Pablo Sebastián dice que Felipe VI debe obligar a su padre a sisitir a la proclamación
Leo este 17 de junio de 2014 en ABC una columna que lanza rayos y granizo sobre los mortales y el mundo moderno, pero no es Juan Manuel de Prada. Se trata de Hermann Tertsch. Hasta ahora los columnistas más serios del diario más conservador querían salvar al PSOE de la destrucción como en las casas bien se salvaba a la hija del portero de convertirse en una perdida. Ahí estaban en cabeza, José María Carrascal, Curri Valenzuela y Ramón Pérez-Maura.
Pero Hermann Tertsch es el primero que interpreta el caos que está atravesando el PSOE como un castigo casi divino, y encima merecido. ¿La razón? Haber engendrado a Zapatero como una bruja amancebada con un íncubo pare a un demonio con forma humana
Este oprobio sin fin para el Partido Socialista Obrero Español en esta fase de agonía que nadie sabe si superará, solo responde a una justicia poética siempre muy rara en España, pero muy bienvenida. La inconcebible, indescriptible devastación causada en España por José Luis Rodríguez Zapatero, no podía quedar sin castigo. Sin un castigo extraordinario que al menos sugiriera las colosales dimensiones del perjuicio causado.
Como contra toda razón y justicia, Zapatero no pagará personalmente por sus actos cometidos desde la presidencia del Gobierno, justo es que paguen los que hicieron posibles sus desmanes. Es decir, un partido que le apoyó en todos sus atentados al bien común, a la unidad de España y al patrimonio, economía y hacienda de los españoles. Y sobre todo, a su imperdonable dinamitación de la convivencia de los españoles.
La crisis económica impidió a Zapatero culminar la liquidación de España, al menos dirigirla desde el poder. Pero las fuerzas puestas en marcha por la era Zapatero entre ciertos sectores, radicalizadas por los efectos dramáticos de dicha crisis, nos han traído al presente todo lo peor de nuestra historia de país pobre, desgarrado por la envidia, despiadado y cruel.
Cayetano González (Libertaddigital.com) tampoco lamenta la desaparición del PSOE, aunque lo hace con un estilo más sosegado.
Se ha venido repitiendo hasta la saciedad que nuestro sistema democrático necesita un PSOE fuerte como opción alternativa de gobierno. Eso quizá pudo ser cierto en los primeros años de la Transición, pero ahora ¿por qué tiene que ser así? Lo que puede ser necesario es una opción de centroizquierda que sea asimilable a una socialdemocracia moderna y no anclada en el pasado. ¿Camina el PSOE en esa dirección? Tengo mis serias dudas, aumentadas con el conocimiento de los candidatos que aspiran a dirigir el partido. En cualquier caso, si el PSOE no se recupera, otros vendrán que ocuparán ese espacio. En política, como en otros órdenes de la vida, nadie es imprescindible.
En ABC, Ignacio Ruiz Quintano zumba al PSOE pero desde un plano más filosófico, ya que Eduardo Madina ha prometido al PSOE un «shock de modernidad» si se hace con la secretaría general.
¿Un «shock» de modernidad? Cada vez que oye a un progre prometer la modernidad, el españolejo se tienta la ropa, porque la modernidad, para él, es la parienta con un catálogo de Murelli diciendo que va a modernizar la cocina del adosado.
Uno de los miembros del comando periodístico que se ha adjudicado la misión Salvar al PSOE, Luis María Anson, reproduce en El Mundo, ampliado claro, el billete que escribió en ElImparcial.es hace unos días. Como no lo lee nadie…, habrá pensado el ilustre cortesano. Error: el Fumador lo lee todo y lee a todos. El 11 de junio recogimos la ideica de Anson de presentar a José Bono a la secretaría general del PSOE, aunque éste no quiera. Y hoy en El Mundo escribe:
Con Bono, no padeceríamos hoy una España descoyuntada por el órdago secesionista catalán y, sobre todo, por el divorcio de las nuevas generaciones con el sistemas.
Son muchos los socialistas de muy diversas generaciones que enumeran las ventajas del regreso de José Bono. Vencedor reiterado de elecciones autonomicas, ministro eficaz, hábil presidente del Congrrdso, socialista de principio sólidos y de ideas insobornables, José Bono es el hombre que necesitaba el Parrtido Socialista para escapar de las arenas movedizas en las que se está hundiendo.
