La corrupción se democratiza en Baleares, cuenta Reverte
Ah, el tiempo, esa rueda de molino que los humanos sabemos nos va triturando poco a poco. Casi todos nos rebelamos ante él y nos resistimos a reconocer que la cantidad que se nos ha dado se está agotando. En la jungla de columnistas también ocurre: quienes deberían despedirse con un saludo y retirarse al libro o la conferencia se empeñan en seguir dando vueltas en torno a la columna.
Pero las generaciones jóvenes (bueno, este adjetivo en el columnismo español es una exageración; digamos que las generaciones de cincuentones) empujan a los veteranos de malas maneras para que hagan sitio.Uno de estos veteranos inconmovibles como el macizo de la raza es Luis María Anson.
Anson puede jactarse de ser creador de ideas y consignas que lanza al debate público gracias a la tribuna que generosamente (por no decir incomprensiblemente) le concedió Pedrojota en El Mundo y que Casimiro García-Abadillo le mantiene, y que acaban penetrando en otros miembros destacables de la profesión.
La semana pasada, escribí en esta revista de prensa que Francisco Marhuenda había copiado el soniquete ansoniano de que Rubalcaba podía llegar al Gobierno a lomos de un nuevo Frente Popular. Este 15 de mayo de 2014 Ignacio Camacho (ABC) roba otra ‘ideica’ del magín del maestro de periodista: España necesita un PSOE fuerte dirigido por Rubalcaba.
El próximo candidato socialista, probablemente Eduardo Madina, tendrá un discurso mucho más duro y un programa de maximalismo de izquierdas. Uno de los grandes errores estratégicos de la derecha ha sido el de alegrarse de la debilidad del PSOE, que a corto plazo favorece al PP pero a largo es perniciosa para el país ya que reduce el ámbito de la socialdemocracia y la empuja a disputarse el espacio con una Izquierda Unida de diáfano acento bolivariano. El centro político español se ha jibarizado mientras crece la radicalidad entre un electorado harto y envuelto en el desengaño antipolítico. Y ni siquiera está unido porque UPyD y Ciudadanos, los grandes beneficiarios potenciales de ese vacío tercerista, son incapaces de asociarse por recelos personalistas y de liderazgo.
González, como Rubalcaba, pertenece a un tiempo político distinto en el que la socialdemocracia lideraba un proyecto reformista de clases medias y sentido de Estado. Ahora ya ni siquiera hay clases medias porque las ha empobrecido la crisis y encima el marianismo las ha frito a impuestos, y además los partidos han perdido su capacidad prescriptiva y van a rastras de una opinión pública sobreexcitada.
El Gobierno de coalición ya existe de hecho; lo ha impuesto Merkel con una política unívoca de austeridad a la que ha arrastrado incluso a los socialistas franceses. Pero en España todavía hay muchos que no se quieren dar por enterados. Y plantean como falso debate ideológico una simple discusión sobre gastos y subvenciones.
Columna floja la de Camacho, en comparación con las más recientes suyas, ya que hasta cita otra anterior de Enrique Gil Calvo publicada en El País. (La honradez -o el complejo- de los columnistas de derechas es enternecedora: ¿cuándo Gil Calvo o Manolo Vicent citarán a Ignacio Camacho o a otro columnista de ABC salvo para insultarle?)
Bueno, ¿quién será el opinador que recoja la impagable bobada ansoniana de que Felipe González ha sido el mayor hombre de estado español del siglo XX?, ¿y quién le sustituirá en el jurado de Miss España?
Y hoy toca canela fina de Luis María en El Mundo. El cortesano de Juan III nos sorprende o al menos trata de hacerlo al desvelar una supuesta carta que Cayo Lara ha escrito al primer ministro turco, Tayipp Erdogan. Hace unos años, el 10 de abril de 2007, Anson afirmó en la misma canela que se había hecho con una carta de José Luis Rodríguez Zapatero a Fidel Castro, en la que el primero le escribía, entre otras cosas, la siguiente:
Aprovecho esta carta, mi Comandante, para implorarle que me conceda el alto honor de permitir que España se incorpore al eje Castro-Chávez-Evo, que tiene en permanente tembladera a los Estados Unidos y a su presidente fascista, el malhadado Bush.
