Jabois: "Donde alguien ve una aburrida Constitución Bosch (ERC) ve, con temperamento heroico, dispuesto al martirio, a los Cien Mil Hijos de San Luis"
Algo se está moviendo en los dominios impresos del conde de Godó y Grande de España que recula en su apuesta por el independentismo catalán. Tal vez, sólo tal vez, estemos viviendo el inicio del enfrentamiento en La Vanguardia entre los más fieles al Moisés del Palacio de la Generalitat y quienes quieren amoldarse a una línea menos incómoda para el registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernare. El 20 de marzo de 2014 es un día muy catalán en los espacios de opinión de la prensa de papel, incluida la de Madrid, y también descubriremos gracias a un antaño director de periódicos que la inteligencia puede tener color de pelo.
Hacemos sonar una vez más nuestra armónica de afilador y nos lanzamos a contarle lo más jugoso que nos ofrecen los articulistas en esta semana.
Empezamos en esta ocasión con un artículo del director de La Vanguardia, que pasó unas horas en Madrid para participar en un acto de su hombre en Madrid, Enric Juliana, la jornada anterior. Màrius Carol titula El diván y el psiquiatra de cabecera.
En la capital del Estado, pero también en Catalunya, se comete a menudo el error de confundir Madrid y España. Lo que no es cierto ni siquiera como metáfora. Mariano Rajoy, natural de Pontevedra, se lo dijo a Jordi Basté en la entrevista que le hizo hace un tiempo. Ni Madrid es exactamente España, ni lo que se publica allí es la opinión de los españoles. Pero la localización del poder y la potencia de los altavoces lleva al equívoco.
Hace no tanto hubiera sido impensable que un director de La Vanguardia citara ni más ni menos que a Rajoy como referente de una idea correcta. Bien pensado, la cita viene además a marcar las distancias entre el inquilino de La Moncloa y una prensa madrileña que suele ser vista con muy malos ojos por los nacionalistas, la clase política en general de Cataluña (con algunas excepciones fácilmente identificables) y los medios de dicha comunidad autónoma. Dicho de otro modo, es un lavado de imagen de un Rajoy al que Carol puede deber en buena medida su puesto como máximo responsable del diario de Godó.
Pasamos ahora a una de las portavoces oficiosas de Artur Mas en el mismo periódico. Pilar Rahola publica Objetivo Forcadell. Y usted, estimado lector, si no sigue con atención los pormenores de la política catalana se preguntará que quién Forcadell. Esta señora, de nombre Carme, es la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, esa organización que propone que, si no se celebra el referéndum el 9 de noviembre, los independentistas tomen el control de las principales infraestructuras de comunicaciones y otros sectores estratégicos de Cataluña.
Después de los solistas del trombón, aterrizan los diarios de la derecha ancestral, y es así como tenemos un editorial de Abc que no se pone por poco: pide la disolución de la Assemblea y el procesamiento de Forcadell [Disolver la Asamblea Nacional Catalana ya]. Al mismo tiempo, el coro va haciendo todo tipo de ruidos con los instrumentos que encuentran, sean televisiones del crucifijo, sean radios irredentas. Y para remachar la sinfonía, la progresía mediática afina los instrumentos y perpetra el desafinamiento final. Y es así como tenemos un editorial de El País que, sin usar la gramática pesada de los otros, dispara con la misma munición: la ANC es golpista, sólo que, verbigracia de El País, perpetra un «golpe blanco» [Un golpe de mano] . Es decir, Carme es una golpista disimulada, no fuera que usar las mismas palabras que la derecha dura no quedara bien en el catecismo progre.
Todo apunta a que Rahola está criticando directamente a los medios de Madrit, pero como veremos enseguida puede que la clave sea interna de La Vanguardia. Da que pensar, por ejemplo, que el editorial de ABC era de cinco días antes, ¿por qué ha esperado tanto a responder?
Concluye:
Intentar criminalizar todo un movimiento ciudadano que reúne miles de personas y es capaz de liderar actos que agrupan millones es un error de bulto que tiene un gran efecto bumerán. Porque se puede ilegalizar un partido y procesar a unos líderes políticos, pero ilegalizar y procesar a la ciudadanía es un disparate. Sería tanto como enviar a media Catalunya a la clandestinidad y este supuesto es demasiado bestia, incluso para los más ídem.
