Cebrián compara el libro de Pilar Urbano con 'Los protocolos de los Sabios de Sión'
Estos momentos de la mañana, mientras sorbo el café con leche y tonteo con el mechero en la otra mano, son los más dispuestos para la meditación. Y empiezo a pensar que sí, que el ‘pilarazo’ es una conspiración… pero para vender el libro doña Pilar Urbano.
La presentación de La gran desmemoria en Madrid y los desmentidos de la Casa Real y de muchos de los citados por la periodista aparecen en las portadas. La Vanguardia del 4 de abril abre con este titular a cuatro columnas:
La Zarzuela reivindica el papel del Rey el 23-F
Mariángel Alcázar firma la crónica y comenta así el comunicado de La Zarzuela:
Pero en la Casa del Rey no quisieron ponerse a la altura de la autora a quien ya tuvieron que pararle los pies cuando atribuyó unas falsas declaraciones a doña Sofía en su libro La Reina, muy de cerca publicado en el 2008. Ahora no era un duelo Zarzuela contra Urbano, se trataba de cortar en seco una infamia y hacerlo desde la serenidad y con argumentos irrefutables. La Casa del Rey prefirió esperar a que fueran las personalidades citadas por la autora en el libro quienes desmontaran sus tesis con las mismas armas que Urbano había utilizado. Si la autora los ponía como fuente para su tesis, ellos debían negarla. Y tesis desmontada.
ABC envía al frente a su redactora cortesana Almudena Martínez-Forné, que destaca que los medios de comunicación vinculados a la editorial del libro, Planeta, no estuvieron en la presentación.
En la rueda de prensa, celebrada en el abarrotado Salón Villahermosa del Hotel Intercontinental de Madrid, había periodistas de muchos medios, pero no estaba ninguno de los informadores habituales de Antena 3, LaSexta, La Razón u Onda Cero. Para los medios del Grupo Planeta no existía el libro que había publicado la editorial, que preside José Manuel Lara, segundo marqués del Pedroso de Lara.
El libro está dañando a la democracia
Pero el cañonazo de la jornada lo pega Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, se une al Regimiento del Rey y le dispara un cañonazo a Pilar Urbano de dos páginas, ya que compara su libro con el panfleto ‘Los Protocolos de los Sabios de Sión’, redactado por la policía secreta zarista contra los judíos, y le acusa de desgastar a la democracia.
No me gustan las teorías de la conspiración y prefiero suponer que todo esto emana de la necedad de las gentes, de su falta de criterio o sus deseos de notoriedad, lo que no evita el daño que produce en un momento de graves dificultades para la convivencia de los españoles.
el libro de Pilar Urbano, una meritoria colección de anécdotas que lleva a su autora a defender tesis tan fantasiosas y creíbles como las revelaciones de los sabios de Sión, hubiera sido solo uno más de los muchos que se han difundido sobre la materia si los medios a los que me he referido no buscaran la tirada y la audiencia a cualquier precio; aunque sea el de fomentar aún más la desconfianza ante nuestro actual sistema democrático, ya muy castigado por sus propios y considerables defectos sin necesidad de que se le inventen otros. Es probable por otra parte que la acumulación de datos que el libro ofrece haya llegado a marear a su propia recopiladora, como sin duda sucederá a muchos de los lectores. En ningún lado está escrito que más cantidad de información equivalga necesariamente a mejor información, e Internet es por cierto un buen ejemplo de ello. O sea que las falsedades que de ese empacho de datos y confidencias se derivan pueden deberse no tanto a una manipulación como a una notoria incapacidad de análisis. En cualquier caso siguen siendo falsedades.
Ayer constaté que El País se había convertido en el diario gubernamental del PP; hoy da un paso más y asciende (o se rebaja) a diario palaciego.