Luis María, ¿no recuerdas que Bono ordenó retirar el lema de la Academia de Talarn escrito en un monte con piedras: «A España servir hasta morir»? En la resma de adjetivos con que adorna a cualquiera al que afirma apreciar, Anson se ha olvidado de añadir el de solidario.
Casimiro, yo que tú no le pagaba esta columna al maestro de periodistas.
LA TUNA DEBAJO DE LA VENTANA DE DAVID GISTAU
Los columnistas empiezan a ser abducidos por la cercanía de la proclamación de Felipe VI.
Empecemos con una divertida. David Gistau (ABC) confiesa que está a punto de sufrir un coma diabético a cuenta de la exaltación juancarlista que le rodea.
Voy a aplazar hasta después de la proclamación mi analítica anual. Si la hiciera ahora, me daría altísima la glucosa. De qué sirve sustituir los dulces por manzanas si después los medios de comunicación lo someten a uno a sesiones de culto a la personalidad de La Familia que son como una ingestión de bizcocho por embudo.
Ha sido como tener toda la semana a la tuna debajo de la ventana. No puedo más. No paran de exigirme sacrificios. Ahora, leer páginas que en vez de tinta dejan caramelo en la yema de los dedos y contemplar cómo el viejo periodismo canalla, de reuniones clandestinas en un garaje y cinismo más corrosivo que la baba de Alien, de repente muta por entero al ¡Hola!. Antes temía contestar el teléfono por los teleoperadores. Ahora, por si me gritan ¡Viva el Rey!.
Marcello (Republica.com) insiste en que don Juan Carlos I debe asistir a la proclamación de su hijo, por las buenas o por las malas.
esta cuestión de la ausencia del monarca no debe ser decisión exclusiva de don Juan Carlos, ni de la Casa Real, sino y también del Palacio de la Moncloa y de la presidencia del Gobierno que no debería consentir semejante ausencia incomprensible que, a buen seguro, levantará rumores y sospechas como pronto se verá. Aún están todos a tiempo de rectificar esta absurda situación. Quizás la persona que le debe pedir a don Juan Carlos que asista al acto de la proclamación debería ser su hijo Felipe VI, el nuevo Rey.
Miguel Ángel Aguilar (El País) primero da una lección de historia al nuevo rey y luego, en cumplimiento de la línea editorial de El País, le pide que apoye las reformas que su señorito, Juan Luis Cebrián, quiere.
Las ventajas del automatismo monárquico que los adictos resumen en esos dos gritos sucesivos «¡El Rey ha muerto!», «¡Viva el Rey!», apenas se han cumplido durante los últimos siglos en España por eso el desconcierto de estos días de abdicación de don Juan Carlos y de proclamación de don Felipe. Aquí lo más frecuente han sido los destronamientos en medio de fiestas populares que acompañaban también a las restauraciones subsiguientes. En esta ocasión al concluir el reinado de don Juan Carlos conviene anotar que ha sido uno de los de más larga duración de nuestra historia y que al comenzar tuvo los pronósticos en contra.
porque don Felipe llega sin tacha puede significar un impulso regenerador que deberíamos acompañar.
De la tabarra catalana se ocupa Arcadi Espada (El Mundo), con un reclamo a los patriotas españoles para que se rasquen el bolsillo al elogiar a la escritora J. K. Rowling.
Ha dado más de un millón de libras a la causa del no escocés. (…) es un acto de generosidad muy concreto. Se proyecta además sobre el no. Financiar el no, en cualquier orden de la vida, es mucho más difícil y arriesgado de lo que parece.
Se verá que la actitud de Mrs. Rowling contrasta vivamente con la de sus posibles homólogos españoles. (…) Estoy pensando en los poderosos, ‘tout court’.
Aún es hora de que en el topo de los 10 amancios, de los 50 florentinos, de los 100 bañuelos se haya levantado un lubricado ‘happy few’ y haya hecho con su dinero y su ciudadanía algo remotamente parecido a lo que ese Grande España Godó ha hecho con sus propiedades y con el separatismo catalán.
