OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

ABC estalla contra las televisiones privadas por darle más minutos a Podemos que al PP y al PSOE

Ignacio Ruiz Quintano asegura que Pablo Iglesias es "la versión siglo XXI" de Felipe González, cuyas "muletillas" eran peores

Tertsch, convencido de que el PSOE va a desaparecer

La irrupción del caudillo de la coleta ha sacudido las columnas no sólo del bipartidismo, sino también de la prensa. Este 27 de mayo de 2014 los columnistas de la derecha y de la izquierda separada del PSOE se ceban más que con Pablo Iglesias con las televisiones que le han creado y con el PP de Rajoy.

La mejor columna, la más divertida, la más ingeniosa, la más de derechas sin complejos, es la de Ignacio Ruiz Quintano (ABC), al comparar a Pablo Iglesias con Felipe González. Una columna para leerse de la cruz a la raya. Dudo de que Martínez Castro se la pase a Rajoy.

Aunque la derecha le llame antisistema para ayudarlo a restar votos al socialismo de Puerto Hurraco, que diría Semprún, Pablito Iglesias es la versión siglo veintiuno de Felipe González, aunque González soltaba muletillas revolucionarias más terribles y se ponía un gorro de oso para viajar a Moscú con Guerra, Boyer y el Guti para ver a Breznev, que luego no los recibía.

González e Iglesias son Pablos, el buscón de Quevedo, pasados por el discurso de Antonio Ozores, nuestro Cantinflas. González creía que Héctor era un nombre bíblico e Iglesias cree que Gramsci es una marca de motocicletas, pero ambos son grandes narcisos mirándose en la fuente, que para ellos es el Estado.

La cosa de Iglesias atiende por Podemos, un pokemon ideológico donde milita el viejo Villarejo, que ya salía en el Boe del 13 de julio del 66 que lo promovía de Abogado Fiscal de entrada a Abogado Fiscal de ascenso, con unos modestos haberes de 35.880 pesetas.

España y su Revolución Pendiente.

Ahora bien, esa comparación entre los dos paladines descorbatados me hace preguntarme si está anticipando 14 años de gobierno de Pablo Iglesias con el fiscal franquista Carlos Jiménez Villarejo como ministro de Justicia.

Lucía Méndez (El Mundo), que parece enamorada de González, le da la razón a Ruiz Quintano:

Los socialistas tenían pavor a abrir la puerta por su se encontraban fuera a un joven llamado Pablo Iglesias con un megáfono recordando la ilusión que Felipe González despertó en el 82. Y eso -ya es mala suerte- es lo que ha pasado. Lejos de reaccionar con serenidad, y salir de casa a explorar lo que hay fuera, el PSOE ha entrado en pánico al verse solo y rodeado de toda esa gente que ya salió a la calle contra Zapatero el 15-M.

Y también se la da David Trueba (El País), el único columnista que alaba a Podemos y que da un ejemplo del pensamiento izquierdista que ha engendrado a Pablo Iglesias.

La agrupación Podemos no es una operación antisistema. Cuatro de sus cinco eurodiputados son funcionarios del Estado, de espíritu transversal que apunta del 15-M a las mareas verdes y blancas, con un sentido de nación inclusivo, generoso, pero también fuerte y decidido a defender los valores sociales y su papel entre la rapiña bursátil.

O sea, que Podemos está a favor de la autodeterminación de todo el que la pida y de emitir deuda para pagar todo lo que sea social. Felipe nos trajo el aborto y Pablito la eutanasia.

PABLO IGLESIAS, CONOCIDO POR UN 59% DE LOS ESPAÑOLES

Después de la literatura y la historia, pasemos a las matemáticas y las audiencias televisivas.

Primero, doy los datos para comprender la razón del enfado de los Arcadi Espada y los Ramón Pérez-Maura.

Juan José Toharia, presidente de la empresa de encuestas Metroscopia, explica de nuevo por qué fallaron las encuestas y en concreto las suyas.

Un recién llegado, cuyo cabeza de lista ha logrado ser conocido en un tiempo récord por un 59% de la ciudadanía (el doble de los que dicen conocer a Willy Meyer, y cinco veces más de los que saben quién es SosaWagner), ha resultado el principal beneficiado.