No es el único artículo en defensa de la ANC en La Vanguardia el día 20 de marzo. Francesc-Marc Álvaro, menos conocido fuera de Cataluña pero allí considerado como un columnista todavía más fiel a Mas que Rahola publica Arqueología del presente, cuyo final es un elogio a la misma organización. Lo llamativo de la coincidencia de los dos artículos se produce sólo una jornada después de que otro destacado columnista de La Vanguardia, que va teniendo además un peso creciente, criticara a Mas por ponerse al servicio de esa misma Asamblea Nacional Catalana. Antoni Puigverd concluía su En el callejón retratando al presidente catalán de la siguiente manera:
Un político sin margen de maniobra que no puede sino obedecer el plan fijado por una organización civil muy potente y respetable, pero a la que nadie ha votado.
Los más firmes partidarios de Mas y el independentismo comienzan a revolverse contra el giro que se hace cada vez más evidente en La Vanguardia. ¿Lloverán más cuchilladas?
Y si a Rahola le molestó el editorial de El País, del diario de PRISA le llegan más disgustos, ahora en forma de columna de Patxo Unzueta titulada Extranjerizar.
La vía rápida de la ANC, que deberá culminar en un año, incluye movilizaciones que centren la «atención del mundo» y, tras la declaración de independencia, actos «de soberanía» como el control de «grandes infraestructuras y fronteras -puertos, aeropuertos-«, que se diría inspirados en Técnica del golpe de Estado, de Malaparte.
Eso sí, Unzueta intenta salvar en parte la cara del presidente catalán, a pesar de que desde la Ciudad Condal nos lleguen claves diferentes:
Sin renunciar a la presión en la calle, el proyecto de Mas sería agotar las posibilidades de legalización de la consulta y, con o sin autorización, convocarla de todas formas, a sabiendas de que será impugnada. Con ello sentaría un precedente (la convocatoria) y canalizaría el descontento contra el Gobierno y el Parlamento español con vistas a un próximo intento.
Dejamos de lado la ANC pero seguimos en el tema catalán, ahora con dos artículos de El Mundo. Luis María Anson está fascinado con la respuesta que ha dado Cayetana Álvarez de Toledo a los argumentos independentistas. Titula Para frenar a Artur Mas.
Es la inteligencia rubia del Partido Popular y se llama Cayetana. Ha escrito el artículo más lúcido que se ha publicado sobre el órdago secesionista lanzado por Oriol Junqueras y su narigante escudero Arturo Mas. Apareció en el Financial Times y a él me he referido en más de una ocasión.
Al afilador de columnas le ha encantado eso de «la inteligencia rubia del Partido Popular». A Anson le ha faltado proclamar: «además es guapa». Demos las gracias que al menos no le ha dedicado unos versos del ‘Cantar de los cantares’, como hizo algo más de dos semanas antes con Soraya Sáenz de Santamaría —Anson recurre al ‘Cantar de los cantares’ para dirigirse a Sáenz de Santamaría: «Hermosa eres, oh amiga mía, dulce y encantadora como Jerusalén»— y, en un pasado más lejano a con Isabel San Sebastián y la directora de orquesta española Inma Shara.
Cayetana Álvarez de Toledo.
Lo llamativo es que el artículo que provoca el elogio a la ‘belleza rubia’ con la que Anson intercambiaba en el pasado cartas abiertas en las páginas de El Mundo tiene un mes y dos días de antigüedad, puesto que se publicó el 18 de febrero —Europe cannot afford to give in to the separatists–.
El antaño director de periódicos nos ofrece además una versión resumida del artículo que publica cada dos o tres semanas:
La eficacia contra la maniobra secesionista de un sector de la clase política catalana pasa por el pacto de Estado entre Rajoy y Rubalcaba, conforme al espíritu de la Transición española, para desmontar las quimeras de Oriol Junqueras y su títere Arturo Mas. Tal vez la vía más adecuada para orquestar esta operación política sea la reforma constitucional que viene exigida, en primer lugar, por el divorcio de las nuevas generaciones de un régimen que está ya agotado. Esa reforma integraría a la juventud en el sistema y, además, permitiría evitar el choque de trenes secesionista.