Pues hubo tontos que se lo creyeron. A siete años de aquel éxito de la intoxicación, Anson trata de repetirlo. ¿Veis cómo hay que jubilarlo por su bien, como los hijos preocupados no dejan salir solo a la calle al padre ya mayor no sea que monte un lío?
¿CUÁNTOS SUSCRIPTORES DE ABC TIENEN TWITTER?
Torrente de artículos sobre los insultadores en Twitter a cuenta del asesinato de Isabel Carrasco.
Alfonso Ussía se empeña en hacer famoso a un tal Mr. Gramola, del que reproduce varios mensajes. El columnista de La Razón debería de compartir parte del pago de la columna con el insultador, ya que éste le ha hecho al menos la mitad.
En ABC, Bieito Rubido se pasa: portada, editorial, páginas interiores y columnas varias. Pero ¿cuántos de sus suscriptores, cuyas esquelas aparecen en las páginas finales, tienen Twitter?
Isabel San Sebastián asegura que la izquierda controla las redes sociales:
A semejanza de lo que sucede en ciertos barrios urbanos, donde algunas bandas violentas se apoderan de los parques y expulsan de ellos a los vecinos, en Twitter se extraña la presencia enriquecedora de muchos pensadores, generalmente de centro-derecha, ahuyentados por las manadas de «trolls» (cafres, agresores verbales, matones de la tecla, insultadores laureados) que campan a sus anchas por el vecindario de la arroba. ¿Será ésta la razón por la cual desde la izquierda extrema se rechaza cualquier tipo de norma que acote el buen uso de esta herramienta y se aboga, aquí sí, por el «laissez faire» tan criticado en otros ámbitos? ¿Qui prodest?
Gabriel Albiac, siempre tan optimista:
Hoy, cuando entro en Amazón o en cualquier anticuario especializado en libros y estilográficas, una pulcra publicidad exhibe solo los objetos exactísimos que me son anhelables. Ni uno más, ni uno menos. No se equivoca nunca. El día en que constaté el prodigio, hubiera debido reducir mi Air y mi iPhone a picadillo y cortar la línea Wifi con alicates. No lo hice. Soy tan holgazán como todos. Y además tengo que ganarme un sueldo: un pelagatos.
Pilar Rahola (La Vanguardia) me sorprende con una columna en la que reclama silencio a todos y, sobre todo, que dejen de insultar. ¡Ay, que me parto! «Le dijo la sartén (Rahola) al cazo (San Sebastián)…»
Si la maldad, pues, ha deambulado a sus anchas por las calles del fanatismo, el odio y la intolerancia, tampoco han quedado parcos los que, en la otra orilla, han usado ese mismo asesinato para atizar a sus contrincantes políticos. Recién asesinada Isabel, y con la fuerza moral de considerar que había caído «uno de los suyos», los ha habido que han aprovechado su cuerpo aún caliente para atizar a gentes de la ideología contraria.
Especialmente bochornoso el espectáculo de un contertulio en 13tv, o el famoso tuit de Isabel San Sebastián, que al poquito del asesinato ya señalaba con el dedo a los movimientos sociales. La pregunta es simple: ¿en qué se diferencian unos y otros? Porque ambas orillas usan el mismo dolor y la misma muerte para sus mezquinos intereses y, si es brutal y malvado despreciar un asesinato porque era «de los otros», también es malvado usarlo para la guerra ideológica porque era «de los nuestros». Cállense todos, cállense y retornen al respeto que toda muerte requiere. Acabo con san Agustín: «En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad, y en todas, la caridad». Sí, eso, la caridad…
GALA, OTRO PROGRE QUE TRAICIONA SUS IDEALES
Pasemos a cosas más serias.
