El vicepresidente de Telefónica, Julio Linares, participó el 17 de julio de 2014 en la cuarta jornada de la II edición del curso ‘Prensa y Poder’, que se celebra en Aranda de Duero, en la Ciudad de la Educación de San Gabriel.
Acompañado de Graciano Palomo, Linares reflexionó sobre los cambios en la vida de las personas y en la sociedad, incluso en la economía, producidos por la generalización de las nuevas tecnologías. Estas son alguna de las reflexiones que dejó durante su exposición:
Las disrupciones son terribles: yo comprendo a los taxistas, pero ellos usan Whatsapp, que a mí me mata.
Una disrupción para Telefónica es Whatsapp; una disrupción para los taxistas, es Uber.
Antes la información la generaban escritores y periodistas ahora la generamos todos, las personas son productoras de información hoy en día
Las disrupciones son terribles y por eso todas las empresas estamos obligadas a evolucionar y ser digitales, lo mismo ocurre con las administraciones.
No todo va a ser bonito, la privacidad y la seguridad preocupan, si solo utilizásemos la tecnología para ser mas eficientes estaríamos perdiendo parte de los beneficios que se pueden obtener de ella.
Nos hemos vuelto adictos al móvil. Es lo último que miran muchos al acostarse y lo primero al levantarse.
Hay encuestas donde algunos incluso prefieren acceso a Internet antes que pareja o coche.
Cada vez vamos a poder mandar mucho más información en menos tiempo. Las cosas serán más veloces.
La primera generación de Internet fue el acceso a la información; la segunda, las redes sociales; la tercera será la conexión.
En el año 2020 se presupone que se puede llegar a 100.000 millones de dispositivos móviles.
La información será el petróleo del futuro. Quien la domine tendrá grandes posibilidades.
Los robot se van a utilizar cada vez más. Sentimos simpatía y ansiedad hacia ellos al mismo tiempo.
No hay ninguna duda que pase lo que pase viviremos ya en un entorno digital, que presenta desafíos.
El petróleo y el oro del siglo XXI es la información y el conocimiento.
Los precios no han dejado de bajar desde que el mercado se liberalizó en 1997.
La compra de Digital+ y de derechos deportivos pretende ayudarnos a desarrollar una TV de pago.
