LA CLAVE DEL DÍA

El País deja claro que esta Monarquía es muy republicana, y lo será más

La Corona, escribe el editorialista, no tienen por qué chocar "los proyectos federales o confederales" con la dinastía borbónica

El autor parece desconocer que los Borbones comienzan el centralismo en España

Otro largo editorial de El País sobre el nuevo Rey. Si en los días anteriores a la ceremonia, el periódico de PRISA trató de marcar las directrices (y en parte lo consiguió con la austeridad ceremonial y la expulsión de todo símbolo religioso) en la proclamación y el discurso, hoy, aunque está un poco decepcionado, se dirige a sus lectores para explicarles que es perfectamente compatible ser republicano y, a la vez, apoyar a Felipe VI.

Además, añade el periódico, el nuevo Rey puede apoyar absolutamente todas las reformas que a El País le apetecen; y concluye diciendo que los republicanos tienen que vigilar a la Monarquía, no sea que se desmande.

En el texto se cometen varios errores, como no especificar las diferencias entre federalismo y confederalismo, y olvidarse de que los Borbones traen a España el modelo centralizador francés:

reflexiones que especifiquen qué se entiende por República y hasta qué punto cabría alcanzar las aspiraciones republicanas en el marco de la Monarquía parlamentaria.

Un (…) postulado, con un contenido emocional intenso, reivindica la instauración de una República como un modo de reparar la derrota y la represión sufridas por los antifascistas en la Guerra Civil y la subsiguiente posguerra. El régimen democrático diseñado en 1931 -no digamos la actuación de sus partidarios durante la contienda- despierta aún tantas adhesiones como rechazos, por lo que sería difícil encontrar una fórmula política que, vaciada en su molde, obtuviera los acuerdos precisos para nacer y luego sobrevivir.

Además, la Monarquía no imposibilita la actualización del programa de reformas que se exalta con su recuerdo, desde el fomento de la enseñanza pública hasta la igualdad de género y la redistribución de la riqueza.

los proyectos federales o confederales no tienen por qué chocar con una dinastía que ha convivido con una gigantesca descentralización política y que puede recurrir a sus títulos históricos para revestir de prestigio asimetrías y peculiaridades.

La Monarquía parlamentaria no constituye pues un obstáculo insalvable para la mayor parte de los ideales republicanos.

De todo lo dicho se deduce que el accidentalismo democrático tiene todavía un camino que recorrer en España. Siempre que mantenga una actitud vigilante, que exija a la Corona el estricto cumplimiento de sus funciones constitucionales y que desconfíe de las voces que piden al nuevo rey una intervención activa en los asuntos políticos.

 

 

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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