OPINIÓN / Afilando columnas

Gistau: «Un síntoma de la vulgaridad de nuestro tiempo es que al oír la palabra ‘anchoas’ se piense en Miguel Ángel Revilla»

Monegal atiza a TVE por 'El pueblo más divertido': "Es para exiliarse y pasar el verano en Groenlandia"

Gundín: "La abdicación de Susana Díaz dará alas a en el PSOE a quienes pretenden emular a Pablo Iglesias Turrión"

La actualidad política afecta a los medios de comunicación, y en concreto a los espacios de Opinión, de una forma que podría resultar difícil de comprender a quienes están fuera de estos oficios. El mismo día que en el Parlamento se debate, es un decir, la Ley de abdicación quien ocupa más columnas no es el Rey ni su el Príncipe de Asturias. En absoluto, tiene un mayor protagonismo Susana Díaz. Y para rematar la paradoja, cuando más se escribe sobre ella es cuando da marcha atrás en su pretensión de alcanzar la secretaría general del PSOE. Ni cuando era la casi segura candidata y ganadora se escribió tanto sobre ella.

Así que ya ven, vivimos en la actualidad política como las grandes televisiones en determinados momentos, a golpe de contraprogramación. Que Pablo Iglesias obtiene cinco eurodiputados y todo el mundo escribe sobre él, pues aparece el Rey y anuncia su abdicación. Que se vota la renuncia de Juan Carlos I al trono…. pues Susana Díaz anuncia que no quiere ser (por el momento) secretaria general del PSOE. Y de anuncio a anuncio seguimos con el columnismo.

Como cada día, y con el anuncio de que empezaremos con dos artículos dedicados a TVE, hacemos sonar nuestra armónica de afilador antes de ponernos manos a la obra.

En el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’ nos topamos con una dura crítica de la nueva apuesta estival de TVE. Ferran Monegal titula en El Periódico No es humor, es palangana.

Si con esto que ha estrenado TVE-1, titulado ‘El pueblo más divertido’, pretenden entretenernos, es para exiliarse y pasar el verano en Groenlandia. Después de soportarlo durante casi dos horas, nos ha sucedido en casa un tremebundo ataque retro: hemos añorado las vaquillas del Grand Prix, cosa que nunca sospechamos que nos iba a suceder jamás.

Tras un montón de líneas cargando contra el programa, sus protagonistas y los famosos invitados, pone en su foco la cuestión del dinero:

Qué risa, Mariló Montero. Me gustaría saber cuánto nos cuesta cada edición de este programa producido por Cuarzo&Banjay. A la vista del despliegue por 22 pueblos, más el personal del camión volcado en el plató, el montante debe ser estratosférico, a pesar de que pueda haber algún patrocinador mitigándolo un poco.

Cuando RTVE se denominaba ente, llegó a más de 7.000 millones de euros de pérdidas. En 2007 se le cambió el nombre, se le llamó corporación, y por arte de prestidigitación hicieron como si la deuda no existiera. Del 2007 hasta hoy se ha generado un nuevo agujero de 800 millones. Si exigimos transparencia, la televisión pública debería ser la primera.

Pues no es asunto menor ese de las cuentas de RTVE y todos los trucos que hacen para que parezcan menos malas de lo que son. Pero la solución para acabar con el despilfarro de los medios públicos es algo que no le gustaría un pelo al señor Monegal. Ni a ninguno de esos que defienden que ‘lo público no se vende’.

Y continuamos con asuntos de TVE pero ahora en ABC. Beatriz Manjón se fija en lo que ocurre con ‘Informe Semanal’. Titula Restaurar o morir.

Con los programas, como con las relaciones, se puede acabar por acción u omisión. Se puede enviar a Pilar Rubio, como en «Operación Triunfo», o se puede cambiar de horario, caso de «Informe Semanal», relegado a la medianoche, esa franja en la que el análisis se sirve solo en barra.

Este humilde lector de columnas no entiende muy bien a qué viene esa mención a la mujer de Sergio Ramos, aunque reconoce que Pilar Rubio tiene el mérito de hundir todo programa televisión que toca, pero reconoce que ha tenido gracia. Después apunta algo:

Cuando «Informe Semanal» parecía abocado a autodestruirse, como los mensajes del inspector Gadget, su reubicación puntual en prime time con motivo de la abdicación ha probado que más que de una fórmula agotada adolece de una pésima ubicación en parrilla, y que al espectador no solo interesa la información meteorológica.

