El mundo de ETA trata de presentar los sufrimientos y sacrificios de sus terroristas a través del cine
José María Carrascal (ABC) y Fernando Ónega (La Vanguardia) escandalizaron a muchos de sus lectores al reclamar a los españoles que nos preparemos para la independencia de Cataluña. El artículo de Carrascal, elevado al rango de Tercera, sorprendió más, dados los antecedentes de su autor y la línea editorial del periódico.
Para acabar con el problema catalán, proponía él, lo mejor es pactar la independencia. Es como si para acabar con las violaciones se estableciera para las mujeres (y los hombres) el sexo obligatorio a petición del lujurioso.
Uno de los defectos del periodismo actual es que los directores siguen creyendo que los lectores no se enteran de lo que se publica en otros diarios. Al no mencionar ni replicar las noticias y las opiniones de los rivales, el debate se empobrece. Y por eso mismo los columnistas que citan, comentan y refutan a los demás suelen ser los más leídos. Este 21 de marzo de 2014 sólo un columnista capta la importancia de la tribuna de Carrascal y le replica.
‘Marcello’ (Republica.com) se lanza a morder los tobillos de Carrascal. La columna se titula ‘¿Apuesta ABC por la secesión de Cataluña?’. Primero asocia el texto de Carrascal con otro del historiador Santos Juliá sobre la Corona en El País.
El resignado y disparatado artículo de Carrascal, nos recuerda otro reciente publicado en el diario El País por el historiador Santos Juliá en favor de la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo el Príncipe de Asturias. Lo que en cierta manera aparentó ser la posición institucional del diario El País favorable al relevo del monarca, dado que no hubo matización al respecto en su editorial y dada la solemnidad -en la gran tribuna de opinión- que el diario dio al regreso del columnista que se había marchado meses atrás por causa de los ERE de Prisa.
Y luego habla de las consecuencias.
el mensaje que transmite ABC es desolador, y ha de tener una influencia demoledora en aquellos sectores de la alta burguesía y del poder económico y financiero de Cataluña que han estado jugando taimadamente con el fuego de la secesión. Y ahí incluido el diario La Vanguardia que ha apostado de manera taimada en favor de la independencia catalana en los últimos años, que estaba rectificando poco a poco -no de manera frontal como debiera- su posición y que estará encantado de ver y leer la aparentemente nueva posición del diario ABC. Y si esto es así imagínense el desánimo que semejante alegato habrá provocado en los ciudadanos españolistas que viven en Cataluña, y a los que Carrascal promete una ayuda de socorro del Estado español, como si fueran náufragos perdidos en el mar.
A mí me llama la atención que Sebastián meta juntos y remueva la aceptación de la independencia de Cataluña por parte del régimen con citas a la Corona y su papel.
Federico Jiménez Losantos (El Mundo) también mete mano a la Corona con disimulo en el mismo asunto.
El nuevo edecán de Godó, en sintonía con el ‘metternich’ de Mariano [García-Margallo], ha dicho en un sarao conjunto que hay que conseguir «un empate técnico» entre Barcelona y Madrid. Eso, envísperas del clásico, sólo puede significar que, para seguir en la Liga, ya han comprado al árbitro (sic). (…) El Rey debe ordenar a Margallo un alto el fuego verbal inmediato. O sea, el clásico «¿por qué no te callas?».
Recuerdo de mis oposiciones a auxiliar administrativo de Ministerio que, según la Constitución (art. 56), el Rey ‘arbitra’ y modera el funcionamiento regular de las instituciones.
Que cada cual entienda lo que quiera de los escritos de estos dos sansones del columnismo español.
Fernando González Urbaneja (Republica.com), el mismo que se opuso a dar noticia de la corrupción del gobernador del Banco de España Mariano Rubio en su telediario de Antena 3, se apunta a la tesis de la concordia y la reforma constitucional.
La Vanguardia pidió en el casino de la calle Alcalá, al lado de la puerta del Sol, reanudar el noviazgo entre Madrid y Barcelona, entre catalanes y castellanos, para recomponer el viejo proyecto de la España Grande, desde una remozada Constitución, actualización de la de 1978, la mejor Constitución que se han dado los españoles, la más inclusiva, que puede mejorar con la experiencia acumulada de dos generaciones.