Y por cierto, ¿por qué el fulgurante ascenso de Podemos pasó, por lo general, inadvertido en los sondeos? En el caso del de Metroscopia para este periódico, la intención explícita de voto expresada a su favor era muy baja pero entre quienes manifestaban una decidida intención de acudir a votar, algo más de la quinta parte (suponía casi 10 puntos) indicaba, al mismo tiempo, no haber decidido aún por quién hacerlo, sin ofrecer mayores pistas al respecto. Cabe pensar que, al final, resolvieron su duda más a favor de Podemos que de IU o UpyD, las dos formaciones tenidas por obvios destinatarios del posible voto de castigo a PP y PSOE.

Ramón Pérez-Maura (ABC) está tan cabreado con las televisiones que concluye su columna con algo que yo entiendo como una petición al Gobierno para que apriete las clavijas a los dueños de Cuatro y La Sexta.

los que llamaríamos editores de las televisiones privadas españolas son los que poseen hogaño más poder de influencia y están haciendo un minucioso trabajo para enriquecerse mientras malbaratan España. Dando altavoz en dos de sus televisiones – Cuatro y La Sexta- y a lo largo de meses a un personaje como Pablo Iglesias.

¿Ha pensado alguien qué resultados hubieran podido obtener Elena Valenciano o Miguel Arias Cañete de haber disfrutado de la mitad del minutaje televisivo del que ha gozado el del retrato en la papeleta? Por supuesto que esas televisiones son libérrimas a la hora de decidir con qué quieren rellenar su programación, pero habrá que convenir que si sus propietarios se llenan los bolsillos con contertulios así alguna responsabilidad se les podrá pedir a la hora de juzgar la deriva que toma España.

Pero estas televisiones no son más que otra manifestación de la degeneración de una sociedad en la que el medio de comunicación más poderoso se emplea para enriquecer a sus propietarios, a costa del país y con la impasibilidad del que concede las licencias de televisión y debe supervisar las fusiones.

O sea, que de no ser por las tertulias televisivas, ese millón de votos que acabó en Podemos podía ni haber llegado a las urnas.

Arcadi Espada (El Mundo) cuenta su experiencia en una tertulia en Cuatro con Pablo Iglesias y el éxito de éste basado en rechazar la realidad. Cuando se presentaban datos económicos positivos, el coletas saltaba.

El contraataque consistía en una exhibición sentimental, que a veces devenía pura pornografía, de cualquier miseria: una familia que no podía pagar el recibo de la luz, un hombre en paro permanente, una enferma terminal, cualquier desgracia visible en cualquier país, en cualquier época de prosperidad o crisis. Es clave entender que la estrategia funcionaba alrededor de un eje que pudiéramos llamar cifras/vida, donde vida era verdad ¡y cifras eran mentira!

Así estaba organizada la discusión en aquel programa sulfurado, así está organizada, repito e insisto, la cabeza del nuevo diputado y así, naturalmente, se organiza la demagogia en el plató mediático de la política. Y es de esa inteligencia y de esa moralidad de la que ha de partir, oh, la regeneración de España.

Al columnista catalán le repugna que Iglesias tenga tiempo en antena ilimitado.

Iglesias es diputado gracias a la información basura y nadie puede esperar que su política reniegue de lo que le dio el ser. La pregunta es cuánto tiempo va a aguantar la democracia española esta zafia contradicción de distribuir el tiempo dedicado a cada partido en la información electoral en razón de su fuerza parlamentaria, mientras en las tertulias, allí donde la opinión cristaliza, algunos candidatos (no solo Iglesias) exhalan su ínfima demagogia sin límite de tiempo ni delirio.

HOMENAJE DE LOS PERIODISTAS VETERANOS A RUBALCABA

Varios viejos periodistas de la transición elogian a Pérez Rubalcaba. ¿Camaradería generacional o advertencia a sus sutitutos?