No le falta razón a Manjón, pero es que quizás lo que se ha buscado desde RTVE es distraer la atención de todo lo que sea política. Basta con mirar el Telediario para comprobarlo. Y claro, hacer un ‘Informe semanal’ sobre asuntos como el posible divorcio de Antonio Banderas o los avatares de Kiko Rivera como Dj resultaría un poco extraño.

Sin salir del diario madrileño de Vocento cambiamos de tercio de la mano de David Gistau, que titula su artículo sobre la sucesión en el trono Presentando a FB6:

Uno de los síntomas de la vulgaridad de nuestro tiempo es que, al oír la palabra anchoas, la gente piensa en el charlatán Revilla antes que en las que Carlos V se hacía llevar desde Santoña hasta su retiro en Yuste, donde se dio a la gula entre relojes, tropas de plomo y maestros cerveceros que le licuaban Flandes en una jarra.

Reclamar que el ciudadano medio piense en los detalles del retiro del emperador en Yuste, por mucho que alguno pretenda que su destino fue un monasterio catalán, es mucho pedir. Pero lo cierto es que lo de Revilla y sus anchoas resulta bastante curte y cansado. De hecho, al afilador de columnas el televisivo ex presidente cantabro le resulta cutre y cansino sin necesidad de que lleve o hable de dicho producto marino.

Gistau concluye su artículo comentando sobre los militantes a favor de la república que tanto ruido hacen estos días:

No deja de inspirar tristeza el modo en que el republicanismo, mientras permanece atascado en la anacrónica reducción ideológica con su jerga años treinta, avienta estos días la coacción demagógica de que «en un país en el que la gente se muere de hambre» (sic) el solo hecho de concebir un ceremonial de Estado supone una provocación. Qué deliciosa agitación jacobina, esta que nos sitúa a cinco minutos de que alguien reproche a Letizia, después de saber que no hay pan, responder: «Pues que les den pasteles».

Pedíamos un republicanismo que no fuera ideológico ni una revancha de la guerra. Pedíamos un republicanismo a la francesa. Pero no este, no el que consiste en una añoranza de la guillotina que jamás fue levantada en la Puerta del Sol.

A nadie le sorprenderá si añadimos que compartimos el análisis final de Gistau.

Y saltando a La Razón nos encontramos con un José Antonio Gundín que comenta la retirada estratégica de Susana Día en un artículo titulado Heroína, no mártir. Cree que la presidenta andaluza ha demostrado una gran inteligencia.

Quien suceda a Rubalcaba no será el ungido que devolverá el partido al poder, sino otro Almunia llamado al sacrificio de quemarse en la larga travesía.

Concluye:

En este contexto, la abdicación de Susana Díaz no contribuye a despejar las incertidumbres ni a encarrilar al PSOE. Al contrario, dará alas a quienes pretenden emular a Pablo Iglesias Turrión. Porque la perspectiva más inquietante es que la militancia socialista, huérfana de líderes responsables, ponga su destino en manos de cualquier flautista de Hamelin que no reconoce la legitimidad democrática del sistema; es decir, de los mismos que hoy votarán en contra de la Ley de Abdicación.

Algo nos dice que el ‘flautista de Hamelin’ al que se refiere Gundín no es otro que Eduardo Madina. Muchos otros no hay, la verdad. Lo que no entendemos es por qué el subdirector de La Razón no escribe su nombre, tal vez sea por eso de ‘no mentar a la bicha’.

Y terminamos en El Mundo, donde Santiago González dedica Volver a Ortega a la ‘espantá’ de Susana Díaz. Dice de ella:

Ahora era el menor de los males posibles, lo que revela a qué velocidad se cumple la ley de Murphy al empeorar todo lo empeorable. Se perfila como candidato mejor colocado para la secretaría general Eduardo Madina, un hombre cuyo pensamiento en los últimos años se ha expresado en esa unidad mínima que es el tuit, 140 caracteres.

Cuando se extendía más era peor.

Muy mal está el PSOE cuando son tantos los que lamentan la retirada de esa mujer que tardó diez años en terminar la carrera. Como para ponerse a temblar, la verdad.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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