Patxo Unzueta (El País) rompe una lanza en favor de la impunidad de Gerry Adams, que se puede aplicar también a los etarras buenos que han dejado las armas. Donde lea usted Adams, ponga Otegui.
Seguramente Adams fue del IRA, pero si no lo hubiera sido ¿habría podido convencer a los que seguían siéndolo de que abandonasen las armas? Es lógico que las familias pidan justicia ante los casos sin esclarecer. En noviembre pasado, la mayoría de ellas rechazó la sugerencia del Fiscal para Irlanda del Norte de poner fin a las investigaciones y procedimientos judiciales sobre crímenes anteriores al Acuerdo de Viernes Santo. Sin embargo, un sector minoritario reclama su derecho a olvidar.
La detención de Adams ha planteado otra paradoja: pocos dudan de su influencia en la legitimación de la nueva policía de Irlanda del Norte, decisiva para impedir que progresen los grupos disidentes que pugnan por el regreso al terrorismo. Algo que sigue siendo una prioridad central del momento. En Irlanda y en Euskadi.
No comprendo a los progres españoles: quieren abrir las fosas de muertos de un solo bando de la guerra, o sea, de hace 70 u 80 años, pero exigen que queden impunes asesinatos cometidos hace menos de 30 años.
El martes me encontré con que Rosa Montero se olvidaba de una de las pruebas del algodón para ser progre y solidario, la reinserción de los delincuentes. Ahora Antonio Gala (El Mundo) se olvida de otro: la execración de la pena de muerte.
Gentuza, alta o baja, que sale y entra de las cárceles; que nunca hace nada a favor de nadie; que se dedica a afinar sus formas de robar a sus vecinos, o a sus compatriotas, a todo el que se le pone al alcance de sus manos ladronas.
A los hipócritas, tan frecuentes en circunstancias como las de hoy y entre los españoles (?) de hoy, les negaría sin dudarlo la nacionalidad muy poco antes de tirarlos al mar.
Cuanto antes mueran, mejor. Y cuanto antes desaparezcan los que los benefician, antes alcanzaremos la España verdadera. Porque de España hablo. Y sabéis ya a quiénes me refiero.
Es decir, Antonio Gala quiere matar corruptos… ¿Y asesinos en serie y terroristas?, ¿o es que esos son alaidos objetivos o víctimas del Sistema?
Si eres progre, puedes hacer y decir lo que quieras. En cambio, si eres Hermann Tertsch tienes siempre a un policía del pensamiento vigilándote.
DESPIDO DE UN REDACTOR DE EL PAÍS DENUNCIADO POR MARRUECOS
¡Quién nos iba a decir a quienes leíamos en los años 70 y 80 en El País las diatribas y las mentiras antinorteamericanas de Manuel Vázquez Montalbán, José Luis López Aranguren, Eduardo Haro Tecglen y otros que Juan Luis Cebrián iba a jactarse de haber ondeado una banderita de EEUU en Madrid en 1959 ante el paso del presidente Eisenhower en Madrid que llegaba para visitar al general Franco!
Ramón Pérez-Maura (ABC) se lo reprocha, al igual que le reprocha haber despedido a un miembro de la redacción de El País enfrentado a la dictadura marroquí.