Y Pilar Rahola (La Vanguardia), aunque alaba a Miquel Iceta, afirma que el PSC no tiene futuro en Cataluña, a no ser que se convierta definitivamente en nacionalista.
La nueva Cataluña, con su centralidad soberanista y su cambio de paradigma, ha venido para quedarse, y por mucho que el PSC crea aquello de que si la realidad les desmiente la culpa la tiene la realidad, lo cierto es que la susodicha les va a dar un buen viaje. O se transforma en otra cosa y en otro discurso, o el bueno de Iceta sólo será útil para salvar los muebles.
SOSTRES QUIERE QUE NOS GOBIERNE PABLO IGLESIAS
Otra columna interesante es la que escribe Ignacio Camacho (ABC) sobre las acusaciones del presidente de la Comisión Europea al gobernador socialista del Banco de España de que mentía sobre los agujeros en las cajas.
Hombre, Barroso, haberlo dicho antes. Cuando ciertos iluminados dirigentes proclamaban aquello del mejor sistema financiero del mundo. Cuando esa pléyade de expertos suyos de Bruselas fruncía el ceño ante la burbuja cada vez más gorda y después miraba para otro lado a ver si con un poco de suerte no estallaba.
Cuando el Banco de España presentaba balances cuadrados a martillazos y el Gobierno dibujaba en la UE un paisaje de Disneylandia.
Entonces hubiera servido de algo. No ahora, cuando le toca retirarse y tiene la lujosa pensión asegurada. Sesenta mil millones después, con las cajas quebradas, el crédito destruido y un parque inmobiliario en saldo, viene el presidente de la Comisión y se desahoga en un curso de verano. A buenas horas, mangas verdes. Que les metían una trola, dice, que les aseguraban que todo iba bien y que las responsabilidades al maestro contable o al maestro armero. Y ellos se chupaban el dedo. La troika, el BCE, el Fondo Monetario, los hombres de negro, el sursumcorda, todos en Babia: lo que diga Zapatero. La Champions de la economía.
Salvador Sostres, cada vez más provocador. Ahora le gustaría que Pablo Iglesias gobernase España con su programa durante diez años y verlo desde París.
Cómo me gustaría instalarme en París, en el Costes si puede ser, y asistir en diferido al espectáculo de la miseria que, con Podemos en el poder, experimentarían los miserables que le han votado
le pidiría a Casimiro una columna diaria para dejar constancia de hasta qué punto el español medio es lerdo y zafio, y especialista en pisotear sus intereses sin ser consciente de lo que hace ni podemos remediar. Todavía queda gente en España que piensa que la guerra la empezó Franco.
DAVID TRUEBA SE HACE LIBERAL POR UN DÍA
David Trueba (El País) parece haberse convertido a la fe liberal, ya que, a cuenta d ela huelga europea de taxis, protesta por el exceso de regulaciones y de impuestos. ¡Cómo se nota que eres propietario-productoir, querido David! aquí no hay espacio para la ideología buenrrollista.
La gran tarea de los Estados es la vigilancia fiscal, que en un reino como España, ultrarregulado, lleno de licencias, tasas, seguros y dificultades para poner en marcha un negocio, permite la extracción de millones de euros hacia volátiles contabilidades tramposas que responden a un patrón de desigualdad y aniquilamiento de la protección laboral.
Al empresario Arturo Fernández le corresponde hoy, día triste en que ha presentado pre-concurso de acreedores, el premio a la tribuna ridícula del día, publicada en La Razón, por un elogio desmesurado a don Juan Carlos y a don Felipe, de los que dice que han ayudado a hacer negocios incluso a las pequeñas empresas.
Pero, además, debo añadir un aspecto que para los empresarios de Madrid a los que tengo el honor de presidir -y me atrevo a hacerlo extensivo a todos los empresarios españoles- es esencial: el incomparable apoyo que todos nosotros hemos recibido siempre de la Corona para impulsar el desarrollo empresarial de España, generar empleo y progreso social general.
he palpado el auténtico agradecimiento de muchas grandes, pequeñas y medianas empresas a las que un gesto o un comentario oportunos de Don Juan Carlos o de Don Felipe les han abierto puertas hasta ese momento infranqueables.
Que me entra la risa y el café se me atraganta.