Otro súbito cortesano es Raúl del Pozo (El Mundo), que escribe una columna cuyo título es ‘Corona de espinas’:
Mariano y los disciplinantes están haciendo algo más penoso que montar en un globo aerostático, pero el sistema camina a tropezones como el Rey. Juan Carlos no ha tirado la muletas en abril como pronosticó el cirujano gallego, aunque mejora. Los que mandan en los que mandan parecen darle por amortizado, su figura ha dejado de ser mítica para ser instrumental. La Zarzuela ha calificado el libro de Pilar Urbano de infame y de libelo.
Amigos cercanos al Monarca me dicen que en España las buenas acciones nunca son recompensadas, pero el Rey, a pesar de las campañas, no es un leproso en un lazareto como su abuelo en 1931. A alguno le recuerda la figura de Felipe V, que al final de su reinado no dormía por las noches, la corona le apretaba, estaba pálido, y cuando atravesaba las calles de Madrid no sabía si le iban a arrojar flores o cargas de pólvora.
En cambio, Pablo Sebastián (Republica.com) señala que las personalidades de la periodistas y de su editor avalan el libro.
tanto el editor como la autora son dos personas que no están bajo sospecha ideológica o política y pertenecen a un entorno social muy conservador, lo que da al libro una mayor credibilidad. Y lo que aumenta la preocupación de quienes en el entorno del Rey consideran grave este último incidente que ya veremos el impacto que produce en la sociedad.
Me pregunto si este fin de semana alguna televisión emitirá ‘¿Dónde vas Alfonso XII?’ o el ciclo de película de Sissi, interpretada por Romy Schneider
Gistau sueña con que Aguirre le vaya a buscar en un Mustang
Otro noticia del día es la chusca huida de Esperanza Aguirre de un multazo. Los dos columnistas a los que les cabe el honor de ser los primeros en jugar con este asunto son David Gistau (ABC) y Manuel Jabois (El Mundo). Primero, el de ABC.
La imagino ahora rodeada en su casa. Evitando las ventanas por temor a los francotiradores apostados. Un negociador agarrará un megáfono y tratará de ablandarla para que se rinda: «¡Todavía no ha muerto nadie, entréguese, que lo resolveremos sin que pise la cárcel!» . Los nuevos esperancistas no queremos que se entregue. No ahora que ha vengado todas las veces que entregamos el DNI con docilidad en un control policial, no ahora que nos ha enseñado el camino de la escapada para existir en los términos de la « Nouvelle Vague». Lo que queremos es que nos venga a buscar en un Mustang, con un muñeco de Elvis que mueva las caderas en las curvas, para vivir por siempre contra el Estado y su intervención en el ser individual, contra la presión fiscal, contra el estatalismo recaudatorio, contra el IVA y el monopolio de la violencia. Porque esta lección de teoría liberal sí que la he entendido, sólo con que Esperanza Aguirre pisara el acelerador, que ni Milton.
Y después el de El Mundo:
No aparecer en los papeles de Bárcenas y salir indemne del caso Gürtel para terminar huyendo de la Policía como una loca tras aparcar en un carril bus. La imagino alborotada al volante con el corazón a cien, dando volantazos mientras va convirtiéndose, con frialdad, en uno de esos ciudadanos comunes que de repente adquieren cualidades de agente secreto.
Como el suceso se produjo en un momento en el que se quedó sin escoltas (si la dejan sola una hora se empotra en una joyería), haría bien el Gobierno en ponerle más policías a su lado; cuantos más la protejan, a menos podrá embestir.
Herrera insulta a Bolinaga y Losantos señala al Gobierno
Carlos Herrera (ABC) escribe una columna sobre el terrorista Bolinaga en la que al final no dice nada.
Lo que resultaba ser una medida graciosa de humanidad evidente se transformó, por la pertinaz insistencia en la pervivencia del enfermo, en un tábano constante. Tanto fue así que hubo quien consideró al miserable Bolinaga como una secreta pieza de negociación entre gobiernos y terroristas: yo suelto a este tipo y tú continúas con procesos de abandono de violencia. Es muy probable que no fuera así, pero la simple sospecha de que pueda parecerlo debería poner a las autoridades en alerta. (…) Ahora ha sido momentáneamente condenado a quedarse en su casa y no salir de ella si no es para recibir tratamiento. Ni siquiera para jugar al mus. Es todo lo que el Estado de Derecho tiene que decirte. Tienes suerte, cabrón. La justicia es más benigna, incluso, que tu cáncer.