Fernando Ónega (La Vanguardia):

El seísmo electoral derribó lo mejor que tiene la izquierda española: Alfredo Pérez Rubalcaba.

la izquierda que reclama su electorado se parece a la de Podemos; pero la izquierda que se requiere para gobernar se parece a la de Pérez Rubalcaba.

Raúl del Pozo (El Mundo):

Alfredo Pérez Rubalcaba, la mejor cabeza del socialismo español, ha dimitido (…) No se presentará a las primarias y se buscará con un candil a un Pablo Iglesias socialdemócrata.

Miguel Ángel Aguilar (El País):

Alfredo Pérez Rubalcaba aceptó ayer la evidencia de unos malos resultados en las urnas europeas. En consecuencia, ha asumido de modo personal la responsabilidad y ha emprendido la escondida senda de la retirada honrosa. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, siempre implacable con su antagonista, será el primero en echarle de menos.

José Antonio Zarzalejos (La Vanguardia):

Con él al frente del PSOE, Rajoy tenía un interlocutor medido y una organización socialista previsible.

que el veterano sociaista pudiese mantener las riendas de un PSOE dócil y con escaso discurso.

Y Pablo Sebastián (Republica.com), que habla de un pacto entre Rubalcaba y González para controlar el recambio en el PSOE:

Rubalcaba se retira del liderazgo del PSOE tras el importante fracaso electoral sufrido en las Elecciones Europeas, «una derrota sin paliativos», dijo. Pero el líder de los socialistas no ha presentado su dimisión inmediata(…) sino que anunció su marcha tras la celebración de un Congreso Extraordinario del PSOE que ha convocado para los días 19 y 20 de julio. Una astuta estrategia -su última argucia- que permitirá a Rubalcaba controlar la organización del Congreso y el nombre de su sucesor.

Estrategia que, a buen seguro, ha pactado con Felipe González para evitar la sorpresa de un nuevo Zapatero, como podría ser el caso de Carme Chacón.

Pero este Rubalcaba, el ‘viejo cocodrilo’ de la política -‘se va el caimán’ y puede que a uno de los Consejos del Ibex donde mas de uno se lo van a disputar-, sabe y es consciente de los riesgos que entraña para el PSOE, y para España, un liderazgo exotérico que recuerde ‘la insoportable levedad’ del zapaterismo como sería el de Carme Chacón

¿QUÉ PUEDE PASAR EN EL PSOE Y EL PP?

Edurne Uriarte (ABC) insiste al PP en que tiene que dar la batalla de las ideas.

Es evidente que difícilmente puede volver a gobernar con el 26% de los votos y que tiene que recuperar a los votantes que se le han quedado en casa en señal de hastío y reprobación. Y es evidente también que hay una eclosión de populismo y radicalismo en España, amenazador también para la derecha moderada.

Para la recuperación de unos, los votantes de la derecha, y el freno a los segundos, a ultras y populistas, la derecha no puede jugárselo todo a la baza de la eficacia y de la recuperación económica. Necesita discurso político, fuerza ideológica e identidad. Este debe ser ahora su reto, en los casi dos años restantes de Gobierno.

Ignacio Camacho (ABC) está convencido de que el PSOE va a girar a la izquierda.

A los socialistas de pata negra les inquieta que el candidato lo puedan elegir los chicos de Pablo Iglesias -el de ahora- en una convocatoria abierta fuera de la influencia del aparato. Eso se evita con un congreso en el que los jefes de las tribus del partido puedan seleccionar por cooptación, como han hecho siempre, el nuevo liderazgo.

Político de raza e instinto, Rubalcaba ha entendido a su pesar que el PSOE tiene un millón de votos guardados en el bolsillo de un nuevo líder con la condición de que no pase de los cuarenta años (y se parezca a Eduardo Madina). Solo con cambiar de rostro volverá buena parte del electorado en fuga. Se aproxima un giro a la izquierda del antiguo partido posibilista y mesocrático de González, el del gato blanco o gato negro. El centro que nunca existió se ha vuelto a volatilizar en la España de los desahucios. La clase media de derechas está cabreada con Rajoy y la de izquierdas simplemente ha desaparecido por empobrecimiento.