Las autonomías, concertinas dentro de España
Sobre la muerte de la niña de Treviño por dejación o incompetencia del sistema sanitario vasco, Pedro Narváez (La Razón) atribuye gran parte de la culpa del desastre autonómico a los ciudadanos, quienes, añado yo, critican el derroche de los políticos, pero quieren estación de AVE en su ciudad o pueblo.
Hemos aguantado muchas vergüenzas por el ridículo autonómico, pero que tanta tontería acabe, no ya en tragedia intelectual, sino en drama humano debería llamar a rebato a los políticos/gestores y a nosotros, los ciudadanos, que al cabo somos los responsables de que estas cosas sucedan sin que nos duela lo que el picotazo de una vacuna. Por un bulevar salen cientos de encapuchados, y por una niña, el cortejo de sus padres haciéndose cruces por tanto disparate. Éstas son las concertinas que se mantienen invisibles dentro del territorio y de las que sólo se habla, y en privado, cuando el horror desemboca. Nos conmueve la larga manifestación negra frente a las fronteras de Ceuta y Melilla, pero de Álava a Burgos aún no ha caído el muro de la estupidez. Nada va a cambiar: el Gobierno vasco seguirá con el mismo protocolo de actuación; al cabo, qué es una niña en esa montaña de agravios y de muertos.
Florencio Domínguez (La Vanguardia) nos habla de la nueva estrategia de ETA y su mundo para asentar su versión del maldito ‘conflicto’: el cine.
La izquierda abertzale ha perdido la batalla por el relato en el terreno de la historiografía académica vasca, pero ha elegido para imponer su visión del pasado el campo cinematográfico cuyo impacto social es superior a cualquier libro de historia. El último documental hecho con esa perspectiva se llama ‘Echevarriatik Etxeberriara’ que, con Rufi Etxebarria como relevante protagonista, se presentará al Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.
Por el contrario, añade Domínguez, Iñaki Arteta ha sudado sangre para encontrar financiación para su documental ‘1980’, sobre los asesinados por ETA en el año con mayor mortandad de la banda terrorista.
Ignacio Camacho (ABC) reprocha a los jueces de la Audiencia Nacional que se empeñen en viajar por el mundo mundial, mientras tienen descuidados sus juzgados.
Los jueces de la Audiencia Nacional quieren seguir instruyendo causas planetarias, que diría Leire Pajín, mientras se les pudren las que los anglosajones llaman domésticas, o sea, las de andar por casa. Ayer mismo pasaron por allí los capos de la trama Gürtel, con esa pinta que tienen de haberse escapado de una comedia de truhanes de guante blanco, y se fueron a seguir disfrutando de su desahogada vida; llevan tanto tiempo empapelados que hasta les ha cumplido a algunos el máximo de prisión preventiva, cuatro añitos, sin que se divise el final de la instrucción del sumario. El caso Faisán, que parecía más sencillito de tramitar, se cocinó tan a fuego lento que acabó con el arroz pasado. Y por ahí andan aún en preliminares asuntillos como los de Bankia o Bárcenas
No es que los magistrados no trabajen, como sugería ese fiscal Bautista al que le sobraba tiempo para tuitear insidias burlonas, sino que tienen demasiado trabajo. Tanto que no se entiende bien el interés por complicarlo con expedientes como el del genocidio del Tíbet o el de los hutus en Ruanda, sobre los que por lo visto ningún tribunal de la Tierra es más competente o diligente.
Javier Solana, convencido de que Putin va a sufrir mucho
Hay buenos chistes hoy en la prensa, JM Nieto en ABC sobre el fiscal deslenguado en Twitter y El Roto en El País sobre la inmigración africana. Pero Javier Solana, caballero de la Orden del Toisón de Oro y jefe que fue de la política exterior de la UE, nos cuenta uno que es buenísimo. Lo hace en una tribuna sobre Ucrania en El País. Así acaba:
Putin dejó claro en su discurso de anexión que Crimea es una «parte inalienable» de Rusia, pero esta acción se volverá en su contra. Sufrirá el aislamiento internacional. Europa tiene que trabajar y hacer todos los esfuerzos necesarios para que sean los ucranios quienes realmente elijan su camino.