En cambio, Losantos (El Mundo) no tiene tantos miramientos como Herrera y no se limita a insinuar.
La suelta de Bolinaga, preludio de la suelta masiva de etarras con la excusa de la sentencia del caso Parot, fue argumentada por Fernández Díaz diciendo que, según el informe forense, le quedaban unos días, tal vez pocas semanas de vida y que no dejar que muriese en su casa sería un acto de prevaricación. Cuando la suelta de De Juana, el Gobierno del PSOE esgrimió motivos humanitarios, y Patxi López dijo en la tele: «Lo importante es que Iñaki no se muera». Qué se va a morir. En cuanto a Bolinaga, por ahí anda, gordo y lustroso, tras demostrarse que el informe forense en el que se escudó Fernández Díaz nunca se realizó. Ayer, Daniel Portero denunció en Libertad Digital que Bolinaga podría haber participado -o podría ayudar a esclarecer- nueve asesinatos. El Ministerio del Interior y el de Justicia deberían explicar por qué se empeñan en que Bolinaga siga siendo un monumento a la prevaricación.
Juanjo Millás (El País) se olvida de los buenos modales de sus anteriores columnas y salta sobre Manuel Valls como Cebrián sobre Pilar Urbano.
Manuel Valls, que tiene de socialista lo que Marine Le Pen de antropóloga. Como señaló otro arrepentido que ahora no me viene, «no fue el electorado el que abandonó a los socialistas, sino los socialistas al electorado» (el PSOE dice aquí lo mismo, aunque con la boca pequeña). El caso es que para remediar el entuerto, va Hollande y coloca al frente del Gobierno a un infiltrado de la extrema derecha económica, además de xenófobo recalcitrante. Manuel Valls, si ustedes se acuerdan, era el ministro del Interior que ordenó el secuestro de una niña que se encontraba de excursión con sus compañeras de colegio para deportarla a Kosovo.
Así que cumplimiento por la policía de una orden de expulsión contra una familia que estaba ilegalmente en Francia es un «secuestro»… ¡Menudo concepto de la ley que tienen los progres!
La persecución de la FIFA contra el Barça
Aparte del ‘pilarazo’, La Vanguardia se ocupa de otro asunto: el FC Barcelona. En el periódico del conde de Godó hay dos grandes preocupaciones, que son la campaña contra el Rey y la campaña contra el Barça. El director, Màrius Carol, le da un repaso a Blatter con la habitual elegancia catalana.
Su biografía no resulta especialmente ejemplar: la controversia le acompañó a partir del momento en que ganó las elecciones. Desde entonces, las acusaciones de corrupción y las polémicas no le han abandonado. La última decisión bajo sospecha fue la elección de Qatar como sede del Mundial, donde los sobornos a miembros de la FIFA contribuyeron a inclinar la balanza hacia un país que no reúne las mejores condiciones para disputar un campeonato de fútbol en junio, y que podría obligar a parar las competiciones. La más estrafalaria de las intervenciones de Blatter fue su ridiculización de Cristiano Ronaldo en un acto en la Universidad de Oxford.
La sanción resulta un disparate, independientemente de lo que diga el reglamento de la FIFA, porque la libertad de contratación es un derecho básico de las constituciones europeas, amparado por la normativa de la UE, que no puede limitarse. El experto en hockey sobre hielo ha vuelto a patinar.
Pedro Narváez (La Razón) le contesta.
La Fifa es ya tan mala como la UE cuando le espeta a Mas a la cara que no hay salida. O sea, en vez de buscar un acuerdo o admitir errores, si los ha habido, se cazan fantasmas. Mas acabará encontrando, como en la película de Spielberg, un cementerio bajo el Camp Nou al que echarle una culpa sobrenatural a lo que tiene una sencilla explicación: si ustedes no se saltan la Ley, no hay tarjeta roja.