Francisco Marhuenda (La Razón) anuncia que Susana Díaz va a ser la nueva secretaria general del PSOE.

Ha llegado la hora de Susana Díaz, quizá antes de lo que esperaba, pero la política es imprevisible y hay que aprovechar las oportunidades. Los dirigentes y militantes del PSOE miran a Sevilla esperando el movimiento de la presidencia de la Junta. No veo a nadie en el resto de los candidatos que sea capaz de ilusionar a los votantes

JAIME PEÑAFIEL SE AVERGÜENZA DE SER ANDALUZ

Jaime Peñafiel (Republica.com) renuncia a su condición de andaluz y granadino por el voto mayoritario de sus paisanos al PSOE de la corrupción.

Y andaluz y granadino, vergüenza me da de un tiempo a esta parte.

Las elecciones europeas del 25M han sido la guinda de la tarta de mi decepción. Ni los granadinos, en particular, ni lo andaluces en general han demostrado, una vez más, no tener dignidad ni vergüenza, dando su voto y su respaldo a un partido que ha hecho de la corrupción su seña de identidad. Los ciudadanos de mi tierra, salvo Almería, le han proporcionado el aliento suficiente para que la hortera de Susana Díaz se sienta la reina del mambo y se crea ya la candidata no solo a suceder a Rubalcaba sino al mismísimo Rajoy. ¡Miedo me da!

Un 35,17% han dado su voto al partido de los EREs, dejando a la juez Alaya con el culo al aire y la sonrisa de Mona Lisa congelada ad in eternum.

Ante estos resultados, me pregunto ¿dónde coño estaba Moreno Bonilla ese desconocido y nada carismático presidente del PP andaluz a quien la Cospedal se negaba, con toda razón, a dar su bendición cuando fue elegido por el dedo del dios Rajoy?

Hermann Tertsch (ABC) cree que el PSOE está a punto de sufrir el destino del PS italiano.

Puede ser que el final del Partido Socialista como organización hegemónica de la izquierda española haya entrado en fase avanzada. Que su izquierdismo bajo Zapatero no fuera mero producto de una despreciable irresponsabilidad personal, sino el comienzo de una deriva letal. Que se lleva al PSOE al sumidero de la historia, donde ya está el PSI de Craxi y al que se acerca presto el Pasok de Papandreu.

Pero su mejor párrafo es el reproche a Rajoy por haber desaprovechado su mayoría absoluta.

Mientras, aquí otros hablan de la gran coalición en la que unos socialistas históricamente responsables dejarían gobernar al bueno de Mariano. ¿Se lo creerá Mariano? Ya saben, por Europa. Pues miren a Europa. Casi lo peor de esta tragedia es la oportunidad perdida para hacer en el principio del siglo XXI lo que no se hizo ni en el XIX ni en el XX, dar a España vigor y verdad suficiente para liberarse de sus traumas, lastres y miserias. Se podía haber hecho. Lo que faltó esta vez, a la vista está. Si Europa, cien años después del comienzo de su hundimiento en el caos y el horror del siglo XX, corre riesgo de volver a deslizarse hacia el espanto, España parece condenada a repetir sus particulares infiernos. Con la tragedia añadida de la plena conciencia de que ahora habrían sido evitables.

El premio a la columna ridícula del día es para Luis María Anson (ElImparcial.es), que pretende decir a todos los demás columnistas que no ha pasado nada.

Si Izquierda Unida se hubiera encaramado en un resultado similar al obtenido por Le Pen en Francia, sí se podría hablar del fallecimiento del bipartidismo en España. No ha sido así. Tanto el Partido Popular como el PSOE han sufrido un considerable revés pero continúan siendo, y con mucha diferencia, las dos principales fuerzas políticas españolas.

En todo caso, el bipartidismo está herido, no muerto. El voluntarismo de determinadas instancias políticas y de algunos comentaristas y tertulianos crea ahora en los medios de comunicación un clima que no responde a la realidad. Dar por muerto al bipartidismo en España es un ejercicio de especulación voluntarista.

Seguro que Rubalcaba no lee a Anson, porque si lo hubiera hecho no habría dimitido.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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