Jo, jo, jo. Ja, ja, ja. De modo que Putin va a ¡sufrir! aislamiento internacional. Después de parar la invasión de Siria por EEUU y de anexionarse Crimea. Éstas son las elites que gobiernan el balneario que es Europa.
Pasemos a alguien serio para conocer alguna idea de interés sobre la crisis de Crimea: Hermann Tertsch (ABC), que trata de desmontar la consigna creída por tanto rojo y tanto facha españoles de que en Kiev mandan admiradores de Hitler.
Si el Gobierno de Kiev estuviera compuesto por esos nazis dementes, como dice el Kremlin y asegura tanto ucraniólogo español como ha surgido, habrían buscado los muertos propios para el martirologio, para la épica. No ha sido así. Las caricaturas difamadoras sobre el Gobierno de Kiev han tenido fortuna. Pero son solo eso. Pretender que el Gobierno de Kiev está compuesto por una tropa de nazis es como asegurar que la Transición española la protagonizaron Milans del Bosch y la ORT.
Choque entre progres y fachas a cuenta de la valla
La valla de Ceuta y Melilla… Lleva camino de convertirse en un asunto tan pertinaz como la tabarra catalana. Expongo dos opiniones para que cada lector escoja la que le guste.
La versión carca o realista es de Kiko Méndez-Monasterio (Gaceta.es):
sólo falta que emita Telecinco el salto de la valla, porque España sigue mandando el mensaje de que quien transgrede la ley para entrar en su territorio será recompensado. Los políticos sólo están hablando de endurecer los requisitos para acceder al premio. Es todo de una crueldad intolerable.
La solución no pasa por hacer las pruebas de acceso más extremas, como si hubiésemos contratado a los guionistas de aquellos concursos japoneses. Bastaría con retirar el premio. Sería suficiente legislar para que quienes accedan a España violando una de sus fronteras puedan ser devueltos de forma inmediata al otro lado. Y, de paso, que los buenistas progres cuando vayan a Marruecos, en vez de en la Mamounia, se alojen en el Gurugú y asistan a los inmigrantes que allí queden.
La versión progre y buenrrollista es de Fernando Vallespín (El País):
La «violación» de las fronteras se convierte en algo insoportable; la de los derechos humanos parece, por el contrario, bastante más llevadera. La afirmación de las fronteras ha devenido en el signo de la incapacidad de nuestro mundo para tomar conciencia de que todo ha cambiado, que aquí también hace falta una nueva política; una política que tome como punto de partida la vulnerabilidad, la nuestra y la de ellos, la de los pobres «bárbaros» del sur; que nuestra seguridad pasa por su bienestar, y no por el filo de las cuchillas o la altura de las vallas; que solo mediante mecanismos de gobernanza global conseguiremos resolver los problemas de unos y de otros; que somos interdependientes, no sociedades aisladas y amuralladas, y que esas interdependencias son lo que hemos que gestionar.
Trueba no consulta su periódico antes de soltar su consigna
La mención a la columna ridícula del día es para la que ha escrito David Trueba (El País). No meto en esta competición a María José Navarro (La Razón), porque dada su experiencia ganaría siempre. Trueba se lanza a una defensa de los jueces que tratan de hacer justicia por esos mundos de Dios, porque eso, asegura, es patriotismo del de verdad, y su emoción le lleva a meter la pata:
Mientras generamos una alarma ridícula (sic) sobre nuestras fronteras valladas con alambradas y por defender la integridad nacional estamos dispuestos a saltarnos unos mínimos de protección de los derechos humanos, hemos puesto en venta la nacionalidad española, que puede comprar cualquier turbio millonario con tal de que adquiera una propiedad en nuestro suelo. La doble vara de medir utiliza el patrioterismo, pero sienta las bases del trato diferente a ricos y a pobres de una manera tan transparente que da náuseas.
En el mismo El País se ha publicado que lo que el Gobierno piensa conceder es el permiso de residencia, el mismo que ansían los africanos que penetran en España por la fuerza, no la nacionalidad. Al buen progre le suele ocurrir que el sentimiento le nubla el entendimiento.
(Permítame añadir, amigo lector, que mi versión del patriotismo pasado por los juzgados es similar a la de Ignacio Camacho: que desaparezca el atasco de asuntos, se eliminen las tasas judiciales y los funcionarios cumplan con sus horarios.)