Javier Espinosa es uno de los corresponsales de guerra con mayor cartel en el periodismo de España. Su nombre estuvo ligado a ese terrible secuestro durante 200 días en Siria. Su especialización le ha llevado a puntos tan calientes del planeta como Ruanda o Sierra Leona. Espinosa ha sido uno de los participantes en el curso ‘El Mundo: 25 años de historia’, que se celebra en el marco de los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial. Amablemente, el corresponsal de El Mundo departe unos minutos con Periodista Digital
Antonio José Chinchetru: ¿Compensa pasar por experiencias como es la de un secuestro?
Javier Espinosa: Sí, yo lo considero un accidente laboral y considero que no hay que darle mayor importancia de la que tiene en un entorno. Los periodistas que cubrimos conflictos no tenemos que compararnos con el riesgo que pueda correr un señor que va al banco. Hay que compararlo con el riesgo que corren los sirios y doy un dato para que lo entendamos mejor. En Racca hay ahora mismo 1.200 tíos secuestrados. El que haya un español más o un español menos no tiene ninguna relevancia en una situación tan terrible como es la siria.
Antonio José Chinchetru: ¿Temiste en algún momento por tu vida o confiabas en que ibas a salir?
Javier Espinosa: Es que a mí no me gusta hablar de los periodistas. Los periodistas somos meros transmisores. Aquí lo importante es saber lo que está pasando en Siria, en Irak o lo que pasó en Ruanda. El que un periodista se convierta en noticia es un error, es una equivocación del periodista en este caso porque nosotros no tenemos porque ocupar espacio en las noticias, nosotros lo que tenemos es que estar detrás de las noticias.
Antonio José Chinchetru: ¿Y no crees que es normal que al final los periodistas también hablen de sus compañeros?
Javier Espinosa: No. A mí más bien me parece producto de la egolatría, del egocentrismo de esta profesión, que se caracteriza precisamente por eso, porque somos una pandilla de ególatras y de egocéntricos. Siria es una tragedia tan abismal, tan enorme que centrarse en la historia de tres personas me parece bastante limitado como mínimo. Sería como hablar del periodista que murió en Ruanda, que es una historia trágica, pero evidentemente, en medio de un genocidio me parece una cosa mínima.
Antonio José Chinchetru: ¿Crees que lo que está pasando en Siria con los secuestros puede ser la tónica general en otros lugares?
Javier Espinosa: Bueno, esto ya pasó en Irak, que también había muchísimos secuestros, de locales sobre todo. Estamos hablando de decenas de miles, pasó también en la guerra civil del Líbano. Con respecto a la situación de los locales es porque se destruye el tejido social, se destruye el país, se pierden los valores y entonces una de las formas de hacer daño es secuestrar, matar, quemar el negocio, apropiarte de la casa del otro. En cuanto a los periodistas tiene que ver mucho con el hecho de que nos hemos convertido en un objetivo más de las facciones armadas y, como he dicho en este curso, también en gran parte por nuestra culpa por haber recurrido a sistemas como el de la protección de gente armada, a los asesores de seguridad, a periodistas que han llegado a ir armados como en Siria. Todo eso difumina la línea divisoria que tendría que existir entre el periodista y el militar y para el combatiente pasamos a ser parte de la otra facción y nos pasan a considerar como enemigos.
Antonio José Chinchetru: ¿Crees que los periodistas jóvenes que van a conflictos lo hacen con la preparación suficiente?
Javier Espinosa: Eso es un imposible. Cuando fui al primer conflicto no tenía ninguna preparación y cuando fui al segundo sólo tenía la preparación del primero. No existe una preparación para los conflictos. Hay un cursillo que se realiza para reporteros de conflictos que debería de ser obligatorio, pero es obligatorio para los medios que lo pueden pagar porque eso cuesta dinero. Con lo cual para un freelance no se puede pagar y lo va a tener que aprender sobre el terreno, que es lo que hicimos todos a fin de cuentas.