otegui a primera hora de la mañana en los que responsabilizaba de los atentados a la «resistencia árabe».
La versión oficial del Gobierno Aznar comienza a rodar. A las 12.59 horas del 11 de marzo de 2004, a poco más de cinco horas después de que diez bombas hicieran volar por los aires cuatro trenes de cercanías causando 191 muertos y 1.858 heridos, Ceberio tiene lista para salir a la calle una edición extra de El País con el titular: Matanza terrorista en Madrid pero la conversación con Timermans le inunda de dudas. ¿Qué hacer? A las 13.02 cambia el titular Matanza terrorista en Madrid por Matanza de ETA en Madrid. Cuatro minutos después recibe la llamada de Aznar. Tenemos la seguridad de que ha sido ETA. Acaba de firmar una de las portadas más ominosas de la historia del diario de PRISA desde su fundación del 4 de mayo de 1976.
Ese desafortunado titular perseguirá toda su vida a Ceberio. Las críticas enviadas a la entonces defensora del lector de El País, Malen Aznarez Torralvo, son despiadadas y ponen a Ceberio a caer de un burro. «Un titular falso o cuando menos precipitado»:
«¿Por qué el diario no puso la información en boca de Aznar? ¿Por qué se embarcó en una información que no le constaba? ¿No se intentó contrastar la información en el breve tiempo disponible?». «Un simple Matanza en Madrid, con un subtítulo Aznar afirma que no hay dudas sobre la autoría de ETA, hubiera bastado para transmitir la manipulación que al Gobierno le interesaba sin desacreditar al periódico». «Nos hubiera gustado un poco más de objetividad por parte de El País, tratándose de una de las noticias más relevantes de la década». «Han contado con una sola fuente, sin dudar de la versión oficial».
Los soldados de la infantería Polanco asisten incrédulos a la andanada de críticas que le llueven al cañón Bertha del imperio mediático de la izquierda a las puertas de los funerales del aznarismo.
¿El error de Ceberio? No contrastar la versión de Aznar con la versión que le dictaba su veteranía y sentido común.
Lo mismo le ocurrió a otro ex de El País, Antonio Franco, en aquellos días director de El Periódico, que tras la llamada de Aznar se le pusieron los ojos en blanco antes de titular: «El 11-M de ETA». «Esta llamada de la Moncloa se produjo muy poco después de que yo hubiese dicho, a través de Radio Nacional, que en El Periódico dudábamos sobre si el atentado era de ETA o de Al Qaeda. [..] Con la convicción de que el presidente del Gobierno de mi país era incapaz de, en el ejercicio de su cargo, darme seguridades sobre un tema sobre el que no estuviese seguro, decidí el titular: El 11-M de ETA».
Aznar se pegó al teléfono entre las 13.00 a 13.30 horas del 11 de marzo para transmitirles a los directores de ‘La Vanguardia’, ‘El País’, ‘El Periódico’, ‘ABC’ y ‘El Mundo’ su ‘ten la certeza de que ha sido ETA’. Fueron esa ronda de llamadas lo que levantó sospechas en Pedrojota Ramírez. El director de ‘El Mundo’, a diferencia de Ceberio, ha compartido muchas horas de pista de pádel con el presidente:
–«Quiero que sepas que esos bulos e intoxicaciones [las declaraciones de Otegui] son fruto de un movimiento que hemos detectado en el entorno de ETA y que para mí no hay ninguna duda sobre la autoría. Lo llevan intentando desde hace tiempo y lo hemos evitado tres veces»
A Pedrojota le extraña que no le dé más detalles. «No puse ETA en el titular porque Aznar no me dio pruebas para ello».
José Antonio Zarzalejos (Bilbao, 1954), director de ABC, le traslada a Aznar sus dudas sobre la autoría de la banda terrorista. Conocedor como pocos del percal etarra –dejó la dirección de El Correo ante las amenazas de muerte de ETA– intuye que la cantidad de muertos de ese atentado sería el suicidio de la banda.
El titular de ABC será Masacre en Madrid pero el subtítulo se engulle de un plumazo todas las dudas y explicaciones posteriores de Zarzalejos: ‘ETA asesina a más de 130 personas’. ¿Influyó en ese lead el hermano del director de ABC, Javier Zarzalejos, secretario general de Presidencia del Gobierno Aznar y hombre de la más absoluta confianza del presidente?
Pero Aznar comete un error de bulto: está convencido de que el vuelco electoral se juega en las portadas de la prensa escrita y decide no llamar a la Cadena SER. Cree que con la llamada al cándido Ceberio es suficiente para tener a PRISA amarrada y bien atada cuando lo cierto es que cualquiera que conozca a la izquierda mediática sabe que la SER y El País no son lo mismo.
El único medio con el poder de enardecer a la parroquia socialista es la SER. En tres días de vértigo informativo, donde cada minuto cuenta, donde todo un país en estado de shock está pegado a la televisión y la radio (Internet estaba todavía en pañales), el fatuo líder de la derecha española no era consciente de que hasta qué punto lo acabaría pagando.
@lbalcarce