Esta «nueva» forma de enfocar Cebrián la relación con algunos poderosos puede ayudar a explicar la salida de El País de Ignacio Cembrero, contra quien el primer ministro marroquí puso meses atrás una querella en España por supuesto enaltecimiento del terrorismo. El diario no apoyó a su redactor frente a Marruecos. Creo que siempre he discrepado -y mucho- con la línea editorial de El País respecto a Marruecos. En otro tiempo tenía ocasiones para manifestar a Cembrero mis desacuerdos con su línea. Pero por encima de cualquier otro criterio me pasma que quienes nos dan lecciones de ética profesional dejen a redactores, cumplidores con su línea editorial, a los pies de los caballos. Tengo a gala defender a la Monarquía marroquí como poder estabilizador y garante de unas libertades muy superiores a las del resto del Magreb. Pero no creo que se pueda de ninguna manera consentir la agresión a la libertad de expresión que se ha producido en España entre la indiferencia de buena parte de esta profesión. Para leer sobre ello he tenido que acudir a Le Monde, Liberation, Le Soir…
Bueno, otro despedido más por Cebrián qué importa.
DOS TERCIOS DE ESPAÑOLES VIVEN A COSTA DE UN TERCIO
Vayamos al ingenio.
Jorge Martínez Reverte escribe una columna sobre la democratización de la corrupción propuesta por el PP en Baleares que merece leerse entera.
Pero ahora se le ha ocurrido al PP de allí una idea genial: democratizar la corrupción política a través de los consumidores. El método es sencillo y consiste en que los que militen en el partido pueden obtener la tarjeta blava (azul corporativo pepero) con la que alcancen significativos descuentos en comercios de toda clase. Si es usted del PP, le pueden rebajar hasta un 15% en una colchonería. En la onda más clásica del clientelismo predemocrático de la época de Romanones, que se resumía en «un voto, un colchón», pero que se moderniza con lavadoras o tratamientos de belleza.
Hasta ahora, los partidos o los sindicatos, desde el PNV hasta la UGT, han jugado con ofertas de empleo para siempre, como se comprueba analizando los currículos de los candidatos electorales. Pero esto es revolucionario. Es mucho más democrático. No afecta a la función pública, por ejemplo.
Usted puede votar y pedir un descuento en Viagra.
Y no hay que leerse un programa, sino las ofertas.
Al católico Ignacio Ruiz Quintano (ABC) le pasa como a muchos católicos que no son de Madrid, y, por tanto, no han nacido entre nóminas funcionariales, escalafones y meritorios, que no acaban de comprender el culto a un santo al que dos ángeles le hacían el trabajo, mientras él estaba ausente de su puesto.
dos tercios de españoles viven del otro tercio. En la imagen de Quevedo, un ciego (generalmente de derechas) llevando a dos cojos (generalmente de izquierdas) al hombro.
Para la Generación Mejor Preparada de la Historia, Garzón el Joven, con nómina del Estado como diputado, y Pablito Iglesias, con nómina del Estado como profesor, dos tipos que piensan como vegetarianos y viven como carnívoros, son los perfiles numismáticos de la España Antisistema.
A Iglesias, que aspira a otra nómina en Bruselas, no se le cae de la boca la palabra «corrupción», pero corrupción es que los contribuyentes sostengan una Universidad que lo contrata de profesor gramsciano cuando no ha leído una línea de Gramsci ni en la solapa de «El Viejo Topo», aunque esa derecha biempensante que acepta cambiar en el Bachiller a San Agustín por Mosterín le sigue el juego llamándole «antisistema».
Y el premio a la columna ridícula del día es para Màrius Carol (La Vanguardia), que declara su admiración por Jackie Kennedy dando voz a las murmuraciones del retorcido José Luis de Vilallonga. Hay cortesanos que por presumir de amistades famosas y de confidencias caen en el pecado de la difamación y en el chismorreo.
En una ocasión, coincidiendo con la aparición de su tercer libro de memorias, le pregunté a José Luis de Vilallonga si había conocido a Jacqueline Kennedy. (…) la primera dama le pareció una mujer impostada, de una belleza fotogénica y bastante banal. Protesté por quererme emborronar el mito, pero más tarde me di cuenta de que le tenía inquina por haber ocupado el trono de Maria Callas -a la que sí conoció bien- al lado de Aristóteles Onassis, sobre todo cuando estaba convencido de que Jackie se había casado con su dinero más que con la persona.