La salvación, sigue empeñado, viene de la mano de los que siempre han estado en el machito del poder. En algunas cosas Anson nunca cambia, como empeñarse en elogiar la inteligencia de mujeres que le parecen atractivas físicamente (tengan esa inteligencia, como da la impresión de que es el caso de Álvarez de Toledo, o no).
La columna-crónica parlamentaria de Manuel Jabois se centra en buena medida en los nacionalistas catalanes y tira de mucho sentido del humor. Se titula Pensar a lo grande:
Esa mañana a Duran, en la ducha del Palace, le falló el agua caliente y veinte minutos después, arreglado a las malas, con un poco de espuma en el cuello, se levantó de su escaño para preguntar al presidente del Gobierno de España si no habría que impulsar otra conexión de gas con Europa por la crisis de Ucrania. Duran en la bañera, en cuanto empezó a notar poca fuerza en el grifo, pensó automáticamente en Putin. Cualquier otro hubiera sospechado de la caldera, pero los grandes hombres de la nación, estos diputados nuestros, si pierden cobertura piensan que ha caído un satélite; no sólo eso, salen corriendo por si Estados Unidos se lo está tirando encima.
Y esto es lo que le pasa al señor Bosch [portavoz de ERC], que donde alguien ve una aburrida Constitución él ve, con temperamento heroico, dispuesto al martirio, a los Cien Mil Hijos de San Luis.
Dejamos de lado ya lo referido a Cataluña y nos asomamos a dos artículos sobre el fiscal tuitero, Carlos Bautista. En La Razón, Alfonso Ussía se refiere a él como Un fiscal muy gracioso:
O mucho me equivoco, o en unos meses tendremos al señor Fiscal Bautista acompañando a Garzón y Elpidio Silva en foros y conferencias internacionales. Un trío impagable. Esa seriedad dogmática de Garzón, aderezada con el desparpajo de don Elpidio y culminada con la gracia natural del fiscal Bautista, pueden dar jornadas de gloria, si no en el ámbito de la justicia, sí en el de los programas de humor de las cadenas de televisión. Se podrían llamar «los Cespiralidosos», como su cuenta en Twitter. No les cobro nada por la idea, que es un hallazgo al menos tan gracioso como los tuits del fiscal parapetado.
No de ideas dos Alfonso. Este humilde lector de columnas no se sorprendería si cualquier día nos encontramos al señor Bautista –qué tendrá ese apellido, que lo llevan personajes como este fiscal o como el ex jefazo de la SGAE Teddy Bautista– como entrevistado de lujo o columnista estrella en el programa de Jesús Cintora o cualquier tertulia de laSexta.
Inspira alta confianza en la ciudadanía saber que en la Audiencia Nacional hay fiscales tan originales y divertidos como el señor Bautista. Será severamente regañado por sus superiores y amonestado por su travesura. Lo malo es que, como fiscal, está desautorizado para siempre. Ahora sí le sugiero que se dedique plenamente al humor español, tan sutil. Además, es mucho más rentable.
Pues sí, pensar que hay fiscales como ese es como para ponerse a temblar. Y no tiene nada que ver que los insultos sean desde la izquierda. Sería igual de grave que los volcara desde la derecha. Y sobre eso último reflexiona en ABC Mayte Alcaraz en una artículo titulado Bautista.
Tampoco las terminales mediáticas, tuiteras (tan ruidosas ellas normalmente) y políticas han puesto el grito en el cielo por las «ocurrencias» del fiscal. Pero es que, claro, el objetivo de los insultos es el PP, la Benemérita, el fiscal Horrach y tantos otros merecedores de las «gracietas» del simpar Bautista. Es, ya saben, «la libertad de expresión». Derecho que no se le reconoció a Monago por un comentario sobre Cataluña; o a Sáenz de Santamaría por un error sobre el río Ebro; o a Juan Manuel Moreno por una comparación entre Andalucía y el Magreb y tantos ejemplos en los que el autor era de la malvada y opresora derecha.
Pero, con todo, lo peor no es la doble vara de medir: lo peor es el escalofrío que uno siente si piensa en qué pasaría si el destino le llevara a un banquillo con un acusador de nombre Carlos y apellido Bautista.
Razón no le falta.
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